[Pasado] Misión de Infiltración en Saint Reia

Dom Jul 17, 2011 4:47 pm

Los objetivos que les habían mandado eran claros y precisos. Conocían la zona en la cual se hospedaban varios revolucionarios, de amenaza reducida, pero que con el tiempo podrían ser un riesgo. Entre ellos se alzaba sobre todo una persona del cual solo conocían el nombre: Zagron Dorian. Parece que ese chico tenía dotes de liderazgo y mucho talento por explotar, y el gobierno no quería que ese peón se volviera un alfil, pues pudiendo evitar corriendo riesgos... Así que sus ordenes dadas eran: “Infiltrarse en la base revolucionaria, descubrir toda la información posible sin levantar sospechas y acabar con la vida de Zagron.” Se pasaron por una zona especial, donde con pelucas, maquillaje y algunos guiones se crearon los personajes con los que trabajarían, por ejemplo, Chizu Valentine ahora se llamaba Christina Valdor, era una chica rubia de ojos verdes con fuerte ideología separatista y con ansias de derrocar el gobierno. Estos ‘personajes inventados’ eran para facilitar la inmersión y evitar que en caso de fracaso la información revelada sobre el gobierno por torturas u otros métodos sea la mínima.

La chica aún recordaba como había sido la entrada en esa isla. La fuerza revolucionaria era notable en el puerto y casi llegan a descubrirlos por algunos descuidos que fueron corregidos al momento. Así pues llegaron a la base, como reclutas revolucionarios. La base era pequeña, no parecía ser ni siquiera un centro de operaciones, pero la misión era clara. Pasaron algunos dias inspeccionando la zona y tanteando el terreno, fueron días de entrenamiento, conversa social sobre diversos temas en los que tuvieron que cambiar su mentalidad, mintiendo, para hacer ver que odiaban con fuerza la institución que representaba el gobierno. Cervezas eran el elemento que servía para sonsacar la información más clara posible sin levantar sospechas algunas, y en esas zonas el alcohol corría por venas como guerreros en el campo de batalla. Pero fue sin embargo a la segunda semana de infiltración cuando Zagron apareció en su habitación en la mitad de la noche, mientras los agentes dormían.

Les dijo que salieran de la habitación, que era un momento. Chizu, manteniendo una cara de obediencia y de duda, fue pensando que querría, no les podía haber pillado tan rápido, y no podían defenderse de ninguna forma, ya que el gobierno dijo que irían sin armas para no causar amenaza. Fue entonces cuando todos los agentes salieron de la habitación que Zagron sonrío satisfecho – ¡Me gustáis chicos! Se os ve voluntad en el rostro... ¡Venid, os voy a enseñar un par de cosas! – Dijo entusiasmado, mientras daba la espalda al grupo y empezaba a caminar esperando que le siguieran. Chizu fue caminando con toda la naturalidad del mundo pero gracias a su habilidad de ocultar sentimientos no mostró los nervios que tenía. Estaba de espaldas, acabar con él ahora sería muy sencillo... Pero no podrían huir seguramente, aunque ya tenían información sobre posibles ataques con explosivos (Que ya habían sido trucados por ellos, cambiando las conexiones de los cables para que estos no hicieran contacto y no explotasen) De pronto Zagron se paró en medio de una gran sala, estanterías llenas de libros antiguos sobre batallas épicas en las que el débil vencía al fuerte, sobre la justicia, la sociedad, moralejas, refranes e incluso poesía rebelde.

- ¿Veis ese montón de tornillos de ahí? - Preguntó, mientras señalaba tres mesas, cada una con la misma cantidad de trozos de metal – Son las partes necesarias para construir un rifle de asalto básico, dicen que si una persona crea su misma arma le tiene mucho más aprecio, bueno, yo os dejo, tengo cosas que hacer, en unas horas volveré a ver que tal vais – Dijo, despidiendose con una mano mientras salía. La joven rubia de ojos verdes miró de reojo a sus dos compañeros infiltrados buscando órdenes, mientras miraba los montones de tornillos y empezaba a removerlos intentando encajarlos de alguna forma, pero parecía que era algo dificultoso. Se quedó en silencio, esperaba que sus compañeros crearan conversación sobre la situación actual, que hacer, y como saldrían de ahí. Ahora quedaba la parte difícil de la misión: Sincronizarse con discreción y que nadie metiese la pata en el transcurso.

Dom Jul 17, 2011 6:20 pm

Mikhail había recibido el papel de un joven intelectual particularmente tímido y poco arriesgado, su cabello no había sido modificado pero ahora no llevaba gafas, con conocimientos vastos de tácticas militares y cartografía, nada que no pudiera hacer. Con su entrada arreglada, fue asignado a las bibliotecas y a algunas reuniones estratégicas como guardia, ya que le tenían cierta confianza tomada a su "personaje", ya que con la actitud de oveja obediente a sus superiores, como en todo lugar, se subía alto en los escalones de puestos. El contacto con sus compañeros era un poco limitado, ya que apenas tenía tiempo entre las averiguaciones que realizaba con toda la data almacenada en los librares de la biblioteca del lugar, que contaban la situación del lugar, la información de por qué querían establecerse en en lugar y las repercusiones que podría traer que se mantuvieran de manera estable en Saint Reia.

Al momento de ser llamados por Zagron, ciertamente, su reacción fue nula, ya que entraba entre sus posibilidades de que fueran descubiertos, y eso no le mantenía en tensión. Sin embargo, la tarea que les fue encomendada no era particularmente difícil, había leído sobre armado de fusiles en algún momento y tenía suficientemente claro como era, aunque quizás tuviera que indicar a sus compañeros. Aún no estaba completamente seguro de que nadie estuviera vigilandoles, ya que, eran 3 personas nuevas, que habían entrado en la armada revolucionaria hacía relativamente poco tiempo, quizás tuvieran sus sospechas y lo que se encontraban haciendo era una prueba más.- Bueno, ¿Lo que habíamos dicho del sueñor Dorian aún se mantiene no? Hehehe, parece ser un gran líder, creo que lo que planeamos de quedarnos definitivamente aquí se cumplirá hoy - Dijo mientras se sonrojaba forzadamente, riendo un poco, intentando hablar disimuladamente con los otros, de alguna manera suponía que se imaginarían de lo que trataba la charla, el objetivo era claro.

Empezó a armar lentamente el fusil, intentando que sus compañeros pudieran realizar los mismos pasos que él, iniciando con el cañon, limpiandolo y colocando las piezas pequeñas que iban adheridas a este. Paso por paso, y intentando dejar al descubierto las acciones. Ahora solo necesitaba que ellos comentaran la situación, quizás en clave, o quizás tranquilamente, el solo había cumplido con lo que pensaba que sería correcto.

