En cubierta. Cerca de Loguetown.

Una vez dentro de aquel lúgubre y siniestro camarote, descubrió que, exceptuando los grandes ventanales del castillo de popa, la habitación estaba forrada en estanterías llenas de libros de toda clase. En el centro, un escritorio ornamental, sillones situados a cada lado de este estaban bien tapizados en fino terciopelo. En una esquina podía verse un instrumento inusual en un barco de la marina, un órgano. La música cesó, y tras la entrada de aquella dama, Claus cerró la puerta. Sonriendo, le entregó el libro en sus manos, ambas se tocaron en este acto.

-Puede disfrutar de la lectura M'lady, pero antes, hábleme de usted. Siento una curiosidad súbita por usted, no me malinterprete, no pretendo ser descortés. Es solo que usted es...el destino.

Se fue desplazando por la habitación, y tras observar por los ventanales, se sentó dispuesto a tocar aquel órgano, pero no lo hizo aún, esperando la respuesta de dicha dama. Aún así trató de tocar levemente una melodía suave que no perjudicara la conversación. Una música de la cual los muertos estarían orgullosos...

Spoiler:

Tras haberse cambiado el rumbo del barco, ambos se adentraron al camarote del anfitrión, Luka miró cada detalle de la habitación, los libros, por su puesto, fueron su princpal atención, aunque la habitación no carecía de ella. Un lugar que sólo se describían en aquellas novelas de las que ella alimentaba su cerebro y estar en ese sitio la estremecieron, perono un estremecimiento como aquél que sufre alguien que se asusta u horrorisa, más bien fue un estremecimiento de emoción al estar en un lugar casi de enseuño, claro, sueño de Luka.

El joven entregó sin titubeos el libro que ella desesperadamente quería leer, pero la atención a los estantes llenos de libros envolvieron sus intereses ya no sólo en el libro. Su anfitrión, cuyo nombre recién conocía, dirigió algunas palabras y posteriormente se sentó frente a un órgano, instrumento que Luka apenas tenía el gusto de conocer. Una melodía salida de las manos del joven o más precisamente, del instrumento por orden del caballero, terminaron fascinando a la muchachacha.

- ¿El destino? pienso que ese calificativo pudiera ser alhagador y sin embargo hay quienes lo tomarían a mal - comentó sentándose en uno de los sillones que le resultaron cómodos, colocó el libro en su regazo y sobre éste posó sus manos - Desconozco el por que dice usted eso de mi pero puedo decir que usted me resulta bastante interesante, un tipo de persona cuya compañía hace años que no disfruto.

Por un momento cerró los ojos, la música la atraía a las fantasías que sólo su cabeza podía crear, era música que imaginaba, era aquella que en los libros de terror que había leído, se describían ante la alusinación del personaje más enimágtico de la historia. Volvió a abrir sus ojos color azul mar, miró nuevamente al joven y una de sus pocas sonrisas se dibujó en su rostro.

- Como dije, soy Megurine Luka, soy arqueóloga y soy, como se dice vulgarmente "come libros", no encuentro nada más fascinante que un buen libro de terror a menos claro, que haya un lugar lúgubre y misterioso que visitar. Soy de la Isla de Arabasta y vengo de regreso de Ohara -

El simple hecho de que se interesara por aquel libro, ya hizo a Claus perder algo de razón. Sin duda aquella señorita era muy especial, no tenía nada que envidiar al mundo. Sus manos se desplazaban por aquel teclado con sutileza y delicadeza, unos movimientos totalmente contrarios para el tipo de música que provenía del interior de aquel instrumento. Parecía que las mismísimas entrañas de aquella habitación hablaban, gritaban. El ambiente se tiñó de una especie de niebla casi inapreciable a la altura de los tobillos, y, en medio de la cúspide de la obra, Claus habló.

-Sepa usted que sin duda, para un servidor, es un halago. Si le place puede ojear cualquier libro que desee, mas tenga sumo cuidado, adoro los libros. Sin duda usted tiene algo que me llamó la atención, no se crea que el amor ha surgido en aqueste un modesto y simple mandado. Alguien del pueblo llano, en comparación con tal excelsa damisela. ¿Arabasta? Lugar...sin igual.

