El avance de la Justicia 29zrdle

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Vie Ago 19, 2011 10:34 pm
Tema de batalla para Marines



La gran mayoría de las tropas fueron ordenadas a distribuirse entre los barcos de la marina y el frente de batalla, habiendo dejado relativamente descubierta la zona de construcción y la base improvisada que tenían en el puerto. En el frente, abrumaban ya a los revolucionarios, sin ceder en su avance, las batallas grupales e individuales terminaban casi siempre en victoria por parte de la marina y para muchos la victoria ya era inminente. Los grupos de ataque del rival eran escasos, apenas formando una línea de ataque, y por eso mismo, siendo dispersados al encontrarse con la línea de marines. En respecto al bosque, los agentes del gobierno se habían encargado de limpiar casi por completo la zona de piratas y revolucionarios, siendo técnicamente una zona asegurada, exceptuando por algunos puntos cerca del centro.

En el agua, los barcos fueron ordenados a realizar un rodeo alrededor de Tequila Wolf, intentando no ser divisados por los revolucionarios, con intención de llegar a la ensenada en la cual estaban estacionados los barcos del enemigo.



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Sáb Ago 20, 2011 7:06 pm
Este día estaba recién comenzando para la mayoría de los participantes del drama llevado a cabo en las costas de Tequila Wolf, no había duda alguna respecto a que las bajas por ambos lados serían considerables en especial para los piratas puesto que los cadáveres ya inertes y otra personas agonizando pertenecían a ese bandos o quizás revolucionarios al no tener el típico traje blanco de la marina que los distinguiera, para así por último y de manera simbólica cerrar sus ojos que mostraban sus segundos más sufridos de su triste vida escapando de la ley, ley que les cayo derechamente como una espada cortando sus hilos de la vida y segando su posibilidad de tener un futuro en que pensaban antes de pisar las arenas blancas de las costas.

Habiendo emprendido viaje desde la playa no sin antes dejar un árbol como barco improvisado para aquel digno adversario que derroto minutos atrás de una certera patada, el joven recluta sin dejar de estar atento a su alrededor se daba unos breves lapsos de tiempo para reflexionar todo lo visto hasta ahora, era evidente que existirían muertes pero no pensaba que lo que estaba defendiendo seria la esclavitud de personas inocentes que al contrarío del resto de detenidos que merecían este castigo estaban en el lugar por no obedecer al gobierno, era lamentable pero con su rango y fuerza solo debía obedecer las ordenes que le dieran para así demostrar sus capacidades y de paso poner en alto a su raza que si o si debería ser valorada el día en que el nombre de "Pierna Blanca, Seirey" sea conocido por todo los Blue y el Grand Line.
~ Ya casi llego a la entrada del bosque así que lo mejor sera buscar algún río que desemboque en el mar, de ese modo me mantendré con ventaja ~ pensaba con voz alzada el marine dejando su cambiando su caminata recta a una por los alrededores del frondoso bosque para encontrar una dichosa corriente de agua, durante su "paseo" por el sector no fue necesario estar mucho a la defensiva pues sus ojos podían ver con claridad que varias batallas habían terminado el victoria para la marina o en casos en que esta última no hubiese tenido fortuna en empate, es decir, un muerte doble llena de honor para los combatientes y un hecho insignificante para otros que solo hacían las estrategias basándose en número.

Soltando un leve suspiro ya que se estaba aburriendo de caminar pudo divisar a la distancia una desembocadura, lo que por ende significaba que un cauce de agua de tamaño al menos medio estaba en las cercanías
~ Bien es hora de que comience el segundo acto ~ comento con la nada el pelinegro a modo de sentirse por decirlo de alguna forma, acompañado. Poniendo ya su cuerpo o mejor dicho parte de sus piernas en el río ya que el agua le llegaba hasta las rodillas, noto que su color no era el cristalino de siempre, los toques carmesí producto de la sangre se mezclaban en un baile bicolor con el azul característico dando un aspecto algo tétrico para quienes nunca lo hayan visto, cosa que no sucedería para Seirey tras haber estado en peores circunstancias durante su juventud en la Isla Gyojin.

~[ No solo había batallas en el sector de la costa sino también en el interior del bosque, pensando en frío aún deben quedar revolucionarios y piratas dispersos en el interior buscando una salida o los más arriesgado una forma de ataque sorpresa para debilitarnos....de cualquier forma mi misión de vigilancia no terminara hasta que llegue al punto de reunión]~

Reflexionaba en su interior sin dejar de caminar contra la corriente del río cosa que no era problema para el debido a las poderosas piernas que tenía como armas de ejecución. El centro del bosque, esa es la nueva locación del guerrero de los mares en este evento de masacre del que era participe, su bando estaba teniendo victoria tras victoria vista la cantidad de cuerpos que podía apreciar en el lecho del caudal natural, tranquilizador....pero al mismo tiempo un desperdicio de vidas humanas, cuyas almas y cuerpo irían a parar a su bello mar guiados por la corriente que los arrastraba como hojas marchitas cayendo del árbol de la vida, que ya no las estimaba necesarias.

Volteando su mirada a una zona en especifico ya que un cuerpo tirado sobre el pasto le llamo la atención al estar semi-desnudo, sin salir de su medio natural que era el agua pudo ver que se trataba de un marine por sus pantalones de color típico azul pero rasgado por el robo de sus pertenencias, nada más despreciable para Seirey que incluso ser despojado de sus atuendos que vistió con honor mientras estuvo en vida
~ Esta vez se han pasado esos piratas y revolucionarios....si querían ropa de marine para pasar desapercibidos era cosa de crearlas ya que no es difícil, se están ganando que mi serenidad se acabe con ellos ~ el tiempo desde este punto era algo que no podía darse el lujo de perder, esto por no necesitarse más pruebas de lo que pasaría, los revolucionarios tratarían de llegar por sorpresa a las bases principales del gobierno en Tequila Wolf, de manera sigilosa y algunos vistiendo los uniformes de compañeros caídos.

Cada paso que daba por el río lo acercaba más su punto de partida, sin embargo en el transcurso de su viaje la tranquilidad le daba sospechas de que algo se tejía entre los árboles y cavernas de este bosque, "la calma antes de la tormenta", nuevamente esta frase se le vino a la mente ya que todo era señal de que el plan de infiltrase estaba en camino. Ningún oponente, ningún cadáver con su armamento completo y que no se vieran sobrevivientes...esta guerra tal como se dijo anteriormente estaba por comenzar su segundo acto, pero la cantidad de actores había disminuido de manera drástica quedando solo los más fuertes que decidirían quien se llevaría el trofeo de ganador.


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El avance de la Justicia Empty Re: El avance de la Justicia

Dom Ago 21, 2011 1:25 am
Una vez había terminado su combate con aquel peculiar espadachín pirata, su avance fue eficaz, raudo a través de los campos de batalla de Tequila Wolf inundados por las hordas de combatientes de uno y otro bando, enfrascados en sus propias peleas individuales o grupales. Algo que no se podía negar era que la marina llevaba clara ventaja en el combate, ya que la línea principal de batalla de la armada revolucionaria poco hacía ante las fuerzas de la justicia ahí presentes, representados como Marines y Agentes del Gobierno, cada quién desempeñando magníficamente sus papeles. El teniente pelinegro marchaba al trote junto a los demás miembros de la marina en el frente. Su puntería era eficaz, eliminando con certeros disparos a los revolucionarios y piratas que cargaban en su contra, intentando apuntar casi siempre a las piernas o a la cabeza, el torso era un punto que no aseguraba ventajas a la hora de herir a alguien, en cambio, la cabeza significaba erradicación total, y las extremidades inferiores, inmovilización e inutilización a la hora de combatir. No estaba utilizando sus pistolas, sino un revolver de 6 balas que había robado de un cuerpo caído. Su afán de ser tacaño a la hora de gastar munición era algo innegable en él.

Llegados a un punto en el cual los revolucionarios habían logrado detener a la marina mediante el uso de barricadas improvisadas con bolsas de suministros, rocas de la playa y algunos árboles talados con afán. Habían realizado un cordón por el cual destruían las filas de la marina con fusiles. Para avanzar tendrían que eliminar tal barricada, por lo que Mikhail, previsor como de costumbre, ideó un plan individual para llevarlo a cabo. Primeramente, retrocedió entre sus colegas marines, ya que debía evitar el fuego enemigo a toda costa. Aún tenía las heridas de su combate anterior, y su brazo izquierdo no estaba en muy buenas condiciones, se había hecho un torniquete con lo que quedaba de la manga del traje, habiendo desechado este último hacía un tiempo ya, encontrándose solo con su camisa blanca, guantes negros, y también careciente de zapatos, perdidos en la lucha. Ya a salvo de las balas de los tiradores revolucionarios, entró al bosque que rodeaba la playa. Una vez dentro de la espesura verde, a otras personas se le dificultaría el observar con claridad lo que tenían de frente. La neblina era espesa entre los árboles, y además, no llegaba mucho la luz del Sol para iluminar el camino. Sin embargo, el pelinegro tenía su vista desarrollada para adaptarse a tales entornos, por lo que no se le dificultó el avanzar sin mayores problemas. Además, se encontraba de alguna manera seguro, el bosque no era un lugar que utilizaran mucho para combatir, y además, los miembros del Cipher Pol, su antigua organización, se estaban encargando de limpiar la arboleda de la escoria revolucionaria que rondaba por esos lares.

Llegó a un punto en el cual se encontraba en paralelo a la barricada anteriormente visualizada. La marina se había acordonado también frente a esta, en una lucha sin destino alguno. Los revolucionarios tenían clara su derrota en ese punto, tan solo estaban retrasandola, ganando segundos para un propósito desconocido para el artillero, pero, este solo estaba mentalizado en destruir tal barricada. Obviamente, había llegado hasta ahí ya con una idea en mente. Tomando en cuenta la estructuración que tenían los revolucionarios, prácticamente uno al lado del otro, ya que su defensa era simple, una construcción improvisada lineal que no permitía mayores variaciones en cuanto a la distribución de los tiradores que se protegían desde ese punto. Pensó en quemar la barricada, debido a que los materiales de los cuales estaba compuesta eran fácilmente inflamables a excepción de las piedras, pero, mantener un fuego con el clima actual, y hacer que llegara exitosamente al punto previsto sería muy complicado. La otra opción, era eliminar la amenaza que provocaba tan baluarte defensivo, los fusileros. Estos últimos eran los que realmente retrasaban el avance de la marina, ya que no se podía comparar a un soldado a pie con uno armado con un fusil, no todos eran como Kyo.

Preparó rápidamente un escondrijo, con un montón de hojas de palmeras y demás tipos de folios vegetales, además de ramas de mediano y pequeño tamaño, escondiendo el punto donde él se encontraba. Tenía una rodilla en el suelo, y apuntaba con su pistola fijamente al cráneo del tirador más cercano al borde lindeante con el bosque. Relajo su respiración, un poco acelerada por la adrenalina descargada, concentrandose en los puntos que debía mantener claros. Sus objetivos estaban en lo que se podría comparar a una columna, uno al lado del otro. Lo que quería decir, que mientras fueran cayendo, el siguiente objetivo aparecería al instante. Su camuflaje, improvisado también, estaba listo. Su cabeza estaba cubierta por un par de hojas gigantes de palma, mientras que su cuerpo era un amasijo de hojas y ramas secas o recién podadas. Su punto de ubicación actual le permitía una visión relativamente clara de la barricada, sin árboles de por medio, pero si a los lados, obscureciendo la visión a cualquiera que intentase observar dentro del bosque. Cuando su respiración estaba completamente normalizada, ajustó la puntería de nuevo, fijando la barbilla del primer tirador, calculando que, con el disparo de su pistola, la potencia y dirección del viento, y los distintos movimientos que podría realizar el sujeto, apuntar a ese punto específico era donde probablemente, su disparo fuese certero en aniquilar al instante. Y así, accionó el gatillo.

