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Mar Jul 26, 2011 2:10 pm
El clima en el lugar comenzaba a tornarse bastante caluroso, a tan temprana hora del día, aunque sin tomarle mas importancia de la debida continuaría con sus labor, llevo su siniestra a sus labios tomando con la misma aquel cigarrillo que llevaba y alentó un poco su paso al escuchar las palabras del joven médico, le decía que le acompañaría, no sin antes hacerse cargo de aquel chico en el suelo quien al parecer aun se mantenía inconsciente, era un poco extraño que algo así sucediera. Aunque como era claro en ella no prestaba atención a detalles así. Quizá era un poco inhumana su actitud, sin embargo su preocupación para quienes ahora formaban parte de tripulación y como lo había dicho horas atrás, no impediría que el joven médico realizara sus labores.

Un par de metros más adelante del joven comenzó a hablarle. –Me adelantare un poco para comprar lo que necesito nos vemos en unos minutos Green…- comenzó de nuevo su andar dejando que sus pasos la guiasen en aquellas empedradas callejuelas, recorriendo por a poco las calles en busca de tiendas donde pudiese comprar lo que necesitaba, el cigarrillo se consumía poco a poco sobre sus labios y aquel sombrero sobre su cabeza se balanceaba con su andar, lo mismo ocurría con el cabello a sus espaldas. Al pasar por las callejuelas se podía observar como la gente ya comenzaba su labor fiaría, los negocios ya comenzaban a atender a los viajeros.

Sin embargo algo llamo su atención, un par de marines, era normal que en aquella ciudad siempre hubiera marines, sin embargo aquella cantidad era un poco considerable, caminaba con su oído alerta, intentando escuchar que es lo que se hablaba, al parecer algo había sucedido en aquella isla. Se detuvo frente a una tienda al parecer allí podía encontrar gran parte de lo que necesitaba. Abrió la puerta del local, lucia unos aparadores con distintos tipos de armas y espadas, sin duda era un buen sitio.

Detrás del mostrador un hombre de edad avanzada observo a la rubia entrar, esgrimiendo una sonrisa maliciosa, al lado del sujeto mayor un chico no mayor de 15 años le ayudaba limpiando la repisa a las espaldas del anciano. –Bienvenida a nuestra tienda, todo lo que encuentre en esta tienda es de la mejor calidad…- Expresó el anciano, la rubia por otro lado comenzó a inspeccionar un par de espadas para luego mirar las armas, necesitaba un nuevo revolver, el otro se lo había dado a la chica que les había ayudado. De uno de los estuches sobre su cadera, saco un pequeño papel, el cual estaba doblado.

-Necesito que me muestre esta mercancía en especifico… si me parece buena su mercancía como dice, la llevare…- El hombre de plateados cabellos tomo el papel que la rubia le extendía, observando la cantidad de armas que pedía, y empezó a moverse por la tienda buscando entre los cajones, los estantes y las repisas lo que la chica había anotado en aquella lista.

Un bar de vueltas por el lugar y sobre el mostrador comenzó a poner lo que había anotado, un par de granadas de todo tipo, armas y municiones, todo lo que había anotado en aquella lista estaba sobre el mostrador. La artillera lucia seria observando lo que estaban mostrándole, tomo el revolver entre sus manos y comenzó a analizarlo, observando que el funcionamiento del mismo, era justo como el que había perdido. Hizo lo mismo con las armas, se entretuvo un par de minutos, mientras el anciano observaba lo que ella hacia.

La chica buscaba siempre comprar lo mejor que podía encontrar, y lo mejor no necesariamente tenia que ser costoso, si no tener un buen funcionamiento y calidad al momento de usarlas, estaba claro que no podía usaras en el lugar, ya tendría tiempo de probarlas. –Espero no tener que regresar a este lugar y decirle que sus armas no funcionaron…- Comento la artillera. –Me llevo todo…- Expresó decidida, esperando que le dijeran el precio de aquellas armas, sabia que sin duda el gasto era grande. –Muy buena elección señorita, no se arrepentirá de su compra, téngalo por seguro… Son ………… Berries…- Sabia que era una exageración pero no le importaba en ese momento, ya recuperaría ese dinero.