Claus,que aún permanecía sin mirarla, se giró, terminó aquella melodía, o por lo menos eso parecía, ya que se levantó de aquel taburete y caminó lenta y pausadamente hasta la dama. Mas, ¡qué estaba pasando! El órgano continuaba sonando... Una sonrisa siniestra apareció en el rostro del joven, seguramente le parecería sumamente atrayente.

-Hablo de que usted está aquí debido al destino, sepa que estoy a su plena disposicíon, y le advierto: no pienso dejar escapar tan singular bella joya de mis manos. Así es que me gustaría, si no le importa, acompañarla hasta lo más lejos posible.

El órgano pareció chillar en ese momento, cuando los iris de Claus tornaron de un color rojo, y aún sonriendo, besó la mano de la dama. Decidió buscar un libro en particular en las estanterías.

La música seguía sonando, era una escena poco usual, seguramente estando otra persona en su lugar estaría llena de miedo o molestias, o si el joven que había invitado a leer a la joven cualquier libro de los estantes fuera diferente, todo el ambiente ahí creado no existiría. El marine, tras unas palabras se acercó a la joven sinque aquella melodía del órgano callara, un chillido, y él besó uno de sus manos. Ella no lo evitó, esa mirada de colores estremecedores llamaron a los ojos de Luka.

- Siento que estoy siendo sumamente alhagada por usted, y al mismo tiempo pienso que no le he correspondido con la total gartitud que se merece. No quiero ser un estorbo pero aunque fuera sólo por leer su colección de libros me quedaré, debo confesar que aunque antepuse mi primer interés hacia su biblioteca, usted solo ha llamado mi interés - permanecía su sonrisa en el joven haciendo reverencia con el leve movimiento de su cabeza como agradecimiento - Pocas son las personas que como usted, comparte gustos conmigo, personas así vale la pena mantenerlas cerca patra que haya un crecimiento intelectual por parte de ambos.

No pudo parar de mirar a aquellos ojos azul celeste, esa mirada interesada y curiosa, a la cez que misteriosa parecía siniestra. El ambiente lo daba todo por aquella mujer, Claus se dirigió hacia el órgano de nuevo y sonriendo dijo sin dudar y aunque algo sorprendido por el comportamiento tan sumamente cortés de aquella dama, que últimamente era lo último que esperaba en esos mares, quería que se quedara con él.

-No quiero entretenerla, lea, lea. Si no le molesta la música durante la lectura, me permitiré tocar una leve sinfonía.

De nuevo, sus dedos pasaron lentamente por encima del teclado del majestuoso instrumento, que sonaba con temeridad. Claus se había fijado en cierto atractivo de la señorita, mas aún así estaba mal visto que alguien tan humilde como él en comparación con aquella dama de Arabasta estuviera en esa situación. No era cortés.

Spoiler:

Aquel comentario ahondó en el interior de Claus que sin duda sabía lo que era quedarse abosorto con la lectura, y no sólo con la lectura. Se giró aún sentado en el taburete, y sus ojos no pudieron evitar penetrar completamente en la mirada de aquella mujer. Se hizo el silencio durante unos minutos. Claus sonrió y dijo con una voz solemne.

-Debo decir que estoy impresionado, no había compartido tantos gustos con ninguna persona. Absolutamente, ninguna. Me agrada su presencia, su mera mirada me resulta reconfortante. Así es que, le pregunto ¿le gustaría hacer algo en particular?

Estaba aún mirando a los ojos de la señorita, notaba un porte sin igual en ella, noble, angelical. El día iba avanzando y el atardecer estaba en los ventanales, la luz se iba perdiendo, y más en una habitación tal como esa.

Vio que su anfitrión se había detenido en el órgano, la miró y ella no se prohibió mirarlo a los ojos, esos que dentro de cierto contexto podrían intimidar o asustar a cualquiera, pero no a Luka, quien le fascinaba esos toques tétricos en el mundo, algo que sólouna persona como ella podía admirar. ¡No! Ahora conocía a alguien más que sabía admirar esa parte de la vida.