Lun Jul 18, 2011 6:03 pm

El papel que le había tocado al joven de cabello rojizo no le hacía mucha gracia, pues se trataba de que se hiciera pasar por una persona animada, de la típica que ganaría la confianza y haría amigos de forma rápida contentando a la gente en sus charlas, pero para ello no le pagaba otro puesto más que el de soldado raso. Pasaría a ser el típico soldado con mosquete que van en grupo de tres, cuando son reducidos en plan vigilancia, y en cinco cuando se requería una mayor resistencia frente a un obstáculo o una vigilancia de un terreno mayor o más peligroso al usual. Desde luego, un papel muy poco valorado desde el punto de vista del joven y algo totalmente opuesto al carácter serio y tranquilo que normalmente llevaba el joven en su vida cotidiana, pero a pesar de ello no había queja alguna por el joven ni oposición, pues sabía que ese era el trabajo que se le había encomendado y trataría de hacerlo con toda la profesionalidad que requería o al menos con la que el rojizo pudiera darle, ya que no sabía si estaba a las alturas de las expectativas de una misión tan arriesgada.

Él al igual que su compañera para esta misión, Chizu Valentine, le toco pasar por la zona donde acabarían por maquillarlos o cambiar su apariencia física en lo posible, y para el joven ya habían elegido una que se le ajustara conforme al pasado pobre que se le había dado. De ahora en adelante Lagi se haría llamar Andrey Karkaroff, un hombre que venía de un lugar pobre y frío, asolado por las constantes batallas que allí se solían llevar entre la conocida “сопротивление” (“Resistencia” leído fonéticamente como “Soprotivlenie”), un grupo formado por simples civiles de pueblos arrasados por otras organizaciones que intentaban hacerse con los terrenos protegidos por estos otros. Se suponía que los padres del joven habían muerto en combate y por lo tanto emigro de su país de origen para poder llevar una vida libre y tranquila, pero fue entonces cuando el gobierno se lo puso difícil y tuvo que tomar la decisión de ocultarse, al menos hasta poder unirse a la armada revolucionaria, donde le ofrecieron cobijo y protección a cambio de sus servicios.

Andrey se visualizaba como un joven de poca edad, aproximadamente unos veintiún años, con pelo blanco y corto, marcado el color por los supuestos rasgos de la gente del país de donde provenía, así como unos ojos azules claros que también databan de los mismos detalles que su cabellera. En cuanto al ropaje era un tanto gastado, se notaba que lo tenía desde hacía ya algún tiempo. Una camisa grisácea completamente normal, sin decorado alguno, bajo un mono de color marrón y que le quedaba perfecto en cuanto a talla, seguido de una botas de cuero grandes marrones y suela negra ancha. Como guinda final llevaba una boina marrón también pero esta era bastante más oscura que la ropa y las botas que llevaba, no era la típica boina fea y ancha que se podía ver en personas mayores, era una boina bastante pegada a la cabeza y de un diseño algo distinto, como si fuera un tanto antigua y de un país lejano, que ciertamente era de donde provenía.

El de cabellos albinos se había aprendido bien su papel o al menos se había acostumbrado rápidamente a él, pues ciertamente tuvo algún que otro tras pie al inicio, pero rápidamente se hizo notar entre sus compañeros de pelotón y se ganó la confianza de sus mas allegados en cuanto a las patrullas y compañeros de seguridad del resto, pues con sable y jarra en mano era como todos los reclutas empezaban prácticamente, ya que lo que más se movía por aquel lugar era la cerveza, las bromas y buenas charlas entre compañeros, era un lugar en cierto modo agradable, aunque para empezar la cerveza no le gustaba para nada al joven, por lo que se vio forzado a tomarla durante el trayecto de toda su misión, y en cuanto a estar rodeado de gente tan animada y borracha, bueno, se podría decir que no le hacía gracia para nada, pero esos momentos en los que se montaban pequeñas patrullas para resistir al enemigo, esos momentos donde un compañero estaba dispuesto a dar su vida por su causa, y por los que le rodeaban bajo su misma causa, era algo que confundía a veces al alvino, pues no entendía como un grupo de gente tan normal y de buenas personas pudiera ser su enemigo, ciertamente no era bueno el método que seguían y lo que hacían contra el gobierno, pero no podía negar la realidad en cuanto al corazón de aquella personas. Sin embargo su temple y entrenamiento que había llevado durante toda su infancia le empujaban a completar los objetivos de la misión que tan larga se estaba haciendo, por lo que no fallaría en dar su golpe en cuanto viera la oportunidad o las señales pertinentes al momento.

Cada noche se quedaban hasta tarde despiertos y pasando el tiempo entre compañeros, pero todo el mundo sabía cuando debía marcharse, y Andrey era unos de ellos por lo que siempre se marchaba cuando veía que Chris y Mikhail lo hacían también. Esa noche Zagron, el líder de toda la organización hasta el momento o que al menos se intentaba hacer un nombre dentro de esta, apareció en la habitación donde se encontraban los tres agentes infiltrados. Acudió a la llamada que este les había dado, pues no dudaba en absoluto del papel que había ejercido hasta el momento en esos meses que estuvieron infiltrados, pues el papel que había hecho resultaba mucho más que convincente incluso llegando a confundir en ocasiones al propio agente, pero manteniéndose totalmente centrado por su fuerte carácter a la hora de cumplir el objetivo que se le había encomendado y dado al entrenamiento que había recibido. Siguió junto a sus compañeros y a Zagron hasta una sala donde estaba rodeada de estanterías y libros sobre batallas, después les dio paso a lo que parecía su siguiente fase en lo que se refería al grupo para con los revolucionarios, ya que les estaba dando oportunidad de crear sus propias armas de rango, y por cierto las primeras que iban a recibir desde que entraron al lugar.

Andrey se fijo en los pequeños detalles de los movimientos que realizaba su compañero de cabello azabache, pues se notaba que estaba montando aquel rifle a una velocidad reducida para que su compañera y el albino pudieran seguirle los pasos que estaba dando. Mientras montaban las armas todo estaba en silencio, al menos hasta que Mikhail rompió ese incomodo pero seguro silencio que estaba en el ambiente, pues podía notar las palabras en clave que estaba utilizando pues no estaban aun seguros si podían estar bajo vigilancia o algún tipo de prueba, por lo que toda precaución era poca, por lo que entendía que fuera aquel el método seleccionado por el agente para comunicarse. - Creo que tiene razón, me he adaptado bien a todo lo que nos esta pasando en este lugar, y después de todo Zagron es una persona y líder estupendo, estaré encantado de servir bajo su mandato de ahora en adelante por esta causa, así que lo tengo decidido por mi parte, de hoy en adelante estoy seguro de que tal y como planeamos podemos quedarnos en este lugar… - Dijo el joven sonriendo de una forma natural respecto a lo que ya había aprendido y dando hincapié a que era el momento propicio para actuar según la palabras de su compañero, era momento de iniciar todo lo que tenían en mente desde hacía meses.

