[PASADO]Antes de Loguetown...

Kyo salia de una pequeña taberna, ya se había llenado un poco el estómago y estaba listo para dirigirse a Loguetown, en su mente aun rondaba la imagen de la hermosa chica que había conocido no muy lejos de ese sitio, siendo así que de repente se detuvo y giro su cabeza observando en la lejanía la montaña, pensando que quizás aquella mujer aun seguiría en ese sitio, algo le indicaba que debía volver por ella, pero la verdad era que a donde iba era mejor no llevarla, Loguetown su antiguo hogar, era sitio de cientos de marines, algunos de ellos eran tan diestros que podrían acabar con el de un solo golpe, si algo ocurría no quería involucrarla, si…quizás era eso, pero otra parte de su ser le indicaba que era otra cosa la que le molestaba, de cualquier manera decidió ignorar a sus pensamientos y avanzo por el puerto de aquella villa, entro en algunas tiendas “obteniendo” de a poco víveres para su corto viaje, pero de repente algo llamo su atención, parecía ser un malabarista en la calle, se detuvo a observarlo unos minutos pero pronto perdió el interés.

Una leve brisa movía sus cabellos que para mayor comodidad llevaba casi siempre sujetos en una cola de caballo, de vez en cuando se la retraba para dejarlo libre pero prefería llevarlo arreglado, así evitaba problemas de visión que en un combate podrían costarle caros, avanzo hasta llegar a una pequeña embarcación, ja…más bien un velero de una vela que era el que usaba para moverse a través de las islas, sin duda lo usaba solamente de manera individual o a lo mucho para llevar a otra persona, hacía tiempo que había adquirido aquel velero de la forma no más grata, pero de algo debía ganarse la vida.

Coloco así los víveres en el bote y después simplemente se detuvo para observar un poco el puerto, ahí mismo había conocido a otra persona interesante, un sujeto que se había presentado como Coday, un tipo que por alguna razón tenía algo inquietante en su ser, cosa que Kyo prefería no averiguar, con haberlo conocido y haber llevado con él una plática de forma pacífica le bastaba, las palabras de aquel extraño comenzaron de nuevo a resonar en su mente, alguien había atacado Loguetown, la pregunta era ¿quién se atrevería a hacer tal cosa?, esa duda esperaba poder responderla en cuanto llegar a la isla, por ahora simplemente se mantenía ahí a la espera de su partida, algo le indicaba que las sorpresas en aquel sitio aun no terminaban.

El presentimiento del joven había sido acertado, mientras se mantenía observando la belleza que ofrecía el horizonte en un atardecer multicolor, un extraño sujeto se le acerco hablándole de una manera bastante extraña, casi como si le estuviese hablando como si fueran conocidos, como era natural en el joven este únicamente se limitó a girar su cabeza y a mirar al sujeto con desinterés, parecía un tío raro, aunque a decir verdad quien era el para juzgar a ese sujeto, había conocido muchas personas raras en su vida, dado que el extraño no había mostrado la menor agresión Kyo no tenía motivos para agredirle, es más sintió curiosidad por conocerle a tal grado que tras verle marchar le persiguió a cierta distancia para evitar que este último se sintiese acosado, llevaba ambas manos en los bolsillos de tal forma que cuando por fin el sujeto se detuvo frente a su embarcación exclamo con su voz pasiva –Bueno creo que tienes razón, mi barco esta algo maltratado, pero debes entender que a veces no existe el dinero para algunas cosas, además que sería esta vida sin riesgos-

El humo del cigarro que traía aquel sujeto no le molestaba al pelinegro pues afortunadamente la naturaleza le bendecía enviando las suaves brisas marinas haciendo que la nicotina fuese enviada a otro lugar en lugar de las fosas nasales del chico, observo atentamente como saco una botella y como si fuese un día festivo comenzó a beber de ella, no estaba seguro de que contenía pero dudaba mucho que se tratara de jugo de cereza, en fin, detalles como esos no le eran tan importantes, tras unos segundos de silencio volvió a exclamar –Parece que tú eres bueno reparando cosas, supongo que a eso te dedicas y así ganas la vida, aunque debería recomendarte que no te acercaras a la gente así como así, algunos son muy nerviosos y bueno…ya sabes el resto-

Sus ojos se clavaron de nuevo en la lejanía, aún tenía el tiempo justo para empezar su viaje, pero aquel sujeto tenía razón, si algo sucedía a mitad del mar seria quizás lo último que viviría, sería buena idea tratar de reparar su embarcación, pero con el dinero justo para diversos fines necesitaba tratar de que las reparaciones fueran “gratis”, aquel hombre representaba una oportunidad, quien sabe, quizás ambos obtendrían un beneficio mutuo para ayudarse en sus viajes o por otro lado podría ser que todo se desencadenara a forma de batalla, eso solo podría decidirlo aquel sujeto.