El primer sujeto cayó al instante al suelo arenoso de la playa, y sus compañeros no se sorprendieron o inmutaron, pensaban que seria alguna bala que había traspasado sus defensas. La bala era casi invisible desde el punto de donde había partido. La neblina y la oscuridad que le proveía el punto del artillero eran invaluables. Nuevamente, accionó. Cayó otro, ahora era un poco más sospechoso, dos seguidos y uno al lado del otro. Tres detonaciones más se escucharon, mientras los orbes de Mikhail no parpadeaban ni se despegaban por un segundo de la pequeña mira de su arma. Los primeros dos impactaron en el mismo sujeto, ya que su cuerpo no caía inerte a una velocidad lo suficientemente rápida como para dejar pasar a los proyectiles. El siguiente, golpeó en la nariz del tirador en cuestión, destrozandosela y provocando que soltara su arma, agarrándose ahora su rostro sin aparato nasal. Los revolucionarios ya estaban alerta sobre un tirador aniquilandoles desde el bosque, pero, su ubicación era inexacta. Se escucharon disparos aleatorios a los árboles, ninguno en la dirección acertada, mientras sujetos con espadas y demás tipos de armas no particularmente de juguete se adentraban en la arboleda para buscarle.

En pocos segundos tendría que terminar con los tiradores que quedaban, que eran 4. Se levantó de su punto actual y se echó completamente en el suelo frente a él. Disparó nuevamente una vez más, no quería hacerse notar más de lo necesario y desperdiciar balas. Nuevamente, muerte instantánea, quedaban 3. Los siguientes ya estaban alertas, por lo que se levantaron de sus puestos apuntando al bosque. Craso error, y una de las tácticas de Mikhail. Al levantarse, el fuego por parte de la marina no era poco, por lo que el primero de ellos cayó abatido en cuestión de segundos, mientras que el segundo logró advertir su error y cubrirse de nuevo, sin embargo, el teniente, ya de pie, escondido detrás de un árbol. El disparo de este último impactó en el cuello del revolucionario, que aunque no le mató instantáneamente, lo haría en unos segundos, mientras caía lentamente al suelo de espaldas. 1 más. El último, aún agachado, logró advertir la posición de Mikhail, disparandole un par de veces, con gran puntería para sorpresa del marine, que fue salvado por el tronco que se encontraba frente a él
.- Tsch...- Mascullo el pelinegro, sabía que era poco probable el realizar una seguidilla perfecta de blancos, pero le hubiese gustado el conseguirlo. Ya había sido avistado también por un par de sujetos portando espadas, del grupo que se había adentrado en el bosque en su búsqueda, por lo que seguir ahí era un error, se deshizo en un instante de su camuflaje de hojas que llevaba encima, y salió corriendo a gran velocidad de los árboles, mientras las balas del último fusilero chocaban contra los árboles. Cuando por fin salió de la oscuridad que le proveía su escondite, fue alcanzado por un bala al hombro. Estaba mentalizado en salir herido, aunque no por eso dejaba de doler menos. No había logrado eliminar al último de los tiradores, sin embargo, al solo quedar uno, el embate de los marines fue abrumador para la armada revolucionaria en la zona, siendo barridos en cuestión de segundos.

Su objetivo había sido cumplido, sin embargo no por eso terminaba la batalla. Logró oír de una conversación de dos marines cercanos que las ordenes eran barrer al rival. Era algo demasiado simple, por lo que regresaría al campamento inicial de la marina en el puerto de Tequila Wolf, así además de curar sus heridas, podría recibir instrucciones directas sobre las acciones que tendrían que realizar. Caminó tranquilo y sin premura al lugar, estaba herido, pero no se desesperaba por ello, era algo que entraba en sus posibilidades. Una vez llegado al punto, fue atendido rápidamente en una de las tiendas de campaña dispuestas para los heridos
.- Por favor teniente, quédese aquí, sus heridas podrían empeorar si se esfuerza demasiado, podría romper los puntos - Exclamó una de las enfermeras encargadas al pelinegro, luego de terminar de curarle y coserle las heridas del brazo y costado, pero Mikhail simplemente ignoró sus palabras, despidiendose con un gesto amable con la cabeza, saliendo de la tienda. Esas heridas no podían retenerle como inposibilitado para el resto de la batalla. No le faltaba ninguna estremidad, por lo que podía seguir. Al llegar cerca del puerto, se encontró con la mayoría de las flotas abordando sus respectivos barcos y zarpando. Le bastó con preguntar a un par de personas para enterarse del plan para rodear a los piratas en la ensenada. Lo cual le hizo pensar en una idea para mantenerse activo. Utilizar el barco de su división, el Duende del Mar, para la batalla. Los cañones del navío estaban en muy buen estado, sería una lástima desaprovecharlos de esa manera, además que con él como artillero, estaba seguro que su actuación no pasaría desapercibida. No era una persona particularmente arrogante, pero, era lo que el pensaba, realista consigo mismo, y estaba seguro que sus habilidades con los cañones, eran de élite. Sin embargo, aún no abordó la embarcación, esperaba a alguno de sus compañeros para abordarlo, no confiaba en la defensa de la borda en simples reclutas o sargentos, quería alguien de confianza, y no se movería hasta que alguno de sus compañeros llegara.
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Mar Ago 23, 2011 4:08 pm
Los primeros copos de nieve caían sobre el capo de batalla y los restos de cadáveres, así como las manchas de sangre que teñían la superficie, estaban siendo cubiertos por un manto blanquecino propio del evento natural del clima que estaba aconteciendo. La velocidad de la nevada era lenta, pues aún lo único que estaba sucediendo era la caída de los primeros síntomas de la nevada, después debería cuajar para que un manto blanco en toda la superficie se quedase, mas sin embargo, por el momento, se trataban de meros copos que humedecían el campo, así como las ropas y pelaje de ambos compañeros, y comenzaban a adherirse a las zonas, dando a entender que en un futuro, un manto de nieve recubriría todo lo que la vista del rojizo podía observar. El paisaje que dejaría tras de si los copos debería de ser esplendoroso y hermoso, pues todos los defectos que ahora se conseguían advertir en el terreno, quedarían sepultados, y por lo tanto ocultos a los ojos humanos, mediante el blanco nevado. El aspecto del terreno sería algo inusual, no en muchos lugares se lograba contemplar las palmeras, la arena del mar, las rocas de la costa… en definitiva, la playa entera nevada, ya que en este tipo de lugares acostumbraba a predominar un clima caluroso o al menos templado, teniendo como efecto que la nieve no surgiera. Sin embargo, no estaban en una isla cualquiera, Tequila Wolf era una de las islas más frías que le muchacho había pisado en tiempo, la ultima vez que hizo algo parecido, fue en la isla en la cual encontró a Kurokami.

Por el momento el clima no debía ser uno de los aspecto que más afectaran a mascota y dueño, en todo momento albergaban el recuerdo de que su situación actual era el de una cruenta batalla que se desarrollaba por la reducción de todo revolucionario, los piratas eran algo a tener en cuenta, eso no lo quitaba nadie, pero el objetivo real era el de eliminar gran parte de los revolucionarios, pues eran el autentico problema para el gobierno en general. Tenía ideales que seguir y una organización más o menos estructurada, por lo que su potencial podría llegar a ser terrible de crecer dicha facción, unos ideales firmes y fuertes eran motivo de preocupación tanto para marina como gobierno, pues el numero de miembros de los revolucionarios quizás se viese en aumento si lograban convencer a más personas. Un hecho aterrador, lo único en lo que se saldaría dicha situación sería en número de victimas en ambos bandos, una batalla difícil de librar y controlar, es decir, algo similar a la etapa en la cual se veían en estos momentos enfrascadas todas las facciones, tanto enemigas y aliadas. Entre tanto pensamiento que inundaba la cabeza del teniente, sus heridas se iban sellando con cierta sutilidad, pues el único método de taponamiento para las mismas eran su propia ropa y la sangre seca, así como la leve y lenta cicatrización, la cual no sería suficiente para finalizar con los desgarros de dos centímetros de sus hombros, pero por el momento le permitiría un aguante a la hora de un enfrentamiento enemigo.

La zona que por el momento cruzaba el joven estaba desolada. Lo único que permanecía en el lugar eran los heridos que ya no tenían posibilidad alguna de continuar la batalla, aquellos que ya no podían ser salvados y que pocos minutos de vida les quedaban. La escasez de médicos en los enfrentamientos era notoria, pues las ordenes de los mismos era la de seguir con la brigada de avance, esto en cuanto a los médicos que se adentraban al combate, ya que el resto estaban en los pertinentes puestos de cura, algo que no le iría nada mal al marine para que le atendieran a lo que en magulladuras se trataba, unos puntos bien dados le permitirían continuar con la avanzadilla. Sin embargo su caminar era pesado y lento respecto a lo que el teniente tenía pensado para la situación. Según se podía entender por lo rumoreado y en ocasiones advertido, los revolucionarios estaban tratan de infiltrarse entre las líneas aliadas para salvar a la nueva tanda de esclavos que se iba a sumar a la construcción del puente, junto a los otros miembros que ya ejercían dicha obra. Un acontecimiento lleno de valor, si es que así pensaban realmente, nunca había que olvidar del todo las acciones atroces que estos miembros ya ejecutaron en más de una ocasión. Aún recordaba cuando se enfrentaron al intento de sabotaje de un cuartel de la marina, el cual pudieron impedir a tiempo gracias a la rápida actuación de los tres agentes del Cipher Pol, entre los cuales estaba Chizu, Mikhail y él mismo, y los miembros de la marina. Mucho su situación estaba cambiada respecto a aquellos tiempos.

- Ugh… Aún se resienten un poco las heridas del combate… - Dijo el pelirrojo aproximándose la mano zurda al hombro derecho, dicho lugar era el más castigado por los golpes de su enemigo, puesto que varios de ellos fueron detenido con el brazo como método de defensa, pero este hecho repercutió en las heridas del hombro agraviándolas de forma leve, pero aún así, ampliando el dolor. Su pequeña mascota iba unos pasos adelantados respecto a él, como era costumbre en el grupo, dueño seguía al cachorro en toda indicación que este mostrara, podía decirse que el can era su brújula en la batalla. Su olfato y oídos eran lo mejor para encontrar a un enemigo agazapado, esperando la menor oportunidad para el ataque sorpresa y derrotar así a los marines rezagados en la batalla, algo tan poco solemne que cuando los encontraba no dudaba en acabarlos de forma rápida y contundente, mas por el momento ninguno hacía acto de presencia. Kurokami comenzó un raudo avance al pasar ciertas medidas en la batalla, al menos en cuanto a diques improvisados por revolucionarios se refería en función de impedir el avance de la marina. - ¡Espera, Kuro! - El joven de cabellera carmesí se lanzó a la carrera tras su pequeña mascota que parecía haber detectado algo al otro lado de un pequeño montículo de arena que daba a otra zona de la playa en la cual el sonido era mas estruendoso en comparación al de su alrededor, ya que a sus alrededores tan solo había cadáveres y silencio pleno, cosa que no se podía ver del todo bien por los problemas climáticos que se presentaban.

- ¡Kurokami, ¿Dónde estás?¡ - El pelirrojo no veía a su fiel acompañante, este apremiado por los sonidos que detectó en la neblina, inició una carrera que lo alejo de su dueño, el cual ahora preguntaba a voces por su paradero, pero lo único que se escuchaba era una carrera rápida entre la arena de la playa, lo cual debían ser las pisadas rápidas del pequeño lobeznos y lo que siguió el joven como guía hacia el lugar que se dirigían las tropas detectadas, de las cuales aún no poseía idea sobre si se trataban aliadas o enemigas, pero no podía permitir que su mascota vagara sola por el campo de batalla, no se perdonaría herida alguna en aquel animal. Fue en aquel preciso instante en el que todo ruido de la batalla quedó silenciado por el fulgor de un poderoso rayo que dibujaba su forma ramificada sobre una nube blanca por el hecho de estar dejando caer nieve en el terreno, no tenía demasiado sentido el clima de aquella isla. Hacía tan solo unos instantes nevaba y ahora repentinamente rayos de gran estrépito se precipitaban en el centro de la isla, seguramente marcando la zona donde se encontraba un pararrayos o algo por el estilo, pues no era normal que los rayos se centrase en un único punto, por lo que era lo más lógico de pensar. Pero aquellos destellos bastaron para distraer por un par de segundos al rojizo que se mantuvo avizor por cualquier imprevisto que surgieran de ellos, no sabía de donde provenían ni si se avecinaban al terreno en el cual se encontraba, de momento parecía ser algo a pasar por alto, pues se centraban en las montañas.