A los tres jóvenes les tocó esperar por la llegada del líder, pues ya habían acabado de montar cada uno sus fusiles gracias a la ayuda de los reducidos movimientos del artillero, después de todo era el único que sabía como comenzar y acabar con aquel arma desde cero. Zagron no tardaría en llegar al lugar, y si debían actuar hoy era momento de comenzar a movilizarse, pero debía ser con sigilo, por lo que tocaría irse de aquella sala con sumo cuidado y vigilando si había o no guardias al otro lado de la puerta, que por suerte para el grupo no había sido cerrada del todo por el líder, posiblemente por la confianza que ya se le había dado al trío de agentes en el lugar. El joven de cabello albino se aproximo a la rendija de la puerta en silencio y con fusil en mano, no parecía haber nadie al otro lado de la puerta, por lo que quizás era el momento propicio para actuar, aun quedaba por saber que opinaba la restante miembro del grupo y planear como deberían actuar para acabar con Zagron y salir del lugar sin intentar llamar mucho la atención, ya que contaban con el hecho de que un combate de aquel calibre tendría efecto y llamaría la atención del resto de revolucionarios. - Parece que no hay nada más que hacer en esta sala, y no veo compañeros por aquí cerca, quizás sea hora de movilizarse y dar un paseo juntos por el recinto… hace meses que no damos uno en condiciones… - Dijo el joven dando a entender a la perfección sus intenciones, la vigilancia en la puerta era nula, y puesto que la llamada fue nocturna no muchos debían saber que se encontraban en aquel lugar, y dado que era ya de madrugada la mayota dormiría, era momento de movilizarse.

Mar Jul 19, 2011 6:47 am

La rubia se había quedado algo pasmada al ver el arma que les hacían montar, pues veía inútil tener que aprender a crear ese tipo de fusil, pues que ninja en su sano juicio tenía que depender de un arma extranjera... Pero las costumbres de aquí eran distintas, parece ser que ese arma era, más que una herramienta de la muerte, un símbolo de libertad y resistencia. Valdor dirigió sus ojos a Mikhail, que era conocido entre ellos por ser el que entendía mucho de estas armas, y no lo defraudó, empezó a montar el arma a velocidad media para que todos pudiesen imitarlo. Parecía sencillo siguiendo los pasos de su compañero, aunque no tenía mucha idea de que estaba colocando junto a que, parecía que el arma iba estando estable, así que parecía que el joven lo estaba haciendo decente. Mientras la chica iba estructurando el arma de fuego sus pensamientos fluían cual riachuelo tras la lluvia, pues el montaje de armas era un concepto que no le gustaba demasiado a la ojosverdes. Pensó en todo el tiempo que llevaban ahí metidos, parecía que los oficios que desempañaba cada uno eran duros y agotadores, pero eso no se podía comparar al oficio que desempañaba Chizu. Le había tocado ser la cocinera de toda la base, y como es obvio, pasaban por allí tres veces al día sedientos se hambre. Por lo menos era divertido ver las reacciones de una persona con hambre, cuando le sirves comida, te vuelves algo así como una deidad temporal para ellos. Esas tres veces al día era cuando más se podía fijar en como trabajan sus dos compañeros, pues tras haber servido solo le quedaba esperar a que acabasen, comer ella y luego recoger y limpiarlo.

Poca gente se quejaba del menú que preparaba Chizu, pues casi siempre era verdura, puré, arroz u algún otro alimento barato que le suministraban otras entidades, así que eso estaba fuera de su jurisdicción. Igualmente, a pesar de el nivel básico de cocina que tenía, que era el de subsistencia, si alguien se quejaba su compañero le replicaba que era un mimado y que la comida estaba buena. Chizu, o más bien, Christina ponía un rostro feliz cuando alababan su comida, mientras Chizu pensaba que si envenara la comida todos caerían como moscas... Pero no era el plan a seguir. Los almuerzos, tenían tres tipos de platos: Pan con tomate seguido de lonchas de queso y jamón mientras se subministraba leche y/o café, un croissant de chocolate con magdalenas y las mismas bebidas y, por último, cereales variados con más embutido. De todas esas parecía que lo que más le gustaban era el segundo, pues tenía que reconocer que solo servía ese desayuno en casos especiales, como alguna victoria de los revolucionarios en algún lugar lejano, o cuando alguien se unía a la base en modo de bienvenida. La gente parecía disfrutar con sus comidas, y eso era la mejor forma de pasar desapercibida, o al menos eso creía. Al ser su personaje de fuertes ideas revolucionarias y gesto alegre, siempre que servía alguna comida decía algo como "Venceremos" o "Tumbaremos al opresor" y de esta forma la gente respondía de varias formas. Normalmente le seguían la corriente, menos algunos que parecían estar algo alelados (Cerveza) o cansados.

La comida y la cena era algo más alternativo, pues no había una pauta o esquema, era algo salteado, lo que llegaba se cocinaba y era servido junto a jarras de cerveza. A parte de ocuparse de la cocina y de su limpieza, en la hora de comer también tenía una función de camarera para saber que era lo que faltaba en cada mesa, e intentar corregirlo. Era un trabajo algo denigrante para una ninja como ella pero incluso parecía que lo disfrutaba. Muchas horas y experiencia moldeando su personalidad hicieron que nadie pudiese saber en que estaba pensando realmente, y si le otorgaban un personaje que narrar, como el de Christina Valdor, hacía de este su máscara de acero, pues era imposible para ellos saber quien estaba detrás de esa invención. Por muy duro que pareciese ser estando bajo los fogones horas, cada día, la parte más dura era la de ser camarera, pues entre que la mitad comían como cerdos, ella tenía que atenderlos con amabilidad y traerles todo lo que pidieran para mejorar su estancia. Podríamos decir que el trabajo te tenía que gustar. Pedían sobre todo mucha cerveza, parecía que si seguían bebiendo iban a estallar, pero no, nunca estallaban y siempre pedían más. Aunque aún había gente sensata que pedía agua, condimentos como sal, aceite, vinagre, pimienta... Eso era lo más reclamado entre los nutrientes, y luego, también llamaban mucho a Christina para que trajera un trapo y limpiar estropicios hechos en la mesa, como cerveza derramada, alguna guerra de alimentos entre dos personas...

