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Dom Ago 28, 2011 11:58 pm
El revolucionario había llegado hacía poco, junto con Shirou, a recoger un encargo de armas que tenían en Shimotsuki. Se habían transportado en un pequeño barco de civiles, ya que tenían que viajar de incógnito por su condición de revolucionarios. Cuando llegaron al poblado, estuvieron un rato preguntando por indicaciones a los lugareños sobre la tienda de armas que se ubicaba cerca del dojo, que era el lugar donde cada uno de los espadachines había encargado sus respectivas katanas. Poco tardaron en llegar al local, donde se encontraba un hombre de mediana edad atendiendo a un par de jóvenes vestidos con un kimono blanco, seguramente aprendices del famoso dojo de Shimotsuki, según, el mejor de los mares cardinales. La tienda no era muy vistosa, teniendo como punto más notable, una figura de una katana de madera en el techo. Raiden se aproximó primero, colocándose a la derecha de los supuestos aprendices.

- Buenos días caballero, mi compañero y yo hemos encargado un par de katanas hace unos días, una reforzada y una de doble filo ¿Podemos recogerlas? - Dijo en un tono elegante, presentando una ligera sonrisa. El hombre le miró durante un momento, pensando en sus palabras - ¡Ah! Si, se encuentran en la parte trasera, ya se las traigo - El sujeto caminó a paso rápido hacia el interior de la tienda, regresando luego de un par de minutos con un par de katanas en sus manos.- La de blanco es la de doble filo, la otra la reforzada - La blanca era del encargo de Raiden, le gustaba más el tener un filo par a la hora de combatir contra alguien que no fuese espadachín, que era lo más común que se podía encontrar. Desenfundó el arma, observando que el filo estuviera en buen estado, así como el metal, la guarda y el mango. Desconfiaba mucho de los vendedores, así pareciesen honrados.

- ¿Te apetece un duelo luego? Tenemos el dojo, podemos utilizarlo y mostrarles cómo es una batalla real - Dijo a Shirou. Tenía tiempo que no comprobaba cuál de los dos era superior al otro, y no era algo que quisiera tener en duda. Además, sería lo perfecto para comprobar sus nuevas armas y qué tal se adaptaban bien a ellas, ya que una katana nunca era igual a otra.
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Lun Ago 29, 2011 7:47 pm
Los revolucionarios se hicieron hueco en la pequeña Shimotsuki con la intención de comprar las armas encargadas con anterioridad, su vida apenas había cambiado en los cuatro años que llevaba enrolado su facción, si acaso un poco más de confianza comparada a con la que entro en la revolución, pero sus actos no fueron muy grandes hasta el momento. Mediante un barco corriente, del típico que transportaría pasajeros, dado que su infiltración debía ser la misma: hacerse pasar por simples civiles, algo que no costaba mucho dado que en ese mismo instante no portaban arma alguna más que unos guantes de metal, al menos por parte del violáceo. La isla en la cual se efectuó tal encargo, en cuanto a armas de filo se refería, era en la que actualmente caminaban, Shimotsuki, ciudad de espadachines o al menos donde se les entrenaba, un lugar digno para partir con experiencia, algo que les sobraba a ambos compañeros.

A paso lento pero firme entraron en la pequeña tienda en la cual se hizo el encargo de las katanas, pero fue su compañero de apacible carácter el que se adelanto en pedirlas al dueño. Por parte del mismo una katana de doble filo, mientras que el morado tenía una carácter predominante a las más características de un solo filo, pero en compensación a la ausencia de la otra parte filosa portaba una kodachi, un arma que estaba preparada para utilizarse en situaciones especificas, pues el espadachín estaba acostumbrado al tradicional estilo que su maestro le enseñó y el mismo practico durante años. - Muchas gracias por las armas, permítanos deleitarnos con su acabado mediante la propuesta de mi compañero. - Dijo con palabras amables el joven de orbes claros, pues antes de irse de la isla estaba, al igual que su compañero, de acuerdo con probar dichas armas enfrentándolas unas a otras.

El joven sujetó ambas armas y las dirigió hacia el lado derecho de su cintura, quedando de manera travesera en el trozo de tela blanco que ahí portaba, con el fin de encontrar reposo antes de ser desenvainadas para el combate. Una de ellas, la katana reforzada, se posiciono de manera diagonal como usualmente portaban los espadachines de dicho arte de combate, ya que el manejo de la espada era mucho más que un mero método o estilo, mientras que la otra, la kodachi, estaba un poco más erguida respecto a su compañera, quedando esta casi en horizontal pero si llegar a la totalidad. Ambas armas formaban una pequeña esquís apunto de cerrarse una sobre la otra, siendo la reforzada la que de mantenía predominante sobre la otra, es decir, que la que primera se posicionaba desde la derecha era la katana reforzada y la que tocaba con la cintura del violáceo era la kodachi (mirad alguna imagen de ficha si no se entiende del todo). - Como bien dices, mostrémosles un combate de dignos rivales… - El joven inició un avance en dirección al dojo más cercano a la tienda, que casualmente era uno de los que mayores visitas recibía a lo largo del día, al menos por las palabras del anciano de la tienda que se entusiasmo por la publicidad que dicho combate podría acarrear sobre su tienda.
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Lun Ago 29, 2011 8:56 pm
Para cuando el dúo había entrado al dojo, se encontraban en plenas prácticas diarias. Según tenía entendido, el entrenamiento ahí duraba varias horas al día, por lo que era normal. Tenían varios tatamis en los cuales sus estudiantes se encontraban combatiendo unos contra otros, de una manera más ligera de la que harían ambos revolucionarios. Raiden, adelantándose, se acercó a uno de los maestros del lugar, realizando una reverencia con el torso completo, la cual fue respondida de la misma manera.- Permiso sensei, mi compañero y yo somos espadachines, nos gustaría utilizar uno de vuestros tatamis para un combate de entrenamiento, y quizás os sirva a vosotros también como un espectáculo - Su modo de expresarse iba acorde al respeto que sabía que existía en el ámbito de un dojo de ese tipo, al ya haber leído sobre ellos y visitado algunos otros. El sujeto, un hombre de unos 50 años, con una calvicie parcial, y barba de unos 3 días, no pensó mucho en ello, y asintió con la cabeza al cadete, acercándose al tatami que tenía más cercano, interviniendo en el combate de aprendices que se estaba llevando a cabo.