El sujeto hacia una proposición extraña pero a la vez interesante, por unos segundos Kyo agacho la cabeza meditando y después la elevo con una suave sonrisa –Me llamo Kyo, es un gusto conocerte, creo que tienes razón he descuidado un poco el barco y ciertamente tu proposición me parece aceptable, pero cambiare algunos términos, puedo usar mi katana pero sin usar el filo de la misma, ¿te parece adecuado?- exclamo mientras se mantenía sereno aun con ambas manos en los bolsillos, su mirada entonces se enfocó de nueva cuenta en el cielo, estaba oscureciendo de tal forma que aquel sujeto ya había preparado algunas lámparas, eso era una ventaja, cuando menos así no deberían preocuparse si algún marine rondaba por el sitio –Aunque también me parece que podemos aumentar el precio de esta “apuesta”, si yo gano se hará lo dicho y además me darás tus cigarrillos, no soy adicto a ellos, o quizás sí, aun no sé cómo describirlo- comenzó entonces a reír durante un lapso corto de tiempo para después volver en sí.

Una leve brisa se hacía presente de nueva cuenta, esta vez dejando tras de sí un incómodo silencio que solo duro unos cuantos segundos para después ser extinguido por las silbantes palabras del espadachín –Si tu ganas, además de obtener más fuerza, puedo darte todas mis provisiones, si, así es, todas mis provisiones, deben durar para varios días, al menos para llegar a una isla cercana, hablamos de un mínimo de una semana, si aceptas el riesgo entonces podemos empezar, de otra manera…esto se volverá muy aburrido- espero la respuesta por parte del otro sujeto esperando que aceptara sus términos, no usaría el filo de su katana para atacar, únicamente podría utilizar el mango de la misma, cosa que no parecía poder ayudarle en mucho pero nunca se sabe, quizás tenia algunos trucos bajo la manga.

El sujeto había aceptado el combate con las condiciones ya establecidas agregando que el combate únicamente terminaría hasta que alguno ya estuviese muy herido o que decidiera rendirse, comenzó a caminar a lo cual Kyo le siguió a la distancia, era confiado sí, pero no estúpido como para ofrecerle el rostro a su oponente, ambos llegaron entonces a un lugar abandonado, más bien chozas antiguas ya casi derruidas que se levantaban apenas más porque así lo permitía el tiempo que por fortaleza, dando unos cuándos pasos el sujeto se alejó mientras el pelinegro espero con ambas manos en sus bolsillos, el extraño que no había mencionado su nombre o al menos no lo había escuchado Kyo se detuvo y con tranquilidad encendió un cigarrillo, ya había oscurecido, el lugar apenas era iluminado por la hermosa luna que en el cielo se mantenía como un orbe vigilante, fue entonces que de manera precipitada el contrario se abalanzó contra el espadachín, este le miró fijamente casi como si fuera en una especie de cámara lenta y después mientras sus pupilas se dilataban observo las claras intenciones por parte del antagonista, un golpe recto y directo, una leve sonrisa se dibujó en el rostro del muchacho mientras con un simple movimiento se hacía a un lado dejando que el golpe le pasara de largo y a la vez dejando a su oponente a su alcance.

Sus ojos se clavaron en los del contrario pues quedaron cara a cara, la distancia era casi nula y esbozando una sonrisa cálida que no mostraba burla sino respeto el espadachín hizo un rápido movimiento desenvainando la katana y en ese momento con el mango golpeo en la barbilla al contrario a forma de uppercut, era verdad que el espadachín no tenía gran fuerza como para que ese ataque fuera demasiado doloroso, pero sin duda desequilibraría al rival dejándolo indefenso un par de segundos y así fue que Kyo aprovecho lanzando una patada directa a la cara para sacarlo a volar unos pocos metros, esperaba que su ataque resultara pues de esa forma comenzaría a sacar ventaja.