Aunque en la cena estaban ya todos muy calmados, ya casi no había nadie que pidiese cerveza, ahora lo que pedían era ron. Ron, café y lgo de comer, aunque por alguna extraña tradición por la noche casi nadie comía, pues si Chizu creía que la cena era equivalente a la comida, allí parecía que solo comían la mitad y se calentaban a base de bebidas. Aunque, por la noche lo que todos reclamaban con furor era el postre. El único momento del día donde se podía disfrutar de un lujo, aunque a veces no gustaba demasiado, pero había cosas variadas como flanes, helados, frutas exóticas y ácidas, algún batido especial que fuese delicioso... Y eso no es todo. De todos los revolucionarios que hay en la base, se tuvo que aprender quienes eran alérgicos y a que alimentos, para hacerles un plato especial a todos ellos, alergias muy comunes como al pescado, a la piel de las frutas, incluso a algunos vegetales como el pimiento, tomate, el maíz... Y luego decían que ser cocinero era algo seguro, que no corrías riesgos al menos... Chizu tenía que dar el máximo de ella cada vez que se empleaba en la cocina, pues se suponía que estaba experimentada de trabajar en algunos restaurantes según su historial y este no podía contradecir a la realidad.

Y mientras pensaba en todo eso, ya había construido el arma. Por esos segundos había entrado en una especie de trance temporal que le había llevado a recordar. Pero tras haber construido el arma, se quedó observando que había creado sin darse cuenta siguiendo, de forma inconsciente, los pasos del artillero. Era algo extraño que su cuerpo pudiese hacer eso sin que ella estuviese involucrada en el proyecto... Pero las palabras de Mik fueron como un martillazo en su cerebro, que le sacaron por completo de sus pensamientos y le devolvieron a la realidad, aunque físicamente seguía con la misma expresión y parecía que solamente había permanecido en silencio. Vuelta a la misión, parecía que estaba claro que decían de terminar hoy el trabajo, aunque hoy justamente habían madrugado pronto, gracias a que Zagron les despertó. Tras eso respondió el soldado Lagi, apoyando al bibliotecario y esperando la última opinión - Si vosotros decidís que finalmente nos quedamos, nos quedamos hoy mismo - Dijo también en clave, por si acaso, mientras pensaba como podían vencer a Zagron y salir de allí sin ser atrapados, sabiendo que casi toda la isla era una base de revolucionarios a escala gigante. Sin embargo en la que estaban no había mucho peligro, pues casi todos eran recién llegados o gente sin talento, excepto su objetivo. Con algo de sigilo, fue directa a la puerta de salida, sin dar alguna explicación, y la abrió de golpe. De esta salió un guardia que parecía que estaba espiando toda la conversación que habían tenido.

El guardia iba armado, una espada y el fusil que justo ellos mismos acababan de construir. Parecía algo así como alguien de confianza de Zagron, pues sino no lo hubiese enviado a espiarlos a ellos tres. El guardia no sabía que excusa dar, y Chizu giró su cabeza mirando a sus otros dos compañeros - Bueno, mejor será que empecemos pronto - Decía, a lo que el guardia se quedó con una cara de estúpido al no saber a que se referían. De pronto Chizu se giró, y con la fuerza del giro más la suya propia le golpeó con la palma de la mano en la garganta, lo que provocó que este no pudiese hablar ni respirar bien por unos segundos. Lo siguiente que hizo fue retorcer la mano en la que llevaba la espada, haciendo que esta cayera al suelo, y para finalizar, mientras el guardia parecía que solo podía ser objetivo de golpes sin respuesta ante la sorpresa ofensiva de sus supuestos amigos, este fue pateado en el lateral de su cabeza con brutalidad, lo cual le estampó la cabeza con el borde de la puerta y lo dejó inconsciente al momento. Chizu giró su cuello hacía los lados, crujiendo este dos veces, mientras suspiraba - Deberíamos esconder su cuerpo en algún lugar para que tarden mucho más en encontrarlo... quizás eso nos de tiempo. - Chizu agarró su fusil, recién salido del horno, y salió de la habitación como una oficial agente del gobierno. Se emocionaba al pensar en la recompensa que les darían al completar esta ardua misión, y con esa motivación y la de eliminar a los ilusos revolucionarios ya estaba dispuesta a dar el cien por cien en cada paso.

Cuando salió de esa sala, parecía que no había nadie por los pasillos, pues era muy temprano y todos estaban dormidos aún. Eso podría ser bueno si lo aprovechaban - Podríamos ir a la cocina, cuando estuve allí vi un par de cuchillos muy parecidos a mis armas que me podrían ser útiles... además, podemos arruinar todas sus despensas si queréis - Dijo mientras iba caminando en linea recta, atenta a cada paso y con los sentidos agudizados. No quería más sorpresas de las que iban a dar ellos a los revolucionarios, después de tanto tiempo y todo su esfuerzo invertido hoy era el día en que se ponía todo en juego y no podían fracasar, más que nada por que no era una opción. Tenían que cumplir con su cometido punto por punto sin indice de error. Así era como trabaja el gobierno.

Mar Jul 19, 2011 9:31 pm

Las palabras de sus compañeros, aunque se mantuvieran cifradas en clave, eran bastante claras para Mikhail, estaban de acuerdo con culminar la misión ese mismo día. Para nada extrañaría su vida en la base, ya que tenía siempre claro en su mente que llegaría el día que se marcharía, y que todo lo que acontecía en el lugar simplemente eran acciones para acometer un simple hecho. Tampoco es que hubiera mucho de lo cual recordar del lugar, apenas tuvo contacto real con personas, tan solo en las ya mencionadas reuniones estratégicas, que lo único que hacía era exponer planes de ataque y movimiento en contra de la marina. Tales planes eran brillantes, pero claro está, casi todos con un punto débil conocido para él por sus verdaderas afiliaciones. Su vida en la biblioteca se puede decir, que fue solo un recordatorio de su vida en la granja familiar, leyendo libros para incrementar su conocimiento o simplemente por ocio.

Su compañera mujer, ahora rubia, se adelantó a ellos dos, cosa que le costaba un poco acostumbrarse a que otra persona que no fuera sí mismo tomara la acción inicial en operaciones importantes, pero hasta ahora, no había habido demasiados problemas con eso, por lo que no le molestaba. Un guardia estaba espiando la conversación, tal y como lo había sospechado, aunque Chizu se encargó de este con habilidad y rapidez, por lo que no tendrían que preocuparse por el ruido. Hizo mención sobre realizar un recorrido a la cocina para buscar armas, lógico, ahora mismo él no portaba ningún arma, excepto por el fusil recién armado que cargaba. No se le daban mal las armas de fuego, pero, no contaba con munición, sin embargo, el guardia que acababa de ser noqueado, sí. Recogió su fusil, y utilizando el nuevo, golpeó con fuerza la punta del otro, abollandola hacia adentro, esto reduciría un poco el sonido causado por el arma aunque tendría menor potencia, pero poco le importaba, por ahora solo lo necesitaba para avanzar rápido.

