Re: Llegada a la ciudad de la oscuridad

Dom Sep 04, 2011 9:20 am

Tras unos largos minutos avanzando, Henry desenvocó en una habitación con una macabra decoración. Suspiró, pues sus peores sospechas se habían hecho realidad, y las palabras del gordinflón al otro lado del tunel no hicieron más que confirmarlas y aportarle un nuevo nombre que recordar, el del decrépito hombre que en esa sala se encontraba. Bueno, contaba con ello y estaba mentalizado, ahora sólo necesitaba buscar una estrategia a seguir para salir airoso de esa situación. Aquella isla estaba maldita, sí, pero por la locura. La psicología de los dementes era la más difícil de tratar, por supuesto, pero habíase alzado ante situaciones más difíciles, sin duda, y esta no sería menos. A fin de cuentas, este hombre no era un oso, y salvo elementos inesperados, podría enfrentarle con dignidad. Sin embargo, el combate siempre era la última vía de un plan. Antes, debía intentar otras cosas.

Escuchó atentamente las palabras de Halfus, buscando algún tipo de información que pudiese usar en su favor. Así era cómo se hacía, se analizaba al rival, se buscaba un elemento de su psicología que indicase su manera de jugar y se movían las fichas para ponerle en jaque. El jaque mate era cuestión de tiempo, a partir de entonces. Ciertamente, encontró un detalle que le sirvió, y tras calcular las dimensiones de la habitación, sacó de su bolsa la piedra triangular que había recogido en la playa.- Creo que en eso te equivocas, Halfus. Sí que vi la piedra triangular, y la tengo aquí mismo. -comentó el arqueólogo, guardándola de nuevo en la bolsa, y empuñando sus tonfas con ambas manos, poniéndose en guardia.

-Por otro lado, no tengo intención de ser devorado. En esta isla hay un misterio arqueológico y pienso descubrirlo. Como le dije a su compañero, puede hacerse a un lado, o combatir. -comentó el pelinegro, poniéndose en guardia. Su cerebro ya había elaborado unas cuantas estrategias a seguir en caso de que eligiese cada una de las diferentes opciones. Tocaba esperar y actuar en consecuencia.

Dom Sep 04, 2011 10:14 am

Halfus frenó en seco cuando vio la piedra, deteniendo su lenta marcha. Se llevo las manos a la cabeza cubierta por la máscara y retorció su cuerpo mientras llegaban susurros inaudibles, por la baja voz. Tras unos segundos se volvió a poner normal, y la punta de la guja señalaba directamente al cuello del enemigo. Poco le importó a Halfus que estuviera en guardia o no - Él no cogió la piedra... Él no... Halfus no cogió la piedra... - Decía sollozando. Con esas palabras dejó claro que en su frase anterior se refería a él mismo en sus oraciones. Su respiración se volvió más agitada y de su barbilla caían gotas, parecía ser que estaba llorando las pocas lágrimas que quedaban en ese cuerpo tan delgado. Sin embargo seguía caminando como podía, lentamente pero sin pausarse hasta llegar cerca del cuerpo del enemigo, y dar un corte horizontal de derecha a izquierda a la altura del pecho. A pesar de la velocidad de movimiento del riatualista, el corte llevaba su velocidad y su fuerza, algo sorprendente teniendo en cuenta el estado del combatiente. Tras ese ataque, giró la guja para volver a dar un tajo de izquierda a derecha, y así continuamente, haciendo algo parecido al símbolo del infinito con su arma, siendo cada giro más rápido y fuerte al irse acumulando - El ritual debe continuar... el ritual... Halfus... - Susurraba mientras seguía su ataque, como si se estuviese convenciendo continuamente a sí mismo de ese hecho

Dom Sep 04, 2011 10:59 am

Analizaba el arma del rival, así como su complexión. No parecía realmente una amenaza, pero más le valía andarse con cuidado y no descuidar ninguna ficha. El hombre tuvo una reacción muy extraña cuando Henry le mostró la piedra, y pensó que ahí podía tener un segundo arma secreta contra aquel decrépito rival. Sin embargo, se recompuso al rato e inició su ataque un movimiento repetitivo y canónico. Al segundo tajo que esquivó, ya había aprendido a predecirlo, y eso despertó una sonrisa en el arqueólogo, que se sintió realizado al ver cómo su mente rápida y su astucia le habían permitido identificar al rival y analizarlo en un periodo ínfimo de tiempo. Ahora, tocaba aprovecharse de la información que había reunido y analizado para poder usarla en su favor y ganar ese combate. Mientras que el viejo lanzaba su arma, Henry había realizado el análisis en voz alta.