"No hay quien entienda el clima de esta isla… temperaturas bajas, nubes que precipitan nieve, niebla espesa, rayos enfocándose en el centro de la isla… necesito encontrar a Kuro cuanto antes e ir al Duende del mar…" La niebla era el obstáculo que no permitía advertir la posición del cánido tras su carrera, pero no le quedaba otra que retomar su marcha hacia la zona que escogió el animal y tratar de encontrarlo. No es que los rayos fuesen muy seguidos, tenían una estructura desordenada en cuanto el tiempo que caían y por ello no era la mayor de sus preocupaciones, sin embargo si lo era el sonido de acero batirse en duelo lo que lo hacía, en la dirección escogida se estaba llevando a cabo una batalla. Conforme el marine se iba aproximando al lugar en el cual la arena de la playa se unía con la tierra sólida que daba hincapié al bosque, es decir, un lugar con apariencia similar en el cual tuvo su primera batalla con aquel albino llamado Byakuran, el ruido de los disparos y el acero chocar era mas sonoro. El hecho de acercarse al bosque exponía en mayor medida al joven en cuanto a rayos, sin embargo, como ya había observado, estos se centraban en un punto en concreto, de momento a salvo de electricidad estaba, mas no de los ataques perdidos que salían del bosque, balas extraviadas surgían de entre los árboles, lo cual hacía plantearse, o más bien cuestionarse, al marine si debía poner un pie entre la arboleda que tenía al frente.

- ¡No dejéis enemigo por abatir! - La voz de un hombre daba ordenes entre la maleza, tan solo podía divisar sombras y resquicios de luz emanar del interior, una luz que de poca ayuda en cuanto a guiar servía en el bosque, entre la niebla y las nubes tapando el sol, aquello se trataba de una trampa para ambos bandos que allí se encontraban combatiendo. Aunque definitivamente debería partir al interior de la frondosidad, pues unos agudos ladridos se habrían paso en el estruendo de la batalla, indicando la posición de Kurokami a su dueño, por lo que debía entrar al combate por muy mal que pudiera ir la cosa. - ¡Kuro, ven! - El grito del teniente alertaba a uno de los tiradores del interior de la espesura, el cual le fue fácil apuntar puesto que Lagi acababa de adentrarse entre la naturaleza y la luz del día a sus espaldas dibujaba perfectamente su silueta. A su alrededor podían contarse innumerables disparos de balas, pero tan solo uno tenía importancia suficiente a pesar de pasar desapercibido entre el resto, pues una bala perforaba el hombro zurdo del pelirrojo, haciendo que este diera un quejido de dolor y se cubriera con presteza lanzándose al suelo, entre los pequeños matorrales. - Joder… - La herida no emanaba demasiada sangre por haber tocado hueso, sin embargo el dolor era más que suficiente para que recordara la precaución que debería portar en un lugar como en el que se encontraba.

- ¡Todos los marines, avanzad y rodead el claro, es allí donde se encuentran! - Una nueva orden volvía a abrirse hueco en la batalla, esta vez pudo verse con claridad quien era el tipo que la comandó. Se trataba de un hombre de piel pálida, casi enferma, llevando un mosquete de bastón y larga cabellera negra. Por como decretaba parecía tratarse de una persona de cierta importancia, incluso lo cargos por encima de Lagi estaban obedeciendo ordenes del mismo, por lo que seguramente le tocaría tomar ejemplo de sus compañeros en la batalla y avanzar junto a los mismos, nunca iba mal una persona más en el combate. Aunque la herida que recientemente se abrió en su hombro le impedía por completo la movilidad del mismo por dolor, precisaba de atención médica y extracción de bala antes de poder volver a utilizarlo con libertad para el combate. Un leve sonido se aproximaba zarandeando las hojas de alrededor del rojizo, este se mantuvo alerta por cualquier posible ataque, por suerte no precisó de defensa alguna. El pequeño Kurokami se aproximó hasta la situación de su dueño seguramente guiado por su sentido del olfato, al menos algo bueno había salido de toda la situación que se estaba desenvolviendo en el bosque, ambos compañeros estaban de vuelta y unidos para combatir a los revolucionarios que ofrecían resistencia cual baluarte en el interior de la arboleda. Los que más preocupaban al marine eran los artilleros camuflados entre las ramas y las hojas de los árboles, pero por suerte eran el último bastión y pocos, por lo que la batalla sobre el terreno estaba ganada por parte de la marina y el gobierno.

El lado de la ley había hecho retroceder en gran medida a los revolucionarios, al menos pudieron llevarlos hasta un claro amplio, en dicho lugar podrían combatir de manera más cómoda, sin ningún tirador en los árboles o, de quedar alguno, apenas. El de cabellera carmesí se puso en pie tras las marcha de los altos cargos en la batalla, pues fueron ellos los que hicieron retroceder a los de desventaja numérica en el bosque mientras los de menor rango estaban de apoyo, en este caso por la herida, Lagi fue uno de los que se mantuvo en la retaguardia, pues también debía ponerse al día de las noticias que acontecían en el campo, no dominaba la información que debía para estar actualizado en cuanto al enfrentamiento. - Espera recluta. - El teniente se puso erguido mientras los demás miembros aliados avanzaban, aprovechando dicho momento le dio un toque de atención a uno de los reclutas para que lo pusiera al día en cuanto a información se refería, su intención era la de que se aproximara. - ¿Yo, teniente? - Estaba un poco sorprendido por el hecho de que el teniente cortara su caminar con el grupo. - Sí, tú mismo, necesito que me pongas al día sobre las nuevas en la batalla… - El pelirrojo, mientras hablaba e informaba al recluta sobre el cometido que debería llevar, se arrancó la manga del brazo zurdo e hizo un pequeño taponamiento envolviéndolo sobre el hombro del mismo brazo. - ¿Señor, esta bien…? - El joven parecía estar un poco abstraído por la herida que presentaba en el hombro su teniente. - Al grano, recluta, estamos en medio de una batalla… - Lagi tenía claro los objetivos primordiales en el momento, es por ello que fue tajante respecto a las palabras del recluta que se comenzaba a ir por las ramas.

- Sí, lo siento señor… Verá, se han encontrado cuerpos de marines sin ropajes, por lo que da a entender que tenemos revolucionarios infiltrados tratando de hacerse con sus fines, y por otra parte, el ataque de la marina ha tenido éxito en cuanto a la batalla y los piratas están retrocediendo hacia el mar para huir, por lo que muchos miembros aliados planean rodear la huida de estos mediante los barcos… parece ser que la batalla en tierra es contra unos pocos revolucionarios, mientras que a nivel naval, es con piratas… - El informe fue exhaustivo y detallado por parte de aquel recluta, se notaba que había sido informado hacía poco tiempo sobre la situación. - Muchas gracias, recluta, tomemos el camino con la avanzadilla… - Ambos marines y la mascota de Lagi comenzaron una marcha tras los otros miembros que ya les llevaban la delantera. Ahora los objetivos del pelirrojo habían cambiado de cierta manera, pues sus intenciones eran las de finalizar con los revolucionarios que estaban haciéndose una resistencia en el bosque y después volver al Duende, seguramente algún miembro de su tripulación ya estaría rondándolo a la espera del resto de miembros, la idea de llevar un bloqueo por mar a los piratas que trataban de huir con su tripulación no le parecía para nada mal. En primer lugar siendo de la marina importaba bastante la reducción de los piratas, luego también tenía en cuenta que los revolucionarios de la isla estaban en minoría, por lo que no se precisaba de mucho la ayuda en el lugar, era una buena oportunidad para que la tripulación se uniese en el combate.

La batalla se había llevado al punto en el cual ordenó el hombre de piel pálida, un claro amplio en el cual combatían los pocos revolucionarios que quedaban contra los marines, al llegar el resto del grupo que se mantuvo atrás para informarse, la batalla ya estaba empezada. La supremacía en numero la tenía la marina, sin embargo las acciones de los revolucionarios les obligó a todos los miembros de los mismos a separase para llevar a cabo combates individuales en medio de la explanada. No tenía consciencia de que batallas estaban librando el resto de miembros, pero con motivo, pues Lagi se veía envuelto en una trifulca de tres contra uno a favor de los enemigos. Sus enemigos no tenían muchos rasgos característicos obviando la ropa, pues el único que se diferenciaba era un peliblanco de larga melena, el resto simples morenos de cabellos corto. - Lucharemos hasta el final por mucha desventaja que haya… ¡Por nuestros ideales! - Proclamó uno de los revolucionarios al son que se lanzaba con una espada contra el marine, este simplemente se valió de un rápido esquive hacia su zona siniestra, de este modo la estocada que el revolucionario envió pasaba de largo, el pelirrojo utilizó su brazo diestro golpeando el costado no cortante de la hoja, hecho que tuvo como efecto el desarmar a su enemigo, no parecía esperarse el movimiento realizado, por lo que el imprevisto de costó su arma.

- No te aceleres… - El rojizo posicionó la pierna zurda un poco más retirada que la diestra, si afirmó al suelo con toda la fuerza que le permitían estas, su plan era utilizar una de sus ultimas técnicas e aprender, para ello debía de utilizar un fuerte golpe con una de sus manos, para esta ocasión, debería ser la diestra, puesto que su mano izquierda estaba inmóvil por el daño sufrido en su hombro con anterioridad. Los movimientos de preparación del marine fueron rápidos, sin embargo no realizo acción alguna, se mantuvo a la espera del momento propicio, el cual no tardo en llegar. Ambos revolucionarios que hasta el momento no habían hecho acción alguna, ahora se lanzaban a por el de cabellos carmesí para defender a su compañero desarmado, el cual se quedó inmóvil por la impresión del movimiento, todo lo que estaba aconteciendo se basaba en pocos segundos pero daba la impresión de ser más por estar participando en las acciones que sucedían. El momento apropiado se producía cuando los tres revolucionarios se unían en una carrera conjunta para arremeter contra su único enemigo en común, el marine. Este retiro rápidamente su mano diestra quedando la palma apuntando hacia el frente, por lo que su brazo quedaba flexionado a la altura del codo y con su antebrazo totalmente recto hacia el frente. El joven mantuvo su mente clara para realizar su movimiento, cuando ya faltaba menos de un metro para que los sables de sus enemigos perforaran su cuerpo, el pelirrojo adelantó su palma diestra con gran potencia, no buscaba objetivo alguno al cual golpear, su único anhelo era el de liberar una cantidad de fuerza concentrada brutal.

Del golpe en el aire que había ejecutado con el progreso de su palma emanó una onda de cinco metros cabidos, lo cual significaba que tenía un tamaño de ancho de cinco metros y avanzaría un total de los mismos metros hacia el frente. Su ataque tuvo el efecto buscado: los revolucionarios se vieron golpeados por una repentina acometida que ninguno de ellos esperaba, los tres salieron despedidos en la dirección de la onda, el efecto que dicho ataque había tenido en sus cuerpos era de la misma naturaleza que el ejecutado para crear la onda, es decir, una potente palmada dirigida a su punto de impacto que en este caso, puesto que la fuerza del golpe la recibieron con totalidad, era por todo el cuerpo del enemigo. Los enemigos ya no se levantaron a causa del dolor, no estaban inconscientes, pero el dolor que habían sufrido era suficiente como para provocar que no se levantaran en un buen rato. - ¿Qué cojones… a si eso…? - Dijo el albino mientras recuperaba el aliento en bocanadas enormes de aire mientras se llevaba su mano al torso, que por lo que parecía, era el lugar en el cual más repercusión había tenido para dicha persona. - Descuidasteis mucho vuestros movimientos… - El marine se sentía bien por el desarrollo que demostró su técnica, no esperaba unos resultados tan buenos para la situación, debería ir mejorándola con el tiempo, pues en un futuro su Gauss Cannon podría llegar a tener un poder digno y ejemplar. - ¡Capitán, todo limpio! - La voz de un sargento advertía al resto de miembros que el bosque estaba despejado, habían conseguido hacer huir a los revolucionarios que quedaban en él, ahora tan solo deberían de limpiar los pocos resquicios de estos que estaban repartidos o infiltrados entre sus tropas.