- Yo me encargo, un momento - Dijo a sus compañeros mientras agarraba el cuerpo del guardia y lo llevaba dentro de la habitación. No era el mejor lugar para ocultarlo, pero, al no haber guardia afuera y no encontrarse ellos en la habitación, daba igual si se llevaban una sorpresa un poco mayor al ver también al sujeto. Le retiró el chaleco que llevaba encima, el cual portaba un típico tatuaje que solían llevar miembros de la revolución, y lo amarró alrededor del barril del arma, de nuevo intentando minimizar el sonido de este. Dejó tirado el cuerpo y salió del lugar, cerrando la puerta con seguro, listo para avanzar.

- Vayamos entonces primero a la cocina, podemos llevarnos algunas armas rudimentarias y sabotear un poco sus suministros - Aclaró a sus compañeros, y avanzó a través de la base. Sus pasos eran entrecortados, intentando ocultarse o pasar desapercibidos entre los constantes revolucionarios que se desplazaban a través del lugar. Aunque, lograron entrar a la cocina sin mayores peligros. Esta se encontraba aún desierta, pero en breves instantes, según sabía al haberse leído y memorizado los horarios de todo lo que sucedía en la base, llegarían en unos 8 minutos aproximadamente.

-Agarrad lo que os pueda servir como armamento, tenemos que ubicar a Zagron rápido y al menos encontrar una manera de huir - Señaló a los otros dos, pero en eso, escuchó unos rápidos pasos entrando a la cocina, y sin que pudiera hacer nada, un sujeto entró a esta. Se sorprendió al verlos dentro, ya que técnicamente, nadie debería entrar al lugar antes de servir la comida. Sin embargo, se fijó más en Chizu, que como sabía, estuvo trabajando como cocinera.- Christina...¿Que pasa aquí? Sabes que no se puede...traer gente - Dijo un poco desconfiado, pero sin embargo su vista se desvió al arma que portaba Misha, para nada discreta. Este último agarró el primer cuchillo, uno pequeño simple para cortar verduras, y, antes de que el chico lograr salir de lugar espantado y probablemente alertar a los demás, lanzó con precisión el arma punzo penetrante, con la cual le dio directo la cabeza. No le gustaba haber tenido que matar a alguien, pero, la vida del sujeto no merecía el fracaso de su misión, era la forma de trabajo del gobierno, y lo tenía completamente claro. Se dirigió al chico, y con una mano cerró sus ojos aún abiertos por el shock eléctrico causado por la penetración de su cerebro. Retiró el cuchillo con la otra mano, y, después de limpiarlo con la ropa del chico, lo guardó en su cinto. Nuevamente, desplazó el nuevo cuerpo hacia la cocina, metiendole dentro de uno de los hornos más grandes, ahí estaría fuera de la vista por tiempo extra. Ahora solo tenía que esperar la confirmación de sus compañeros para avanzar, aunque, cierto objeto llamó la atención de Misha, una bolsa de cacahuetes, al lado de un cuchillo un poco más grande del que ya estaba portando. Cogió la bolsa y empezó a ingerir uno a uno los frutos secos, mientras guardaba el arma al lado de la otra. Ahora sí, estaba listo.

Jue Jul 28, 2011 10:59 am

Las cosas continuaban avanzando rápidamente, era un gran cambio el haberse pasado meses como infiltrado tratando de llevar una vida normal como para ahora ver que todo acababa a gran velocidad. Hacía un momento estaban construyendo un fusil para ganarse dicha arma, y en poco minutos habían noqueado al vigilante de la puerta y avanzado hasta la cocina donde habían hecho frente a un guardia que entró de manera inesperada descubriendo allí a los agentes, por suerte los rápidos movimientos de su compañero de cabello oscuro fueron suficientes para dejarlo fuera de combate, de hecho, lo había asesinado, lo cual no era la idea inicial que le planteó al peliblanco cuando decidieron como actuar, sin embargo estaba claro que gente moriría en aquella misión, y por supuesto era preferible que estos fueran los revolucionarios. El albino se paseó por la cocina en busca de cosas que pudiera utilizar como armamento, pues su estilo de combate era el cuerpo a cuerpo, por lo que ciertamente no precisaba de ninguna arma con la que combatir, pero en ése caso no era tan simple, pues lo enemigos a los que se estaban apunto de enfrentar estaban entrenados y eran superiores en numero, le convenía llevar algún arma para utilizarla en ciertos casos. - Yo me encargare de destruir su despensa, tan solo dejadme un momento que busque algo… - El joven repasaba con la mirada la cocina de una punta a otra, pues no sabía que escoger, había un amplia variedad de utensilios de cocina que no le servirían para nada, y la mayoría de armas filosas ya las tenían sus compañeros, o al menos eso creía, ya que al poco tiempo encontró sobre una mesa un cuchillo de dimensiones normales pero con una punta bastante filosa, así como su hoja. - Esto me servirá de momento… - El joven de cabellos claros se colocó el cuchillo en su cintura, en la parte trasera para ser más exactos, tras ello dejó en esa misma habitación a sus compañero y cogió un trapo viejo así como la caja de cerillas que estaba junto a los fogones.

El joven agente se agacho en una zona donde estaban apiladas un montón de cajas de madera, y rompiendo un trozo de madera junto con el trapo viejo hizo un improvisado montón de cosas que valdrían para hacerlas arder, el resto fue simple, encender una cerilla y aproximarla al trapo, el resto era obvio. Al poco tiempo la primera caja estaba quemada hasta más de la mitad, siendo el fuego quien consumía rápidamente todo lo que había en aquella sala. El humo comenzó a brotar por las pequeñas rendijas de ventilación lo cual indicaba que algo estaba saliendo mal a cualquier persona que lo viese desde fuera del recinto, por lo que era momento de volver con sus compañeros para prepararse, pues en breve estarían combatiendo con bastantes enemigos y no solo eso, debían salir de la cocina cuanto antes y esconderse en otro lugar temporal desde el cual atacar, ya que no podrían mantenerse en un lugar donde se estaba llevando a cabo una crema y a llenarse de humo, por lo que pasó a la sala conjunta a alertar a sus compañeros. - Ya esta hecho, la despensa esta en llamas, debemos movernos a otro punto. El fuego distraerá a la mayoría, mientras esos se encargan de apagarlo podemos ir directos a por Zagron, eso reducirá en una gran cantidad el numero de enemigos a los que nos deberemos de enfrentar para llegar hasta él. - Anunciaba el muchacho que comenzó a taparse parte de la boca y la nariz de modo que no expirara gran cantidad del humo que se estaba creando, tras alertar a los dos miembros restantes se acercó al a puerta trasera esperando acción por parte de sus compañeros.

