Conociendo Ohara

Sáb Jun 11, 2011 5:28 pm

Habiendo estado meses en un barco mercante, donde con lo
último de bellis que le quedaba, logró convencer al capitán que la llevaran
hasta los puertos de Ohara, la tierra de los Arqueólogos. Era irónico que
siendo ella parte de ésta profesión, fuera su primera vez en aquel lugar, un
lugar donde ella había desea ir desde su existencia, se decía que se hallaba un
árbol cuya biblioteca estaba llena de magníficos libros que sólo un arqueólogo
podría apreciar bien el contenido de cada uno de ellos, o bien, incluso una
persona lo suficientemente culta.

Cuando el barco al fin arribó en el puerto, la rampa para
bajar tanto trabajadores y mercancía era extendida, Luka tenía metida las
narices entre un libro del que leía las últimas páginas. Sin siquiera
distraerse de las hojas a su frente, ella caminó por el barco hasta bajar por
la rampa.

— Gracias, buen día —

Murmuró al pasar a lado del capitán del barco y con un ademán
de su mano se despidió del marinero sin siquiera mirarlo. Todos en el barco
mercante veían a la joven alejarse con la misma impresión que lo habían hecho
durante el viaje. Aún después de haber convivido con ella durante un par de
meses, les sorprendía verla caminar con la vista en el libro sin siquiera
tropezar, lo último que vieron de ella fue su larga cabellera rosa que se mecía
al movimiento de sus pasos.

Pocos metros después de alejarse, Luka había terminado de
leer la última palabra del libro de pasta gruesa color verde, cerró sus páginas
y levantó la vista para admirar por primera vez aquél muelle. El lugar era
hermoso, pintoresco con clima agradable… al menos esa sería la impresión de
cualquiera, pero para esa joven arqueóloga simplemente era un lugar, nada fuera
de lo común y de alguna forma desagradable teniendo en cuenta que ella prefería
lugares fríos y sombríos.

— Así que esto es Ohara — murmuró tomando con delicadeza el
libro que llevaba en las manos — Espero que sus libros sean más agradables que
lo que veo.

Enseguida se hizo saber de su objetivo para dirigirse sin
demora a su ambición de esa isla. Para suerte de Luka, los comerciantes no habían
visto que ella conocida como pirata hasta poco antes de partir. Ventaja que le había ahorrado el lidiar con marines al ser reportada.