¿Barco Fantasma?, no...tripulacion Fantasma!!! [Privado - Yuyiso]

Aquel chico llego corriendo hasta una orilla de la playa, vaya que había corrido, prácticamente le había dado la vuelta a la isla, sus jadeos no cesaban mientras que sus manos recargadas en su estómago apretaban con fuerza en la búsqueda de suprimir el dolor que provenía del mismo, el ocaso había llegado, no se había dado cuenta pero había tardado demasiado en ir de un sitio a otro, quería dirigirse de inmediato a la silueta que aún se mantenía en las lejanías pero comenzar a nadar desde esa distancia era un peligro inminente por lo cual decidió reposar unos segundos, retomando el aire en sus pulmones y recobrando la serenidad, ahora que lo pensaba no entendía del todo porque se aventuraba a deducir que era un barco a la deriva, podía ser muchas cosas, quizás el efecto del sol cayendo sobre las danzantes aguas provocaba una desfiguración en la lejanía con lo cual con toda facilidad se crearía la ilusión de un navío, aunque, algo no cuadraba con esa primera deducción, en primer lugar de ser así su visión se habría interrumpido al ir de un lado a otro, era imposible que desde una perspectiva diferente se observase una figura idéntica que en otro extremo de la isla lo cual indicaba que seguramente no era una ilusión.

Sus manos se entrelazaban con fuerza aunque ya había retomado gran parte de su aliento aún estaba cansado como para nadar aquella distancia, también debía considerar el riesgo al que se expondría en la mar, tiburones o cosas peores merodeaban las clamadas aguas de ese mar, en todo caso lo mejor sería tomar un bote de remos para dirigirse al barco, pero eso supondría el problema de conseguir uno en esos momentos cosa que no parecía demasiado fácil, unos cuantos sujetos aún se encontraban por el sitio entrenándose, al igual que un par de pescadores terminaban el día acomodando sus pertenencias en la playa, con facilidad podría robar alguno de esos botes pero a costa de no devolverlo temía dejar sin empleo a esos pobres hombres quienes quizás apenas si ganaban para vivir de una manera decente, las cosas de nueva cuenta se complicaban demasiado, lo peor de todo era que el tiempo escaseaba lo que suponía ya de por si un problema de letras mayores, afortunadamente el tiempo no parecía dar muestras de agresión por lo cual la tarea aunque ardua no era imposible en esos momentos.

Repentinamente un sujeto cayo a su costado sangrando de la nariz y con la mirada perdida, el pelinegro elevo su mirada por sobre su hombro y observo a unos sujetos en bola quienes reían sin parar y festejaban proclamando una próxima batalla, todo indicaba que se había formado un club de pelea, seguramente él no se había percatado de tal alboroto porque sus pensamientos estaban centrados en cómo llegar al navío que en las lejanías podía desaparecer en cualquier momento, sin embargo ahora que podía escuchar las blasfemias de los brutos comenzaba a ponerse más y más molesto. Se levantó del sitio donde estaba y giro su cuerpo hasta darles la cara a los luchadores, ellos ya se encontraban en una nueva batalla con nuevos protagonistas, los que estaban alrededor gritaban eufóricos apoyando a su favorito, un sujeto calvo y viejo incitaba a las apuestas mientras unos cuantos niños que carecían de toda cultura simulaban luchar entre ellos de manera torpe pero mucho más agresiva que los adultos, el round termino cuando uno de los sujetos logro dejar fuera a su contrincante, cosa similar a la que ocurrió hace unos instantes con el otro sujeto.

Los apostadores con el triunfo se elevaban vanagloriando a su vencedor mientras que los perdedores maldecían y lanzaban tierra al caído que seguramente no entendería que estaba sucediendo, un espectáculo lamentable sin duda pero que representaba una buena oportunidad no solo de ganarse un transporte sino de poder obtener alguna información extra, así que ha paso continuo avanzo hasta postrarse frente a la tanda de ignorantes que comenzaban a organizarse para una nueva contienda, el tamaño del joven era mucho menor al de ellos, incluso algunos de los muchachillos lograban alcanzar su altura mientras que los adultos superaban al menos por medio cuerpo al espadachín, cuando por fin se hizo notar muy pocos le prestaron atención, pensaron seguramente que era un simple turista de paso o que entraría a las apuestas, pero nada más alejado de la realidad, su intención era con toda claridad participar en un combate para ganarse algún bote y con el partir a la silueta lejana más tuvo que esperar pues ya se habían elegido nuevos contendientes dando paso a un nuevo combate que duraría unos cuantos minutos, cuando hubo finalizado el chico se acercó al más anciano quien llevaba las apuestas haciéndole notar su presencia.

-Disculpe señor, estaba viendo estas peleas y me parecen algo interesante para sacar buen provecho de las mismas- el hombre en primera instancia no logro acertar de donde venía aquella voz tan sutil, hasta que agachando su cabeza le observo con inferioridad, sus ojos lo decían todo, inspeccionando cada parte de Kyo espero unos segundos antes de reír con voz grave y responderle –Claro, claro…apostad y ganad, de eso se trata- continuo riendo como un vil borracho sin dar pausa a que el joven respondiese a sus palabras, hubo finalizado su risa interminable hasta unos minutos después dejando en su lugar el ruido de las olas que con suavidad impactaban la fina arena de la playa. Kyo así aclaro su voz y exclamo con toda seguridad –Bueno yo no me refería a una apuesta como tal, en condiciones normales ni siquiera estaría aquí observando este espectáculo, pero las condiciones me han obligado, me gustaría participar en una batalla para obtener el derecho a ganar algo bueno- apenas finalizo cuando todos sin excepción incluyendo a los más pequeños echaron a reír a todo pulmón consiguiendo con ello que les escuchasen incluso en las lejanías, un sujeto inclusive cayó al suelo tomándose el estómago mientras las lágrimas salían de sus ojos por tanto reír.