Era muchas cosas y no había nadie con ella en ese momento, por lo que miro al chico y luego al anciano. –Puede alquilarme a su nieto unas horas… Solo necesito que ayude con las cosas, aun tengo que comprar un par más y he venido sola… Le daré un pago al chico por ayudarme…- El anciano observo al chico quien ante la propuesta de ganar un par de monedas lucia entusiasmado, se podía distraer de aquel lugar y hacer algo mas que solo limpiar el polvo de las repisas. –¿Puedo ir abuelo?…- Preguntó el chico, el anciano un poco serio movió su cabeza positivamente, no se podía negar pues la compra que se había hecho aquel día era muy buena.

Ya fuera del local se encontraba la artillera, con 2 revolvers sobre sus caderas y parque en bolsillos atrás de sus caderas, caminaba por las callejuelas acompañada de un chico quien tiraba de una carreta, misma que aquel anciano le había prestado para poder terminar de hacer sus compras. Buscaba su nuevo lugar de compras, una boticaria, no tardo en encontrarla con la ayuda del chico. Entro al lugar y compro lo que le hacia falta.

Incluso en el mercado, buscando lo que era falta, no tenia un cocinero, por lo que ahora solo podía comprar carne seca, frutas y verduras de fácil preparación y algunos otros alimentos, con cosas como esas debían sobrevivir mientras conseguían alguien que se encargase de esa labor. Platico un poco con el chico de la armería, la platica era un poco extraña aunque interesante, algo había pasado en logue, al parecer un sujeto destrozo el altar de ejecuciones, el muchacho no le decía mucho que fuera importante, por lo que debía averiguar por su cuenta.

Terminado de hacer todas sus compras, emprendieron regreso rumbo al puerto, más concreto hacia donde había dejado a Green, esperaba que ya se encontrara allí, aun no había señales de él, por lo que saco unos billetes y se los entrego al chico. –A este lugar vendrá un chico de cabello castaño, espéralo, se llama Green, no digas su nombre, solo pregunta como se llama, el es medico y es mi nakama, no debe tardar, debo hacer unas cosas mas, el te llevara al barco a dejar las cosas… Confió en ti de acuerdo…-

El chico solo asintió con su cabeza, ya había recibido su paga solo restaba llevar las cosas con los demás. Mientras tanto la rubia dio media vuelta y regreso al pueblo, tenía un par de cosas que investigar.
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Compras, Compras, Compras... Y mas Compras... Empty Re: Compras, Compras, Compras... Y mas Compras...

Sáb Jul 30, 2011 5:12 am
Iba junto a Darrah, pero se dirigía a un lugar diferente al de ella, con un joven lastimado con él, todavía continuaba inconciente por lo que llevarlo al hospital era prioridad, ahí sin duda lo tratarían de una mejor forma que él, puesto que ellos poseían el equipo adecuado para realizar dichas tareas, cosa que por el momento, él no poseía, pero eso no le detendría para realizar las cosas que deseaba hacer, en ese instante, Darrah habló con él, dandole índicaciones, o más bien diciendo que se adelantaría a realizar algo, estaba bien, no había ningún problema.

Oh, está bien capitana, entonces yo ire al hospital y nos veremos aquí mismo

Dijo antes de partir hacía el hospital, mientras avanzaba noto como las personas se le quedaban viendo de una forma sospechoza, como que todos creían que él había sido el causante de la situación del joven que iba con él, o quizá se preguntaban que pudo haberle sucedido, eso era algo que él deseaba saber. Al poco tiempo de ir caminando se logró divisar el hospital de la isla, al menos, el más importante, por lo que apresuró el paso y fue a dejarlo, al llegar le atendieron bastante bien había que decirlo y dejó interno al jóven que había encontrado en el muelle. Se tardó unos quince a veinte minutos en realizar la gestión para permitirle al jóven internarse ahí, además de dejar dinero y darle la indicación que se los dejaba en sus manos, así que una vez aquello fue realizado salió del hospital.

Iba caminando cuando vió pasar a un grupo de marines que iban hablando acerca de algo, al parecer, hubo un suceso en Logue Town que tenía un poco afligidos a todos por dicho suceso, cosa que él no sabía asbolutamente, pero seguramente luego se daría cuenta, así que dejo de escucharles y comenzó a avanzar, así iba cuando paso frente a un bar, si, era un bar, y lo más extraño es que era aun muy temprano para mantenerlo abierto, claro, eso no le parecía importante, pues él deseaba aprovecharse a quizá obtener algún libro que pudiera serle útil.