Off:

Spoiler:

El ataque del espadachin había sido detenido, aquel sujeto parecía poseer una gran fuerza, algo habitual en las personas que se dedicaban a ese tipo de oficios, enseguida le fue lanzada una patada dirigida a las costillas lo cual seguramente le haría un gran daño, pero reaccionando rápidamente simplemente salto con el pie que aún tenía en tierra tomando como apoyo su otra pierna la cual estaba sujetada por el extraño y que por ende era un magnifico punto de apoyo, giro en el aire un poco evitando así el golpe que le habían dirigido y a la vez utilizando la inercia de su giro asesto una patada de manera lateral al rostro de su adversario para con esto tratar de liberarse de su enemigo, de igual manera mientras se encontraba en el aire escucho el nombre de su antagono, Yuyiso, un nombre peculiar sin duda pero que al menos recordaría.

-Es un gusto conocerte Yuyiso, ahora si me permites…- sin confiarse en que su ataque anterior fuese a liberarlo de nuevo apoyo un pie en tierra para después volver a saltar pero esta vez de forma vertical haciendo una pirueta, su mirada apunto al suelo mientras su pie se dirigía a forma de uppercut a la barbilla con toda la potencia que se había podido imprimir con el salto, esperaba que con ese ataque pudiese acertar y liberarse además para evitar algún accidente envainaba al mismo tiempo su katana no quería soltar algún corte por error y tampoco quería dañar al otro sujeto, era una batalla sí, pero su batalla no era personal y ninguno tenía nada en contra, no había razón para lastimarse de una forma severa, eso al menos no por el momento…

El ataque había rendido sus frutos, con los golpes acertados el enemigo había salido volando a poca velocidad estrellándose contra una pared y destruyéndose más por la debilidad dela estructura que por la potencia impregnada en el ataque, los pies del joven se posicionaron firmes en el suelo de manera separada para tener un mejor punto de apoyo, los ladrillos caían uno sobre otro con un sonido ensordecedor que duro breves momentos, lo siguiente que sucedió fue el silencio, ese silencio que entraba hasta los huesos haciendo temblar aun al más calmado de los hombres, parecía que todo había terminado y quizás se había pasado de la raya, suspiro levemente dirigiendo su mirada al cielo, la luna era ahora oculta por unas cuantas nubes, no podía creerlo quizás logro matar a un sujeto sin tener la intención de ello, dio media vuelta y avanzo un par de pasos, de repente su oído capto algo, una pequeña onda de sonido, mirando por encima de su hombro observo el lugar de donde provenía tan escalofriante sonido, los ladrillos comenzaron a moverse lentamente como si algo los estuviese empujando hasta que de repente salieron volando por todos lados, algunos golpeaban contra las paredes cercanas del callejón destrozándose en pedazos, otros simplemente caían al suelo pero algunos más volaron en dirección al chico, el cual inclinándose un tanto mientras giraba en el suelo con una pirueta evitaba ser dañado por ellos, un ladrillo se destruyó justo frente a sus narices quedando del solamente unos cuantos pedazos, inmediatamente giro su vista observando que una sombra salía a gran velocidad lanzándose contra una pared cercana “Es ese sujeto, al parecer no le hice daño…pero ahora que planea…” de repente tras llegar a dicha pared el hombre se impulsó de manera estrepitosa como un torpedo contra su adversario.

Las pupilas del chico se dilataron de nueva cuenta, a gran velocidad el sujeto se acercaba desde sus espaldas, debía hacer algo rápido o un golpe podría ser inevitable, el golpe aparentemente se dirigía a la zona lumbar en su dorso, estaba ahí inclinado en el suelo por lo cual girar no era una opción, debía de saltar cual felino para evitar lo antes posible el daño; fue así que lo hizo, apoyándose con sus cuatro extremidades se impulsó en gran salto mientras giraba en 360° tomando sus rodillas contra su pecho por acto de sus brazos para evitar que pudieran tomarle por ellas, el tiempo había sido justo pues logro evitar por los pelos la gran patada que se dirigía en su contra, su giro gracias a su agilidad sobresaltada fue eficaz haciéndole caer de pie a un par de metros mientras al voltear su rostro podía corroborar como en el sitio donde fue impactado el ataque antes dirigido a su persona se había provocado un agujero de un tamaño considerable.