Jue Jul 28, 2011 12:29 pm

Chizu por fin había llegado a la conocida cocina, lugar de trabajo forzado por unos meses. Todo parecía salir como lo tenían planeado, hasta que llegó Muang-Tsé, su ayudante de cocina de rasgos asiáticos. Parecía andar desconcertado con la gente que estaba allí, pues estaba prohibido, tan solo el personal autorizado tenía derecho a acceder. Recordó en dos flashes la amabilidad que tenía que tener, las largas charlas que tuvo con él conociendo su historia, su familia, su personalidad... Antes de que su compañero le arrojase el cuchillo, Chizu le guiñó un ojo al invitado, acto que lo dejó algo confuso, pero tras ser atacado por Misha no había confusión, tan solo eterno reposo. Era obvio que Muang iba a ser atacado, tal vez solo lo dejaran inconsciente o tal algo más serio como la muerte, era algo que Chizu sabía y por eso ni siquiera se sorprendió. Ahora era momento de armarse con cuchillos, los más alargados, finos y tajantes que había, pues ya sabía donde encontrarlos, y hacer arder su comida. Vio que su compañero ruso ya se había adelantado en esa labor, y estaba incendiando las cajas, lo que causaba un humo grisáceo que llevaba un fuerte olor consigo. Propuso aprovecharse de la señal alarmante que provocaba el humo para distraerlos a todos cual ovejitas e ir directos a por el pastor. Tenía que pensar un sitio en el que podrían ocultarse.

Había una pared en el comedor, que daba pie con la cocina, en el cual se podrían esconder a cuclillas. Empezaron a llegar revolucionarios alarmados a los minutos. Primero intrigados, luego, tras un grito, llegaron con ganas de apaciguar las llamas. Y en poco tiempo el cuartel se sumió en el caos. El cuerpo de Muang había ardido ya, quedando solo cenizas, así se evitaban esconderlo. Gritos, cubos de agua, cadenas humanas que no funcionaban, desorden, gente intentando sacar su liderazgo... Mucho ruido y movimiento. Parecía que era el mejor momento para ir directos hacía el objetivo humano cual flecha y acabar con él. Hizo una seña con su mano, indicando que era el momento ideal para avanzar y eso mismo hizo. Salió de su escondrijo aprovechando la gran distracción y fue corriendo de la forma más silenciosa posible hacía el interior de la base - Joder, no tenemos mucho tiempo para encontrar a ese... - De golpe, mientras Chizu corría por el pasillo, una puerta se abrió abruptamente por un fuerte placaje. De ahí salió Zagron, el cual también placó a Chizu por un costado y la estampó contra la puerta, la cual también se partió, dejando ver una sala algo especial. Era una forja. Herramientas precisas y unas temperaturas muy altas lo confirmaban - Yo también os estaba buscando... Nos sois revolucionarios, malditos - Decía, mientras lanzaba a Chizu contra una pared, pero conseguía frenar el lanzamiento poniendo un pie y una mano en el suelo, aunque esta ya empezara a sangrar.

Jue Jul 28, 2011 2:07 pm

Lagi inició la destrucción de los alimentos de la base, lo cual claramente afectaría la estabilidad del asentamiento revolucionario, al tener que desplazarse y transportar una cantidad tan grande de comida, y aún más difícil, transportarla sin que llamara la atención del gobierno mundial o de la marina, que ellos al terminar la misión, con el debido recuento de datos del futuro informe, estarían al tanto de que cualquier desplazamiento de alimentos a gran escala sería probablemente por parte de la armada revolucionaria. Los tres consiguieron salir con facilidad de la cocina llameante, mientras de fondo se escuchaban las alarmas de la base y sus residentes intentando futilmente acabar con el incendio, pero, debido a los materiales que se encontraban en aquella cocina, varios inflamables, les costaría lo suyo el terminar el incendio. Chizu se adelantó, señalando que debían avanzar, sin embargo, no tenían que continuar la búsqueda, su objetivo se encontraba frente a ellos, y no particularmente alegre. Sus palabras denotaban enfado y que habían sido descubiertos parcialmente. Realizó un placaje contra Chizu, rompiendo una puerta y descubriendo una especie de forja oculta, con hornos a altos grados de temperatura, lo cual le daba unas cuantas ideas de cómo podrían combatir contra Zagron.

- Somos los tres mosqueteros - Dijo con una leve sonrisa al líder revolucionario, mientras el agente se iba retirando poco a poco hacia atrás, intentando quedar de espalda a uno de los hornos de la susodicha forja. El sujeto miró fijamente a Mikhail, le parecía extraño que un sujeto que aparentaba ser un gusano de bibliotecas y libros ahora era un tipo arrogante.- De ti si que no me lo esperaba... - El pelinegro se encogió de hombros. No podía dispararle aún, ya que llamaría la atención de todos los demás revolucionarios y eso, en el inicio del combate, sería poco recomendable. Zagron al parecer cayó en la provocación, lanzando un martillo con mucha fuerza hacia el torso de Misha, el cual apenas logró esquivarlo, aunque le golpeó un costado, haciendole encogerse un poco debido al dolor. El líder continuó con un placaje contra el agente utilizando su gran fuerza corporal, el cual, se dejó impactar, pero a cambio colocó el fusil a quemarropa del cuerpo del líder, accionandolo y creandole un agujero en la mitad del pecho, causando que este comenzara a sangrar gravemente, aunque Mikhail no pudo evitar ser estampado contra la pared, aprovechando su posición no completamente recta para no ser enviado contra el horno, dando toda su espalda contra una de las paredes del lugar, mientras el adolorido Zagron, debido a la fuerza de su carga, chocó contra el horno, quemándose parcialmente el brazo izquierdo, pero incorporándose con rapidez, aún con este disparo el sujeto no caería tan fácilmente.