Pero cuando iba pasando el bar, fue jalado repentinamente por un tipo que ahí se encontraba, de hecho, le jaló con bastante violencia, tanto que las vértebras de su espalda tronaron un poco, de pronto estaba sentado en una mesa redonda, con 3 personas más, quienes poseían ya sus apuestas en la mesa, pero al parecer les hacía falta uno, y él había sido el sorteado, por lo que los tipos comenzaron a repartir unas cartas y él no entendía que sucedía ahí, así que mejor le era preguntar antes que nada.

Bien... me gustaría saber que es lo que sucede aquí...

Es sencillo, has sido elegido como el que faltaba en la mesa... jugaremos una mano de pokar, y quien gane se lleva todas las apuestas

Bien, al parecer el tipo sabía como jugar sucio, pues hizo esa mirada característica de ellos, pero... aun seguía la pregunta... porque un bar estaba abierto tan temprano? O será que esos tipos habían jugado toda la noche y no hubieran salido del local en toda la noche, por lo que aun continuaban en ese lugar jugando, a él le parecía ridículo el hecho de estar ahí, pero ya que estaba, había que jugarla no? Entonces las cartas fueron repartidas de forma para poder comenzar el juego, aún sin intenciones reales de hacerlo, comenzó a jugar, pues no iba preparado para aquello, pero al parecer la diosa fortuna le alumbraba ese día, pues hubo dos personas que se retiraron antes de completar las manos vacías, al parecer sus juegos no habían sido lo que ellos esperaban, así que faltaba uno en juego, contra él, convirtiendose en un combate de uno contra uno.

Que cartas tendría él, si se quedo en el juego es porque tenía buenas cartas, de su parte solo podía verse tranquilidad, pues, se podía decir que su par de 7 de bastos y oros le daban una cierta confianza en el juego, pero no parecía inmutarse el otro tipo, fue un combate psicológico entonces, mientras sobervaban sus cartas y se observaban entre ellos, era un combate sencillamente, ahora que estaba en la silla caliente, no se dejaría perder, al final, la seguridad del médico le hizo flaquear al tipo y concluyó lanzando su mano, en la cual no había más que un par de 2 y ya, a eso le tenía confianza, entonces el médico mostró su par de sietes, bien, había acabado a favor de Green todo, ahora, entre las cosas que apostaron, habia una fruta muy rara, asi que la tomó con suma confianza.

Oh muy bien, con el hambre que llevo, esto me caerá muy bien... fue un gusto hacer negocio con ustedes

Dicho esto comenzó a salir del lugar, pero el dueño de la fruta no pensaba lo mismo, así que se puso de pie y caminó detrás de él, para detenerlo con su fuerza, pues al parecer se ejercitaba muy bien, porque poseía una musculatura envidiable, pero al llegar a donde Green, este le recibió con un fuerte golpe en la naríz, cosa que lo dejo imposibilitado de poder ver bien por las lagrimas y luego le otorgó un rodillazo en la boca del estómago.

Así aprenderas la lección... no apuestes si no deseas perder así...

Mencionó mientras reanudaba su paso hacia donde se iban a reunir con Darrah, con una fruta y un poco de berrys en la bolsa que muy amablemente habían perdido ellos, así que, sin más contratiempo llegó al punto de reunión, no encontrando a Darrah, sino a un muchacho con unas cosas, al parecer las cuidaba, bueno, había que preguntarle, entonces el muchacho le observó, como analizándo su rostro, seguramente le había parecido a la descripción que Darrah le había dado momentos anteriores, entonces él pregunto.

Como se llama señor?

Um... soy Green, porqué?

Que bien, ella dijo que vendría, y aquí está

De que se había perdido? Ah! Al parecer la capitána le hizo quedarse ahí al muchacho con las compras, así que, al darse cuenta de ello, guardó la fruta con cuidado y la llevó con él, mientras cargaba unas cosas que Darrah había comprado, y junto al muchacho se dirigían al barco, para guardar las cosas y para que el muchacho quedase totalmente libre, habíendo a cumplido con su trabajo.
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