-Una guja es un arma interesante, pero como arma de asta, tiene bastantes defectos. -decía mientras esquivaba el primer movimiento, retrocediendo sin perder de vista el espacio de la estancia.- Posee un amplio alcance, pero sus movimientos amplios suponen su mayor debilidad, porque dejan... -explicó mientras esquivaba el segundo de forma similar al primero.- ...un importante hueco en la defensa. Es un arma a dos manos, por lo que cuenta con más fuerza. La clave es... -dijo, antes de golpear con la parte larga de su tonfa izquierda, tras hacerla girar trescientos sesenta grados en su mano. El movimiento apartó la guja más de lo que el viejo tenía planeado, sumando la fuerza del arqueólogo a la que él tuviese. En esa brecha, Henry se coló y lanzó su ataque.

Con su tonfa derecha, tras cambiar el agarre para que el lado más largo quedase hacia fuera mediante un giro de ciento ochenta grados, buscó golpear directamente el cogote del viejo. Giraría también su cuerpo, acompañando su movimiento, buscando quedar a su espalda, cerca de él, para golpear también con la parte corta de su tonfa izquierda, como si diese un puñetazo, en el centro de la espalda del veterano.- Usar su fuerza en su contra... -susurró el pelinegro mientras realizaba este movimiento, acabando así su frase, y buscando finalizar ya el combate.

Dom Sep 04, 2011 12:02 pm

Halfus no pudo hacer nada por detener ese golpe y acabó tumbado en el suelo, al lado de su mesa, en lo que parecía ser un estado de inconsciencia. Fue un golpe duro y su cabeza no es que fuera muy resistente. Ante la ausencia de enemigos, poco había por investigar en esa especie de habitación. La mesa, con decoraciones satánicas, y lo interesante, al fondo de la habitación, esa piedra... La piedra de la que tanto hablaban. Era grande, más bien enorme, y de una sola cara. Habían en ella escrituras en un idioma extraño... Y cuando se dice extraño, se refería a un idioma nuevo, que no era el de los Poneglyph siquiera. De hecho, eso era más grande en tamaño que un Poneglyph, y solo tenía una cara. Sin embargo había un detalle, justo en el medio del escrito faltaba algo. Una pieza, que, curiosamente tenía forma triangular. No había que ser ingeniero para deducir que posiblemente la piedra encajase en el lugar...

Dom Sep 04, 2011 12:12 pm

Henry vio cómo sus golpes impactaron de lleno en el cuerpo del viejo y se quedó en esa posición unos segundos más, observando cómo el tipo quedaba en un estado de inconsciencia. Guardó sus tonfas, volviendo a colgárselas de la cintura, y se colocó correctamente el traje, recuperando su imagen elegante por puro reflejo. Tras ello, se dedicó a inspeccionar lo que desde un primer momento había captado su interés en aquella estancia. Tranquilamente se acercó a la losa con inscripciones del fondo. Sus caracteres no tenían coherencia alguna y parecía tratarse de un idioma inventado. Y podía sonar un poco cruel, pero un idioma que unos isleños crean y que no sobrepasa los límites de su area de residencia de ninguna manera, era un idioma inventado. Aún así, Henry no se privó de sacar su librito y el lápiz y copiar los signos allí inscritos. Trataría de descifrarlos en el barco.

Tras unos minutos de copia, por fin se decidió a llevar a cabo la acción más evidente de toda su exploración. Sacó nuevamente la piedra triangular de su bolsa y la miró unos instantes.- ¿Qué eres, una especie de llave? -preguntó a la roca, sin esperar respuesta, por supuesto. Tras ello, finalmente se decidió a insertar la roca en el agujero, esperando ver lo que sucedía a continuación. Aquel gesto, le inspiraba confianza.