- Bien chicos, un par de espadachines nos dejarán ver un duelo entre ellos... quizás aprendáis algo, o quizás no - Dijo de alguna manera retando al par para que dieran una muestra de nivel. Raiden tan solo mantuvo su relajada expresión, parándose a un lado de la lona, retirando sus zapatos y subiendo a esta. Rebuscó un poco en sus bolsillos, encontrando un par de guantes de metal, que había adquirido a un mercader ambulante dentro del barco, y se los colocó. Eran parecidos a los que solía llevar, dejando sus dedos al descubierto, mientras la parte metálica cubría los nudillos, parte superior de la mano y la primera articulación de todos los dedos. Se arremangó un poco su gabardina, crujiéndose el cuello y esperando a que Shirou se preparase.

- ¿Alguna regla en particular o solo el primero en recibir un golpe mortal? - Preguntó al otro cadete mientras desenfundaba y mantenía la espada en posición pasiva. Un par de estudiantes les ofrecieron sus boken, pero, ellos no tenían en mente un combate con espadas inofensivas, lo suyo era un duelo, en todo el sentido de la palabra, una competición real para comprobar cuál de los dos era superior al otro en ese momento.
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Lun Ago 29, 2011 9:56 pm
Su adelantamiento en el camino cesó frente a la puerta del dojo, en esa enorme, pero rustica, puerta de madera que daba hincapié al lugar, un lugar del cual solo uno de los revolucionarios se alzaría victorioso y con la gloria o alabanzas de las personas que observaran el combate, una gloria que a ojos del violáceo era inútil. No residía en él ni el más mínimo pensamiento de regodearse en un victoria, para él no era necesario ostentar un gran poder o una gran maestría, para él todo aquello trataba sobre un duelo para conocer la diferencia entre uno u otro, un duelo de rivales que, por su puesto, no finalizaría con la victoria o derrota del lugar, estaba destinada a ser una rivalidad de las que duraban hasta que uno de los dos combatientes fuese arrastrado al oscuro y frío abrazo de la muerte. El joven se aproximó junto al moreno hasta quedar frente a uno de los maestro del dojo, su único acto fue una reverencia igual a la de su compañero, el cual fue encargado de expresar las intenciones de ambos espadachines, las cuales eran quizás un poco egoístas por el hecho de entrar en aquel lugar y tratar de conseguir algo a cambio de tan poco, una posible clase de cómo era el combate real con espadas entre rivales dispuestos para dar todo de sí mismos. Algo que podía servir para enseñar o, como bien había hecho mención el maestro a sus pupilos, podía no servir de nada.

Las palabras del anciano frente a sus pupilos le sacaron una leve y tranquila sonrisa al espadachín, se notaba que aquel hombre era duro y albergaba la posibilidad de que ambos contendientes no fuesen nada del otro mundo, ese hecho, el de pensar en ellos como meros espadachines que se pasaban por el lugar, era lo que hizo lucir aquel rostro apacible con la leve sonrisa. Entendió aquellas palabras como un reto con cierta ironía para el combate, estaba retando a ambos a lucirse y mostrarse de una manera apropiada ante todos sus alumnos. Expectativa que seguramente cumplirían, pues los entrenamientos que estos dos habían sufrido eran suficientes para que el combate tuviera la categoría de interesante para los que aún estaban en edad de aprender. - Como quiera, maestro, haremos gala de lo que tenemos y ahí opina usted si quiere… - El joven se acercó al tatami asignado para el combate, al igual que su rival, y se mantuvo erguido durante unos segundos esperando a que el de cabellos azabache se enfundara las manos en los guantes.