- Debo decir que estoy igual de sorprendida, algo en mi poco común, pero usted caballero me ha dejado sin palabras, todo de usted me ha dicho que compartimos algo más que el mero gusto por la lectura - mencionaba la chica con énfasis - Y me temo que desconozco de alguna actividad para ambos, pues aquellas que disfrutamos, al parecer se hacen en soledad y sin embargo, el saber que hay alguien más que comparte mis gustos hace que piense que una actividad en compañía será más agaradable - Luka se quedó pensativa y funalmente se levantó de su asiento para aproximarse al hombre, se paró junto a él y curiosa observó el órgano - Creo que he tenido una idea, si no le molesta ¿podría enseñarme a tocar tan maravilloso instrumento?

Aún sorprendido por todos eso halagos que iba recibiendo y la cortesía de la dama, asintió. Se levantó dejando el taburete a la disposición de aquella dama, colocó sus manos sobre las de la señorita y las llevó al teclado, las deslizaba de un lado a otro para que se acostumbrara a la textura de dicho instrumento. Cerró los ojos y señalando a cada tecla, comenzó a decir la escala musical

-Desde aquí en adelante, Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, Do...Y así sucesivamente, sólo tiene que pulsar una tecla y verá como el deleite de sus oídos es tal que sus manos fluirán a través de él.

Posó una de sus manos en el hombro de aquella damisela y mientras ella se disponía a tocar, muy sutilmente, tocaba un mechón de pelo rosado que caía por sus hombros. Era maravilloso ver cómo alguien así podía ser tan parecido a él.

El chico le cedió el taburete y se colocó tras ella, tomó sus manos colocándolas en las teclas del prominente instrumento mostrándole la escala musical, soltó sus manos para darle la libertad del movimiento pero ella sentí una mano en su hombro. No era tan común en Luka permitir el contacto físico pero esa era una excepción, aquel joven aunque apenas lo conociera ya no lo consideraba un extraño, se identificaba con él.


- A pesar de ser sólo una tecla el mismo instrumento regala bellas melodías - pronunció la pelirrosada tas haber tocado con delicadeza dos teclas en diferentes tiempos - Pero nada comparado con la ejecución que hace usted usando las mezclas.

Por un momento miró a los ventanales, la obscuridad en el cuarto se hacía más notable a pesar de ser así la misma y la Megurine se volvió a su anfitrión regalándole una mirada sombría sin retirar de sus labios aquella sonrisa. En mucho tiempo esa sonrisa había durado tanto en el rostro de Luka.

- Al parecer la noche nos está comiendo - pronunció feliz - Si la noche es sombría y con neblina sería perfecta para oír sus melodías.

El joven Claus sintió como un escalofrío recorría cada una de sus partes del cuerpo, desde los tobillos hasta la nuca. Aquella sonrisa sombría despertó en él aún más curiosidad y devoción por aquella señorita del pelo rosado. Aunque parecía mentira el tiempo pasaba volando, la oscuridad total se cernía sobre ellos. Podría decirse que el trabajo de Orfeo era excepcional aquella noche, estrellas por doquier, mas en el interior de aquel camarote, una neblina y una luz tenue de una lámpara de araña en el techo alumbraban pobremente el lugar. No dudó en aceptar aquella sutil petición de deleitar a aquella dama con alguna de sus melodías.

-Sepa usted que para mí es un placer tocar para tan apuesta damisela. M'lady, no se mueva de mi lado, quiero que esté aquí junto a mí en el taburete, el sonido y las vibraciones son espléndidas.

Claus sabía que aquella muchacha le había hecho sentir una clase de felicidad siniestra en su interior, algo que nadie había conseguido. Era un ambiente perfecto, maravillosamente lúgubre. Acercó sus manos al teclado para comenzar a deslizar y acariciar aquel instrumento como si de una joya se tratara. La música que comenzó a salir de aquellos tubos y pipas empezaron a introducirse en los oídos de su acompañante. Claus no quería dejarla marchar, era demasiado, especial. Era un placer hacerla "feliz".