Dom Sep 04, 2011 2:40 pm

En toda la sala reinó el silencio. Hasta que un ruido se hizo audible. Era un ruido simple, como él de un engranaje. Tras ese ruido, a los pocos segundos el suelo empezó a temblar. El temblor hizo que la roca se partiese en varios trozos, cayendo contra el suelo y levantando pequeñas nubes de polvo. Al parecer era una llave hacia la siguiente sala. Henry tuvo suerte, pues al estar al medio de la piedra no le cayó ninguna, todas se desplazaban hacía la izquierda o la derecha por los fuertes temblores. Sin embargo, no tuvo tanta suerte cuando notó una perforación de seis centimetros en un costado de su espalda. Halfus de rodillas, con la máscara rota. Al parecer no estaba inconsciente, sino que más bien había fingido esta al ver que no tendría oportunidades en la pelea física. Como el pirata no lo comprobó ni se paró a desarmarlo creyendo que estaba inconsciente, el pudo lanzar su guja justo cuando había activado la entrada, de forma sigilosa. La herida sangraba, pero no era muy grave, hubiese sido peor si hubiera impactado contra algún pulmón o algún órgano de importancia - El ritual... debe... lágrima... babuino... - Dijo, soltando algunas frases aleatorias para después volver a desplomarse al suelo. Un detalle que se podía observar era que no tenía pelo y que sus ojos eran azules como el mar.

Pero ahora poco importaba eso. Tras ese muro de piedra que derrumbó gracias a que recogió la piedra al inicio había logrado entrar a la habitación secreta. Allí se encontró un charco de agua, y justo en medio del charco una piedra cuadrada, antigua... el verdadero Poneglyph. Sin trucos, era el real. Ese en particular contaba la historia del siglo prohibido en esa isla, y que tiempo atrás, el gobierno había hecho creer a la gente en el satanismos para mantenerlos distraídos y ocupados creyendo en esas cosas mientras que se alejaban de la vida real. La única salida que parecía haber era acuática, tendría que darse un chapuzón y pasar por un túnel inundado que lo llevaría a otra parte desconocida. En el mismo Poneglyph, justo abajo del todo en letras pequeñas había una firma, con un nombre de un pirata que seguramente lo hubiese descubierto y leído también.

Dom Sep 04, 2011 3:11 pm

Una amplia sonrisa, como las que pocas veces -por no decir nunca- veía la gente con la que acostumbraba a pasar el tiempo. De hecho, creía que ninguno de los que navegaban en ese momento con él habían visto nunca una sonrisa tan amplia en todo ese tiempo. Ante él se alzaba un Poneglyph, una de esas míticas piedras que narraban la historia prohibida, el siglo perdido. El sueño de todo arqueólogo se encontraba frente a él, y era tan magnífico como siempre imaginó. Por poco se le saltaron las lágrimas, pero su sonrisa se borró de su rostro cuando sintió la dolorosa punzada y el frío metal en su costado. Al girarse, descubrió la azul mirada de Halfus, que se había incorporado y había lanzado un último ataque. Vio cómo se desplomó ante él y suspiró. No era una herida muy grave, y podría sobrevivir con ella.

-Algunos no se rinden... -comentó, cogiendo la Guja para evitar nuevas sorpresas y acercándose a su premio, a su recompensa por todas aquellas fatigas que había pasado. No se demoró en sacar papel y lápiz y copiarlo a medida que lo leía. Del mismo modo, copiaba una traducción para lo que tenía pensado hacer. Tras todo ese trabajo, se acercó al Poneglyph y firmó también, junto a la firma del otro pirata. Guardó su librito en la bolsita de plástico en que guardaba todos sus libros cuando los sacaba de su biblioteca. Ahora, tocaba salir de allí, y en vista de que la entrada trasera estaba bloqueada por una roca, un gordo y un zoológico, no le quedaba más alternativa que salir por la vía líquida. Sin más, Henry cogió aire, sujetó con una mano su bolsa y con otra la guja que recientemente le había perforado y se lanzó al agua, buceando para salir de allí y volver con los suyos.