Sin mover un solo musculo se quedó ahí tranquilo y calmado dando lugar a que ellos desahogaran su alegría en los vientos. Perdió la cuenta del tiempo que transcurrió, pero había sido un buen par de minutos pues las estrellas con suavidad comenzaban a tomar su lugar en el cielo, fue entonces que el mas anciano retomando el control y el aliento le exclamo con burla –Crio mejor vete de aquí antes de que te arrepientas, te lo aseguro no vale perder tu vida por tratar de ganar algo de respeto, no importa cuán fuerte te creas, estas en un lugar poco usual- algunas gotas babientas llegaron a impactar contra las gafas del pirata, quien con calma las retiro de sus ojos y limpio los cristales para después guardarlos en su pantalón pues ya el sol no le molestaba –Pues si tan seguro estas, porque no apostamos, todos ustedes contra mí, si ganan se llevaran esto- saco de su espalda la katana que tiempo atrás en la isla de Dawn consiguió, era un objeto valioso por aquellas tierras sin duda, no había muchos sitios donde conseguir ese tipo de armas y estaba seguro unos avariciosos como ellos no perderían la oportunidad de adquirir tan brillante objeto, más la cosa tenía su chiste –Pero si yo gano, me darán un bote de remos y además…me darán toda la información que tengan respecto al mundo, ósea…a los eventos de la modernidad-

Cual sonrisa de satanás los labios de todo mundo se elevaron sobre sus rostros para cerrar el pacto con un apretón de manos, elegirían al más fuerte entre ellos para que enfrentase al espadachín, su reunión duro poco pues de entre la multitud apareció un mastodonte que fácilmente sobrepasaría los dos metros de altura y se aventuraba a pensar que llegaría a medir incluso los tres metros de estatura, el tipo era una masa de músculos andante y su actitud denotaba su cerebro de maní, se creó entonces el circulo para evitar que alguno de los contendientes escapara y con una palabra dio inicio la contienda, el sujeto comenzó a lanzar golpes fuertes pero por lo mismo muy pesados, para los ojos de Kyo era como ver un ataque en cámara lenta tanto así que el simplemente aun con las manos en ambos bolsillos del pantalón les evitaba moviéndose de un lado a otro dando pequeños y ligeros pasos a los lados evitando que el tipo le arrinconase.

Incitando a que le acabaran los demás barbaros gritaban blasfemias y maldiciones tratando de derruir la moral del aventurero quien concentrando en su misión no sentía los efectos de aquella multitud, llego el momento en que su adversario mostraba cansancio en sus facciones, quizás era el momento de acabarle, pero en ese instante un sujeto le lanzo un pedazo de madera para que lo usase a modo de garrote, cosa que le sería sencilla al bruto y que como se tenía pensado tomo con facilidad para elevarla un tanto sobre el suelo y lanzar su ataque obligando a que el espadachín saltara con fuerza evitando el golpe y cayera a las espaldas de su adversario aumentando aún más la desesperación del mismo. El circulo de batalla se rompió pues con ira el musculoso comenzó a dar persecución al jovencillo quien evitando sus golpes retrocedía con ligereza cual conejo andando por el campo –Deja de moverte maldita rata!- gritaba con desprecio por la débil apariencia que mostraba el contendiente más su habilidad para esquivar quedaba clara.

Movió su cabeza para observar al horizonte, el sol ya casi estaba oculto en su totalidad, la silueta de aquel navío era extremadamente escaza en ese momento, no podía seguir esperando pues de hacerlo las probabilidades de encontrar la embarcación en medio de la noche eran muy pocas, observo entonces a su enemigo quien lanzaba un puñetazo enorme rumbo a su cara el cual pudo evitar apenas agachándose ligeramente inclinando el cuerpo hacia el frente emprendiendo una rápida carrera hasta encontrarse con el cuerpo de aquel sujeto. Kyo sabía que tratar de golpearlo en el estómago era una tontería, ni en sueños podría hacerle daño en una zona como esa entrenada durante mucho tiempo para soportar los achaques de las batallas, pero había una zona donde si golpeaba efectivamente ganaría de un solo golpe.

Así que conociendo aquello tomo impulso saltando hasta alcanzar el pecho del elefante, coloco su pie derecho en este apoyándose para darse un impulso extra y cuando llego hasta su cráneo lanzo una patada directa al mentón a manera de uppercut de una forma tan contundente que como en cámara lenta el cuerpo del sujeto se desplomo hacia atrás al tiempo que Kyo caía sobre aquel tipo demostrando su victoria irrefutable. La escena próxima a desarrollarse fue digna de una caricatura, los apostadores con las bocas abiertas a su máximo no dejaban de sorprenderse por el resultado final de aquel encuentro, sin nada más por hacer sino aceptar su derrota uno por uno fue pagando su deuda, algunos con información nada útil, otros con algunos chismes y leyendas que no eran del todo fiables, pero unos más con algo certero, un boletín especial que se había publicado en todos los mares según las personas, todo indicaba que un evento especial estaba pronto a realizarse en Tequila Wolf, un sitio donde las personas eran tratadas como animales en la ambición por construir un inmenso puente, los rumores eran vagos y no indicaban mucho, solo se sabía que aquel lugar seria el sitio donde se desarrollaría algo especial.

