Marcha forzada...destino...Tequila Wolf [Privado - Yuyiso]

Habían pasado ya muchos días desde que en Ohara les dieran una lección acerca de algo muy esencial…la prudencia, el capitán había sido imprudente y orgulloso, sus sentimientos de rabia le habían ganado a la mente, cosa que no dejaría se volviese a repetir, los días que prosiguieron a esa tragedia eran pesados, aunque solo eran dos miembros se notaba una moral baja, comían en la medida que podían cocinar, lo cual generalmente acababa en desgracias, no hablaban de mucho, de vez en cuando un tema sin importancia y la mayoría de las veces solo charlaban del barco o de lo que estaba por suceder en Tequila Wolf, mas ninguno de los dos conocía en realidad a su compañero. Por parte de Kyo, sabía que Yuyiso era alguien fuerte y decidido, honorable y leal, actitudes muy buenas, pero en contraparte, se mostraba ansioso y en veces imprudente, cosa que le había costado en Ohara un daño a su tobillo el cual por suerte con el tiempo estaba sanando; ambos sabían que Kyo era más fuerte, pero eso no significaba nada, ¿de que servía ser fuerte si no podía proteger a su compañero?, esa era la duda que ahora le atormentaba constantemente en esas silenciosas noches.

No había más tripulantes a bordo, por lo cual para no perder tiempo, se turnaban para manejar el navío, ninguno de los dos tenía un don en la navegación, pero gracias a la brújula que Kyo había adquirido en la isla Karate no tenían problema en mantener la ruta. Sin embargo aquello comenzaba a ser agobiante, mientras uno estaba durmiendo plácidamente, el otro se quedaba solo, expuesto a la intemperie o simplemente en una soledad tan abrumadora que a veces hacía sentir melancolía. Aquella noche en específico era diferente, estaban a unas horas de llegar a Tequila Wolf, la noche pronto cesaría dando paso al amanecer, pero mientras tanto, en su turno diario, el capitán se mantenía expectante a lo que sucediera.

Había leído muchas veces el cartel que había obtenido en Ohara y aun así no tenia del todo una idea de que podría suceder, se encontraba confuso y en ciertas partes del viaje llego a pensar en retirarse a otro sitio, mas era demasiado tarde, una derrota había sido suficiente en su corto historial de pirata, no soportaría de nueva cuenta retroceder sin intentarlo con todas sus fuerzas, Tequila Wolf representaba una oportunidad de redimirse y demostrar que el tenía la fuerza suficiente para retar a la marina, que podía ser un enemigo de respeto para que nadie abusara de su tripulación de nueva cuenta; mas con esto en su mente se formulaba la continua duda apabullante, ¿una vez en tequila que haría?, se habían escuchado rumores de riquezas, objetos valiosos y de tres sujetos de importancia en el gobierno, todas esas opciones representaban un botín inmenso, robar un navío, apoderarse de algún objeto especial de la marina o simplemente secuestrar a uno de esos sujetos en búsqueda de una recompensa, todas parecían buenas opciones, eso si no existiera el otro factor…los esclavos.

¿Qué era más valioso?, liberar a esas personas era una buena causa, causa que podía ganarle aliados fuera del gobierno, que podrían distinguirle como alguien que no solo busca destruir, pero por otro lado, ¿arriesgar sus vidas sin conseguir nada?, eso no parecía justo, Yuyiso sin duda, se había unido a él no para hacer obras de caridad, sino para volverse más fuerte, tener aventuras como nunca antes y además obtener algún beneficio, cosa que Kyo sabía muy bien se merecía. Esas eran las razones por las cuales detestaba estar solo bajo las estrellas, pues cada vez que sus orbes rebosantes de brillo se ubicaban sobre alguno de los zafiros estelares, surgía una nueva duda, una nueva incógnita…un nuevo tormento de lo ético y lo conveniente.