Su, ahora, adversario le preguntaba sobre las reglas que determinar para el combate, en ese aspecto no estaba seguro sobre como definirlo, pero puesto que su compañero ya había propuesto una opción en la misma pregunta le pareció una sugerencia adecuada. - No tengo muy claro dicho término para el combate... utilizaremos tu propuesta del golpe mortal, el primero que tenga la oportunidad o este apunto de asestar un golpe mortal al otro, resultará vencedor, lo veo bien. - Poco antes de sus palabras les había ofrecido unos boken con los cuales combatir, el hecho de no haberlos cogido y las ultimas palabras del joven determinaban que aquel combate era serio, de hecho si cualquier movimiento salía fuera de lo convenido o más allá de los limites considerados por ambos rivales, todo podía resultar fatal para alguno de los espadachines, o incluso para ambos. - Te cederé el primer movimiento… - Anunciaba el joven a su rival, dándole a entender que podía realizar cualquier movimiento hacia su persona en el momento que viese propicio, pero siempre en primer lugar. El joven hizo gala de una reverencia flexionando de torso completo con su brazo diestro frente a su pecho, es decir aún sin desenvainar. Después se mantuvo en pie sin movimiento alguno más que una mirada tranquila, sin mostrar carácter alguno en su faz.
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Mar Ago 30, 2011 12:22 am
Reglas simples, el que lograse el primer golpe que, de asestar, fuese mortal, sería el ganador. Varios puntos eran válidos para ello: La cabeza, el cuello, el pecho, por lo que tendría que ir con cuidado y tener muy en cuenta su defensa. Sabía de la habilidad de su rival, había tenido varios encuentros en su contra, y así como había ganado algunos, también había perdido. Ahora, le tocaba a él iniciar el combate, el primer movimiento. Podría intentar deducir que movimiento sería el mejor para ser el inicial, pero, en este caso no le preocupaba demasiado. Agarró la katana con ambas manos y flexionó las rodillas, dejando atrás su mirada despreocupada por una mucho más seria, centrada en el combate. Por una parte, combatir contra no-espadachines le parecía algo relativamente tedioso, ya que las posibilidades de encontrarse sujetos con estilos de combate raros, o poderes de alguna akuma no mi, era muy elevada. Sin embargo, los espadachines, usualmente, eran simples sujetos con habilidad de espada, y aunque tuvieran poderes, se basaban en habilidades de espadas para combatir.

Era momento de iniciar de una vez la batalla. Utilizando sus rodillas ya flexionadas, se propulsó hacia Shirou, desplazando lentamente su katana en la trayectoria, y una vez frente a su compañero, avanzaría con más rapidez el corte, quedando al final en un ataque en diagonal iniciando desde el brazo izquierdo, de derecha a izquierda desde la perspectiva de Raiden, dirigido hacia el pecho. Aplicaba la fuerza de la propulsión que había realizado para el movimiento al ataque, lo cual dificultaba un poco el bloqueo debido al fuerte embate que ocasionaría. Una vez finalizara el corte, apoyaría el pie izquierdo como punto de apoyo, dejando el otro levemente elevado para un posible movimiento defensivo en pos de un contraataque de Shirou, además de retroceder su katana con precaución, acercándola a sí mismo. No realizará más movimientos, ya que apenas estaban iniciando, primero tendría que asimilarse al combate con su nueva arma, la cual a primera vista, parecía adaptarse bastante bien, siendo de peso ligero al no estar reforzada.

Algunos de los estudiantes se sobresaltaron inicialmente con el movimiento. Era del tipo que, impactando de lleno, podría provocar la muerte del otro. No estaban acostumbrados a ese tipo de combates, sin embargo, era también una de las razones por las cuales el par se había presentado al dojo para su particular duelo. El maestro de ese grupo se veía ahora con un semblante más serio, entendiendo que los dos revolucionarios, de incógnito, no eran solo aficionados al arte de combatir con espadas.
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Mar Ago 30, 2011 1:35 pm
Clima propicio, buena hora del día para que el gentío se reuniese a sus alrededores para ver el combate de espadachines, todo estaba acorde para que aquella batalla saliera de maravilla, ahora es cuando debía entrar el factor humano, ambos espadachines. Shirou sabía de las manías de su compañero respecto al oponente que se enfrentaba, pues un rival que utilizase cualquier tipo de estilo de combate que no estuviese promovido por el arte de la espada, era un mero rival al cual podía enfrentar con parsimonia, sin esforzarse demasiado. Sin embargo en aquel enfrentamiento, ambos usuarios portaban katanas con las cuales defenderse y atacar, por lo que ninguno de los dos se mantendría ensimismado o haría movimientos vacíos, la batalla debía mostrar los auténticos rasgos o dotes de combate que poseían. Estaban exhibiendo lo que suponía ser un combate real y, en todo momento, serían evaluados por los maestros del dojo, alumnos y gente de los alrededores, aquel hecho era importante para los contendientes, no a la hora de ganar fama o gloria, como ya se había hecho mención, sino por dejar claro que el arte que utilizaban para el combate era digno de tener en cuenta para sus posibles rivales. Su objetivo era el de mostrar dicho estilo de manera apropiada respecto a la antigüedad centenaria que poseía.