Amablemente entonces se le otorgo el bote prometido, cosa que ya era suficiente para partir en búsqueda de aquel barco fantasma que según algunos lugareños podía verse cada día vagando en libertad, un buen indicio pues de ser verdad seguramente morirá en su búsqueda, pero de ser algo más, podría obtener un barco, justo lo que necesitaba para formar su tripulación. Se dirigió entonces hasta el bote que ahora por derecho era de su pertenencia, le tomo y empujo hasta donde las olas terminaban y donde el mar comenzaba, por fin había llegado el momento de la verdad, este era el momento que desde la tarde de ese día había esperado, las estrellas ya brillaban con fiereza en el negro vestido del cielo, no había luna pues unas cuantas nubes traviesas le impedían el paso, al menos ese día…no tendría la bendición de sus rayos para guiarle.

Antes de que el joven partiese una voz familiar se hizo audible a sus tímpanos, giro levemente para poder observar a su compañero de tripulación Yuyiso, este aparentemente había estado ahí un tiempo por lo que seguramente le vio combatir, cosa que no le interesaba mucho pues no tenía tiempo que perder, simplemente centrándose en lanzar el bote contra las olas del mar para emprender viaje exclamo –Yuyiso, llegas en el momento justo, estaba a punto de partir por algo interesante, aunque ciertamente algo me decía que llegarías a encontrarte conmigo, como abras averiguado en esta isla a excepción de los golpes y brutales batallas no hay mucho que admirar- exclamaba al tiempo que su compañero le ayudaba a sacar el bote y tomaba las riendas del asunto comenzando a remar en dirección a la cada vez más escaza silueta de aquel navío, pero no tardo mucho tiempo en desaparecer, ahora a mitad del mar, desprotegidos los dos piratas avanzaban decididos a todo, su compañero comenzó a hablarle de otro sujeto a quien había conocido en la isla, aparentemente un sujeto llamado Legim, persona interesante según lo describía Yuyiso, hubiese querido conocerle para quizás ingresarlo a su grupo pero el mejor que nadie sabía que tenían asuntos más importantes que resolver por el momento.

-Me alegro de que hayas encontrado a alguien interesante, yo de igual manera tuve la oportunidad de relacionarme con lugareños, pero sobre todo con un sujeto rubio, refinado y de actitud algo extraña, su nombre es Laraime Debonair creo, es un nombre extraño para mi gusto pero como siempre no soy quien para juzgarle- guardo silencio por unos momentos perdiendo su vista en el agua que bajo el bote se movía cada vez con más agresividad demostrando su fiereza indomable como siempre –También me habría gustado conocerle más, parecía un sujeto culto, pero ya habrá otra oportunidad, algo me dice que quizás volveremos a verlo- nuevamente silencio sus labios observando a duras penas algo en las lejanías, aparentemente a pesar de la abrumadora oscuridad las estrellas le brindaban cierta protección indicándole con tenue claridad el camino correcto, señalando el camino comandaba al carpintero quien con fuerza sobresaliente provocaba que el pequeño bote rompiera la resistencia del mar dejándoles pasar con toda elegancia sobre sus aguas dejando tras de sí un leve rastro marino de su avanzada.

-Me entere de algo interesante- exclamo repentinamente girando su rostro a la derecha mirando la nada recargando el mentón en una de sus manos quedándose en silencio por un tiempo extendido naufragando en sus pensamientos “Tequila Wolf, un sitio de esclavitud y oscuridad según comentaron los lugareños, nunca había escuchado de tal sitio pero sus indicaciones me dan idea de donde podría ubicarse, sin embargo no estoy seguro que lo que me han dicho sea real, tal vez simplemente lo dijeron para saldar su deuda, o quizás es una estrategia para alejarme de mi objetivo, no estaré seguro de ello, bueno debería dejar de pensar en estas cosas, por ahora me concentrare en lo primero, ese barco fantasma”, giro entonces su cara hasta cruzar miradas con Yuyiso y con claridad le dijo –Si logramos hacernos con un barco iremos a Tequila Wolf...- al momento que estas palabras fueron exhaladas una silueta espectral les alcanzo pasando muy cerca de ellos, de un tamaño superior a su patético bote de remos se mostraba implacable como un monstruo a la deriva, el agua se embraveció un tanto casi volteando el bote, Kyo tuvo que reaccionar y exclamando con fuerza grito –Salta Yuyiso!- al tiempo que el hacia lo que recomendaba cayendo sobre la cubierta de aquel navío.

Observo a su alrededor y en primera instancia no pudo observar a su compañero, cosa que no le preocupaba, un simple inconveniente como aquel no detendría a una persona fuerte como Yuyiso, así que se concentró en explorar aquella embarcación –No es un barco fantasma, parece más bien como si toda la tripulación hubiese desaparecido- clamaba con cautela avanzando por la cubierta mirando el estado de la nave, ciertamente la madera se encontraba en malas condiciones y algunas partes del barco debían ser reparadas con urgencia pero, aparte de ello no había mucho de lo cual preocuparse, las velas se encontraban en buenas condiciones y todo indicaba que el mástil mantenía una buena postura.