La suave brisa del mar traía consigo el augurio de la destrucción, el clima se volvía gélido, como si la muerte recorriera las aguas donde tiempos atrás los primeros exploradores muriesen en búsqueda del conocimiento y el poder. Las ropas que llevaba consigo no eran adecuadas para un clima de tan bajas temperaturas, pero cambiarlo por ahora era innecesario, en cuanto despertase Yuyiso tomaría el timón y él podría cambiarse cómodamente en su camarote que, a decir verdad, estaba bajo el sitio donde se encontraba el timón. Un suave bostezo prolongado pero inaudible fue emitido desde sus labios, sus cabellos ahora sin arreglar se movían danzantes con el viento dando rienda suelta a su movimiento, sus manos sujetando el timón de manera desganada se mantenían firmes observando de vez en vez la brújula colocada a un lado para evitar perder el rumbo como había sucedido en Ohara.

“Según entiendo…muchos piratas planean asistir al combate en Tequila Wolf, aunque eso incluye también revolucionarios, personas ruines en mi opinión, pero quien soy yo para juzgarlos, lo mejor sera esperar que ninguno de ellos sea mi enemigo, a final de cuentas si ellos son enemigos de mi enemigo, momentáneamente, serán mis amigos” sus pensamientos era claros, al menos en ese sentido y por ello daba tantas vueltas a ese asunto, pues pensar en algo que tienes claro es más fácil que decidir aquello que impone con sus crueles garras un dilema sin igual. Poco a poco el señor sol comenzó a despertar, con leves arrullos de sus rayos solares denotaba la calidez de su presencia en aquel sitio tan frio, una rápida mirada para observar el hermoso espectáculo del amanecer fue suficiente para alegrar el corazón del espadachín, la señal de un buen día acababa de salir desde las profundas oscuridades, el destino tendría ahora la última palabra, lo que sucediera a continuación seria dictaminado por el tiempo y las elecciones de cada personas que estuviese por participar en aquel sitio fue así que vociferando con fuerza suficiente exclamo –Yuyiso, despierta, ya casi hemos llegado, estamos a unos cuantos minutos de observar la isla de Tequila Wolf- el silencio prosiguió aquellas palabras, ya era demasiado tarde para volver, ahora solo quedaba la opción de seguir avanzando.

El jovencillo carpintero salió de los camarotes y simplemente sin decir nada se acercó a una orilla del navío, parecía también afectado, al igual que el mismo capitán, aunque este último sabia como conservar la calma y sobrellevar una derrota, también era humano y por ende la moral no era demasiado buena, mas aquellas palabras sinceras de su compañero despertaron en el algo pocas veces visto, ese sentimiento de amistad y compromiso para con su persona, fue entonces que su rostro se ilumino apoyado por ahora el sol nuevo de aquella hermosa mañana, con una leve sonrisa exclamo con alegría –No te preocupes Yuyiso, tu no me has fallado, creo que yo tampoco te he fallado a ti, son solo…cosas que no se pueden evitar, la vida no se trata de vencer siempre, ni tampoco de ser derrotado a cada instante, la vida se trata de mejorar, aprender, compartir, es eso por lo que somos fuertes, porque nuestra fortaleza no radica en nuestros éxitos…sino en nuestra unión-

Sus palabras fueron guiadas por el viento hasta los odios del carpintero mientras dejando por instantes el timón aquel pelinegro señalaba más adelante una pequeña isla extraña y apenas visible, se trataba de Tequila Wolf, el sitio donde todo comenzaría y sin duda donde todo podía terminar –Ya casi hemos llegado- exclamo con voz firme mientras tomando de nuevo el timón ajustaba lenta y continuamente la dirección de aquella embarcación procurando no perder de vista la isla, algunos cuantos barcos piratas más, grandes y pequeños comenzaron a hacerse visibles acompañando al Golden Fish, el ambiente se hacía cada vez más gélido, por lo cual sintiendo calosfríos vocifero –Oye Yuyiso, toma el timón por favor, necesito cambiar de ropas antes de llegar a nuestro destino, aquí hace demasiado frio para mi- así bajo a su camarote entrando en el mismo en búsqueda de algo para arroparse esperando que su compañero acatara su orden.