El cometido a llevar aún era importante, sin embargo ya no correspondía al pelirrojo, este tenía claro que el lugar al cual debía partir era el Duende, la situación en la cual esperaba encontrar a algún miembro de su tripulación esperando a abrirse camino a la mar, pues todavía quedaba el asunto de los piratas. El rojizo inició una rápida carrera sobre sus propios pasos para alcanzar su objetivo, su acompañante para la situación volvía a ser su pequeña mascota Kurokami, el cual hasta el momento no había tenido mucha repercusión en la batalla contra los revolucionarios, sin embargo era un excelente guía, ya que ahora volvía a estar en un lugar rodeado por niebla densa por el hecho de estar dirigiéndose al puerto, donde el Duende de mar atracó al comienzo de la batalla. Los rayos en ningún momento cesaron su caída, seguían sin tener un orden en concreto en cuanto a tiempo se refería, pero en momento alguno pararon de caer sobre la misma zona. Siguiendo los movimientos y ruidos de su compañero, ambos se precipitaban cada vez más en dirección al puerto, ya no quedaba enemigo alguno que abatir por el lugar que se conducía, tan solo heridos y un pequeño manto de nieve que cubría los estropicios de la batalla, sangre, miembros mutilados, armas…

Tan solo precisó de unos quince minutos de carrera para toparse con el barco, obviamente le cansancio era notorio en el cuerpo del pelirrojo, sin embargo pudo divisar ya el primer punto de control marine, allí podría tratar sus heridas y descansar un poco su fatigado cuerpo. El primero en entrar en la enorme tienda de campaña médica fue el pequeño cánido, el cual paso completamente desapercibido, pues bastante trabajo tenían ya los médicos que se encargaban de cuidar las heridas de los marines caídos. - Oh, otro más… obtendremos la victoria, sin embargo tenemos un numero notable de heridos y caídos… - Dijo una de las enfermeras que vio entrar a Lagi a las dependencias. - Ven, joven, será mejor que tratemos esas heridas… - El rojizo fue conducido hasta un camilla donde la mujer se dispuso a tratar sus heridas. Inició con los desgarros de su hombro diestro producidos por el revolucionario de guantes con pinchos, se baso en una cura para desinfectar la herida y finalizando con puntos de sutura que la cerrarían del todo, mas su otro hombro no corría la misma suerte. Tuvieron que extirparle la bala de la herida y desinfectar de nuevo la herida, el hecho de la extracción de la bala causo bastante dolor al joven, que hizo algunos quejidos por su parte. Tras otros puntos de sutura y un vendado, estaba listo para partir hacia su objetivo. - Muchas gracias por los cuidados… - El joven hizo una leve reverencia a los médicos que allí le habían atendido y marcho en dirección al puerto junto a su mascota.

Al llegar al puerto pudo ver como barcos de la marina partían a la mar, seguramente para el bloqueo que estaban efectuando ya de cara a los piratas. No le costó demasiado escudriñar con la mirada el duende de mar, el primer lugar al cual se dirigió era donde lo atracaron al llegar a Tequila Wolf, y en ningún momento lo habían movido de allí, por lo que a pesar de la densa niebla del lugar no costaba de ver el navío y, frente a este, Mikhail, el cual tampoco parecía haber corrido buena suerte en la batalla, presentaba síntomas de haber sido curado, pues llevaba vendajes, y al igual que el pelirrojo, la manga de su camisa estaba arrancada. El joven se aproximo hasta su compañero para mantenerse a la espera del resto, pues parecía ser el único de la tripulación en el lugar, sin embargo algo llamó la atención del teniente, se fijó en que a su compañero también le faltaban los zapatos… - Vaya, veo que también te lo has pasado bien… - Dijo mientras se aproximaba a paso lento por el frente del moreno, en el momento que pronunciaba las palabras se quedó observando de arriba a abajo al compañero, le hacia cierta gracia el que ambos estuvieran en un estado tan deplorable y sin embargo vivos o con heridas leves. - Te dejo vestidito antes de irme y ahora resulta que te encuentro sin chaqueta, con la camisa rota y sin zapatos… cualquiera diría que has estado combatiendo… - El joven sonreía levemente ante las palabras que estaba dando a entender, se alegraba bastante más de lo que demostraba que su compañero siguiera con vida, quien sabe sino como aguantaría a la extraña tripulación a la que ahora pertenecía sin alguien con el que mantuviera cierto grado de confianza. El rojizo, al igual que Mikhail y su mascota, permaneció allí pasmado esperando respuesta alguna de su compañero y viendo que acciones serían las siguientes en emprender en la batalla que prevalecía en el mar.
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Vie Ago 26, 2011 4:59 pm
La base se encontraba siendo asediada desde revolucionarios que habían salido desde el bosque. Además, desde dentro, varios miembros de la marina se habían unido a los atacantes, revelando ser solo espías. Varias tiendas de campaña habían sido quemadas ya, mientras el sonido de la guerra se podía escuchar de fondo, con detonaciones de armas y choques de espadas. Fanfroen, el enviado del gobierno encargado de la base, lideraba a las pocas tropas que se encontraban en el lugar, siendo muchos de ellos heridos que habían regresado para curar sus heridas. La defensa se mantenía, pero, eran superados en número por una cantidad considerable, además que, varios de los esclavos habían sido liberados y se estaban uniendo a sus libertadores en el combate.

Un pequeño grupo fue enviado al bosque, como medio para encontrar el punto por el cual los revolucionarios estaban pasando, ya que tenía que ser cerrado por cualquier medio. Por otra parte, el frente, tenía cercados a los revolucionarios en la ensenada, siendo contenidos nada más por una serie de obstáculos, los cuales terminaban formando un cuello de botella donde se encontraban luchando todos los combatientes. Por vía marítima, los barcos ya tenían a la vista a los navíos revolucionarios, en pocos minutos entrarían en contacto directo e iniciaría la batalla naval.
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Vie Ago 26, 2011 6:45 pm
Su combase te había alargado demasiado y ahora ya llegaba tarde. Cruzaba el bosque a toda velocidad, sintiendo como cada vez le costaba más por la nieve acumulada. El bosque era de lo peor en ese momento, niebla nieve y árboles por doquier hacían de este un verdadero laberinto donde la visión escaseaba. Por suerte tenía a Mecarooster-X001 en su hombro, con sus magníficos binoculares que atravesaban todo tipo de visión nublosa. No sabía si era bueno o era malo lo de llegar con retraso, todo dependía de cómo se lo tomaran ellos. Fue aumentando su velocidad progresivamente, llegando a un punto en el que estaba en carrera constante a una velocidad bastante alta, llegando a atravesar todo el bosque que podía para reunirse con el grupo de asalto de los Marine. Todo el camino estaba limpio, encontraba cuerpos caídos por los lados, pero el sendero que seguía estaba completamente limpio. De golpe, mientras iba corriendo tropezó con algo y fue rodando por el suelo, con la mala pata de que esa caída la frenó un árbol de forma violenta dañando su espalda. A Karsten le costó levantarse más que nada por el dolor del momento.

Cuando se puso en pie, miró por todos los lados, pero no veía el motivo de su tropezón, no habían piedras, ni plantas que podrían causar ese suceso. Entonces el espadachín se fijó en algo que a simple vista no le había llamado demasiado la atención. Un cuerpo humano tirado ahí, parecía estar muerto en medio del campo de batalla, como tantos otros, pero tenía que asegurarse. Estaba estirado boca abajo, con las manos estiradas de forma que su cuerpo pareciese una cruz, pero no estaba rígido, sino más bien relajado, como si ya no albergase vida su cuerpo. Y el negro agarró guadaña dispuesto a comprobarlo, si tenía vida o no la tenía - ¡Vuelve al infierno hijo de satanás! - Dijo al unísono al que lanzaba un guadañazo vertical descendente, buscando perforar el pecho del cuerpo con la punta de una forma muy violenta. Pero el chico que estaba tumbado en el suelo de pronto se movió hacía un lado haciendo la croqueta, y se puso en pie de una hábil maniobra - ¡Dios! ¡Casi me matas! - Exclamaba indignado el chico, con voz enfadada - Lo-lo siento, no era mi intención... - Perdonaba Karsten en voz baja, agachando su mirada - ¡Vete! ¡Vete y no vuelvas más aquí no vaya a ser que me enfade, corre, por Frizz'aroth! - Ordenaba al que en un pasado creía muerto. El calvo estaba muy afligido por sus acciones así que asintió con la cabeza, se dio media vuelta y echó a correr.

Tras quince segundos de carrera recta, se puso a pensar durante unos segundos. Luego recordó algo importante, y se sintió bastante estúpido. No tardó mucho en darse media vuelta y volver corriendo. El ser con el que había estado hablando volvía a yacer tumbado, pero esta vez el chico sabía que no estaba muerto - Esto... perdona - Dijo Karsten para llamar la atención - ¿Que es lo que has dicho? - Preguntaba el Marine, curioso de sus palabras. El joven que estaba tumbado volvió a ponerse en pie, esta vez cabreado como prometió - ¡Dije que corrieras, por Frizz'aroth, ancestro de la carrera lineal en bosques con neblina! - Le repetía a petición del Marine el desconocido. A Karsten le brillaron los ojos, y plantó sus pies en el suelo como si se trataran de dos botas de metal - No, no, amigo... Estás muy equivocado... - Dijo, crujiendo su cuello. Como Marine no podía permitir recibir órdenes de nadie, y menos de desconocidos, pero ese no era el tema en cuestión para Karsten - Frizz'aroth es el ancestro de la carne a la brasa con un poco de ajo, tu te refieres a Frazz'erith, que es su primo hermano, que se casó con su madre y tuvieron un hijo en común aunque luego se separaron y el acudía a Moe'harath, ancestro del suministro de bebidas ligeramente alcohólicas y con tendencia a provocar estados de consciencia alternativos - Explicó, mientras el otro chico atendía con la cara algo desencajada

El chico parecía no entender nada, hasta que en un momento salió de su trance comprendiendo cual era la realidad - Ya veo... Tu sigues la tradición según dicen los Lanza Negra, esa tribu antigua de la que no se sabe si realmente existieron, que iban plagiando y creando falacias sobre los verdaderos ancestros plasmados por los Urikallz - Confesó, mientras se reía por lo bajo. Fue entonces cuando el Marine cerró el puño con fuerza. El gallo bajó de su hombro con velocidad, pues sabía que eso se iba a poner feo. En menos de un segundo el joven que antes yacía en el suelo recibió un poderoso puñetazo en su estómago, que lo envió hacía arriba unos metros. Continuó su combo con la guadaña, cogiéndola al revés y golpeando al chico con un costado de la vara en pleno vuelo justo en las costillas. El joven cayó al suelo dolorido, pero no hubo descanso para este. Le propinó una patada en su rostro que le rompió la nariz, haciendo que sangrase abundantemente. Después, dio un corte con su guadaña en dirección vertical descendente que se clavó en su tobillo, perforando este y también clavándose en el suelo. El chico ahora estaba de una forma encadenado al terreno gracias a su arma.

Agarró una brazo de su rival desde su antemano, y la retorció hasta que los huesos quebrasen, y cuando estos lo hicieron le partió los cinco dedos al mismo tiempo. El chico hubiera gritado si aún tuviese fuerzas para hacerlo, pero estaba tendido en el suelo recibiendo los golpes sangrientos de su rival. Karsten dio un fuerte pisotón a la rodilla de la pierna que no estaba clavada al suelo, debilitándola. Tras ese ataque, cinco pisotones más sucedieron, hasta que la rodilla de su enemigo desapareció de su cuerpo. Tras ese ataque retiró su guadaña ahora impregnada de la sangre y dejó al rival destrozado en el suelo. El gallo se volvió a subir a su hombro, con bastante indiferencia - Arf... ¡La próxima vez... me encargaré personalmente de que sufras como lo hizo Gorlokhan cuando fue desterrado de sus tierras! - Tras esas palabras que citaban de nuevo sus creencias, el espadachín se dio media vuelta y siguió su camino, esta vez caminando. - El que fue... cofcof... desterrado de sus tierras... fue Grillzerin - Afirmaba el joven tendido en el suelo, con sus últimas fuerzas y dictando casi su última voluntad. Karsten se quedó quieto, de espaldas al sujeto, mientras volvía a coger la guadaña. Se dio media vuelta y saltó hacía él, aplastando sus costillas con su propio peso y dificultando la respiración pulmonar. La punta de la guadaña fue a parar a su cuello, en teoría iba a cercenarle la cabeza, pero tan solo fue como una picada, como una simple dentellada con la guadaña en su cuerpo.