Con cada paso que daba el crujir de la madera podía sentirse, en algunas partes el piso faltaba dejando ver solo una profunda oscuridad en lo más bajo de aquella embarcación, la brisa marina se incrementaba a medida que el navío vagaba por las aguas sin dirección fija, avanzo entonces hasta el otro extremo donde pudo encontrar una cabina de mando o eso parecía, en ella no había mucho, solo unos cuantos mapas de los mares cardinales que serían útiles y uno que otro traje harapiento. Regreso al lugar de inicio y mandando sus orbes a una escotilla que daba paso a las profundidades de aquel navío se quedó parado, expectante meditando su paso próximo. No diviso a su compañero pero tenía la firme certeza de que se encontraba en ese lugar, así que con voz suave para no alarmarle exclamo –Bien, parece que en cubierta no hay nadie, solo una cabina abandonada con mapas y algunas ropas, podrían sernos útiles más adelante, pero ahora debemos examinar las profundidades de este misterio, quien sabe, tal vez aun este alguien aquí, de otra manera...-

Avanzo entonces hasta la escotilla y con fuerza la abrió levantando una pequeña estela de polvo que hizo toser en repetidas ocasiones al pirata –Vaya parece muy viejo- lo que había eran unos escalones de madera desgastados y algunos hasta parcialmente partidos, más abajo no se divisaba prácticamente nada, girando su cuerpo elevo su mano con cierta prisa y le hablo a Yuyiso –Hey Yuyiso, busca alguna lámpara de aceite o algo con que podamos iluminarnos en la total oscuridad, no es por nada pero no me da buena espina entrar a un sitio totalmente a ciegas- espero entonces que su compañero le alcanzara para juntos avanzar en su búsqueda de la verdad a través de la madera antigua que representaba un misterio marítimo.

Con seguridad su compañero obtuvo una lámpara de aceite la cual encendiendo con precaución ilumino una parte del sitio, al menos lo suficiente para dar luz a los dos curiosos que se encontraban sobre aquel barco deshabitado. Cuidadosamente Yuyiso se colocó frente a Kyo y comenzó a descender las escaleras pues él era quien cargaba con la lámpara, crujidos terroríficos se hacían presentes con cada escalón que bajaban e incluso en alguno se escuchó un crujido para después ver como se destruía en parte, afortunadamente aparte de uno que otro susto y algunas cuantas ratas que por ahí corrían alegres y despreocupadas no encontraron obstáculo alguno –No lo sé, quizás simplemente le abandonaron o peor aún, lo más probable es que este haya sido un barco perteneciente a un cazarrecompenzas o algún comerciante, seguramente le han atacado los piratas, han esclavizado a sus tripulantes y llevaron con ello cosas de valor, pero en ese caso me extrañaría que hubiesen dejado las municiones, no entiendo, tal vez simplemente es un barco abandonado- ciertamente el tampoco comprendía como era posible que un navío pudiese andar a la deriva así como así, era muy raro ver un navío relativamente útil abandonado como sin nada.

Su compañero encendió un cigarro mientras avanzaban por el sitio, se encontraban en la zona de los cañones, algunas balas estaban por el suelo y rodaban lentamente de vez en cuando gracias al movimiento errático que provocaban las holas sobre el navío, el carpintero aseguraba algo bastante visible al verle de cerca y preguntaba al pirata cual era el siguiente paso, por unos momentos el espadachín se quedó en silencio, era una buena oportunidad el llevarse esa embarcación, pero los daños que tenía clavaban la duda en su mente para lo cual decidió investigar un poco más, descubrir algo de lo sucedido ahí, después ya decidiría que hacer –Bueno por ahora continuaremos investigando, no podemos llevarnos este navío sin saber siquiera porque fue abandonado, quien sabe quizás hubo una buena razón para ello, no me gustaría que por algún error y por avaricia nos enviara al fondo del mar- así terminando sus palabras indico a Yuyiso que le siguiese avanzando por aquel lugar hasta encontrar un pasillo que mostraba dirigir a otro sitio, avanzo por aquel lugar encontrando varias puertas a forma de habitaciones, abrió cada una encontrando lo dicho, era simplemente un cuartucho con catres para descansar cómodamente, integrado de igual manera con un baño angosto y unos pocos muebles pequeños donde se podían guardar pertenencias.

Junto con Yuyiso revisaron cada una de las habitaciones sin encontrar información o algo más valioso, por lo cual continuaron su andar hasta llegar a lo que era sin dudas un comedor. En el centro una mesa suficientemente ancha para que estuviesen al menos unas 8 personas y a los lados un par de escotillas por donde podían observar la mar, más al fondo se encontraba un pequeño espacio que era la cocina en donde encontraron algunos alimentos podridos y varias ratas y moscas reunidas alrededor de tal podredumbre –Parece que si había alguien en esta embarcación, ¿me pregunto que les habrá pasado?- salieron de la cocina y más al fondo en el comedor encontraron una puerta vieja que al abrirse rechino como el mismo demonio en sus avernos, mas escaleras, lo que sin lugar a duda indicaba que el navío tenía más compartimientos en sus profundidades, avanzaron por las escaleras hasta llegar a lo que parecía ser el almacén de los alimentos y otras cosas.