Dom Sep 04, 2011 4:00 pm

Tras dejar su firma en el Poneglyph, Henry se tiró al agua. Parecía que no quería demorarse mucho más en esa cueva, y prefería marcharse rápido. En el agua se movía algo mal, por toda la carga que llevaba más la herida, que iba dejando un rastro leve de sangre por haya por donde nadaba. Cuanto más avanzaba más estrecho se hacía el camino, hasta que por sin dejó de nadar en descenso y empezó a ascender. Cuando casi estaba ya sin respiración y su desesperación y ansias crecían, pero logró llegar vivo al otro lado del agua. Cuando sacó la cabeza del agua se encontró en un lugar que él conocía. Estaba en el claro en el que había iniciado su aventura. Estaba en ese círculo de agua, si Henry hubiese sabido que debajo del agua se encontraba esa salida escondida, de hecho no era su culpa, estaba tan escondida que nadie sabía de ellos. Bueno, supuestamente ahora ya lo sabían como mínimo dos personas, las dos que habían firmado en la piedra - ¿¡Pero que haces tú aquí!? ¡¡Te mandé al domador, para que te dejase atrapado... ¡¡Luego Halfus iniciaría el ritual, y luego te mataria para finalizarlo... ¡¡Entonces la lechuza me traería tu cuerpo a trozitos!! No has podido derrotar al domador... eso es imposible... ¿Derrotaste a Halfus? No... es un maestro del engaño... Pero llevas su arma... - Dijo en voz alta, soltando ese gran monólogo. Había contado su plan directamente.

La verdad es que era algo elaborado, elaborado pero con algunas grietas, como en el momento en el que tenía que combatir contra Halfus, seguramente Shandris y el domador desconocían el estado físico de Halfus, y creerían que estaba en buenas condiciones cuando en realidad estaba al borde de la muerte. Shandris había vuelto de la aldea, feliz, por que se había encontrado una Akuma no Mi, la cual portaba en sus brazos y era visible para el pirata. No sabía cuales eran las intenciones del caníbal, pero si él mismo ingería la Akuma podría dotarse de unos poderes que quizás acabaran con Henry.

Dom Sep 04, 2011 6:09 pm

Tras una desagradable experiencia acuática, en la que la presión en sus pulmones por la falta de aire se hizo presente; Henry consiguió vislumbrar la luz del exterior. Con esperanzas renovadas, aceleró un poco la velocidad para salir del agua y sacudir la cabeza, tomando una intensa bocanada de aire para volver a llenar sus pulmones de oxígeno. Al abrir los ojos pudo vislumbrar la figura de alguien realmente conocido. Desde el agua, pudo observar atónito al hombre poner una mueca de desconcierto y posteriormente pasarle a relatarle el plan por el cual tenía pensado acabar con su vida. Aquello hizo enfurecer al arqueólogo, pero estaba dispuesto a contenerse hasta que observó cómo aquel tipo llevaba una Akuma no Mi entre sus brazos. Dada su actitud desesperada, cualquier cosa era posible. No le quedaba otra opción.

Con fuerza, levantó su brazo para lanzarle la guja directamente al pecho, con la firme intención de ensartarle con ella y acabar con su vida. Además, si acababa con él, y dado que el decrépito Halfus estaba a poco tiempo de morir según su impresión, cortaría el círculo tan elaborado que tenía montado y que seguramente habría costado la vida de otros piratas o simplemente turistas. Normalmente no lo hacía, pero en aquella ocasión estaba dispuesto a acabar con la vida del chamán a la manera que fuese. Notó el dolor en su costado mientras lanzaba, pero realmente lo ignoró y se concentró en su ataque.

No quedó ahí la cosa, puesto que Henry no perdió tiempo en subir a tierra firme y agarrar sus tonfas y prepararse para lo que viniese si su golpe no alcanzaba a liquidar a Shandris. Además, había decidido que se quedaría con esa Akuma no Mi, aunque solo fuese para estudiarla, como compensación por todas las penurias que aquel malnacido le había hecho pasar, así como por todo el daño que había causado a los piratas que habían encontrado la muerte en las manos de aquel grupo.

Dom Sep 04, 2011 7:35 pm

La guja la paró con el pecho, clavándose en él perfectamente. Sus latidos cesaron lentamente, pero sin embargo en los últimos momentos se quitó su máscara, dejando ver su rostro. Tras eso, lanzó su máscara directamente a la cabeza del humano con una puntería admirable para yacer en ese estado. Justo en ese momento llevó su Akuma no Mi a su boca, intentando pegarle un bocado con fuerza. Con solo un bocado lograría captar la esencia de la fruta y robar sus poderes. Tras eso, a lejanos metros se escuchaba un leve ruido. Un niño en triciclo con un helado de fresa de tres bolas, con los ojos achinados y una cresta de gallo verde. A los pocos metros y cuando la batalla estaba en tensión, en pleno fragor, en el más extremo clímax... - ¡Mi mamá me ha comprado este helado! ¡Satanás sabe a fresa! - Dijo. Tras eso se marchó, perdiéndose de vista de los dos combatientes. Digamos que fue una aparición espontánea.