Su compañero era el primero en iniciar movimiento, tal y como le había permitido o cedido el violáceo, su primer acto fue el de una flexión de ambas extremidades inferiores, el que aún se mantenía observando tenía claro a que prevalecía dicho movimiento, Raiden se valió del impulso de dichas extremidades para perder la distancia que los separaba de una manera veloz, pero el morado eso ya se lo esperaba. Lo que aún se mostraba con carácter de oculto era el ataque que realizaría, estaba claro que la acometida vendría desde su lado diestro, ya que el moreno portaba su arma en la mano zurda, por lo que el joven ya consideraba un posible movimiento para la defensa. Mientras su competidor se aproximaba a gran velocidad, el de melena violeta posaba su mano zurda sobre el mango de su katana reforzada y justo cuando Raiden estaba cerca, cuando el movimiento era apreciable por donde se adentraría con el objetivo de cortar de izquierda a derecha desde la perspectiva del joven que era meta de la acometida. Su movimiento fue rápido y sencillo para esquivar el brutal ataque, aferrándose al mango que sostenía, lo alzó con desenvainando casi la totalidad de la hoja a la vez que realizaba un giro con el cual se ponía de espaldas a su rival, pero que sin embargo era propicio.

El ataque ejecutado por el revolucionario golpeaba el costado exterior de la katana que se interponía en aquel momento entre él y Shirou, su movimiento había consistido en desenvainar la katana de manera vertical y apoyando en el costado interno de la misma su brazo diestro flexionado, el brazo daba soporte a la hora de resistir el golpe enemigo, aunque no solo estaba reforzado por dicha extremidad, sino que al no haberla desenvainado del todo de su funda, parte de la hoja, en concreto la punta de la misma, estaba en el interior, por lo que podía aferrarse a ello para ganar la resistencia, aparte de la que ya obtenía con su brazo. El movimiento no era el simple desenvainar para posicionar la katana de una manera vertical, ya que mientras se ejecutaba dicha acción, un giro de ciento ochenta grados estaba siendo efectuado por el mismo espadachín, quedando posicionado levemente en dirección izquierda a su rival y de espaldas al mismo, en ese preciso instante el golpe de su compañero cambiaba la trayectoria del corte desde la perspectiva del agredido, pues el ataque ahora provenía de derecha a izquierda y desde su espalda.

Una vez defendido del corte de su rival ambas partes estaban ejecutando fuerza en una colisión de espadas, uno por la parte filosa, un ataque ya defendido, y el otro por el costado de su arma, defendiéndose del ataque. El golpe de su rival en la katana hizo una pequeña elevación de aire que azotaba la punta de los pelos morados del joven, haciendo muestra de la potencia que el golpe portaba, se notaba el nivel de ambos combatientes, mas a pesar de las expectativas de lo que observaban el combate, no todo había finalizado. El violáceo dio un empuje con el brazo diestro flexionado que apartaba la katana agresora del lado opuesto de la suya, con ello quedaba liberado para ejecutar un movimiento, por lo que se valdría del pequeño lapso de tiempo en el cual Raiden volvía a reaccionar para ejecutarlo. Esta vez trataría de nuevo un giro de ciento ochenta grados, el movimiento iniciaba con el giro mientras desenvainaba por completo la katana que sostenía con la mano zurda y, conforme avanzaba el giro, su espada se precipitaba con velocidad proporcionando un corte de derecha a izquierda hacia su rival, concretamente un tajo horizontal con intención de cortar a su compañero por la mitad, dicho corte llevaba un poco mas de efecto y potencia por la inercia del giro que realizaba.
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Miér Ago 31, 2011 1:41 am
Un bloqueo impecable por parte de Shirou, el cual había provocado una leve y agradable brisa en el lugar. Una defensa con un giro, katana desenfundada parcialmente y choque de armas para detener el ataque, magnífico. Su rival realizó un impulso el cual retiraba el contacto de un arma con la otra, liberandoles a los dos para realizar cada uno sus movimientos. Le hubiese gustado iniciar a él, pero en este momento, su compañero fué más rápido al inicio, por lo que Raiden se conformó con defenderse en ese momento. Otro giro se avecinaba, pero en este caso, ofensivo, desenfundando ya por completo el arma punzocortante para realizar el corte. Tal movimiento estaba apuntando a la cintura del revolucionario, en caso de acertar, de nuevo significaría un golpe mortal. Aunque, ambos aún no llegaban al máximo de sus capacidades, apenas iniciaba el duelo.

El movimiento iniciaba desde su zurda, mano con la cual dirigía el movimiento de su katana. Un corte del tipo que acababa de ser realizado era difícil de bloquear debido a que, por la posición que tendría que adoptar para ello, le dejaba vulnerable a un ataque a otras zonas del cuerpo, y eso significaría la derrota en este caso. Al final, decantó por un bloqueo de contraataque. Realizó un corte en el sentido opuesto del de su atacante, chocando ambas katanas la una con la otra, y de nuevo, produciendo aquella brisa tan sutil y refrescante. Mientras la katana agresora había sido detenida apuntando al horizonte, la del fumador apuntaba hacia abajo, bloqueando el avance de la primera. Un par de chispas salieron debido a la fricción entre metales, y en ese momento, Raiden giró sobre sí mismo hacia adelante, mientras ejercía una gran fuerza sobre su espada. Por la posición del arma enemiga, al aplicar el movimiento antes mencionado, esta ahora apuntaría por unos segundos hacia el cielo en un ángulo de unos 120°. El pelinegro pasó por debajo de sus brazos para el giro, y su katana ahora se encontraba libre, así como la enemiga. Con un rápido movimiento de brazos, desplazó su arma hacia el frente para realizar ahora el ataque.