Jue Jul 28, 2011 4:55 pm

El joven había conseguido su cometido, pues todos los revolucionarios estaban confundidos, además de atareados con el agua y el transporte de la comida, pues si no actuaban de manera rápida perderían todo su sustento y de esa manera su tranquila vida en aquella isla se vería peligrada por la escasez de comida, al menos hasta que repusieran las perdidas a través de un cargamento del exterior. Puesto que ala situación era propicia, los agentes pasaron prácticamente de hurtadillas por el grupo de revolucionarios que estaban alertados, pues sus movimientos se mantenían en las sombras y procuraban el no ser vistos, al menos hasta llegar a una zona donde confiados avanzaron sin predecir lo que estaba apunto de acontecer, sobretodo su compañera, pues se lanzó a correr contra una puerta que tenían de frente de la cual apareció el enemigo en cuestión, aquel al que debían abatir y salir del lugar lo más rápido posible, aunque ciertamente el plan tenía muchos fallos y ya era tarde para corregirlos. Los movimientos de sus compañeros no estaban siendo precisos, pero Zagron tenía un poder mayor del esperado por parte del grupo, eso llevo a que Misha ideara un plan rápido y del cual se había percatado el albino, pues se adentró de manera intencionada en la sala de los fogones, forjas y hornos, obviamente el plan era utilizar el entorno en contra del líder revolucionario, algo que le había salido bastante bien al moreno, pues había herido con severidad al grandullón y por lo menos estaba debilitado, tocaba rematarle y debía ser rápido.

Zagron parecía tener pensado el lanzarse de nuevo a por su compañero de oscuros ropajes, el cual estaba aún recuperándose del ataque que le había propinado el inmenso amasijo de músculos que tenían por enemigo, por lo que necesitaría ayuda de algunos de sus otros dos compañeros para salir de aquella situación, fue entonces cuando Andrey, que aún no había sido dañado ni atacado en ningún momento, se lanzó con velocidad por el costado de Zagron con cuchillo en mano, propinándole una fuerte puñalada en dicho lugar. - ¡Ahhhhhhhhh, bastardo! - Aquel terrible grito y la cantidad de sonidos que estaba emitiendo el enfrentamiento podía llegar a atraer a ciertas personas de indeseable presencia en dicho momento, por lo que deberían enfrentar al enemigo con velocidad y prepararse para futuras represalias. - ¡Acabaré con vosotros aunque sea lo ultimo que haga! - Exclamó el enemigo retirándose el cuchillo que le había clavado el albino en el costado y lanzándoselo rápidamente. El joven pudo apartarse levemente de la trayectoria del objeto que le habían arrojado, sin embargo no a la suficiente velocidad como para no resultar herido, por lo que dicho ataque tuvo efecto en su brazo izquierdo, propinándole un corte algo más profundo de lo que se podría llamar superficial, haciendo que el liquido carmesí que fluía por todo su cuerpo brotara levemente, al menos estaba herido con severidad y sus movimiento eran cada vez más moderados.

Jue Jul 28, 2011 5:25 pm

Zagron estaba muy malherido, tenían que acabar con él ya, pues entre el disparo y sus placajes y gritos estaban haciendo demasiado ruido. Parecía dolorido, con pocas fuerzas para tenerse en pie, pero según como lo había descrito el gobierno a esa persona, no le podían dar ni un suspiro. Tenían que empezar y acabar al 100% o más. Así que se llevó las manos a las piernas cogiendo sus cuchillos mientras se alzaba y estiraba sus huesos. Fue entonces cuando salió corriendo a por él cual rayo unificado en un único punto, pues más que Zagron su objetivo era clavarle el cuchillo en su cuello para acabar con su vida de una forma rápida. Zagron se dio cuenta y se volteo para cuando esta ya llevaba la mitad del camino, pero poco le importo a la rubia. Alzó un cuchillo y se preparó para clavarlo en su cuello, y cuando estiró el brazo para finalizar la pelea, bloqueo el ataque. Utilizando la palma de su mano como escudo, impidió que el cuchillo avanzara hasta su garganta. Una sonrisa del enemigo fue lo único que estremeció el cuerpo de la chica, y al momento recibió un puñetazo con lo que parecía ser su última voluntad, pues su cráneo se resintió por ello, y se rompió una costilla por salir lanzada por toda la sala y parar el golpe con el pecho.

Una nube de polvo apareció en la zona de aterrizaje. Entre ella se volvió a alzar Chizu, esta vez con los brazos caídos, con toda la rabia por haber fastidiado su mejor traje de combate salió a mayor velocidad incluso que la de antes. Zagron tuvo tiempo a quitarse el puñal de su mano y agarrarlo como arma defensiva, ahora daba bastante más miedo. Zagron y Chizu iban a impactar, y por primera vez Chizu sintió que tenía las de perder contra Zag. Pero por suerte, no pudo evitar resentirse de sus anteriores heridas y quedó un segundo paralizado por el dolor. Cuando Zagron volvió a reincorporarse de su pequeño dolor y buscó en la sala a la joven no la encontró, pues no sabía que la rubia caería desde arriba, apuntando con el cuchillo justo en el centro de su cabeza. Cayó directa en ella, y el cuchillo no tuvo problemas en atravesar piel y huesos hasta entrar en contacto con su cerebro, inutilizando todo aquello a lo que los humanos llaman vida.

Cayó al suelo junto a ella, la cual estaba algo agotada - Si... era una pieza de coleccionista... Menudo ca... en fin, un problema menos para los de arriba - Dijo mientras se limpiaba el sudor con los ropajes del muerto y se ponía en pie. Pero, justo cuando el cuerpo de Zagron dejó de expulsar sangre como una fuente, aparecieron por la puerta unos revolucionarios con armas de fuego, apuntando al grupo - ¡Qui-Quietos! ¡Vo-Voy a disparar! - Decía uno como podía, nervioso, pues sin su líder no eran más que peones de ajedrez sien piernas. Chizu se quedó quieta, pues esperaba que, ya que había tenido la suerte de ser la última que debilitara completamente a Zagron, otro de sus compañeros se ocupase de abrirse paso entre la escoria

Jue Jul 28, 2011 6:03 pm

Con ataques en sucesión de Lagi y Chizu, está última siendo la artífice final del asesinato de Zagron con una puñalada directa al cráneo, podían dar por casi terminada su misión, siendo ahora su objetivo el escapar, si llegaban a ser capturados con vida serían torturados e interrogados, para finalmente, ser posiblemente desechados, y aunque les dejaran con vida, el gobierno mundial les liquidaría. De cualquier forma, su única opción ahora era el salir de aquella base de Saint Reia sin llamar demasiado la atención, pero eso quizás se viese un poco complicado debido a la situación actual. Habían sido avistados por un par de guardias revolucionarios, que, aunque asustados por ver el cadáver de su líder tendido en el suelo, no dejaban de ser peligrosos por sus armas de fuego. Mikhail seguía en el suelo, sentado, aún con el cuerpo conmocionado por el impacto que había recibido segundos antes, pero logró apuntar con el fusil a uno de los guardias, disparandole a las manos, causando que emitiera un profundo alarido de dolor y soltara su arma de fuego, ahora, quedaba el otro sujeto, que alertado por su compañero herido, apuntó a Misha, que por su posición no podía ponerse a cubierto. Realizó lo más lógico que veía en ese momento, recargó el fusil a la mayor velocidad posible, y apuntó con presura al revolucionario. Ambas armas de fuego fueron disparas en instantes prácticamente iguales, impactando la del revolucionario en el hombro izquierdo del pelinegro, el cual se quejó en voz baja del dolor, mientras que la bala de este dio de lleno contra el pecho del sujeto, cayendo este al suelo mientras entraba en shock.

