[Pasado] Casualidad o jugarreta del destino

El Sol se encontraba brillando desde el cielo durante la tarde en aquel lugar conocido como Saint Reia, el lugar que está totalmente tomado por aquellos que si bien no son piratas, también son blanco de la marina por estar en contra del corrupto gobierno, es decir, revolucionarios. Allí se encontraba ella, una mujer peliblanca de escultural figura y ropas bastante provocativas, caminando en medio de las calles del lugar. Esquivaba a cualquier persona que pudiese llegar a tocarla intencionalmente o por error, pues lo que menos deseaba era tener contacto físico con alguien. No era un rasgo particular que tuviese por estar en donde se encuentra, si no, era más bien una de sus costumbres al estar entre cualquier multitud. Era más que una costumbre, una forma de protegerse a si misma, después de todo un roce podría ser motivo o medio para cualquier cosa, ya sea desde un simple accidente que pasa por desapercibido hasta una gran pelea, pasando también por robos, los intentos de algún ser necesitado de posar sus manos en cualquier parte prohibida o tal vez la simple idea de herirla por diversión. Era algo que no se podría saber a la primera, por eso había que desconfiar de todos.

Así caminaba sin dirección aparente, pero la realidad era otra: Beatrice estaba caminando por todo el lugar en busca de una farmacia para poder conseguir insumos. Después de todo, se consideraba alguien muy buena en su profesión, pero un buen médico sin lo necesario para curar a sus pacientes era, posiblemente, la persona más inútil e inservible en el mundo, o mejor dicho en todo el universo; o al menos así lo consideraba ella. Pero para su muy mala suerte, no se encontraba con ninguna tienda que ofreciera en venta los recursos materiales que ella precisaba. Así continuó caminando hasta que de pronto el sol empezaba a acercarse al horizonte, señal de que ya había pasado bastante tiempo y pronto empezaría a oscurecer. Es entonces que la joven decide tomar un leve descanso, pues estuvo caminando durante toda la tarde sin parar ni beber nada. Logró visualizar un lugar un tanto solitario, se trataba de una pared que no era muy visible a la vista de los demás, pero tampoco se encontraba sumida en la total oscuridad de la sombra. Se acercó a ella y se apoyó en ella levemente para cerrar sus ojos un instante y tomar un poco de aire, un respiro mientras que le da un leve alivio a sus pies. Pero su tiempo de relajación no duró mucho ya que un hombre se acercó a ella, llevando en su rostro una sonrisa pícara y de cierto modo macabra. Al estar cerca de ella, la joven de blanquesina tez abrió sus ojos para poder observarlo muy seriamente. Aquel hombre posó una de las palmas de su mano por el costado de la cabeza de ella para apoyarse en la pared mientras que son su voz algo ronca empezó a musitar sucias y repugnantes palabras sobre lo bella y sensual que era la chica, agregándole por supuesto todos sus deseos sucios. Esto no provocó más que asco en la joven que no pretendía escucharlo un segundo más. Beatrice se dispuso a irse pero aquel sucio ente masculino osó a tomarla del brazo. Ella reaccióno soltándose, pero él, siendo sumamente brutal, la tomo por los hombros para golpearla levemente contra la pared y poder retenerla allí.