-Este lugar es grande sin duda- exclamo con alegría el pelinegro pues la emoción crecía en su interior conforme corroboraba que no era un simple navío cualquiera sino que podía servir para sus propósitos, solo con algunas modificaciones y arreglos evidentemente. Avanzaron lentamente dejando unos metros atrás a su compañero hasta dar con otra puerta, solo que esta estaba hecha de metal oxidado, requirió la ayuda de su compañero para abrirla y ahí frente a ellos encontraron una especie de prisión compuesta de barrotes viejos y destrozados, todo indicaba que en su tiempo había fungido perfectamente como una reclusión para infractores del barco o para algunos cuantos presos lo que casi corroboraba que esa embarcación había pertenecido a un cazarrecompenzas.

-Es muy interesante, ¿no lo crees?, esta debió ser una prisión para aquellas victimas que atrapaban o para cuando la autoridad del capitán era puesta a prueba, todo indica que en este lugar pueden caber aproximadamente unos tres o cuatro sujetos, únicamente habría que privarles de comida y con ello estarían impedidos para escapar- sus palabras resonaban gracias al eco producto del vacío en el sitio. Repentinamente el lugar fue sacudido logrando que Kyo cayese al suelo rodando a un lado elevando una leve estela de polvo haciéndole toser de nueva cuenta, con cierta dificultad se colocó de pie y observo si su compañero se encontraba en buen estado –Pero qué diablos fue eso…- con rapidez regresaron hasta la cubierta para quedar atónitos ante lo que sus ojos visualizaban, frente a ellos se estaba provocando una tormenta proveniente desde las lejanías, cosa que seguramente una embarcación tan deteriorada no soportaría en mar abierto, si quería hacerse con el control de aquel navío debían llevarlo a la playa en la isla Karate y esperar a que la tormenta pasara para comenzar con las reparaciones.

“Maldita sea, porque siempre tiene que pasar algo malo” reprocho a sus adentros el joven al momento que corría hasta donde se encontraba el timón tomándolo con fuerza y empezando a girarle con torpeza hasta donde recordaba estaba la isla –Yuyiso, tenemos que llevarlo a tierra o sino perderemos nuestra oportunidad, hazte cargo de las velas rápido!- grito con fuerza mientras unas cuantas y delicadas gotas empezaban a hacerse presentes en la noche, las estrellas en el cielo habían desaparecido, el mar con rugidos penetrantes azotaba el barco consiguiendo que se meciese con brusquedad inusual mientras su compañero el viento azotaba contra los cuerpos de los tripulantes “Pensé que hoy sería un buen día…”.

La dirección del barco cambio enfocándose al oeste, era su única oportunidad, todas las cartas se habían puesto sobre la mesa, tal parecía que la naturaleza imponía una prueba para mostrar si aquellos dos jóvenes eran dignos de hacerse con el dominio de esa embarcación. Tanto Kyo como Yuyiso no estaban decididos a rendirse por la inclemencia del tiempo, era todo o nada, era tiempo de tomar un riesgo no calculado.

Yuyiso atendió la orden con rapidez y eficacia pues apenas habían emprendido el movimiento del navío cuando una soga comenzó a perder fuerza hasta el punto de romperse, afortunadamente el carpintero siempre atento logro tomar la cuerda estirándose todo lo que pudo para asegurarse de que no se perdiera la estabilidad en las velas. Las gotas de lluvia se hicieron gruesas y pesadas hasta el punto de sentirse como piedras que azotaban contra la humanidad de los hombres, la visión se borraba pues conforme avanzaba la tormenta la lluvia creaba una densa cortina de agua que no dejaba ver mucho más delante que unos pocos metros, incluso para los ojos del espadachín era muy difícil observar con claridad el camino correcto –Sujétate bien, algo me dice que esto no va a ser tan fácil- grito con fuerza el pirata cuando repentinamente una enorme ola asalto la cubierta llevándose de largo al pelinegro quien más por suerte que por habilidad logro sujetarse de la madera para evitar ser arrastrado al bravo mar, observo en dirección a su compañero quien gracias a su fuerza había soportado el azote de las aguas, sin embargo en esos momentos donde el timón quedo sin capitán la dirección del barco se había desviado un poco.

Tambaleante por el resiente golpe recibido alcanzo el timón y comenzó a girarlo de nuevo para retomar el rumbo al tiempo que otra ola arremetía en su contra la cual ahora logro resistir pues habíase sujetado del timón con firmeza –Maldita sea si esto sigue así nos vamos a hundir- exclamaba con preocupación mientras algunos relámpagos se hacían presentes en el cielo iluminando con brevedad el rostro de aquel sujeto, sin embargo en medio de la desesperación un tenue rayo de esperanza salió a flote literalmente, las luces de la isla karate pudieron divisarse en las inmediaciones de donde se encontraban, el rumbo ahora era seguro, solo tenían que resistir un poco más hasta que lograsen arribar a la playa donde pasara lo que pasara estarían seguros… al menos más seguros que a la deriva en alta mar.

Una leve sonrisa se dibujaba en la faz de Kyo, por fin tenía la esperanza de que podían conseguirlo, una nueva ola azoto la embarcación haciendo que casi se volcara por completo, mas afortunadamente de una gran inclinación que despertó una preocupación enorme no pasó nada. El navío retomo el camino saltando por algunas de las olas rugientes del océano hasta que finalmente tras varios minutos de lucha se detuvo casi en seco logrando que el jovencillo se golpeara la cabeza contra el timón –Maldición- reparo con ira ante el golpe que se había provocado, pero esa ira fue reemplazada por euforia al ver que finalmente se encontraban en la playa, aunque las olas crecientes amenazaban con devolver la embarcación al mar, a pesar de todo seguían en peligro, lo más fácil era bajar del navío y correr hasta un sitio seguro, pero ninguno de aquellos dos hombres estaba listo para rendirse, adentrar aún más el navío en la palaya debían si es que navegarlo esperaban.