Ya había acabado, ahora si que llegaba con retraso. Así que empezó a correr de nuevo en la densa niebla. Observó como el humo proliferaba de en medio del bosque, parecía que había un incendio por ahí, o alguna explosión, algo normal en la batalla. De repente un rayo cayó casi a los pies de Karsten, pero poco le importó ese casi posible accidente. Iba algo enfadado, por la actitud que tenía el otro y por sus palabras. Siguió corriendo entre un gran suspiro, que parecía haber tranquilizado al muchacho. Su marcha no cesaba hasta intentar llegar lo más pronto posible a la zona donde se encontraban los revolucionarios para armar escándalo. Sin embargo parecía que el bosque era muy grande o que Karsten se había perdido. Y no podía estar perdido pues su guía era el gallo... Cuando recordó eso dio por asumido que se había perdido, pues el gallo seguro que lo había llevado por un camino erróneo, así que ignoró a este y empezó a correr allá donde escucha más ruidos de guerra y quejidos. Ahí debían estar las tropas de asalto que fustigarían la última línea enemiga.
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Vie Ago 26, 2011 9:33 pm
Tras haberse encontrado con un grupo de marines que le dieron el mensaje de regresar de manera urgente a la base y otro chico solitario encargado de vigilar la zona en caso de enemigos, el joven luchador ya llegaba cerca del punto en que inicio su travesía alrededor del Gran Puente Tequila Wolf, en el cual ha tenido una batalla en las costas de la que salio victorioso sin rasguño alguno y luego otra breve contienda contra un revolucionario en medio del bosque cubierto por la nieve repentina que comenzó a cubrir con un sutil blanco invierno todo el lugar, ahora el paisaje era diferente al de cuando puso el primer pie en la construcción, ahora habían más factores a su favor pues la humedad aumento y por consiguiente el calor que debilita su arte marcial es casi nulo.

Ya ha sabiendas de lo que se enfrentaría tras llegar a los campamentos, esto gracias a que el grupo de reconocimiento antes nombrado le dio la información necesaria sobre la situación actual de ataque en la que estaría el guerrero de cuerpo a cuerpo comenzó a ajustar sus guantes revestidos de metal en caso de entrar en una batalla de inmediato, "es mejor prevenir antes que curar", un buen dicho que cae de inmediato correcto en todas las personas que posean cautela en su accionar como es el caso del pelinegro cuyos pasos se volvieron levemente más pesados al salir de su medio natural que era el gua del río por el cual acorto camino y viajo más seguro al tener ventaja de terreno.

~[ Se puede ver humo en dirección Norte....cerca de ese punto estaban las campañas de emergencia para curar a los marines heridos, no creo que los revolucionarios hayan caído tan bajo de atacar centros médicos para obtener una ventaja...simplemente despreciable]~

El rostro del Gyojin denotaba parte de su enojo ante la situación que afectaba a sus camaradas y ver que el humo aumentaba en concentración dando claros indicios de que la quema de campamentos de herido se hizo mayor con solo unos minutos de libertad de los revolucionarios, ya gracias a estar rodeado de la naturaleza que adora lograba contrarrestar de buena forma parte de su frustración llegando a su actitud serena más típica y así no actuar sin pensar. Su caminar se ha vuelto ahora una carrera aprovechando su buen físico y capacidad de aguante para llegar con al menos el 90% de su capacidad intacta.

~ Tsk.....ya falta poco para llegar..y yo sintiendo lastima por el revolucionario cuando lo ataque en el bosque, ya verán lo que es enfrentarse a un recluta de verdad ~ musitaba en voz baja para no gastar aire en vano. Al llegar a la parte alta de la zona pudo ver la batalla campal que se estaba formando entre los dos bandos sin querer perder ninguno de los dos un milímetro de terreno, era claro, los revolucionarios fueron astutos no solo en la manera de entrar y tener espías entre los marines, sino que usaban a esclavos liberados para aumentar su volumen ofensivo y de paso intimidar más a los rivales, una jugada llena de estrategia a pesar de haber estado en desventaja hasta este momento de la guerra.

Preparando su cuerpo para salir de una carrera contra el enemigo, Seirey trata de concentrarse en el punto de mayor congregación para así realizar un solo ataque pero certero, esto por otra ideología que abrazaba el hombre-pez pero esta con referencia al combate, lo mejor y la clave de la victoria es la "Economía de Movimiento", en palabras más claras se trata de no hacer movimientos innecesarios ni fuera de los que se requiera para batalla, aprovechando el que su oponente se cansaría antes por fallar repetidas veces acabándolo con un solo golpe bien dado. ~ ¡¡Bien acá vamos!! ~ grita tal león antes de saltar sobre su desdichada presa, pero esta vez en vez de colmillos sería puños los que caerían sobre los rivales, corriendo en la dirección ya analizada, el joven recluta pasa entre cuerpos tendidos y firmes de sus compañeros por así llamarlos entre los cuales estaban los marines con quienes viajo a Tequila y cuidaban en un sector levemente más alejado los barcos que aun no zarpaban a la emboscada, ellos conocían su origen y parte de técnicas por lo cual le dieron corredor libre aunque nunca cesaron sus disparos contra los revolucionarios y esclavos liberados por estos.

~ Lo lamento por ustedes si hay un inocente entre ustedes pero el poder de los mares se hará sentir ~ breve discurso mientras tensa los músculos de su pierna hasta el punto máximo en el cual no sufran un desgarro o daño similar, de este modo aumenta más su velocidad hasta traspasar las primeras líneas enemigas basadas solo el luchadores y espadachines que no logran asestar un estoque o puñetazo de manera certera. Estando en el centro de un circulo improvisado hecho por personas detuvo su carrera cambiando a la pose ofensiva característica del Gyojin Karate, los revolucionarios algo sorprendidos salían de su asombro para dejar pasar a la artillería ya que serían más precisos a la hora de atacar.

- Revolucionarios: Bien marine tu que vendiste tu alma al gobierno no tendremos piedad por ti así como no la han tenido por los esclavos - apuntando todos a la vez, centrando su mira en el pecho del recluta y jalando el gatillo dispararon una horda de balas entre las que había incluso de cañones móviles, era peligroso pero nuevamente esa sensación llego a la mente de Seirey, una imagen clara de lo que pasaría y que sin controlar aún a la perfección le ayudo a elegir la ofensiva-defensiva más adecuada. Ya sabiendo lo que pasaría una fracción antes que ocurriera el gyojin puso la palma izquierda abierta extendida hacia adelante y su brazo diestro recogido quedando a la altura del abdomen ~ Bien...Gyojin Karate: Karakusagawara Seiken ~ lanzando un puñetazo corto con su brazo derecho que tenía la mano cerrada, una onda expansiva invisible viajo a gran velocidad contra los objetivos mientras el resto de los marines solo observaban y recuperaban parte de sus fuerzas. Gracias a la visión que tuvo del ataque rival las balas y ondas chocaron explotaron muy próximos a los cuerpo de los revolucionarios que salieron lastimados ahora no solo por el ataque del Gyojin sino por las explosiones de sus mismos proyectiles en especial las balas de cañón ~ Lo lamento chicos pero ordenes son ordenes...además todos ustedes están compuesto de agua así que mis ataques tendrán más efectos en sus cuerpos ~ sin tener obligación de hacerlo explico parte del funcionamiento de su técnica mientras al menos dos decenas de revolucionarios recobraban el habla y se volvían a poner de pie, la diosa fortuna ayudaba a Seirey al haberle brindado nieve que aumentaba las bajas temperaturas y por ende hizo instantáneo el ataque del gyojin.

- Revolucionario: Maldito marine ya verás ¡¡Te mataremos!! - grito uno ante lo cual Seirey no pudo más que repetir el movimiento anterior de manera más veloz para poder proseguir su camino, golpeando el aire una nueva onda expansiva surgió haciendo que los cuerpos de los revolucionarios y esclavos armados se vieran como distorsionados y doblándose por el efecto secundario del golpe propinado anteriormente, esta vez sin duda tardarían más en recuperarse pero no por ello se podía estar tranquilo, ya que a la distancia la visión mejorada del pelinegro diviso un suceso extraño, un nuevo pelotón de la armada revolucionaria se acercaba pero otro grupo vestido con la ropa de esclavos se escabullían entre los arbustos entrando al bosque ~ Esto era una fachada para dejar escapar al resto...demonios como no lo pensé ~ ahora todo estaba claro, la cantidad de esclavos atacantes era bastante menor de lo que podía esperarse porque la mayoría estaba escapando posiblemente por el mismo pasadizo secreto que ocupo la armada para la emboscada, haciendo un gesto con la mano alzada de que proseguiría su camino dejada de sobre aviso a sus compañeros que ahora dependía de ellos la contención, aunque ya su ayuda en el combate fue bastante tras tirar los enemigos que pronto se recuperarían pero siendo ahora prisioneros de la marina.

~[ Bien no me engañaran tan fácilmente, les mostrare lo que es una emboscada con final sorpresa]~

Meditaba mientras se dirigía al bosque para rodear a la los defensores de los esclavos sin tener que enfrentarlos de manera directa, puede que son su nivel pudiese derrotar a la mayoría pero, por otro lado su cuerpo que fue golpeado un par de veces por los luchadores revolucionarios debía mantenerse en buena forma en caso de enfrentarse a un líder de mayor nivel. Acercándose lo máximo ahora solo dependía de su excelente vista que ni la nieve podía bloquear con su cortina blanca, era como el dedujo, las personas que entraban en los arbustos se dirigían a unas cavernas subterráneas que de los marine solo Seirey ha descubierto no solo por su actitud solitaria, sino que si entraba más de uno el ataque sorpresa seria un rotundo fracaso.

técnicas Utilizadas:
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Miér Ago 31, 2011 12:59 am
En la ensenada, ya apenas había lugar para avanzar hacia el frente debido a la cantidad exorbitante de miembros que había en el lugar. Varios habían caído ya, pero, dada la situación, eran un tsunami arrasando con un islote. No debía quedar demasiado tiempo antes de que pudieran avanzar y entrar directamente a la ensenada, cosa que pudieran haber hecho de no estar ardiendo el bosque que conectaba con el punto, siendo incendiado por los revolucionarios en un intento de alargar su fútil defensa.

Las órdenes para iniciar la batalla naval habían sido dadas por Meinhain, impacientado por ver que aún no tomaban la base revolucionaria. 10 barcos contra 7, aunque en vez de la decena hubiesen superado por mucho la docena si hubiesen esperado un poco, ya que aún habían barcos de camino al lugar. Ante la defensa inmóvil de los revolucionarios, no tuvieron más remedio que combatirles también de la misma forma, debido a estar en un cuello de botella. Ahora dependían de sus artilleros para ganar la batalla.

En cuanto al puerto y la base principal, las cosas no eran muy agradables. Habían perdido varios efectivos ya, y aunque lograban defender de manera exitosa, habían sido repelidos hacia el puerto como tal, teniendo que atrincherarse ahí. Fanfroen se resguardó junto con una guardia de élite en una tienda de campaña, mientras dictaba las ordenes a seguir por los marines. Una de ellas, era destruir las viviendas que aún se mantuvieran en pie de los esclavos, así como disparar a discreción a donde se les viese concentrados. Aunque, por una parte, se podían ver un par de barcos que no eran de la marina acercándose, y por su apariencia atemorizante, eran galeras de guerra, completamente equipadas para una batalla naval a gran escala. Los marines enviados a buscar el punto de salida de los revolucionarios fue detenida, ya que no podían gastar más hombres en una búsqueda de este tipo, por lo que los que hubieran ido a por ello, se encontraban solos en ese mismo instante.
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Vie Sep 02, 2011 2:12 pm
Al poco tiempo de esperar a sus compañeros, aparecía Lagi, tan herido como lo estaba él, por lo que podía inferir de que había estado entretenido de cierta manera en el combate. El pelirrojo hizo mención a lo dañadas que estaban las ropas del artillero, a lo cual, le hizo verse a sí mismo un instante. Si, estaba muy poco cuidado, la verdad.- Jódete... - Respondió de manera seca. No era común en él responder con una palabra de un nivel social bastante bajo, ya que no solía tener confianza con nadie para ello, pero podía darse el lujo de hablar así con Lagi, además, que se encontraba bastante estresado por el hecho de haber dañado su traje. Esperaron un poco más a que llegaran los demás miembros de las Velas Argénteas, pero, fueron asaltados por una avanzadilla de revolucionarios. Sonó la alerta por la base, mientras el pelinegro recargaba sus dos pistolas, preparado para defender el lugar.