Entro a su camerino y sin perder tiempo paso a su ropero, ahí había una gran variedad de ropas, suficientes como para cambiarse diariamente durante un par de semanas, por alguna razón le gustaba tener mucha ropa, quizás porque, cuando vivió en la miseria, sin nada más que portar que ropas andrajosas anhelaba tener al menos una ropa decente y ahora que podía, decidía tener muchas de ellas. En fin, el ambiente afuera era gélido, debía encontrar unas ropas cómodas para el combate y a la vez que puedan abrigarle, busco y rebusco hasta que encontró una combinación que venía como anillo al dedo para el capitán, así pues, cerrando las puertas de su camarote, se despojó de sus ropas acomodándolas en un nuevo sitio listas para ser utilizadas en una nueva ocasión y comenzó a vestirse de nueva cuenta con el conjunto que había elegido para aquel sitio llamado Tequila Wolf.

Tras ponerse la ropa interior empezó colocándose un pantalón de color beige que era acompañado de unos tenis de color negro, continuamente se colocó una playera blanca de manga corta y de cuello circular, por sobre esta arreglo de igual manera una playera roja de cuello triangular con una manga más extensa que le alcanzaba los codos, finalmente sobre esto se acomodó una chamarra oscura elegante con rayas blancas a los costados, continuo entonces por colocarse un cinturón de color beige que sujetaba su pantalón y otro cinturón de color oscuro donde coloco sus katanas ubicadas al lado derecho de su cuerpo, se colocó un collar a forma de crucifijo en el cuello y una muñequera en la mano izquierda, decidió no llevar gafas en esa ocasión por lo cual las acomodo en un cajón de un estante cercano.

Una vez arreglado según las condiciones salió de su camarote y se sintió ahora protegido de la brisa helada, avanzo continuamente hasta llegar de nueva cuenta al timón sustituyendo a su compañero, la isla ahora estaba a la vista, faltaban escasos minutos para el arribo del Golden Fish, podían observarse ya algunos barcos anclados en aquel lugar al igual que algunos revolucionarios y piratas juntos conversando, entrenando o tal vez disfrutando de lo que sería quizás, su última comida –Hemos llegado…Tequila Wolf…- fue entonces que dirigió una mirada a su compañero mostrando como siempre una sonrisa afable –Tu tranquilo Yuyiso, esta vez…no tengo planeado fracasar…¿tu si?- y así riendo un poco amenizando el ambiente miro fijamente la isla en las cercanías.

Off:

Spoiler:

Finalmente observaron las inmediaciones, una playa llena de bandoleros, algunos movidos por oro, otros movidos por simples convicciones que podrían o no ser inútiles vanidades de la humanidad, la brisa congelada helaba ligeramente el rostro de aquel capitán, busco un sitio donde poder dejar su barco y le encontró no muy lejos de donde todas las demás embarcaciones se encontraban, así que con sumo cuidado logro obtener un puesto en la playa, se aseguró junto a su compañero de dejar bien colocado el navío y una vez ya varados se quedó en silencio esperando algo, sin moverse ni hablar, así pasaron varios minutos hasta que con voz clara logro pronunciar –Bueno, ya estamos aquí, será mejor que te prepares, esto no será un juego de niños- tras terminar aquellas palabras bajo los escalones uno por uno con sumo cuidado logrando que la madera crujiese suavemente a cada paso que daba sobre aquellos escalones.

Se acercó a una esquina de su embarcación, una rápida mirada fue suficiente para corroborar que había elegido un lugar perfecto, suficientemente retirado de los demás navíos como para no estorbar o ser estorbado, suficientemente oculto para que los marines no le notaran a simple vista y suficientemente cercano a la playa como para abordarlo rápidamente en caso de que tuviesen que fugarse, la verdad era que las probabilidades de que tuvieren que escapar eran bastante elevadas, mas quenada porque la presencia de la marina seguramente estaría reforzada por algunos sujetos de alto rango, quizás algún capitán o varios de ellos, cosa que no le importaba mucho al pirata, el venía con un objetivo fijo por decirlo de una manera, aunque había cosas que debía arreglar conforme las situaciones se dieran, lo que estaba totalmente decidido, era que al menos la tripulación K.O´S…entraría en la obra de aquel sitio…