Se irguió con pausada armonía al tiempo que suspiraba levemente formando en su rostro una sonrisa –Vaya esa fue buena casi me tomas por sorpresa, me alegra ver que estas bien, por un momento pensé que te había hecho más daño del debido- termino su oración al tiempo que se dirigió contra el sujeto pero esta vez en lugar de atacarle de frente se barrió para dirigir una patada directa a su ingle izquierda y al mismo tiempo un golpe con la diestra a la espinilla derecha, esperaba con esto debilitar sus extremidades inferiores para de ello comenzar a tomar aún más ventaja sobre su compañero, la batalla se comenzaba a poner divertida, al menos para el espadachín quien hacía tiempo no probaba el sabor tan embriagante de combatir con un buen compañero.

Una leve polvadera elevada por el cuerpo del espadachín se alzaba ligeramente a ras del suelo, su mirada centrada en su objetivo se notaba certera y confiada, sin embargo ahora su oponente había reaccionado bien saltando hacia atrás en una pirueta tocando una pared cercana a su ubicación para después lanzarse de nuevo por los aires, Kyo ya se había detenido gracias a la fricción con el suelo, al observar el movimiento del enemigo coloco ambas manos a nivel de su cráneo doblándolas en sentido opuesto a su cuerpo tensando los músculos y finalmente impulsándose hacia atrás con fuerza evitando de una forma elegante la primera patada sin ningún problema sin embargo mientras aun no caía al suelo una segunda patada le sorprendió logrando rosar parte de su torso en la parte lateral izquierda lo cual hizo que saliera volando unos pocos metros cayendo de forma pesada al suelo para posteriormente rodar unos cuantos pasos más hasta detenerse, la polvadera gracias a este acto había aumentado, en el suelo algunos rastros de los ladrillos aun semidestruidos ya eran muy escasos, de tal forma que ahora solo quedaba una fina arena de color naranja.

Pasaron pocos segundos, en realidad muy pocos para que el joven se levantara tosiendo pues la nube de polvo a su alrededor se hacía muy presente irritando su garganta –Vaya eso sí que no me lo esperaba- su voz firme y pausada se dejó escuchar entre las ruinas de aquel sitio al momento que sus manos limpiaban la tierra que sus ropas habían acumulado gracias al pequeño paseo otorgado por la patada del antagono –Pues en realidad viajo solo, a veces es más fácil y sin duda así me muevo de manera más ágil, pero espero algún día tenerla, me gustaría conocer personas con las cuales poder emprender mis propias aventuras- termino de retirar el polvo en sus ropas al momento que giraba un poco la cabeza de manera suave sobando un poco su cuello con la diestra –Y lamentablemente yo si tengo algo de prisa, no es mucha, pero tampoco me gustaría estar mucho tiempo en esta isla, hay cosas que necesito resolver en otro sitio-

En ese momento suspiro levemente mientras comenzaba a caminar lentamente rumbo al contrario, sus pasos eran rectos y de manera constante, su velocidad era la mínima, su diestra aun colocada en el cuello se mostraba ocupada, la zurda ahora oculta en un bolsillo se ocultaba misteriosa en la oscuridad creciente de la noche –Bueno ya fue suficiente descanso, ahí voy de nuevo- ya estando a media distancia comenzó a correr en contra de su enemigo y justo cuando estaba a unos cuantos pasos salto a la derecha rumbo a una pared tocándola con el mismo pie de la dirección y apoyando este en ella se impulsó mas no contra su adversario sino para elevarse aún más hasta llegar al tejado de la casa, se detuvo en el borde de esta y giro su mirada a Yuyiso –Es hora de que tengamos una pelea de altura…- fue ene se momento que desenvaino su katana y corto una parte muy desgastada de la estructura, más bien un bloque de tamaño considerable haciendo que esta comenzara a caer pesadamente rumbo al contrincante, el pelinegro esperaba que su ataque resultara efectivo, pero de no ser así ya se estaba alistando dando un salto adentrándose al centro del tejado envainando su katana y cerrando sus ojos colocando frente a si su diestra con una palma extendida de manera vertical –Veamos qué podemos hacer ahora-