Spoiler:

Ella se hizo a un lado para dejar que su anfitrión volviera a tocar el órgano, ambos estaban sentados en el taburete por petición del caballero y Luka evitó quedar muy cerca de él por dos razones, la primera, para evitar ser un estorbo al músico y la segunda por una de las razones que evitaba el contacto físico además de su desconfianza hacia otras personas: ella escondía su identidad como ángel y evitaba el contacto físico pues entre sus ropas largas y aveces abonbachadas, solía esconder sus alas.

Ella disfrutaba de las melodías que le eran concedidas por el montón de tubos y pipas estratégicamente acomodadas, el ambiente era perfecto en muchos sentidos, la compañía por primera vez en mucho tiempo era agradable, deseable y entre el la oleada de melodías y el deleite de un momento tan único, el cuerpo de la chica comenzó a relajarse con el ambiente hasta el punto que las las que siempre mantenía tensas para evitar que se desplegaran, comenzaban ampliarse.

- ¡Ah! - se levantó repentinamente de la butaca recobrando el control de su cuerpo y mirando a su anfitrión recuperando la expresión en su rostro que tenía desde que había llegado - Messieur, me temo que es tarde y aunque me encantaría quedarme a deleitarme con sus tétricas melodías, la fatiga no me ayuda.

Como pudo, regresó al par de alas en su puesto, pero por desgracia, también el tiempo que llevaba en el mar había sido suficiente para que las plumas más largas crecieran nuevamente y aunque su largo cabello era algo que las ocultaba bien en esos casos, pensaba que más tiempo con aquél joven sería un peligro, pues el hecho de tan agradable compañía, le quitaba la tensión. Luka esperaba no haber ofendido a su anfitrión y antes de que alguno de los dos pudiera decir algo, penosamenten el estómago de la chica resonó de hambre, no había ingerido alimento alguno desde la tarde. Entre su comportamiento y la necesidad que tenía, esperaba no haber sido oída y actuó como si no hubiera pasado nada.

Pese a que le extrañaba toda aquella situación, Claus tocaba sin dudarlo, con una velocidad suma, y la belleza de aquellas notas que penetraban sin dudarlo en la cabeza de su acompañante, era una maravilla. Pero, y antes de que se lo esperara, la señorita se levantó bruscamente, desequilibrando al capitán que dejo de tocar, y cayó al suelo por el aspaviento. Quedose mirando a la damisela sorprendido, pero no molesto. Parecía que estaba cansasda, cuan descortés había sido, no le ofreció nada de comer, ni de beber a bordo. Aún en el suelo, habló:

-M'Lady, ha de saber que no era mi intención retenerla aquí, sin duda lo siento mucho. Si lo desea puede llevarse cualquier libro a sus aposentos.

Creía que ya había terminado cuando, el estómago de la chica emitió un sonido propio de la sensación de hambre. Claus, se levantó como pudo, recogió su sombrero.

-¡Oh! Soy un desconsiderado...Señorita, déjeme ofrecerle una pequeña cena. No se preocupe, será en sus aposentos, y se la llevarán mis hombres. Descanse. Ha sido un placer mantener este tiempo con usted.

Guiñó un ojo, y con una siniestra sonrisa abrió un cofre que había encima del escritorio, y metió algo dentro. La acompañó hasta la puerta.

Luka apenas se dio cuenta del pequeño incidente que había causado, cuando levantó la vista logró ver a su anfitrión enel suelo, pero éste no parecía enfadado y mucho menos por la inesperada interrupción. Para fortuna de la chica, él se comportó de una manera bastante cortés, pese a su comportamiento.

- Usted ha sido muy amable, no tengo nada que perdonarle, temo que yo he sido la descortés al interrumpirle -

La joven ayudó al caballero a levantarse, éste, por su parte, guardó algo en un cofre, pero ya que lapelirrosada no se entromete en asuntos que n le conciernen y más aún, se hallaba preocupada por lo que podría descubrirse su identidad, simplemente esperó y se dejó acompañar hasta la puerta.

- Buenas noches, que tenga siniestras pesadillas M´Lord - hizo una reverencia - Y un placer haber sido oyente de sus espeluznantes melodías -