Mikhail se levantó con algo de dificultad, tenía un golpe que comenzaba a tornarse de color morado en su costado, la espalda adolorida por ser estampado contra una pared y ahora, una herida de bala en el hombro izquierdo. Sin embargo, esto no le imposibilitaba el escapar. Salió de la sala junto a sus compañeros, dejando al par de revolucionarios en aquella forja, y se apresuraron a escapar al menos de la zona circundante al comedor, donde estaba la mayor aglomeración de personas en ese mismo instante. Se encontraban ahora mismo cerca de una de las vallas que acordonaba la base, sin embargo, aún había contados guardias vigilando el lugar. Tendrían que encontrar alguna salida o atravesar la valla a la fuerza, y luego, encontrar alguna embarcación para huir definitivamente de la isla.

Vie Jul 29, 2011 12:20 pm

Zagron había caído… al fin su cometido en aquella misión se había llevado a cabo con éxito. Les costó… y fue dura la batalla pues todos recibieron heridas, algunos más que otros, pero todos los meses que habían estado en aquella isla infiltrados para acabar con la vida del líder revolucionario finalizaron con éxito, merecía la pena el haber estado infiltrado durante tanto tiempo y haber sufrido el recibir ordenes por parte de los revolucionarios, pues el objetivo fue exactamente como lo habían planeado. Se ganaron la confianza de todos los que allí habitaban hasta el último momento, es decir, cuando debieron de dar su golpe de gracia para finalizar con la misión. Ahora los tres agentes podían ver con claridad el mutilado y herido cuerpo del líder, tumbado en el suelo con el arma utilizada por Chizu para otorgarle el golpe de gracia y así arrebatarle la vida que daría éxito a la misión que debían finalizar, claro que aquella batalla alerto a los miembros revolucionarios cercanos a la sala donde se estuvo combatiendo, sin embargo su compañero Mikhail fue veloz en derrotarlos con sus armas de fuego. Tocaba huir, una parte indispensable para dicha misión, pues en caso de capturarlos no debía ser con vida, puesto que si los atrapaban lo más seguro es que trataran de hacerles hablar mediante métodos de tortura y seguramente con un fin poco agradable tras conseguir su meta.

Los tres agentes corrieron por pasillos, atravesaron salas y trataron de no ser descubiertos en ningún momento moviéndose entre las sombras de la noche que daban cobijo, es decir, pasando entre tiendas de campaña y otros objetos de gran tamaño que le permitían el ocultarse de la vista de los revolucionarios que aun estaban entretenidos con las grandes llamas que cada vez más devoraban la cocina y trasmitiéndose a otros lugares que estaban a reducido alcance de donde se encontraba esta misma, pues contando con ese entretenimiento y la alarma de descubrir el cadáver de su líder todo estaba planteado a favor para la huida que planeaban llevar a cabo. Siguiendo con el mismo sigilo que llevaron en el momento de huir de la sala de forja donde habían dejado el cadáver de su enemigo pudieron llegar hasta el embarcadero, no era gran cosa, sin embargo no necesitaban más por parte de los revolucionarios para sacar los pocos barcos que allí mantenían ocultos para huir en caso de que la marina o cierta división diera con la isla y vieran la necesidad de actuar rápido. Por la parte frontal de la isla estaba el puerto, era el utilizado comúnmente, sin embargo ese no era el que podían utilizar los agentes si querían pasar inadvertidos y huir, por ello fue tomada la decisión por parte del grupo de ir al embarcadero trasero en el cual todo estaba dispuesto.

Los agentes tuvieron que combatir una vez más, pues vigilantes armados con sables custodiaban los pocos navíos que allí se encontraban, así como pequeñas barcas y demás botes de tamaños variados. Aquella ultima batalla la llevaría a cabo el peliblanco, se decidió así por su parte dado que era el menos herido de los tres y su brazo ya estaba habilitado para la batalla, pues a modo de parche temporal el joven se había arrancado la manga de sus ropajes para hacer una especie de vendaje que hiciera que la sangre brotara de manera más lenta y llegando a taponarse a ciertos momentos si no lo forzaba demasiado, puesto que el corte que había recibido era poco más que superficial, así que no era tan exagerado como para impedirle combatir. El joven agente se aproximó con sigilo por detrás de uno de los guardias mientras sus compañeros esperaban agazapados en la caseta que daba al embarcadero, y una vez estuvo en la posición y distancia adecuada lo desarmó con velocidad propinándole un golpe en la garganta que dejó abatido al instante al revolucionario, sin esperar ni un solo momento y retirando el sable de las manos de este, se abalanzó sobre el miembro restante que allí se encontraba, pues el sonido que había emitido el golpe del agente alertó a su enemigo, por lo que debería acabar rápido con él. Así fue, el peliplata había atravesado el torso del revolucionario de manera rápida y certera, la batalla apenas duro unos segundos, pues al poco de alertarse su enemigo, el agente se abalanzó con velocidad haciendo que este no pudiera defenderse ni atacar a tiempo. Tras atravesar a su adversario dejo de hacer fuerza en el mango del sable permitiendo a este caer junto al cadáver del revolucionario.

- Vámonos rápido de este lugar de una vez, ahora que nadie vigila y están distraídos con el fuego… - Dijo en voz baja hacia sus compañeros el que de nuevo podía hacerse llamar Lagi, pues su tapadera de infiltrado, al igual que la de sus compañeros, había finalizado en el momento en el cual murió Zagron, tocaba regresar a su hogar y concluir con todo lo que conllevaba el haber llevado a cabo una misión de semejante envergadura, por lo que los tres tomaron uno de los barcos y se echaron a la mar, dejando tras de sí una isla que comenzaba cada vez más a quedar arrasada y consumida por una enorme masa de fuego intencionado a modo de distracción, con ello habían conseguido no solo destruir a su líder, sino que también habían provocado grandes heridas en el lugar que residían todos aquellos enemigos. Tardarían un tiempo en poder recuperarse de aquel duro golpe, por lo que podían estar tranquilos de momento y finalizar con todo el papeleo que tendrían pendientes una vez llegaran a Shellstown.

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