-Yuyiso hay que adentrar el barco en la playa, de otra manera las olas podrían devolverlo a la deriva, tenemos que arriesgarnos, ya logramos lo más difícil ahora debemos terminar el trabajo, vamos- rugió con fuerza para correr hasta un barandal y saltar de este con agilidad cayendo sobre la playa en la cual sorprendentemente las olas comenzaban a llegarle hasta los pies. Yuyiso bajo próximamente del navío llevando consigo una cuerda para alar del mismo lo cual hacían con todas sus fuerzas, pero el agua que con su fuerza ablandaba la arena hacia las cosas más difíciles que nunca, los pies de ambos resbalaban con facilidad y poco a poco el mar ganaba la batalla. Una fuerte arremetida de una gran ola logro inclusive tirar a los piratas siendo arrastrados un par de metros junto con el barco, pero con fuerza tanto Yuyiso como Kyo se elevaron comenzando a retomar algo del territorio perdido regresando el navío a los adentros de la playa.

Estirando la cuerda el capitán logro observar tierra firme sin mucha arena y donde las aguas aún no habían causado daños, así que avanzando hasta ese sitio observo un solo segundo lanzo una mirada repentina a su compañero –Hey ven aquí, este sitio es firme y podremos sostenernos mejor, venga ya casi conseguimos asegurar el navío- así con esas palabras que fueron rápidamente atendidas por su seguidor se colocaron ambos en tierra firme comenzando a jalar con más fuerza el barco. La lucha contra la tormenta duro minutos o quizás horas, no estaba seguro del todo, pero para cuando habían logrado su objetivo la tormenta había cesado y ya solo quedaban los daños que ella había provocado, con respiración agitada y casi muerto de cansancio el espadachín comenzó a reír levemente pues era todo lo que sus pulmones alcanzaban a dar –Lo conseguimos, lo logramos, sabía que lo lograríamos, diablos fue difícil- sus labios se detuvieron al momento que sus parpados con pesadez cerraban la poca luz a sus ojos, sin molestarse para nada se dejó caer de espaldas sobre un poco de lodo que se había formado en el sitio, en realidad no le importaba mucho donde se quedaría a dormir, el cansancio en su cuerpo era más poderoso que cualquier otra cuestión existente en esos momentos.

De forma semi consiente envió su mano rumbo a su compañero elevando el pulgar a manera de felicitación por el buen trabajo que había realizado, justo al tiempo que con una escaza voz replicaba –El Golden Fish…- guardo silencio por un buen momento donde la brisa marina era el único sonido que acompañaba a los dos cansados marineros, pero mientras en los cielos las estrellas de nueva manera mostraban su cara más hermosa la voz casi inaudible del chico se produjo como un cierre para aquel día lleno de tanto trabajo –Ese será su nombre, creo que…es un buen nombre para un barco…¿qué piensas tú?- no esperaba obtener respuesta y aun si la obtenía no la habría escuchado, pues tras ese último esfuerzo, Morfeo era el dueño de su cuerpo.

Un nuevo día comenzaba, los rayos solares del astro rey que se levantaba tras su merecido descanso penetraban en las sombras de aquellos parpados inertes, con suavidad y vaganza se abrieron mostrando unos orbes oscuros que con pereza comenzaban a danzar de un lado a otro, un gran bostezo tuvo parte en el lugar al tiempo que el joven pelinegro se levantaba observando a su lado un suculento desayuno que estaba siendo tragado por Yuyiso. Con atrevimiento tomo un poco de aquel almuerzo y para sorpresa suya observo como el barco parecía ya casi restaurado por entero, solo faltaba un poco de pintura y quedaría completo para viajar de una vez por todas –Eres sorprendente- exclamo el pirata dirigiendo el halago para su compañero quien sin decir nada se devolvió al trabajo, encontrabase pues muy concentrado en aquel asunto de mejorar la nave que horas atrás habían salvado de una tormenta.

Decidió no molestar ni intervenir en las labores de su seguidor pues ahora con una nave tenía más cosas por hacer, conseguir unas cuantas provisiones para unas semanas, conseguir una brújula para no perderse, comprar algunos otros aditamentos para caso de necesidad, así pues levantándose observando que sus ropajes se encontraban muy sucios decidió avanzar hasta el mar ahora tranquilo para con sus aguas retirar aquella suciedad. Una vez conseguido su objetivo espero un tiempo para que el calor obrase sobre él y así conseguir que sus ropas estuviesen secas, tras lo dicho se retiró con dirección al poblado marchando con aquel paso tan distintivo que le caracterizaba –Iré a comprar algunas cosas que nos harán falta para el viaje compañero, regresare más tarde- vocifero elevando la diestra emitiendo una señal de “nos veremos más tarde” para seguidamente guardarla junto a su hermana en los bolsillos de aquel pantalón.