Lun Sep 05, 2011 9:08 am

La guja, según pudo ver Henry por el rabillo del ojo mientras subía a tierra firme, había impactado en el pecho del caníbal de una manera más que eficaz. El golpe era mortal, sin duda, y aquel tipo no tardaría en desplomarse muerto. Era una simple cuestión de tiempo, y Henry no dudaba de que él sabía que su vida se le escapaba poco a poco sin remedio. Sin embargo, como había demostrado anteriormente Halfus, Shandris no se rendiría. Las intenciones fueron claras, y el nativo trató de hacerse con los poderes de su Akuma no Mi. De sobra sabían ambos que un solo bocado suponía adquirir los poderes. Henry, simplemente, no podía tolerar que se hiciese con ellos. Esa Akuma no Mi sería suya, no de alguien que iba a morir en cuestión de tiempo. Aunque le había golpeado con su máscara, ignoró el golpe.

El arqueólogo se movió veloz, sin perder un solo segundo para iniciar su movimiento. Hizo girar su tonfa derecha en el sentido contrario a las agujas del reloj, buscando que la parte larga de esta impactase directamente en la mandíbula de su enemigo, cerrándole la boca para evitar un bocado, y posiblemente causando un daño importante en su maxilar. Mientras tanto, con la tonfa izquierda realizaba un movimiento opuesto, tratando de golpear el antebrazo de la mano que sujetaba su Akuma no Mi. Alejaría su brazo y, si causaba que la fruta cayese al suelo, mejor que mejor. A esa altura, no sufriría daños, y era posible que cayese al agua, lo cual ayudaría a que permaneciese intacta.

No hizo ni caso del niño del helado, pues no perdió la concentración en ningún momento.

Lun Sep 05, 2011 1:25 pm

Recibió el primer golpe, lo que provocó que cerrase su boca de forma contundente, con un leve sangrado, aunque poco importaba pues tenía una herida mortal y era cuestión de segundos que este mueriese. El segundo golpe también fue dado, y la Akuma no Mi efectivamente cayó al agua. El niño del triciclo no volvió a aparecer más. Había sido una aventura algo complicada, con momentos tensos, pero parecía que al final el chico había logrado la lectura del Poneglyph y ya de paso se había llevado una Akuma no Mi para su barco, que él decidirá si ingerirla o no, tras hacer los estudios que el viese conveniente.

Mar Sep 06, 2011 5:08 am

Un suspiro de alivio escapó de los labios de Henry cuando, tras golpear precisamente en aquellas dos zonas del cuerpo del nativo, la Akuma no Mi cayó al agua y se quedó flotando allí. Un dato extra, curioso sin duda. La densidad de la fruta era menor a la del agua, sin embargo, todos los que comían una, se hundían sin remedio en el agua. El cuerpo de su enemigo también cayó, con sangre en su pecho y en su mandíbula, producto de los ataques del pelinegro. Henry se inclinó para recoger la fruta del diablo, y se apoyó en su guja, clavada en el pecho del difunto caníbal, para incorporarse. Entonces, desclavó su arma y miró el cadáver. Suspiró una vez más, se agachó a recoger su máscara para quedársela como recuerdo de la aventura y cerró sus párpados.

-Es hora de volver al barco... -dijo el arqueólogo, ajeno a todo lo que había sucedido con el navío y sus provisiones, y lo que sus compañeros habían hecho para recuperarlo. Ellos habían tenido su aventura y él había tenido la suya, con fines diferentes pero ambas con resultados exitososo. Tenía ganas de reencontrarse con Desmond, hacerle un "interrogatorio" sobre el Haki para tener más información de primera mano. También le apetecía que Yushu le contase cosas sobre los Gyojin, una raza que ciertamente le intrigaba. Por último, tenía que investigar esa Akuma no Mi y tal vez ingerirla. Evaluaría los pros y los contras, y actuaría en consecuencia. Pero, de lo que no era tiempo, a pesar de que le llevase menos de unos segundos, era de hacer una planificación. Si no calculaba mal, según había leído, el Log Pose ya debería haberse sincronizado con la Isla y estaría disponible para dirigirles a la siguiente isla. Tomó carrerilla y saltó, saliendo de aquel islote, dirigiéndose a la zona de la maleza por la que había llegado al claro en un primer lugar. Ahora que conocía el camino, se movía con velocidad, con el camino despejado. En poco tiempo, estaría en la costa.

-TEMA CERRADO-