El sujeto comenzó a tomar algunas rocas de manera impresionante, al menos para el joven pelinegro pues él no tenía la fuerza tan monstruosa que poseía su enemigo, las rocas fueron dirigidas contra él, pero algunas no llevaban precisión y se impactaron contra partes de la casa, otras simplemente pasaron por los lados de el sin causarle problema, únicamente una de ellas se dirigía de manera recta a su dirección, sus ojos aun cerrados no parecían hacer ningún movimiento, pero un sonido sutil, inconfundible, el sonido de algo acercándose con estrepito hizo que Kyo abriese los ojos con lentitud mirando la roca para entonces dejarse caer hacia atrás chocando de manera técnica su espalda contra el suelo mientras observaba como la roca pasaba a unos centímetros sobre su cara, cuando el misil finalmente paso doblo su cuervo proyectando con este una curva apoyándose sobre su espalda en la parte superior junto a sus dos manos a nivel de la cabeza, para impulsarse con ellas y de manera acrobática ponerse de pie, fue entonces que observo como el carpintero saltaba evitando el gran bloque de rocas y se dirigía a su dirección, justo lo que había estado esperando el espadachín.

Una leve sonrisa se produjo en su tez hasta ahora meditabunda, sus manos ágilmente se movieron rumbo a su katana mientras su cuerpo se inclinaba de manera que evitaba la patada dejándola pasar sobre su cráneo rosando sus cabellos de tal forma que no solo había evitado un potencial golpe directo a su cara sino que ahora se encontraba debajo de su adversario a una peligrosa distancia –Lo lamento compañero- exclamo con un sutil tono de voz adecuado para la ocasión de suspenso al momento que a gran velocidad desenvainaba su katana tomándola finamente por el mango conectado este contra su barbilla en un uppercut directo consiguiendo que su torso quedara más al descubierto lo cual era parte del plan, rápidamente aprovechando la inercia de rebote otorgada por la barbilla del enemigo que poseía gran fuerza la clavo en el suelo para después rasgar parte de este comenzando a destrozarlo gracias al derruido estado del sitio.

-Creo que ya es hora de terminar este combate- y ahí sacando su katana se apoyó en ambos pies para saltar cayendo sobre los hombros de su rival e inmediatamente usándolo como punto de apoyo dar un gran salto frontal hasta caer en el techo de otra casa más estable al tiempo que el sitio donde estaba el enemigo se destruía por el daño ya hecho y por el peso combinado que había otorgado Kyo –K.O- musito envainando con lentitud su katana y mirando de reojo el resultado de su ataque que sin duda esperaba fuese efectivo, lo suficiente para dejar al rival en condiciones que ya no quisiera combatir o que ya no pudiese hacerlo.

El enemigo había logrado evitar sus ataques de una forma casi impensable, pero tras eso no reacciono más y simplemente se quedó parado a un lado de donde el gran agujero se había producido, se rindió finalmente pues era obvio que la diferencia entre sus niveles era al menos por ahora muy considerable, el pelinegro únicamente se quedó observando, meditando a sus adentros como hubiese terminado la batalla si ambos hubiesen luchado de verdad, el asunto paso a segundo plano en cuanto el derrotado comenzó a cumplir su parte del trato, de un gran salto ambos bajaron de sus respectivos tejados cayendo elegantemente al suelo, comenzando a regresar al sitio donde se encontraba el bote, una vez ahí el sujeto con destreza saco unas herramientas propias de un carpintero y comenzó a arreglar detalles de la embarcación, el pelinegro ya calmado decidió sentarse a un lado del sitio fijando su mirada en las pequeñas oleadas de mar que provenían del interior del mismo.

La luna en los cielos ahora se alzaba con poderío sobre la negrura interminable, acompañada como siempre de sus fieles sirvientas las estrellas que reflejándose en el agua salada creaba un hermoso espectáculo multicolor agradable a los ojos de cualquiera, incluso de los animales, las pequeñas lámparas de aceite que iluminaban a ambos sujetos mantenían con su luz tenue un ambiente lúgubre para cualquier transeúnte insospechado que se acercarse al lugar, afortunadamente el panorama lucia desértico por el puerto, sin duda los habitantes ya abrazados por Morfeo dormitaban en paz viajando en sus sueños a lugares tan inimaginables como el cielo mismo, los comerciantes que venían de otras islas, ya en la belleza del mar navegaban con nuevos rumbos, ahora solo dos humanos se mantenían en el sitio, dos personas un tanto mallugadas por una batalla reciente, pero con sus espíritus más fuertes que nunca.