Arribo al poblado que ahora se mostraba más sucio que el día anterior, en sus calles los pequeños bribones se ensuciaban saltando sobre charcos de agua sucia llena de basura atraída por las fuertes corrientes de viento, algunas casas habían sido destruidas parcialmente enfocándose en la sección de los tejados por lo cual podían divisarse unos cuantos hombres ayudándose entre sí para reparar el daño provocado, por otro lado algunas ventanas se encontraban destrozadas o en el peor de los casos habían salido volando junto a las puertas y la historia era la misma, hombres grandes reparando los daños provocados. Mas allá al frente donde el día anterior sostuviese una breve charla con el rubio llamado Laraime Debonair, donde únicamente existía un árbol plantado, ahora solo quedaba tierra regada por todas partes sin señales de aquel adorno de la naturaleza, de igual manera las bancas, antes dispuestas a brindar un sitio de descanso y confort para los visitantes, encontrabanse ahora destrozadas en su totalidad o simplemente desplazadas hasta los vacíos rincones de campos baldíos mas lejos de aquella ubicación, fue así que se detuvo un momento para analizar la devastación que una simple brisa de la naturaleza era capaz de provocar.

“Esto es deprimente…y yo que pensaba que nosotros habíamos tenido problemas ayer para poder salvar la embarcación, todo indica que a veces los problemas no son tan grandes como uno lo cree” suspiro pesadamente retirándose de aquel sitio comenzando su incansable búsqueda por una tienda donde poder comprar objetos que podrían serle útiles más adelante, pero a la vista no se encontraba ningún sitio que cumpliese con lo necesario, todos los sitios parecían ser únicamente casas en reparación o de otra manera lugares para entrenar artes marciales y de vez en cuando una que otra cantina que por el momento permanecían cerradas. No desistió y continuo avanzando hasta que finalmente encontró un sitio que tenía un cartel mal escrito de “Tienda”, con alegría entro en dicho establecimiento para después quedarse perplejo, era un simple changarro con unos cuantos artículos, la mayoría de pesca o de aditamentos, en unos estantes antiguos se encontraban unas cuantas armas viejas que podían ser útiles mas no para el espadachín e incluso sobre el techo podía encontrarse algunas prendas que se mantenían a la vista para cualquier curioso que quisiese comprarlas, estas últimas variaban desde unas ropas extravagantes hasta las ropas más “modernas” para aquella localidad.

Sentado en una enorme silla se encontraba un sujeto alto de gran corpulencia, con barba prominente y calvo, de ojos vidriosos como los de un alcohólico y que se encontraba comiendo un enorme plato de carne sin prestar mucha atención al recién llegado, cosa que no le sorprendía mucho pues a comparación de aquel sujeto él era como un niño. Avanzo haciendo crujir la madera del piso bajo sus pies observando con detenimiento cada artículo que se exhibía en el establecimiento, cada uno mostraba su precio y hasta donde podía apreciar no eran demasiado elevados por lo cual podía realizar compras útiles en el sitio. Su atención fue dirigida primeramente a unas cuantas redes y unos hilos de pescar, en la mar eso le podían servir para diferentes cosas sin mencionar que en un momento dado podría así conseguir comida, por tanto decidió llevarse una red y un hilo de pescar; continuamente su mirada fue enfocada en unos kit médicos, más adelante seguramente deberían enfrentar riesgos y las heridas no sanarían tan fácil sin un buen equipo médico, a falta de un experto en ese ramo sería mejor llevar cosas básicas para cuando no se requiere gran intervención quirúrgica, por lo cual tomo un pack de vendas medianas colocándolas junto con los otros aditamentos al igual que un spray mediano para acelerar la cicatrización de heridas; finalmente decidió adquirir una brújula, por el simple hecho de que, aunque él no era navegante, le podría ser útil en diversas situaciones, sin mencionar que mientras estuviese a cargo del navío el seria quien debería guiarse para su navegación, ademas al final decidio tomar unas cuantas ropas por si las necesitaba.

Así pues se acercó al sujeto quien cobro lo requerido, pagando como era debido el muchacho comenzó su regreso al navío, aunque no lo creyera comenzaba de nuevo a atardecer, aún faltaba para la noche, pero sin duda el día había pasado con inesperada rapidez. Cuando logro llegar de nueva cuenta al Golden Fish observo como su compañero había terminado de pintarlo dándole un aspecto hermoso, con una sonrisa plasmada en su fas elevo los nuevos artículos que había obtenido y con fuerza los lanzo sobre la borda, indico entonces a Yuyiso que bajaba, estaban a punto de tomar rumbo a un nuevo destino, pero antes debían reponer energías, comer algo y pensar con claridad su próximo movimiento.

-Uff, no se tu pero yo estoy muy cansado, este día ha sido algo pesado, aunque reconfortante, conseguí provisiones para varias semanas, al menos por ello no deberíamos preocuparnos- y en ese momento saco unas cuantas botellas de cerveza –Y conseguí esto, que bien merecido no lo tenemos- así entregándole una comenzó a tomar de la propia refrescando su garganta mirando rumbo al horizonte –Me pregunto qué ira a suceder en Tequila Wolf, como ya te había dicho no se con exactitud que pasara, pero me entere que habrá marines y una buena restricción, eso solo puede indicar un cargamento valioso, tengo un buen presentimiento, este podría ser nuestro primer gran atraco, pero no cantaremos victoria hasta tener el botín en nuestras manos de manera segura, por ahora…disfrutemos estas bebidas, que pronto tendremos que partir si es que pretendemos llegar a tiempo a ese lugar-