- No me separaré mucho del muelle, prefiero tener a la vista el barco en todo momento por si llega alguién de la división, nos vemos aquí en un rato - Avisó a su compañero, mientras el iba al trote hacia las tiendas de campaña más cercanas al puerto. Se veían varios miembros de la marina no combatientes corriendo de un lugar a otro, incluso a la enfermera que le había atendido hacía unos minutos. No se podía diferenciar quienes eran los atacantes de los defensores, ya que los revolucionarios se habían adentrado utilizando los uniformes de soldados caídos. No podía hacer mucho más que ir asegurando a los no combatientes hacia la parte aún segura de la base, al lado de los navíos de guerra, donde la guardia era relativamente más pesada, junto con la escolta del enviado del gobierno que se había quedado en el lugar, el llamado Fanfroen, al cual podía avistar a lo lejos, dirigiendo la defensa. Poco a poco, podía ver como los enemigos ya llegaban al lugar sin ningún disfraz, al parecer, según corría la voz, debía haber algún conducto secreto que sirviera de atajo para ellos. Se encontró con un par de sujetos que intentaron atacarle con ataques extremadamente básicos de espadas, a los cuales despachó rápidamente con certeros disparos al entrecejo, no tenía tiempo para perder en ellos.

Mientras avanzaba el tiempo, la defensa del lugar parecía estar teniendo éxito en no caer, pero, estaban siendo empujados hacia el puerto, dejando libre el área de esclavos, a lo que no tardaron estos últimos en unirse a la lucha de manera rústica. Al final, junto con la avanzadilla de Fanfroen, retrocedió hasta quedar cercanos a los barcos, y ordenando a algunos de estos el destruir el área de concentración, una medida extrema por su parte, pero Mikhail no podía decir que no fuera acertada. La lucha por mantener las posiciones continuaba, pero al menos habían asegurado el punto. Aunque, a lo lejos en el horizonte se podía vislumbrar una nueva amenaza, un par de galeras de guerra, de un tamaño gigante y completamente armados, se aproximaban hacia el lugar de la construcción. No podía perder el tiempo, ya que sabía que además de la defensa terrestre de la base, ahora tendrían que defender de manera marítima también, y en posible desventaja, al enfrentarse a tales navíos con tan solo unos pocos barcos normales, ya que la mayoría había viajado a la ensenada para rodear a los barcos revolucionarios. Guardó sus dos pistolas en su cinto, y abordó a paso raudo el Duende de Mar. Se mantuvo en la borda durante unos segundos, esperando ver alguna cara conocida para movilizar el barco, ya que su labor consistiría en los cañones de la embarcación.
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Lun Sep 05, 2011 1:45 pm
Su compañero no parecía estar disgustado con su llegada, aunque era de suponer, pues era el único que se mantenía a la espera de toda la tripulación a la cual pertenecía. La reunión no duró más que unos cinco minutos, fue dar respuesta, un tanto extraña para el moreno, a las palabras del rojizo y comenzar una nueva trifulca en el lugar. Los revolucionarios se abrieron hueco mediante una meticulosa infiltración, ya que para hacerla tuvieron que al menos derrotar un marine al cual despojarle de sus prendes y suplantar. Un tanto simple, pero a la vez efectiva, ya que teniendo en cuanta las circunstancias en la cuales se encontraban era lo mejor que podía hacer el enemigo. Sin embargo, por el contrario, lo peor que podían hacer desde el punto de vista marine, ya que era algo inesperado y para lo cual no había defensa alguna, todos ahora tenían la posibilidad de ser enemigos o aliados en la lejanía. Los enfermeros y médicos de las tiendas no podían hacer más que salir corriendo en direcciones escogidas al azar para tratar de huir, por suerte en ese aspecto si era posible prestar ayudar. Pues Mikhail estaba afrontando dicha situación guiando a los desarmados y personas no dispuestas para el combate hacia el escaso perímetro de seguridad de la base, pues este se iba reduciendo conforme el enemigo avanzaba.

Lagi no tuvo tanta suerte, pues el al igual que los rasos y diversos cargos del lugar, le toco la parte de avanzar para tratar de defender el lugar, una avanzadilla que carecía de posible éxito por el hecho de no distinguir entre aliado o enemigo a cierto grado del terreno, pues no tenían localizado el lugar por el cual se filtraban los adversarios y podían penetrar con suma facilidad incluso en la propia avanzada que provenía de los barcos junto al pelirrojo. La situación era de desconfianza total por parte de los miembros, pues todos acabaron separándose levemente los unos de los otros o volviendo a los navíos sin dar la espalda, no era el lugar indicado para combatir. Lo único ventajoso o, mejor dicho, la única cosa buena que sucedía en el lugar, era que a cierta medida del terreno o avanzada del enemigo, estos ya no portaban el traje de infiltración, se trataban de sus propios ropajes y aspectos, cosa que hacía posible que los marines se defendiesen a partir de dicha situación. Mientras unos aseguraban a los desarmados, otros debían de combatir o lidiar a los revolucionarios que se dejaban ver, como era el caso del de cabellos carmesí, pero todo aquello tenía algo de misterioso o extraño. Lagi se deshacía con cierta facilidad de sus agresores valiéndose de sus dotes para el combate ya demostrada en incontables ocasiones a lo largo de la batalla, pero algo le seguía corroyendo la mente del joven, un pensamiento que le sabia amargo cuando tomaba presencia.

Su pensamiento durante unos momentos cayo en el olvido, pues dos enemigos tomaban la anticipación en un combate de dos contra uno, en desventaja el luchador, sendos revolucionarios aparecieron de una de las tiendas cercanas que revisaba Lagi, pero no tuvo mucho tiempo de actuación debido a la entrada sorpresa del enemigo. Uno de ello cargaba con un puñal con el cual trataba de apuñalar en algún lugar del pecho al pelirrojo, sin embargo con el poco tiempo que contaba, el joven hizo un leve movimiento a la izquierda, haciendo así que el puñal se clavase entre el hombro y la clavícula. Un quejido de dolor y una mueca de lo mismo fue tan solo el acto que mostró el marine en pos a la acometida del enemigo, sin embargo no se mantuvo inmóvil tras aquello. El joven adelantó el brazo diestro para agarrar a su enemigo que estaba próximo debido al ataque realizado, y una vez lo tuvo bien sujetó con un movimiento de la zurda se preparo retirándola con levedad para, a continuación, avanzarla con gran fuerza y velocidad para asestar un golpe en la cara de su contrincante. El movimiento no era uno simple, pues se trataba de una de las técnicas más potente que conocía el de cabellera carmesí hasta el momento: Gauss Cannon. Una onda expansiva de cinco metro cúbicos en pos al golpe perfectamente ejecutado se abría paso. El único enemigo en recibirla fue el que ahora sostenía con su diestra pero que pudo ser liberado al momento, ya que el ataque realizado hizo crujir los huesos del cuello de su rival, asi como algunos menores del rostro, como puede ser la mandíbula y alrededores, y algunos dientes que cayeron por la gravedad.

Al impactar contra el suelo un hilo de sangre comenzó a brotar de su boca y nariz, resultó ser un golpe mortal para el enemigo. Su compañero ante la actuación del pelirrojo no hizo ofensiva alguna, tan solo inició una retirada rápida de nuevo al bosque, cayendo presa de la avanzadilla de Cipher Pol’s o marines que pudieran quedar por la zona, pues el bosque ya era un punto controlado. Lagi simplemente ignoró tal actuación de cobardía y el pensamiento que poco antes estaba en su mente volvió. Se había dado cuenta de que el acto de llegar despojados de disfraz alguno al puerto no era más que una distracción para liberar a los presos esclavizados que estaban en la isla trabajando, pero para el momento la función de los revolucionarios estaba cumplida. El entretenimiento del combate hizo mella en la mayoría de los marines del lugar haciendo que presos se sumaran a la trifulca que trataban de tomar el lugar, nada quedaba por hacer en aquel sitio y tal como había ordenado Fanfroen, tocaba retirarse para despejar la zona tomada. Era una medida extremista y bastante sádica teniendo en cuenta la cantidad de gente que ahí iba a morir, pero la orden estaba dada y no tenía más opción que la de retirarse hacia los barcos para no salir herido. Lagi dando la espalda al estruendo de los cañones golpeando la costa, y por tanto a los enemigos y todo ser con vida en el lugar, abordó al Duende de Mar, donde su compañero también esperaba, era hora de partir a alta mar para enfrentar a los que trataban de huir o llevar el combate a dicho lugar. - Quizás debiéramos partir ya… - Sugirió a su compañero con cierto aire de cansancio mientras se retiraba el puñal del hombro y hacía presión con la mano. La ultima orden comandada por el enviado del gobierno no era del todo aprobada por el rojizo, obvio que no había alternativa mejor por su parte y estaba, supuestamente, haciendo lo correcto, mas no quitaba que era un acto atroz.


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Miér Sep 07, 2011 2:50 pm
Su compañero finalmente abordó el navío de la tripulación, pero, fue el único que lo hizo, ya que ningún otro de sus compañeros había llegado, o abordado. No tenían tiempo para perder esperando a los demás, una situación de importancia estaba a punto de acontecer, y no podían darse el lujo de mantenerse quietos en la costa. Subió hasta el timón, el punto relativamente más alto para hablar, y se dirigió a todos los presentes dentro del Duende de Mar.- Señores, no podemos quedarnos quietos, tenemos que avanzar y combatir contra esas embarcaciones...- Dijo con voz altiva, mientras la tripulación estaba un poco desconcertada de la repentina orden. Se miraban entre sí, pero no parecían hallar una respuesta.- Pero, la Capitana Alagondar no está - Dijo en respuesta uno de los presentes en la cubierta, con rostro temeroso al igual que su voz. Mikhail le dirigió una fría mirada, sin parpadear, y aprovechando su posición superior para dar una apariencia más intimidante, conveniente para la situación.- La Capitana no se encuentra ahora mismo, y yo, Teniente Mikhail Petrov, me estoy haciendo cargo de la situación, así que, alistad los cañones, que zarpamos a la batalla aquí...¡Ya! - Con su grito final, todo el mundo comenzó a moverse a sus respectivas posiciones, cañones, timón, velas. El pelinegro bajó a la cubierta, dirigiéndose un momento a su compañero - Dirige tu el abordaje y las cosas aquí arriba, yo me encargo de los cañones - Luego de eso, bajó a la zona de cañones.

