Un lugar no deseado

Tequila Wolf, finalmente aquel joven pirata había llegado a su destino, tras navegar varios días desde Ohara había llegado de forma apresurada, los últimos preparativos se estaban realizando en aquel sitio, antes de salir del barco mientras aún se mantenía junto a su compañero exclamo con suavidad –Yuyiso, será mejor separarnos, debemos buscar información y más importante aún, quizás podamos encontrar algún otro pirata que guste unírsenos a nosotros, pero tu misión principal es mantenerte con vida, si algo llegara a pasar regresa al navío, en caso de que alguno no regrese habrá que partir…- esas últimas palabras, proseguidas de un apretón de manos fue la última vez que observo a su compañero pues ambos bajando del navío separaron sus caminos. Kyo confiaba en que su carpintero podría manejar la situación, que sería capaz de llevar las riendas del asunto y que en caso de combate lograría salir victorioso, pero, como siempre, estaba preparado para lo peor, en todo caso seguramente más adelante le buscaría para llevar a cabo algún plan, aunque eso sería hasta que consiguieran mayor información acerca de la presencia militar…y que mejor que sacar dicha información de un revolucionario, un pirata o porque no, durante la misma batalla obligar a un marine a decirle todo lo que conociese.

Así pues, caminando por la arena tan gruesa de aquella playa, se acercó a un grupo de revolucionarios y piratas que compartían historias, mantenía un perfil bajo, no quería que nadie supiese algo acerca de él, pues en caso de que uno de esos sujetos fuera capturado no tendría nada que decir, al menos no en cuanto a su persona. Aquel grupo al ver que un nuevo compañero arribaba al sitio simplemente comenzó a sonreír de manera muy inusual denotándose entonces que se encontraban bajo los efectos del alcohol, lo cual comprobó una vez que se acercó y que le obligaron a sentarse felicitándolo por haber llegado y por unirse a la supuesta “liberación” del mundo, no presto mucha atención a las erráticas palabras de aquellos extraños, simplemente escuchaba atentamente sin beber ni hacer nada similar, quería estar totalmente lucido para la posible batalla que enfrentaría más adelante. Pasaron así varios minutos donde permitió que desvariaran y contaran una que otra anécdota interesante, sobre todo una acerca de aquellos que llegaban a usar una especie de súper poder obtenido de una supuesta fruta maligna, no entendió muy bien de que se trataba el asunto, solo entendía que dichas personas tenían la capacidad de usar poderes fuera de lo humano.

Después continuo la historia de unos tipos con una especie de poder especial, de eso sí que no logro entender lo mas mínimo, ni siquiera se expresaba bien aquel sujeto a tal punto que llego el momento en que su cuerpo, rendido ante la cantidad de bebida alcohólica que había ingerido cayo rendido al suelo mientras los demás reían a todo pulmón, afortunadamente mientras se encontraba en ese lugar llego otro sujeto, alto, robusto, de ropas algo raras denotándole como un revolucionario, este parecía más sensato y lo más importante, parecía alguien con información útil, así que una vez hizo se retiraran todos pues el ataque estaba a punto de comenzar se acercó al susodicho para preguntar con ingenuidad –Disculpe, ¿usted sabe si hay algún camino por donde podamos llegar al enemigo sin tener que confrontarlo de manera directa?- el sujeto le miro por unos instantes extrañado y tras corroborar sus ropas concluyo que se trataba de un pirata novato, o al menos eso era lo que la apariencia del joven daba a entender –Si, habrá un pequeño grupo que se dirigirá por una zona peligrosa, es difícil avanzar por ahí pero si tienes la capacidad y las ganas podrías intentarlo- eso era como un anillo al dedo para el apitan pirata, cabía la posibilidad de avanzar gran parte del camino sin siquiera mancharse las manos con sangre o de exponerse a ser herido, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro para después hacer una cortes reverencia alejándose de aquel sitio.

Poco a poco comenzaron a escucharse estrépitos en las lejanías, seguidos de cortinas de humo que se divisaban no muy lejos de la playa, todo indicaba que la batalla había dado comienzo, la tierra se teñiría de carmesí, sería un día oscuro para aquellos que buscan la paz, un día donde la vida podría terminar y donde todo ser en aquel sitio viviría un infierno. Repentinamente mientras avanzaba al lugar donde se suponía había un camino más fácil, logro divisar a un joven de ropas extrañas, parecía confundido acerca de que hacía en aquel sitio o de que estaba por suceder, decidió que era mejor informarle, aunque fuera en poca medida, lo que estaba sucediendo, después de todo era mejor que supiese a que se enfrentaría si decidía incluirse en una batalla que no le correspondía; avanzo a un paso continuo y ligero hasta encontrarse cerca de donde él estaba y escucho su ultimo comentario, cosa que le pareció un tanto extraña, ¿ni siquiera sabía a ciencia cierta que estaba pasando y ya había decidido unirse a una guerra sin siquiera saber el sentido de la misma?, eso sí que era una novedad y solo podía indicar a un sujeto muy violento, muy impulsivo, muy desinteresado por la vida humana o en el peor de los casos…un sujeto ingenuo que no tenía idea de lo que era encontrarse en una batalla abierta donde la muerte abraza con pesadez el cuerpo de las personas.

-¿Guerra?, esto está lejos de ser una guerra afortunadamente- exclamo con tranquilidad mientras se detenía a cierta distancia de aquel joven, no quería alarmarlo y tampoco buscaba que este último reaccionara con agresividad, sus orbes oscuros se clavaron entonces en la lejanía, donde destellos carmesí aparecían de vez en vez, cada uno de ellos era augurio de la desesperación y la muerte –No sé quién eres y no sé por qué motivo has decidido venir, pero por tu actitud creo que no sabes que es lo que se está provocando en este mismo instante, aunque no soy alguien que pueda juzgarte a decir verdad, solo diré que no es bueno disfrutar de la sangre, si algún día llegas a sentir placer en la perdición de las almas, ese día ya no serás humano…- su voz se perdió en el viento, opacada por los alaridos del terror, terror que en el campo de batalla se hacía presente y que a cada momento aumentaba, el corazón del pelinegro se agitaba cada vez mas aunque no lo demostrara, eso era el miedo, cosa que era muy buena, porque el miedo no es sino un indicio…de que sigues siendo una persona y sin decir mas se alejo del sitio.