Su ofensiva aprovecharía la distancia casi nula en la cual se encontraban luego del giro. Al subir sus manos para realizar el giro anterior, su espada había sido elevada con ellos también, y, frente a Shirou, realizó un corte descendente vertical aunque ligeramente inclinado hacia la izquierda del objetivo, apuntando a todo el torso en general. El corte sería lento debido a todo el movimiento corporal que implicaba, además que tenía que traer el filo desde atrás de su espalda, donde se encontraba luego del giro debido al bloqueo, hasta el frente y descendiendo para el ataque. Aunque, Raiden sacrificó fuerza del golpe para darle algo más de velocidad, dejando relativamente floja la mano con la cual aplicaba fuerza al mango, mientras con la otra, empujaba ligeramente la punta este último hacia arriba, y por lo tanto, dándole velocidad al corte descendente.
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Miér Ago 31, 2011 12:14 pm
Su impecable bloqueo sirvió efectivamente tenía en mente, pero no todo fue perfecto, pues aparte de notarse la velocidad y potencia del golpe de su rival aún quedaba la astucia del mismo. La astucia que estaba empleando para realizar su contraataque a corta distancia, el movimiento inicial del oponente fue un giro, el cual dejo en una posición distinta a la inicial la katana del violáceo, ya que esta se mantuvo levemente alzada por el efecto de su acto, no era algo que le agraviase pero tampoco se podía quedar ensimismado por la contra de su compañero ya que podría resultarle fatal, este había alzado su arma filosa en pos de dar un corte vertical descendente, dicho corte iba a penetrar por el lado izquierdo del morado, mas de su agilidad y reflejos se valió para defenderse de tal acto. El joven aprovechando que en la mano zurda era donde sostenía su arma, lo único que tuvo que hacer fue un giro de muñeca de manera que la parte filosa de su katana apuntase al cielo, a continuación de ello tan solo flexionó su brazo y lo retiró hacia su espalda, de manera que el arma que poseía en aferrada a dicho brazo se cruzaba en diagonal entre ambos combatientes cortando el paso que trataba de sesgar por la mitad al morado.

De no haberse defendido a tiempo de aquel ataque, volvería a ser el posible golpe mortal que pondría fin al combate. La fricción de ambas armas de metal volvía a sacar algunas chispas al contacto y, al igual que la última vez que impactaron, una brisa de aire se creaba entre los dos muchachos, una corriente que despeinaba levemente y por unos momentos a los contrincantes. El publico dejaba ver la emoción en sus rostros, alguno el temor por que algún movimiento saliese mal y acabara en la peor de las situaciones, pero con lo que no contaban ninguno de ellos era la maestría en combate que sendos combatientes poseían. Los más impresionados con los actos de los espadachines eran los pupilos, aquellos que en un futuro tenía en mente ser lo mismo que observaban ahora con sus relucientes orbes, aún dejaban ver que por mucha dureza o entrenamiento que portaran encima seguían siendo niños que se emocionaban con un combate que mereciese la pena. El violáceo se mantuvo haciendo presión con la katana mientras miraba a los ojos de su compañero, tan solo le bastaron esos pocos segundos para notar la rivalidad ardiente pero silenciosa que se abría eco en el combate, el observador tan solo hizo una sonrisa de medio lado y continuo con lo que ya tenía planeado.

Relajando su brazo y posicionando su arma un poco más inclinada, de manera que la punta de la misma señalase de manera más pronunciada al suelo, permitía que la presión ejercida desapareciese y la katana de Raiden bajase haciendo fricción con el filo de su rival, ahora el arma del moreno se precipitaba contra el suelo mientras leves chipas se dejaban ver por el efecto desliz que llevaba. El plan no finalizaba con tratar de desviar el corte vertical de su enemigo en dirección al tatami, pues en el preciso instante que con su izquierda dejaba patinar el arma, con su diestra desenvainaba la kodachi que aún no había sido utilizada en momento alguno, pero sosteniéndola de una manera particular, del revés a como se posesionaría un arma normalmente en la mano, es decir, ejerciendo con un agarre inverso. Al momento de desenvainar y mientras el desvío de la katana de su rival era efectuado, su kodachi se precipitaba con la parte filosa hacia el costado izquierdo del oponente, realizando así un corte, desde el punto de vista del violáceo, de derecha a izquierda bastante preciso, también debía contar con el hecho de que ahora mismo se encontraba bastante protegido por la posición de su katana reforzada, la cual era transversal frente a el y escurriendo el arma de su rival. En todo momento el joven se mantenía preparado por si debía detener su ataque en el ultimo momento y no causar más que una leve herida a su oponente, pues la estrategia estaba bien montada y el golpe de no ser controlado podría acabar con carácter de mortal para su compañero.
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Jue Sep 01, 2011 1:10 am
Nuevamente era bloqueado, aunque por una parte se lo esperaba, le decepcionaba un poco el no poder haber realizado su movimiento exitosamente, ya que le había gustado el desarrollo de este. Al quedar otra vez chocando su katana con la enemiga, le dirigió una rápida y feroz mirada a Shirou, ya que estaba decidido a no perder en ese duelo. El contacto entre ambas armas se detuvo con el siguiente movimiento de su compañero cadete, dejando avanzar la katana hacia abajo, mientras desenvainaba su kodachi y realizaba un corte hacia un costado. Dos armas de filo, era molesto enfrentarse a un rival con ellas, pero, no imposible. Aunque, antes de pensar en como enfrentaría a ambas armas simultáneamente, tenía que pensar en una manera de evadir el corte antes de que siguiera avanzando.