El leve olor a nicotina exhalado por su compañero no era molesto, al menos no del todo, sus fosas nasales de vez en vez hacían movimientos atípicos producto del humo que lograba penetrar con fuerza en unas contadas ocasiones. El tiempo pasaba, la noche avanzaba, el carpintero centrado en sus ocupaciones continuaba con las reparaciones sin entablar conversación con el espadachín quien ocupado en sus pensamientos fantásticos se dejaba llevar por su imaginación, pero tras un periodo de tiempo finalmente estuvo lista su embarcación, era tiempo de partir, nuevas aventuras esperaban en el mar, nuevos sitios que visitar, nuevas lunas que conocer, todo ello era parte de los sueños que una vez cuando era joven se había planteado el pirata.

Levantándose con elegancia acomodando sus ropas en el lugar indicado cuadrando casi para un retrato, el chico de orbes oscuros hizo una reverencia a forma de agradecimiento rumbo a su antes contrincante y ahora conocido, después de ello lanzando un saludo cordial entrelazo su mano con el del carpintero exclamando con una voz pasiva y agradecida –Bueno, creo que eso es todo por ahora, es hora de que marche a otros viajes y lo mismo para ti supongo, dudo que esta sea la última vez que nos vemos, creo que algún otro día nos volveremos a ver, no puedo prometértelo a ti pues ya hay una persona a quien le corresponde la promesa, pero puedo decirte que si nos volvemos a encontrar juntos deberemos formar algo mejor- sus vocablos fueron guiados a la oscuridad por el viento, sus ojos enfocados en los cristales del acompañante se tornaron más felices que antes, soltando el saludo ya pactado realizo una nueva reverencia y subió a su bote, decidió no quitarle su vicio al otro tipo, después de todo, los cigarros no eran de su agrado, al menos no tanto como para arrebatárselos a alguien que los disfrutaba enteramente.

Coloco ambas piernas en el fondo de la embarcación, algunas cajas estorbaban el apoyo, pero no representaban problema alguno, sus manos tomaron con fuerza los remos ubicados de manera precisa y perfecta a ambos lados del bote, con una última sonrisa desato su bote y comenzó a remar con fuerza adentrándose de manera lenta pero segura al mar, pequeños oleajes hacían tambalear el bote, la vela apenas extendida por la leve brisa brindaba apoyo al incauto navegante quien más por mera experiencia del lugar donde vivía que por orientación pura sabia a donde dirigirse, remo y remo hasta que en la oscuridad su nuevo conocido se perdió, ahora en soledad mientras la luna como compañera le brindaba con dulzura sus cariñosos rayos su mente viajaba a lugares desconocidos, solo creados por el hombre y solo conocidos por aquel muchacho.

Pasaron varias horas ya adentrado en el mar, le parecía observar en las aguas las almas de aquellos que el rumbo habían perdido, pues finos destellos se hacían presentes a forma de rayas que ondulaban con precaución, sus brazos ya cansados se retiraron de los remos posicionándose ahora detrás de su nuca a modo de apoyo, su cuerpo encogido por el poco espacio disponible se mantenía boca arriba observando con firmeza los cielos imponentes que le hacían pensar en cuan pequeño era, tardaría muchos días antes de llegar a su destino, antes de llegar a un sitio que el bien conocía, la ciudad que le había visto nacer, crecer y después caer, un sitio que para muchos era sitio de admiración por diversas circunstancias, pero que para él era símbolo de su caída y de lo cruel que puede ser el mundo.

Con lentitud comenzó a quedarse dormido, arrullado por los golpeteos agradables que le otorgaba su patria la mar, entre los sonidos lejanos solo lograba distinguir algunas aves que viajando de noche parecían sorprender al tiempo mismo, no quiso pensar en nada mas, su memoria ya siendo extinguida por el cansancio se apagó con rapidez, su cuerpo se aliviano, la oscuridad se adueñó de él, esperaba poder llegar con bien, pero de no hacerlo quizás no importaba, cuando el dormía era dueño de su destino, cuando el despertara, la vida le haría recordar…que todos deben seguir un camino.