Conociendo "Amistades"

Ciertamente el día se hizo tenso, tantos balazos hicieron colisión en el cuerpo del anciano que no podía ni defenderse, aún tenía la espada clavada en su pecho, y este aun derramaba gran cantidad de sangre, sumándole a eso los orificios de bala que le hacían sangrar aún más, su cuerpo se comenzó a enfriar y a tornar pálido, tanta sangre derramada le hizo perder el conocimiento y pronto llegaría lo inevitable, su muerte. Los marines recargaban sus armas de fuego, derrocharon tanta bala y no fue capaz de atravesar la carne de su aliado –Lastima…- comento con un tono de voz serio y un rostro cambiante. Se agacho para tomar la espada que había dejado caer el marine, sonriendo apunto a la cabeza de uno de los presentes delante de él, su intención era clara, lanzarle la espada y matarlo en el acto, tenía tanta precisión en eso que no importaba nada, con su mente desarrollada sabía calcular todo y penetrar al su oponente con una espada sería bastante fácil. Sin embargo, algo interrumpió su movimiento, un joven de cabellera verde hizo un ataque frontal con los restantes que no pudieron evitar dicho movimiento y cayeron al suelo, posiblemente muertos o inconscientes.

-Imagino hay más marines dentro, desperdiciar esta espada sin sangre en su hoja sería malo, además, queda un marine ahí dentro- Bufo girando su torso en dirección a la puerta del bar, busco y con rapidez encontró al marine restante, era una chica, vaya una marine que tiende tantas emboscadas e ideas tan rápido sería una buena contrincante pero no estaba para más, aquellos disparos de bala alertarían a varios marines que se aproximarían rápidamente –Vendrán rápido…- pensó a la vez que sonreía. Observo a la chica descender del techo y desde ese momento estaba en su mira atacarla, tenía aun la espada en su mano lista para ser lanzada como un dardo.

Un ataque provisto por el otro equipo de piratas dentro del lugar era impresionante, reflejos instantáneos de parte de ambos le agradaba –Vaya…- comento al ver a la marine tocar el suelo firme del bar. –Es hora….- dijo lanzando la espada como un dardo en dirección a la chica, quien al levantar su brazo diviso un brillo provenir a él, y quizá antes de que esta reaccionara la espada se le hubiera enterrado en la extremidad, causándole un sangrado y una herida profunda, y evitando claramente su ataque de hielo, los otros piratas solo podían sentir la espada cruzar a su lado sin siquiera dañarles un poco, –Un gusto Aaron L. Marck para ustedes…- bufo sonriéndole. –Ahora en marcha, los marines no tardan en venir…- comento en última instancia saliendo disparado hacia otro sitio, el puerto.

Su llamado de alerta había servido al parecer, puesto que aquellos "compañeros" se mostraron alerta en contra de aquella marine que había sido descubierta por suerte, claro, se quería evitar daños o perdidas de compañeros. Por lo pronto pudo ver a los marines faltantes los cuales fueron básicamente vencidos, fácilmente derrotados, cosa que no le causó gracia al peli-celeste, pues sabía que esos eran solo novatos y que algún día tendrá que pelear contra tipos más fuertes que los que se había encontrado en ese largo día. Su rostro se vio forzado a observar hacia aquél bar, donde pasaban aquellas sin número de acciones dentro del mismo y que de por sí pudo ver como algunos ataques de sus futuros nakamas o actuales, resultaban contra la chica, que al parecer no sangraba, cosa que dejó sorprendido al pirata. - ¡¿Pero qué mierda?! - Vociferó mientras corrió hacia la puerta del bar en busca de ayudar a sus compañeros.

Su cuerpo pudo casi alcanzar a sus compañeros mientras vio una katana que pasó por el lado de su mejilla, la cual observó como pasaba lentamente casi a medio metro de el mismo lado de la cara ya mencionado. Sus nakamas pudieron pasar por el lado de él, a no muy alta velocidad pero una agradable para poder salir de ese lugar, su cuerpo se vio detenido cuando escuchó unas palabras de alguien que se presentaba y que daba una alerta, la cual de por si sería muy problemática con el estado de aquellos piratas y, en ese momento tan solo provocó un leve quejido de molestia. - Pronto nos veremos, Marine. - Dijo mientras cerró la puerta de aquél bar para que la marine pierda más tiempo en salir. - ¡Rápido, eso no la detendrá!, como vieron no es humana. - Dijo en tono alto, para empezar a correr hacia el puerto junto a sus otros nakamas, no mirando hacia atrás, pero manteniendose alerta a cualquier sonido extraño de todo el lugar, observando a cierta distancia a aquél sujeto dueño del bar, mientras que el peli-celeste se acercó hacia el mismo desde la espalda, para así sujetarlo por la camiseta y empezar a correr junto a él. - [i]Tú me las debes.[/i] - Comentó para finalizar mientras continuaba arrastrando a aquél sujeto, robandole 10,000 B de su ganancia, como muestra de gratitud para quizá perdonarle la vida.

¿Qué demonios había pasado? Era la única pregunta que tenía Monster en la cabeza mientra era ayudado de una chica voluptuosa. Solo quería una simple pelea callejera con unos piratas, el llegado de el chico peli-verde era ya algo extraño de por si, pero, todos los Marines, incluso mas piratas a ayudarnos. Este día se estaba volviendo un Armaggedon con cada movimiento de las patas del reloj. Su cara perdida no ayudaba mucho para darse a conocer, resumía lo que había pasado ahora mismo. La chica de hielo lanzó algo mientras abajo, y uno que cordialmente se presentó, y el cuál nombre Monster no recordaba ya que no es muy bueno recordando cosas nimias, atravesó su brazo disparandole un proyectil en forma de sable. Claramente con la velocidad Maxwell no pudo notar lo que era, pero eso ya no importaba, ya que paró por unos minutos cualquier movimiento hostil por parte de la enmascarada.

-Gracias por la ayuda.- Expresó eecostado del hombro de la mujer, salió rápidamente por la puerta principal, comandado por el primer ayudante de la pelea. El peli-celeste, o cualquier color que fuera, cerró la puerta detrás de nosotros, atrasando diminutamente a la helada. Sus gritos eran molestosos, sin duda, cualquier sonido alarmante cubriría sus oídos, se encontraba en un estado bastante sensible, después de ser vencido por aquel anciano, cualquier cosa le molestaría. Sus pasos cojos se dirigían al puerto, justo como todos los demás piratas. Contando por las apariciones, eran cuatro añadiendo su persona, un número no muy incomodo de estar, simplemente le gustaba el estar solo. Eso no significaba que le gustará la soledad, compañeros fuertes siempre eran bienvenidos abajo del ala de sus amigos, o como se llamaran los que darían la vida por ti, cosa que Maxwell ni en sueños haría. Una suave risa salía delicadamente de sus labios ¿Por qué diablos le ayudaban? ¿Qué hizo el para merecer ese trato? No los conocía en la totalidad, y lo ayudaban como si fuera un Nakama de la misma tripulación. Solamente prosiguió como un perro fiel con la ayuda, después de todo le convendría escapar de ese lugar, no le gustaba la cárcel.