No podía pensar mucho, así que realizó lo primero que se le vino a la mente para ello. Aprovechando que su espada se dirigía hacia el suelo por el bloqueo de Shirou, aprovecharía eso para esquivar. Dejó sueltas sus piernas y realizó un leve impulso hacia uno de sus costados para no caer de frente, comenzando a caer de un lado por ello, hacia la derecha. Una vez su posición corporal era de unos 150°, se impulsó con poca fuerza hacia ese mismo lado, utilizando tan solo el costado de su pie derecho para ello, ya que con la posición en la que se encontraba, no podía apoyar el pie completo. El corte pasó rasante al hombro y clavícula derechas del revolucionario, faltandole meros milímetros para ser efectivos. De fondo, al momento del movimiento evasivo de Raiden, se escucharon varias voces hablando entre sí, pequeños momentos en los que los presentes contenían la respiración para ver al par de espadachines combatir. Con lo cerca que había pasado el último corte, habían pensado ya que el combate terminaría en tragedia, sin embargo, el par de duelistas ya estaban acostumbrados a ese tipo de batallas, por lo que no pasaría de un par de rasguños. Una vez evadió el ataque con la kodachi, debido a su posición, le era imposible el incorporarse inmediatamente. Cayó al suelo y rodó un par de veces hasta levantarse con agilidad, ahora alejado de su contrincante, flexionando la pierna izquierda, que tenía al frente de su cuerpo. Agarraba su katana con la mano derecha, y ahora, tenía que idear una estrategia para acercarse de nuevo y proseguir con el combate, y así también aprovechaba para tomar un poco de aire, aunque no estaba cansado aún, venía bien el tener un poco de tiempo para regular la respiración. Miró a Shirou por un par de segundos, concentrado en el par de armas que llevaba. Pensó en hacer algún comentario, pero en medio de una batalla como la suya, las palabras eran un simple estorbo.

Era momento del contraataque. De nuevo, utilizó su flexión para impulsarse hacia su rival. No le gustaba repetir movimientos, pero aprovecharse de los recursos que tenía a mano era casi siempre lo indicado, además que en este caso, significaba la manera más fácil y rápida de recortar la distancia que había tomado con su barrida. Con su impulso, no se incorporaba por completo, sino que mantenía inclinado su torso hacia adelante. Agarraba su katana aún con la mano derecha, apuntando el filo hacia el suelo, y una vez frente a Shirou, realizó un rápido corte ascendente diagonal de derecha a izquierda desde la perspectiva del atacante. La posición tan cercana al suelo de la katana dificultaría el defenderse de esta con un bloqueo sencillo. Pero, el movimiento no quedaba ahí. Apenas la katana realizaba aquel corte, instantes después, con su otra mano, daba un rápido golpe a la punta del mango, impulsando toda la katana hacia adelante con facilidad, lo cual provocaba que en medio del corte inicial, la técnica se transformase también en una estocada leve, pero sorpresa. Apoyó su pierna derecha flexionada frente a Shirou, apenas había iniciado el golpe, ya se había posado, requiriendo un punto de apoyo para poder maniobrar como quería. Su otra pierna, la izquierda, utilizada para el impulso inicial, estaba ahora estirada hacia atrás, dándole a la actual posición de Raiden cierta semejanza con una postura de esgrima. Estaba preparado para detener su ataque en caso de que su rival no estuviese en condiciones de defenderse, pero eso significaría victoria para él, su meta en la batalla amistosa actual.
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Jue Sep 01, 2011 6:06 pm
En el momento que las miradas de ambos compañeros se cruzaron, el morado, pudo divisar la ambición por ganar el combate que poseía el rostro de su rival, era un anhelo anormal para cualquiera de los dos contrincantes, sin embargo el combate los había llevado a dicho punto, y valía la pena saber regresar de él una vez que finalizase. Ese pequeño lapso de tiempo el joven no manifestaba motivo alguno en su mirada, se mostró tan tranquilo y relajado como de costumbre, no iba a permitir que el simple hecho del combate le exaltara, como parecía que le estaba sucediendo al moreno. Sus movimientos eran su propia trampa, se encerraba en ellos y las actuaciones defensivas continuadas por una contra por parte del portador de la kodachi ayudaban a dicha causa, pues sus movimientos se ataban a actuaciones de breve espacios de tiempo para esquivar, algo similar a la actuación de la cual tuvo que valerse para esquivar la compleja estrategia utilizada contra él. El publico durante unos instantes soltó pequeños sonidos interpretando que todo había finalizado, pues tras el corte de al kodachi algo caía al suelo, era su compañero, mas no con razón de derrota o por herida alguna, se trataba de su única medida para poder evadir el rápido corte realizado, un movimiento algo extraño y poco ortodoxo para el gusto del atacante.

