[Pasado] Hace unas semanas

El chico de cabellos rubios había llegado, después de alguna que otra desventura, al Terminal Gray, lugar donde todo estaba llevo de basura y la gente no era demasiado amigable, aunque tampoco es que le importara demasiado. Anduvo durante un rato por aquel lugar, tal vez encontrara algo de valor pero no fue así: todo eran escombros y basura en general, además de diferentes animales como ratas o perros vagabundos, que deambulaban por allí en busca de algo que comer.

- No es la primera vez que he venido aquí, pero creo que es la primera vez que veo que está todo hecho polvo… no solamente las montañas de basura o las casas con las que se ha construido todo, pero no… al parecer todo incluso las personas están un poco mal y no solo psicológicamente… a simple vista se nota que las enfermedades están como en su casa. - decía Coday casi para si mismo, parado, allí, como si fuera una estatua viviente, sin saber que hacer.

Un fuerte estruendo se pudo sentir entre toda aquella basura, si el rubio giraba el rostro hacia su diestra podría observar como una pequeña montaña de basura se había descompuesto de forma, de tener la típica forma cóncava a parecer un volcán apunto de erupción. De entre toda aquella basura salió un joven, por su apariencia podría no sobrepasar los diez y nueve años de edad, su cabello bicolor era el rasgo más notable de toda aquella perturbada apariencia. ¿Qué es lo que hacía un joven metido en toda aquella basura? Nadie lo sabría, ni el propio Kei lo recordaría. El muchacho, alzando su vista para divisar mejor el lugar donde se encontraba, se percató de la presencia de un sujeto no muy típico en aquella zona.

Un salto, algo descabellado para estar en esa altura, provocó una caída inminente del pirata a unos pocos metros del rubio. Levantándose, el joven emprendió una carrera hacia aquel sujeto, su pasos no eran muy veloces pero si constantes. Cuando solo unos centímetros les separaban, una escena poco usual fue mostrada. Kei se encontraba llorando mientras se agarraba a las piernas de aquel individuo; alzando la vista hacia arriba, el joven lloraba desconsoladamente y entre sollozos expresó su cometido. Snf… dime que me conoces… -Exclamó todo sollozante y agobiante-

Coday miró a esa persona que, al parecer, había salido de un montón de basura, como si se tratara de un simple y mundana rata, pero más grande. Luego, justo cuando salió de allí, se cogió a la pierna del rubio y empezó a gimotear, llorando, diciendo algo de conocerle pero él nunca le había visto en su vida… y la verdad es que pena le daba poca, no iba vestido de mala manera, así que no debía ser un pobre, tal y como pasaba con toda esa gente que había en aquel vertedero.

- Lo siento, pero no te conozco. Y suelta mi pierna, a llorar a tu casa. - dijo Coday, en un tono algo frío, pero la verdad es que le daba algo de repelús que alguien le cogiera, encima para llorar y sobre todo alguien que no conocía… le hubiera gustado decirle que le conocía, pero estaría mintiendo y no ayudaría a ninguno de los dos, ni al chico llorón ni a si mismo, que intentaba que le soltara la pierna.

Una vez más, la mala suerte le había tocado, no era reconocido por aquel sujeto, la pena inundó su interior, nadie le recordaría y por lo tanto seguiría con su amnesia por el resto de los días hasta que la muerte le llegara. La duras palabras que le había expresado aquel joven le hicieron levantarse y apartarse unos metros de distancia; su llorona mirada se había puesto seria y desafiante. El sentimiento que le había hecho sentir aquel joven no era tan grave como para emprender una batalla, mas algo le parecía pasar a nuestro amnésico. Colocó ambas manos en su cabeza, parecía ser que el dolor le aumentaba a cada instante y le provocaba angustia y migraña. Su mirada se tornó gris y su labios empezaron a pronunciar una palabras que no sería entendidas por aquel rubio sino prestaba la atención que requerían. Cuando una persona se encuentra en mal estado, se le ha de ayudar… Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia los piratas contra la marine… -Expresó mientras cerraba los ojos recordando antiguas batallas-