Una vez ahí, comenzó a ayudar a los demás a ordenar y posicionar las bolas de cañón, la pólvora, y alinear los cañones de forma correcta. Se enfrentarían a un barco superior en casi todo, tamaño, potencia de fuego, y tripulación. Poco después, se escuchó subir el ancla, y comenzaron a separarse del puerto, el cual aún se mantenía seguro con su defensa actual. La velocidad fue incrementando poco a poco, y cada segundo les acercaba más a los dos navíos enemigos. Cerca del Duende de Mar, habían otros barcos de la marina con el mismo objetivo, destruir los galeones. No quedaba demasiado para entrar en contacto con los revolucionarios, pero, Misha ya estaba apuntando con un cañón hacia ellos, calculando con precisión para intentar destruir el mástil, lo cual les daría ventaja táctica.
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Miér Sep 07, 2011 9:56 pm
La propuesta del pelirrojo parecía haber hecho repercusión en la mente de Mikahil, aunque con razón, pues ya era extraño que la mayoría de los navíos atracados en el puerto zarpasen a la batalla y el duende de mar se mantuviese quieto sin emprender acciones algunas en contra de los revolucionarios. Se mantuvo erguido escuchando el discurso que reflectaba órdenes de movimiento, acallando al poco a aquellos que mostraban dudas respecto a la ausencia de la capitana y el ejercer acciones bajo otro mandatario, en este caso los dos tenientes. Mikhail ya había escogido su sector a regular, la segunda planta, en la cual estaban los cañones y siendo este su lugar indicado como artillero de mayor rango a bordo del navío. - De acuerdo. - El rojizo afirmaba con toque de seriedad a las palabras de Mikhail ante los presentes en la borda, estaba conforme con la decisión tomada. Un luchador cuerpo a cuerpo no tenía absolutamente nada que hacer en un planta repleta de armas de artillería, y por supuesto, dado al precario conocimiento de dichas armas no podía dirigir e manera correcta a los marines de menor rango que allí se encontraran. El joven se paseó firme en la cubierta, subiendo a paso lento hasta donde su compañero se encontraba con anterioridad para poder comandar desde una posición correcta. Al llegar a la parte más alta, dejando el timón a sus espaldas y apoyando sendas manos en la balaustrada, comenzó a dar las órdenes.

- ¡Levad anclas, desplegad velas, tenemos viento a favor! - Las órdenes eran precisas y sencillas de seguir para un grupo de marines preparados para servir desde su entrenamiento. Al poco de las palabras realizadas por el pelirrojo, el navío iniciaba el movimiento, no era para nada lento, pues como bien dijo las velas se encontraban henchidas por el viento que soplaba a favor de la marcha, llegaba el momento de tomar la delantera a los barcos enemigos. Aún quedaban unos pocos minutos para poder estar en posición de abordar una nave enemiga, pero podían disparar debido a la situación en la cual se encontraban. Una bala de cañón salió disparada desde el duende de mar haciendo impacto contra uno de los buques, haciendo que el mástil del mismo cayese y comenzaran a perder velocidad de manera rápida. Ahora llegaban al mismo de forma rápida, lo primero que hicieron todos fue el tensar las velas para reducir la velocidad, posteriormente en la borda diestra se preparaban para el ataque. Los dos navíos se posicionaban uno frente al otro de manera paralela y seguidamente un fuerte estruendo comenzaba, era el rugir de los cañones aliados destrozando la planta de artillería enemiga. El enemigo no podía realizar acción alguna en rango para herir al duende, ahora todo dependía del abordaje.

Lagi bajó de su anterior posición siendo uno de los que encabezaba la partida en la borda, ahora tocaba la parte en la cual podía darlo todo e indicar a los de menor rango que hacer, aunque la orden era sencilla y directa, solo se mantuvo la calma hasta estar correctamente posicionado y unido un barco con el otros. - ¡Abordad! - De los labios del rojizo rugió la feroz exclamación dando entrada a la batalla, sobre sus palabras pesaban las próximas acciones que emprenderían aquellos valientes, claro que no eran los únicos preparados, pues el buque enemigo estaba preparado desde el momento en el que su mástil estaba herido. En dicho momento sabían que la entrada en combate era inminente, e iniciaron la preparación situándose estos al contrario que los marines, en el lado izquierdo de su barco. El pelirrojo inició la batalla adentrándose en el barco enemigo junto a otros miembros, esperaba pronto poder ver en el campo de batalla a Mikhail, pues no era recomendable seguir en la planta de la artillería debido a la proximidad y la invasión que estaba teniendo lugar en la cubierta de sendos navíos, de los cuales uno de ellos podía estar por el momento tranquilo, pues el Duende de Mar herida alguna no había sufrido. A golpes se encontraba ahora mismo el luchador abriéndose paso entre la multitud para facilitar el paso a otros miembros de su misma facción aliada, claro que no todo el merito residía en él, otros tantos valientes estaban haciendo la misma acción en el frente.


Última edición por Lagi Schmetterling el Jue Sep 08, 2011 8:40 am, editado 1 vez
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Miér Sep 07, 2011 10:41 pm
La capitana Alagondar se separó de la compañía del Agente del Cp9 en cuanto tuvo la menor oportunidad. Le repudiaba la moral de aquellos hombres que se dedicaban al asesinato. La guerra era diferente, a sus ojos, y matar era un medio, no un fin. Ella tenía unos ideales y unos principios que muchas veces no eran los que el Gobierno Mundial buscaba. Ella, lo que hacía en esos casos, era intentar de llegar a una solución que, aunque no despertase una sonrisa en los nobles, hiciese que no pudieran quejarse sobre el resultado. Y eso mismo estaba haciendo en ese momento. Mientras que el agente mataba a cuanto herido se encontraba, ella no desenvainó su espada para arrebatar una vida. ASí, cuando le dijeron que el Duende del Mar se encontraba luchando contra la Armada Revolucionaria, Brelaina se despidió con educación y emprendió la carrera hacia la bahía. Notaba las presencias de sus conocidos, así que no corría sin rumbo alguno, y no tardó mucho, gracias a su Haki, en alcanzar la costa y divisar el Duende del Mar, preparado para el abordaje.

Sin quitarse la coraza siquiera, demostró que era una prodigiosa nadadora sumergiéndose en el agua. La salinidad de la misma, sumada a la fuerza de su cuerpo potenciada por su Voluntad, hacía que pudiese nadar sin penalización alguna y a gran velocidad. Sería un ataque inesperado el que realizaría, y que provocaría el fin de la vida útil del navío. Quería ayudar a sus compañeros de tal manera que el retraso con el que llegaba su apoyo pasase inadvertido ante la calidad del mismo. Así, cuando llegó junto al barco enemigo, desenvainó su espada derecha y, armándola con Haki, lanzó un poderoso corte al casco del navío. El agua, limitaba sus movimientos, pero potenciando también su brazo como lo estaba haciendo desde que se había metido al agua y con su fuerza natural, conseguiría tajar con nitidez la madera. Ahora, aquel barco estaba condenado a hundirse en no demasiado tiempo. Ella, subiría a bordo.

Sacó su otra espada y, agarrándolas a la inversa, las utilizó para escalar hasta la cubierta. Poco tardó en subir los metros que necesitaba, soltar una de las armas de la madera y envainarla, para agarrarse con la mano libre al balaustre más cercano e impulsarse hasta la cubierta, quedando en pie y con la espada derecha en la mano. Algunos ojos, de ambos bandos, se posaron en ella, con asombro, alegría y miedo; dependiendo de a quién pertenecían. Al fin y al cabo, varios de los piratas y todos aquellos marines la conocían, y habían oído hablar de sus capacidades. Además, si se tenía en cuenta que había vuelto de la batalla en la isla sin herida ni vendaje alguno, la impresión que causaba ver a esa mujer que evidentemente había llegado a nado, era grande.

-¡No os distraigáis y volved a la batalla! -gritó, notando que alguno se distraía más de la cuenta. Tras su ataque, pedir la rendición de los enemigos, ya que estaba claro que ese barco no sería salvado. Con el mástil principal roto, no iría muy lejos, y se hundiría en esa zona con casi total seguridad. Sin perder más tiempo, Brelaina se sumó a la batalla que se libraba sobre la cubierta de "La Gloriosa". Con su espada, cargada de Haki junto con su brazo, lanzó un poderoso corte al palo de Mesana, el más cercano a ella. La madera, con un silbido, fue cortada limpiamente. La pelirroja no se quedó ahí, sino que asestó una poderosa patada, también imbuida, al mástil que acababa de cortar y que se mantenía en pie dada la limpieza y rapidez del corte; que hizo caer el palo hacia la parte central del barco, teniendo cuidado de elegir la zona con una concentración de piratas, y en la que ningún Marine se había colocado todavía. Pudo saber, entonces, que el abordaje acababa de iniciar, cosa que ya intuia abiendo oído el grito de Lagi hacía bastante poco. Con su movimiento, prentendía acabar con muchos de aquellos piratas de manera rápida, ahorrándoles el morir ahogados o tiroteados por los demás marines, o gentes quizás no tan clementes; en lo que consideraba un acto de piedad.
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Jue Sep 08, 2011 12:53 am
El control de la base de la marina era recuperado poco a poco, ya que los revolucionarios huían junto con algunos esclavos hacia otra parte de la costa. Las ordenes fueron retomar posiciones antes de seguirles, tenían que afianzar la base antes de nada.

La batalla naval, en ambos puntos de Tequila Wolf, estaba teniendo resultados beneficiosos para los de azul, ya que sus navíos superaban en todos los enfrentamientos a los de los revolucionarios. Incluso, uno de los Galeones había sido frenado en seco, quedando solo uno que aún no llegaba a la construcción, aunque era seguido por varios barcos de la marina.

En la ensenada, al fin habían logrado pasar la barricada defensiva, ahora, combatiendo contra los revolucionarios y piratas presentes, ahora en retirada.
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Vie Sep 09, 2011 1:45 am
Cuando por fin disparó el cañón con el cual apuntaba al mástil del galeón enemigo, acertó, al primer disparo. Confiaba en sus habilidades, pero no pensaba conseguir un tiro de tal importancia a la primera, lo cual le dio cierta motivación, aunque sabía que era algo que entraba dentro de las posibilidades, por lo cual tampoco se alteró demasiado. Su disparo inició la batalla, pero, los demás miembros del Duende de Mar, en sus posiciones, y con las indicaciones instruidas por el mismo Mikhail, no dieron ni un instante a la embarcación enemiga, sucumbiendo el área de cañones de esta ante los disparos de la marina. Estaba claro que, ese galeón no duraría demasiado ya. Un gran logro de hecho para las Velas Argénteas, aunque no debía haber descanso, quedaría otro galeón, pero ya no sería responsabilidad suya.

No tenía nada más que hacer en la segunda planta del Duende de Mar, por lo que, alistó sus dos armas de fuego, cargándolas por completo y subiendo a la cubierta a gran velocidad. En la borda de su barco no había ningún problema, ya que la batalla había sido llevada a la embarcación enemiga. Lo más complicado del enfrentamiento sería derrotar a todos los integrantes de la tripulación de ese barco. Se acercó a uno de los marines del barco, el cual agarraba temeroso una de las cuerdas que se utilizaban para abordar el navío enemigo, y se la arrebató de las manos. Con un gesto, le indicó que se hiciera cargo del timón, un hombre con miedo sería inútil en batalla. Utilizó la cuerda y en pocos segundos, ya estaba en la borda enemiga. Un revolucionario se lanzó de frente contra él apenas le vio, intentando golpearle con un simple gancho al mentón. El teniente fácilmente evadió el golpe, sujetando el brazo de su enemigo luego de que realizara su movimiento, y golpeándole con el mango de una de sus pistolas en el área de la sien, haciéndole caer al suelo adolorido. No perdería el tiempo con él, ya que estaría fuera de combate un tiempo. Alcanzó a ver a Lagi peleando, la melena del pelirrojo era fácilmente detectable, pero, otra cabellera rojiza llamó su atención: Su capitana, Brelaina, se encontraba también en el barco. No se explicaba de que manera lo había hecho, pero, al menos sentía que su capitana era alguien digna de admirar en ciertos aspectos.