El publico dejo escapar un pequeño suspiro de alivio al ver que el cuerpo del, supuesto, caído en combate comenzaba a rodar, significaba que aún albergaba vida alguna y que había salido airoso de la acometida. Un breve espacio de tiempo emergió para dejar tomar aire y dar un efímero instante de tiempo a ambos combatientes, los cuales no se encontraban cansados, pero algo del ambiente dejaba claro que el duelo no iba para largo, su final estaba próximo más que nada porque los movimientos en el combate comenzaban a hacerse complejos y eso significaba ponerse más serios a la hora de dar los ataques. Los espectadores del lugar estaban sorprendidos, y a cada acto por parte de los competidores más fascinado quedaba, cierto era que sufrían en parte por saber el resultado de los movimientos, pero ese instante, ese hecho que tanto peligro otorgaba al momento, era con lo que mayor impaciencia esperaban. El violáceo se mantuvo observando en todo momento al enemigo, no quería perder detalle de su próximo movimiento, pero precisaba de preparación y debía ser rápida, pues tan solo le dejo un par de segundos de descanso entre su contraataque y el movimiento que apunto estaría de realizar, hecho previsible ya que el espadachín no tenia pensado moverse, la única actuación que realizo fue invertir sus armas de mano, pasando la kodachi a la siniestra y a la diestra la katana. Tras ese pequeño momento de intercambio su enemigo se abalanzaba.

La flexión de sus piernas indicaba que iba a repetir el impulso inicial para el ataque, el cual era predecible por que lugar trataría de penetrar o, mejor dicho, cortar al agredido, la causa no era otra que la posición en la cual portaba la katana su compañero, pues esta era la mano diestra y ya sabia o al menos podía intuir que el ataque provendría de dicha zona, lo que para el morado su izquierda. Para el caso, un movimiento un tanto simple, veloz, pero de poca complejidad, ya que el único efecto de añadido fue pasado desapercibido en todo momento por que se trataba de un leve golpe para darle carácter de estocada, mas continuaba siendo lo que a simple vista era, un corte ascendente. Para esquivar la ofensiva, Shirou, realizó una equis con las armas que portaba en cada una de sus manos, es decir, señalando a su lado siniestro con las puntas de ambas espadas en dirección al suelo, de forma que el corte era realizado hasta llegar al vértice que las unía, quedando el tajo bloqueado por dicho efecto apenas iniciaba el ascenso. La acción que precedía a todo aquello fue interesante de ver, no se daba mucho aquella situación, y fue algo que dejo escapar algún sonido de euforia entre los espectadores, pues el joven de ojos azulados hacia presión entre ambas armas para que obtuvieran un efecto de tijera, no para cortar, sino para desplazar a gran velocidad el arma de su rival lejos por la reducción del vértice a cero y la fuerza que impulsaba la intersección de ambas espadas, pasando una por el lado de la otra.

Sendas armas yacían liberadas de presión alguna por el arma del rival, la cual era desviada dejando de preocuparle, su movimiento dejaba totalmente desprotegido a Raiden, katana había sido desviada y ante él un enemigo armado con el control de las mismas que portaba, un enemigo que no iba a desaprovechar tal oportunidad. El acto que realizaba el violáceo para continuar tras su defensa era el de tratar de impactar una diestra patada en el torso de su contrincante, dicha patada no iba en horizontal, sino que se mantuvo recta para tratar de tumbarlo de espaldas y así intentar reducir su tiempo de reacción frente a la maniobra que tenía en mente, un tanto peligrosa. Una vez la patada tuviese el efecto al cual aspiraba el morado, con la siniestra arrojaría su kodachi en dirección al suelo, donde debería encontrarse el enemigo, con la intención de atraparlo, pues su voluntad era la de penetrar sus ropas y dejarlo anclado al suelo para evitar al movimiento, mientras que rápidamente y al momento, con la diestra, el lugar donde potaba su katana, dirigiría una cantidad inespecífica de estocadas al azar entre su torso y cuello, los puntos anteriormente acordados como mortales para poner fin al combate, para que sus movimientos, en caso de haberlos, fuesen reducidos y tratar así de producir graves heridas a su rival, claro que en este caso estaban controladas, pues se trataba de un combate de rivalidad, no para provocar la muerte en el adversario.
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Vie Sep 02, 2011 2:45 pm
Un nuevo bloqueo, esta vez con ambas katana y kodachi, deteniendo el avance de su ataque a poca altura, lo que hacía inútil la estocada. Pensó en romper su defensa en ese momento con un movimiento de palanca hacia la tijera formada por ambas armas, pero, antes de poder realizarlo, fue sorprendido por una patada de Shirou. No le gustaba utilizar movimientos cuerpo a cuerpo en un duelo de espadachines, pero, no le criticaría, cada uno de ellos tenía su propia manera de pelear, aunque a uno no le pareciese correcta la del otro. Fue impulsado hacia atrás por la patada, cayendo al tatami que cubría todo el suelo en el cual combatían, e instantes después, su rival tiró su kodachi contra él, ya en el suelo.