Una vez que habían acabado aquellas bebidas embriagantes se dispusieron a llevar a cabo su labor, con esfuerzo y perseverancia lograron llevar el navío a la mar, donde una vez ahí lo tripularon observando como algunas personas desde la isla se despedían de ellos, cosa extraña pero a la vez reconfortante, despidiéndose con amabilidad de los lugareños emprendieron la navegación, el ocaso les acompañaba mientras usando brújula en mano el capitán giraba al este o eso creía el, manteniendo firme el timón refrescándose con la brisa marina que con suavidad bendecía su rostro de caricias, observaba el cielo despejado completamente, cualquier rastro de la tormenta anterior había sido erradicado por las fuertes corrientes de viento que alejaban la tempestad a otros lares. El navío se tambaleaba de manera casi imperceptible provocando en ambos tripulantes un agradable arrullo al son de las olas “Hoy será un buen día” pensaba a su interior el joven pirata mientras tomaba rumbo a su próximo objetivo –Yuyiso, toma el timón por favor, solo mantenlo firme-clamo a su tripulante quien haciendo lo propio hizo caso a la orden.

Kyo se retiró entonces a su camarote, donde ya habían sido correctamente arregladas todas las cosas, sobre una gran mesa se encontraba un mapa dibujado de los cuatro mares, trato de ubicar Tequila Wolf pero le fue imposible pues no contaba con la información requerida para la tarea. Sentándose pesadamente sobre una silla de madera colocada frente a la mesa se tomó la cabeza dirigiendo su mirada al techo de aquel sitio “Maldición, me gustaría tener algo más de información acerca del sitio a donde iremos, pero hasta ahora no he conseguido nada, solo sé que pase lo que pase la marina estará ahí con su ojo vigilante lista para reaccionar ante una posible agresión, eso es un problema y a la vez una buena señal, cuando la marina interviene en asuntos que en apariencia no tiene mucho en su jurisdicción significa que algo de enorme valía debe ser llevado a ese sitio, quizás algunos cargamentos de oro junto a los esclavos que estarán siendo llevados como nuevas mulas de carga” los oscuros rumores que hasta sus oídos habían sido enviados comenzaban a mostrarse en su mente como figuras opacas impregnadas de duda y violencia, hombres desprovistos de su humanidad que con alaridos putrefactos imploraban por el perdón de los cielos ante su desdicha en la tierra.

Tras unos minutos en esa posición decidió ponerse de pie y avanzar hasta su ropero, ahí se encontraban una buena cantidad de ropajes, tanto unos que había adquirido en la isla karate como otros que había conservado desde su descubrimiento, los ropajes variaban desde los más modernos hasta los más antiguos, desde los más extravagantes hasta los más sencillos, toda una gama para elegir, por ahora sus ropas no cambiaría, pues la necesidad no lo imperaba, pero siempre era bueno tomar en cuenta las posibilidades ante un futuro cercano, un plan de escape bueno sería en una situación desesperada, pero al igual que él, otros piratas habrían escuchado el llamado de la avaricia, no estaría solo y lo sabía, lo que significaba una competencia pero a la vez una protección. Un suspiro pesado rompió con el silencio de aquella camarote, con pesado andar se acercó hasta unas ventanillas ubicadas a los costados desde donde podía observar el mar, ahora se encontraban en soledad completa, las estrellas nuevamente comenzaban a dibujarse en el cielo mientras una nueva luna amenazaba con vestir de gala en una noche estrellada, sus manos en su espalda de manera entrelazada soportaban un creciente nerviosismo para con su interior.

Ya tras haberse quedado un tiempo en ese sitio salió de nuevo a la cubierta avanzando por ella en solitario, meditando y recapacitando si estaba tomando la decisión correcta, a pesar de que ambos eran fuertes solamente eran dos, en un dado caso si la necesidad lo demandaba necesitaban el uno del otro para salir con facilidad de aquel sitio, si alguno de ellos caía o era capturado mientras los eventos se desarrollaban estarían impedidos a una mutua cooperación, los riesgos eran claros pero el botín aun así, se alzaba con la victoria. Acercándose hasta un extremo de la proa dirigió su mirada al agua que siendo cortada como cuchillo a mantequilla permitía el flujo libre de aquella embarcación tan peculiar, el viento a favor aumentaba la velocidad del desplazamiento reduciendo el tiempo de llegada considerablemente, así era que en soledad aquellos dos entes humanos deberían intercambiar turnos para llevar el navío en la dirección deseada, el espadachín decidió que el sería el primero, así que regresando con su compañero le indicio los planes y le mando a descansar a su camarote.

Encendió algunas lámparas de aceite para darse luz en medio de aquella noche, todo tranquilo, algunos cuantos delfines de vez en cuanto brindaban un espectáculo natural pocas veces visto con frecuencia, el oleaje se intensificaba en algunos puntos mientras que en otros disminuía considerablemente –Kozart…me pregunto si tú también estarás pensando en este momento dirigirte a Tequila Wolf, eso sería un gran reconfort…- vociferaba para sí mismo el joven esperando darse consuelo ante la abrumadora soledad de la noche, noche que con augurios de muerte y desolación carcomía el alma del ahora capitán pirata dejando caer sobre sus hombros una gran responsabilidad, demostrar lo que valía y por sobre todo, dar a entender a la marina que los piratas no se habían ido…que ellos seguían ahí, esperando…el momento de reaparecer.