No se debía entretener más con asuntos sociales. Tenía que ir directo al punto importante: eran dos galeones de gran tamaño, lo cual requeriría al menos una tripulación completa por galeón, una tripulación requería un comandante, y, ese comandante tenía que estar en el barco. La primera puerta que encontró la derribó de una fuerte patada, avanzando con cautela por los pasillos internos de la embarcación. Buscaría al encargado de liderar a los tripulantes de ese barco, y con él, no había salvación posible, sino una digna ejecución por parte del ex-agente. Unos pocos pasos le bastaron para encontrar al primer rival, otro revolucionario esta vez armado con un sable. El sujeto sprintó hacia Misha, con su arma de punta. Se notaba la desesperación en sus ojos, el miedo a la muerte. El marine simplemente se movió hacia un lado del estrecho pasillo, pegando su espalda contra la pared, y antes de que el revolucionario pasara de largo, colocó el cañón de su pistola a la altura de su nariz, accionando el gatillo y matándole al instante, desfigurando su rostro. Continuó avanzando en su búsqueda, decidido a que, si terminaba con el líder, sería además de una victoria rápida y asegurada, una derrota humillante.
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Vie Sep 09, 2011 5:39 pm
La avanzadilla que encabezaba el abordaje se quedó un tanto sorprendida al ver ya en el navío a su capitana, pues Brelaina Alagondar estaba en el extremo derecho del barco. Una posición erguida y firme, mostrando una mirada seria, Lagi supuso que ahora no habría inconveniente alguno en acatar ordenes, en adelante sería la de melena carmesí quien tomara el liderazgo y decidiría que acciones emprender, sin embargo, por su rauda orden, el luchador entendía que podía continuar con las acciones que estaba efectuando, que era la de abrir paso a los marines que venían detrás, lo mismo que debían de hacer todos los que consiguieron tomar la cubierta del barco. Los blanquiazules llevaban la ventaja en el terreno, no solo por las dotes de combate que poseían los de la primera línea aliada, que iba penetrando en la cubierta, sino por el gran número de caídos que había sentido el bando enemigo. La capitana efectuó un corte limpio al palo de mesana y a posteriori le continuó el golpe de gracia que tumbaba el mismo, con ello gran cantidad del enemigo quedaba fuera de combate, por decirlo de una forma suave, ya que en realidad caían seguramente muertos, pues la presión debido al peso que ejercía el palo de mesana sobre los cuerpos enemigos era algo a tener en cuenta. La acción de su capitana fue contundente, pero les había librado de un gran numero de contrincantes, el barco en el que se encontraban estaba en la últimas, su vida no pasaría de ese instante.

Gran parte del navío se encontraba ya bajo el agua y en cuanto esta llegase a la parte central, la más herida por lo cañonazos anteriores al abordaje, se hundiría de manera rápida, dejándolo cubierto de agua casi en la totalidad, sin embargo aún se podía hacer algo más para acelerar dicho proceso. De primeras, al ver que el buque ya estaba sumergido en la mayor parte, gran cantidad de aliados comenzaron su regreso al duende de mar, dejando en el bando contrario a los pocos revolucionarios que quedaban en pie y los dos pelirrojos, al menso a simple vista. Lagi tenía un plan para hundir el barco rápidamente y así finalizar con toda la trifulca del lugar, pues el otro buque les llevaba ventaja por haberse detenido a combatir. - Quizás deberías marcharte al Duende de Mar… - No fue una orden, tan solo fue un consejo que le dio a su capitana, pues las acciones que estaba apunto de emprender iban a afectar a toda la estructura del barco, y por supuesto, a todo ser vivo que se encontrara en él. El pelirrojo se mantuvo firme y defendiéndose de los últimos golpes que llegaban, que a pesar de ser pocos debido a la reducción de enemigos, aún tenían espíritu suficiente para combatir.

- Fin del abordaje… - Sus palabras se escuchaban de manera tenue y cabizbajo mientras apartaba un codazo que trataba de penetrar por su lado derecho, para ello se valió de un agarre firme con su diestra, deteniendo al enemigo en el acto. El joven alzó, todo lo que le permitía su flexibilidad, la pierna diestra, pasando esta bastante pegada a su torso. El movimiento se realizó de una manera lenta conforme se alzaba, sin embargo la bajada fue contraria, pues la bota del rojizo se precipitó a gran velocidad contra la cubierta del barco, haciendo que todo en diez metros a la redonda se astillase de manera súbita y con facilidad, la presión que acababa de ejercer con el pie era notoria, podría incluso haber llegado a agrietar suelos más duros, por lo que aquella madera no era rival para tal golpe y menos aún teniendo en cuenta el mal estado de la parte inferior del barco. Todos los enemigos que rodeaban al de cabellera carmesí, así como otros muchos objetos de la cubierta, pues la técnica la ocupaba gran medida de la misma, se fueron directos al agua mediante el hundimiento de la segunda planta, la cual ya estaba en un estado deplorable como para aguantar todo el peso que se le vino encima.

El poderoso buque de gran tamaño, mediante las muchas heridas por parte de los blanquiazules, se había reducido a un montón de grandes trozos de madera que flotaban en el mar, quedando aún gran parte del mismo bajo agua. Por ejemplo: la mayoría del casco estaba de una pieza, el cual se estaba hundiendo a los pies de los supervivientes que se mantenían a nado en la superficie, pero a lo lejos se podía divisar el corte realizado por la capitana, pero entre tanto destrozo nadie advertiría dicha herida, puesto que todos los supervivientes revolucionarios estaban más preocupados por tratar de nadar hasta la orilla, que quedarse en el lugar y hacer frente a los marines del lugar. Fue poco después, en último lugar, cuando una cabellera pelirrojo emergió del mar, mostrando que el ejecutor de la técnica que finalizaba con la vida del buque aún se encontraba con vida. - ¡Buah! - Fue el sonido que efectuó el rojizo al asomar por completo la cabeza, ya que su primera acción fue la de tomar una bocanada de aire, después frotar levemente su rostro para retirar el agua que le molestaba. El efecto de su técnica lo llevó a ser una de las cosas que a más profundidad se hundían, sin embargo no tuvo demasiado problema en volver a la superficie. - ¿Entonces… volvemos al Duende de Mar? - Dijo el joven con una leve sonrisa dibujada en su rostro a los pocos marines presentes en el lugar, su técnica fue bastante potente, sin embargo no se había cobrado más vidas que las de aquellos revolucionarios heridos que no pudieran nadar.


Última edición por Lagi Schmetterling el Sáb Sep 10, 2011 8:24 pm, editado 1 vez
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Sáb Sep 10, 2011 2:06 pm
El efecto que tuvo su movimiento fue más que satisfactorio. El palo de mesana cayó en la dirección en la que ella había querido, y ahogo los gritos de los revolucionarios que lo veían caer sobre ellos, aunque inició otros, de los que sólo fueron heridos por el derrumbe del mástil. Por otro lado, la batalla avanzaba de un modo satisfactorio. Su presencia y su repentina aparición causando tamaño estropicio, había hecho que muchos revolucionarios perdiesen temporalmente la moral o la concentración, avivando el ímpetu del ataque de los marines. Tanto ella como al parecer Lagi, notaron cómo el barco empezaba a hundirse sin remedio. Ella, además, sabía de la brecha en el casco. Aquella batalla estaba ganada, y lo único que restaba en aquel momento era acabar con la batalla naval y enviar al fondo del océano el otro galeón.

Ante las palabras del pelirrojo, Alagondar esbozó una sonrisa y asintió, aunque no pensaba volver al Duende del Mar todavía. Aún no había demostrado su poder y estaba a punto de hacerlo, para alegría de los Marines e infortunio para los revolucionarios. Encaró el barco fugitivo y, tras impulsarse con la balustrada, realizó un poderoso salto, potenciando sus piernas con Haki para elevarse varios metros en el aire. En el salto, empezó a girar hacia delante, al mismo tiempo que desenvainaba su segunda espada. Cuando ya había dado una vuelta completa, y se encontraba con ambos brazos por encima de su cabeza, unió ambas espadas paralelamente a unos centímetros y prosiguió con su giro. En este caso, el movimiento descendente de las espadas sesgando el aire se hizo evidente cuando una grandiosa onda cortante surgió de ellas, producto del poderoso Haki de la fémina.

Mientras ella se colocaba mirando hacia abajo, con las espadas creando una punta de flecha sobre su cabeza para caer al agua sin lesionarse, la onda se dirigía con velocidad hacia el barco de los revolucionarios. A su paso, iba dejando una estela, levantando agua hacia ambos lados. Dos segundos más tarde, Brelaina se sumergía nuevamente en el agua con gracilidad, con un mínimo chapoteo. Al mismo tiempo, su ataque alcanzaba el navío, que fue cortado literalmente por la mitada, y la pólvora del interior provocó una notoria explosión. La Capitana emergió del agua quince segundos después, a pocos metros de Lagi, y se apartó su rojiza melena del rostro, justo a tiempo de escuchar la sugerencia del Teniente.

-Volvamos al Duende del Mar. -secundo Brelaina, esbozando una amplia sonrisa. La batalla acababa, y ellos por fin podrían volver a sus vidas normales, y olvidarse del Gobierno y sus enviados al menos por un tiempo. Realmente, tenía ganas de atender asuntos diferentes a la guerra por una vez, y esperaba gozar del tiempo necesario para ello.
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Sáb Sep 10, 2011 9:30 pm
Continuó su avance dentro del casco del galeón, sin encontrar otro enemigo por el camino, seguramente debido a que casi todos estarían combatiendo en la borda, o abandonando el barco, ya que la inclinación que estaba tomando denotaba que el navío se estaba hundiendo. Mikhail continuó su avance por el corredor, hasta llegar a la puerta final del lugar, el cuál, como todos los barcos, guardaba las pertenencias más importantes del barco y era usualmente el despacho del capitán. Pateó con fuerza la puerta, tumbándola tal y como había hecho con la entrada anterior. Apuntó al instante con sus armas a la habitación, en la cual había un sujeto claramente no marine, revisando entre unos papeles, con una caja entre manos. Su rostro mostraba desesperación, y apenas observó como el pelinegro se había adentrado en el lugar, rápidamente agarró un fusil que tenía cerca de él e intentó dispararle. Su disparo ni siquiera pasó cerca de él, ya que las temblorosas manos del revolucionario eran inútiles para apuntar, y el teniente le aniquiló con un sencillo disparo a la cabeza.

Se acercó con cuidado a lo que estaba buscando ese sujeto, apartando su cadáver sin ningún cuidado, ya que poco le podía interesar. Agarró la pequeña caja que sostenía antes, y la abrió con cuidado. Una ¿Fruta? Era un objeto suave con forma de fruta. Quizás sería una Akuma no mi, de esas que tanto había escuchado y que había observado un par de veces. Sería una interesante adquisición, y un buen botín de guerra. Dejó la caja en el suelo, y comenzó a revisar entre los demás papeles que se encontraban ahí. Miró por encima unos cuantos libros en los cuales parecían encontrarse datos sobre planes, mapas, números de tropas. Los conservaría, ya que podían ser de utilidad para la marina. Pero, un gran golpe estremeció la estructura del barco, acelerando el proceso de hundimiento. No podía permanecer ahí, tenía que salir, y rápido. Cogió tan solo un par de libros, colocó ambas armas en su cinto, y los guardó dentro de la caja donde se encontraba la supuesta Akuma no mi. El casco comenzaba a tomar una inclinación que nada le gustaba al pelinegro, además, que ya había agua entre el pasillo, llegandole hasta los pies al marine. Corrió lo más rápido que pudo, pero sin embargo, antes de llegar a la puerta, una gran cantidad de agua entró por el lugar, impactando en el cuerpo del teniente y empujándole hacia atrás. Quedó un poco aturdido por el golpe, pero sin embargo, no había soltado la caja, sosteniéndola con fuerza con su mano izquierda.

Nadó con fuerza hacia la salida, y para cuando se halló fuera del casco, el navío ya estaba bajo el nivel del mar, junto con varios cuerpos que flotaban hacia la superficie. Se estaba quedando sin aire, por lo que apresuró aún más su nado. Cuando por fin logró tomar su primera bocanada de aire en mucho tiempo, se sintió aliviado, por un momento había pensado que no lograría llegar. Vio como a unos cuantos metros, se encontraban las dos cabelleras rojas que conocía, su capitán y su amigo. Pensó en nadar inmediatamente hacia ellos, pero su cansancio corporal se lo impedía. Avanzó un poco hasta quedar sobre un trozo de madera flotante, y se echó sobre este, impulsándose poco a poco con sus piernas. Varias cuerdas fueron desplegadas desde el Duende de Mar para recoger a los que se encontraban en el agua. Él fue de los últimos en subir, tumbándose en la cubierta mientras regresaban a la costa. La situación ya había sido paliada en el muelle, los revolucionarios estaban huyendo hacia otro extremo de la costa, y, aunque habían liberado a varios esclavos, podían declarar esto como una victoria para la marina. Los miembros de las Velas Argénteas se mantuvieron en el lugar, ayudando con los heridos y organizando nuevamente el cuartel improvisado del lugar, ya que su participación en esa guerra, había culminado.
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