Movió rápidamente su katana para desviar el arma punzocortante, bateandola hacia un lado, cayendo del lado contrario de donde se encontraban los practicantes. Sin embargo, con el movimiento que realizó, quedó expuesto a las continuas estocadas de Shirou, que aunque no atravesaban la carne, significaban su derrota en este duelo. No le estresaba mucho el ser derrotado por él, pero, eso no significaba que le agradara demasiado. Quedó tendido en el suelo, con su katana agarrada al terminar el ataque de su colega cadete
.- Eh, ¿Y esa patada a que vino? - Dijo con una sonrisa mientras se levantaba, sacudiendose un poco la gabardina por el sucio que tendría que tener en la espalda por el tatami, usualmente pisado por los chicos que entrenaban ahí.- Bueno, he perdido, en fin ¿Qué nos queda aquí en Shimotsuki? - Preguntó a Shirou sobre el siguiente paso que tendrían que realizar, mientras envainaba su katana, la cual ya no tendría que usar por ahora. Varios aplausos se escuchaban de fondo para el par de revolucionarios, ya que su combate, aunque corto en duración, había sido bastante entretenido, para el público, y para él también. El sensei del grupo realizó una breve reverencia hacia el par, gratamente satisfecho por el duelo que había podido observar.
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Sáb Sep 03, 2011 7:15 pm
La táctica utilizada por el violáceo se ejecuto tal y como había planeado desde un principio, fue un plan pensado de manera fugaz por el hecho de ser una contra en pos a la ataque del rival, pero le bastó para que este cayera presa de las estocadas. La única parte que no funciono como había previsto fue el efecto de la kodachi, aunque tan solo en parte, ya que el objetivo lo cumplió a la perfección: entretener o al menos hacer que Raiden se fijara en este, de manera que la rápidas estocadas mandadas al azar entre su cuello y torso fuesen imprevisibles. El público dejó ver su expectación por el final alzándose un poco desde sus puntos de apoyo para los que les era más dificultoso divisar lo que estaba aconteciendo. El silencio se hizo al ver como las estocadas acudían al punto que tenían como objetivo, sin embargo no dañaban en momento alguno a su contrincante, pasaban cerca de la piel y ropa, de manera que se dejaba ver que el golpe podría haber sido certero de quererlo así el morado, pero al no ser el caso aquello solo significaba una cosa, la derrota del moreno. Después de dejar un breve espacio de tiempo en el cual la gente se percataba de lo que acababa de suceder se alzaba una rápida ovación, pero no era una ovación dirigida únicamente al ganador, sino que dicha aclamación era para ambos rivales, pues ambos habían hecho gala de un arte con la espada magnifico.

Shirou se encontraba pasando por alto el clamor de los espectadores para poder escuchar las palabras de su compañero, le estaba, al menos en parte, echando en cara la patada que le había asestado, pero el joven ya sabía que tales palabras brotarían de él. - Hombre, era una patada a modo de empuje o un golpe con el mango de la katana en la cara, me decante por lo menos doloroso. - Dijo el violáceo con una sonrisa, no por haber vencido a su compañero, pues estaba seguro que no hoy, pero que otro día podría ser él el que cayese derrotado, sino por el hecho de que las palabras de su compañero sonaban con cierto grado de sorna por el golpe físico utilizado. - Ya sé que no te ha gustado ese movimiento, pero prefiero que no sangres por ahora… - En ese momento si que dejaba ver una sonrisa más pronunciada mientras se aproximaba a la situación de su kodachi, la cual fue disparada por un bateo de la katana rival, mas no tuvo que alejarse del moreno para ello. Un joven del grupo de pupilos se acerco con dicha arma en la mano y se le quedó observando junto al resto que se habían aproximado, fue en el momento cuando desplegó sus brazos y le hacia entrega de dicha arma al experto espadachín. - Sois geniales… - Expresó el joven que ofrecía la kodachi, dicha expresión alegraba al morado, pues significaba que las ganas de aquellos jóvenes por llegar a ser espadachines se veían crecientes por aquel combate, aunque no fue la única recibida, todos los jóvenes tenían algo que aportar en cuanto a opiniones sobre el combate.

El joven tan solo mostró la sonrisa que aún portaba en sus rostros, pero de una manera más leve, portaba cierto aire de seriedad digno de alguien a quien se respetara. Acto seguido estiro su brazo zurdo y agarró su kodachi, la cual, al igual que su katana, sería envainada en el preciso instante de tener las dos en su poder. - Bien hecho, por parte de los dos. - Mencionaba el maestro que presenció el combate, con una amable y tierna sonrisa. - No esperaba que fueseis tan buenos espadachines, muchas personas pasan por aquí queriendo demostrar tales hazañas, mas pocos dan la talla de ello y nos acaban decepcionando, por suerte, no es el caso… - El joven hizo una reverencia de torso completa al maestro mostrando el respeto apropiado para un maestro de espada y se volvió a enderezar. - Muchas gracias, pero ahora debemos partir, nuestros fines nos llevan a un lugar distinto. Muchas gracias por dejarnos combatir en su dojo. Cuídese. - Al mismo son, sendos compañeros se alejaban del dojo en búsqueda del puerto, pues ambos habían finalizado todo lo que debían hacer en la isla de los espadachines, el recoger sus armas. Ahora tenían otros planes que llevar a cabo para un futuro mejor, algo que aquellas personas desconocían por completo de los dos muchachos, era una silenciosa y dura tarea.


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