Ficha de Blackdog

-Nombre: Frank Blackdog.

-Alías: "El Sabueso"

-Sexo: Masculino.

-Edad: 33 años.

-Raza: Humano.

-Cargo: Recluta de la marina.

-Profesión: Luchador.

»Facultades:

• *Resistencia x2: La Resistencia del personaje es superior a la de cualquier persona normal, pudiendo resistir impacto de balas, cortes algo profundos y demás.
  
  
• *Fuerza x2: La fuerza del personaje es superior a la de cualquier persona normal, pudiendo cargar con grandes estructuras e impactar fuertes golpes al enemigo.
  
  
• *Audaz: Los personajes con esta facultad, saben alzarse ante las situaciones de desesperación y miedo.
  
  
• *Ambidiestro: Dota al usuario la capacidad de emplear ambas manos por igual en varios aspectos.
  
  
• *Buena Orientación: Tú personaje rara vez se desorienta, perdiéndose rara vez viajando y sabiendo siempre ubicar los puntos cardinales.

-Akuma No Mi Ninguna.
-Debilidades: -

-Descripción Física: Es un hombre alto y de complexión atlética. Mide 185 centímetros y pesa 80 kilogramos. Nació con un cabello marrón oscuro, mas los desafortunados eventos de su vida han hecho que la totalidad de su pelo torne a un blanco platinado. Sus ojos, de tono miel, permanecen ocultos bajo su antifaz de hierro plateado con tres franjas rojas; careta que utiliza para liberarse de su daltonismo. Usa perilla y tres pendientes en su oreja izquierda. Suele usar trajes formales, cabe decir: una camisa verde oscuro, unos pantalones marrones, corbata blanca y un chaleco a rayas abotonado. También, casi como un accesorio, siempre lleva consigo una taza blanca rellena de café.


-Descripción Mental: A primeras apariencias pudiera parecer alguien “petulante” e “impulsivo”. Su manera de dirigirse con las otras personas suele ser descortés y ofensiva, apodando a las mujeres con nombres de mascotas como “gatita”, o utilizando metáforas absurditas solo para humillar a sus interlocutores. A pesar de esto, su forma de hablar es sumamente educada y suele dirigirse formalmente a los demás.

Implacable, cree firmemente en su propia justicia. Como otros marines, rige su vida en base a las leyes del Gobierno, mas no tiene escrúpulos en pasarlas por alto cuando sus intereses se ven comprometidos.

Rasgo notable de su personalidad es su profundo amor por el café. Conocido por beber diecisiete tazas de café al día y por tener a lo menos 107 diferentes mezclas de café personal, su favorita es la # 102. Su café es conocido por ser excepcionalmente amargo y caliente, algo que él consideraba una cuestión de orgullo.

-Meta: Ha dedicado su vida entera en atrapar a la banda pirata que hace veinticinco años asesinó a su familia.

-Historia:

Sentado en una banca, bebía tranquilo una taza de café, bajo la sombra de un gran árbol. Relajado, miraba a los niños jugar en el parque, sonriendo de vez en cuando mientras en su cabeza se proyectaban variedad de imágenes de su pasado, una historia trise.

- ¿Por qué llevas eso sobre la cara? - le preguntó ingenuo un pequeño muchachito, apuntando con su indice el visor cromado que cubría el rostro del peliblanco marine.

- No le digas a nadie, pero puedo lanzar rayos desde estás franjas rojas, así, súper potentes. - le dedicó una sonrisa antes de sorber un poco más del amargó trago.

El pequeño, por su parte, se limitó a asentir y sentarse al lado del alto recluta, mirándole de reojo con el ceño algo fruncido. - Pero en serio, ¿por qué tienes que ponerte una máscara?, tampoco eres tan feo, jeje. - risueño, el chiquillo parecía verdaderamente interesado.

- Muy bien, te contaré entonces porqué uso este careto, aunque espero no aburrirte demasiado con mi historia. - comenzó, levantando el interés del niño, tosiendo un par de veces para aclarar su garganta después de un último trago.

"Hace muchos años, quizá cuando tenía tu edad, mi padre me solía contar historias de hombres que, ansiosos por aventuras, se lanzaban al mar en búsqueda de tesoros, intentando cumplir sus sueños, motivados por las palabras de un gran hombre que murió aquí mismo, en Loguetown.

Muchas personas aún hoy dudan de esas historias, las toman como patrañas, simples cuentos para asustar o para entretenerse, fantasías. Pero mi padre era uno de esos hombres, los llamaban... piratas. Vivió muchas cosas a lo largo de su vida, y ya cuando se casó con mi madre, abandonó ese mundo para formar una familia.

Pero las nubes cubrieron el cielo una tarde. Yo tenía ocho años cuando sucedió. Mi padre le dijo a mi madre que debíamos irnos pronto, pues era mal augurio una tormenta en verano. Mi madre no le prestó atención hasta que en la puerta de nuestra casa un gran hombre apareció. Tenía una pistola en su cintura y una gran espada en la mano."

Hizo una leve pausa, no era necesario seguir con tan cruenta historia. Aguantando la respiración, miró su blanca taza solo para ver que ya no le quedaba café.

- ¡No te detengas, aún no me dices el porqué usas esa cosa en la cara! - gritó entusiasmado el pequeño, pero Blackdog ya se había puesto de pie.

Llevó su siniestra a su rostro y con delicadeza desprendió los bordes del visor cromado, retirándolo con cuidado desde su frente. Hace mucho tiempo que sus globos oculares no veían directamente la luz del sol. Volteando la cabeza al pequeño le sonrió por última vez, cerrando sus ojos y marcando con la fuerza de sus parpados dos cicatrices verticales que cruzaban por sobre sus cejas y atravesaban la delgada piel de sus orbes. - Quizá en otro momento podamos seguir con la historia. - acotó, volviendo a poner la máscara en su posición y regresando con paso relajado hacía el cuartel del East Blue.