Fue entonces cuando Kei creyó que aquel sujeto era un mero civil, un hombre libre y sin pecado alguno. Ustedes están actuando en muchos puntos de ayuda hacia la destrucción del mundo humano, no atacando a los piratas solo causan menos bajas en ellos y que los marines venzan, los cuales muchos de ellos están luchando y jugándose la vida por vencer la batalla y la guerra, estoy preparado para una posible alianza el cual un pirata, un civil como tú, un revolucionario o incluso un Dios todo poderoso como yo podamos luchar codo con codo contra el verdadero mal del mundo… -Cesó su palabras para proseguir de nuevo- El gobierno mundial, que la batalla entre marines y piratas es continua y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho, sé que el mundo no es como lo era antes, que la guerra también os ha afectado que tenéis menos recursos que antes. Espero que cualquiera de mis aliados, que están preocupados por la reconstrucción política, se haga cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonia con la que ha sido necesario actuar. –Expresó con convicción- Yo diría que con ustedes y la ayuda de cada uno podremos hacer que este mundo resurja de sus cenizas, como dije a todos los que se han incorporado a este cargo como líderes de nuestro destino que son deben comprender que luchar conmigo no les hará ningún bien, síganme y conquistemos el mundo –Dijo en un tono serio y frio mirando al pirata-

Sin ni siquiera mirarlo, cuando por fin le había dejado la pierna libre y haber escuchado lo que le estaba diciendo, el chico rubio le dirigió unas palabras a su “conocido”. - No me importa nada lo que estás diciendo. - soltó Coday una vez el chico había dejado de hablar. Luego, continuó. – Si tantas ganas tienes de cambiar el mundo, adelante, pero antes tienes que aprender que la gente no te recordará por el pasado, sino por lo que hagas en el presente. Si de verdad quieres que este mundo sea mejor, creo que tienes que avanzar mucho… si lloras porque alguien no te recuerda, hazle recordarte. Si esperas que el mundo te recuerde por nada, no lo cambiarás nunca. - dijo el rubio, fríamente. La verdad es que si iban a hablar como un discurso de cualquier Rey que pudiera haber en cualquier isla, él no se quedaría atrás.

Después de eso, sin mirarle todavía, se adentró poco a poco entre la basura que había en ese lugar. Él no estaba buscando nada en especial, sin embargo, ¿Quién sabe? Tal vez podría encontrar algo de valor entre tanta basura o incluso poder hablar con alguien que no tenga esos aires de grandeza pero que en realidad se pone a llorar porque alguien no le recuerda.

Las duras palabras de aquel sujeto impactaron en nuestro pirata cuales balas, aquel oprimido era directo y firme en sus palabras. Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros un joven charlatán que no entiende mi cometido. Usted tiene un sueño o espero que lo tenga… ¿dejará que lo arruinen los piratas o los marines? Me preguntan muchas veces: ¿Cuál es mi política? Os lo diré: hacer la guerra con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es mi política. –Dijo mientras tragaba saliva pues se estaba quedando seco, sin voz- Si no me recuerdas, te haré casi y haré que me recuerdes, mis palabras han de tocarte hondo o de lo contrario carecerán de significado. –Terminó de expresar mientras se acercaba a este individuo al mismo tiempo que se acercaba a la montaña de basura-

Muchas persona me han preguntado; ¿Cuál es mi aspiración? Puedo responder con una palabra: Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo el terror; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Ten esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que hemos defendido y conseguido a los largo de los años, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza –Expresó mientras se acercaba- Estoy seguro de que no tolerarás que mi causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas o cosas raras y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas –Dijo con una sonrisa- Pocas cosas tenía sentido, mas el joven necesitaba aliados para poder cumplir su objetivo.

Coday cada vez estaba más cansado de ese discurso. Parecía interminable la labia de ese chico, además de que poco importaba lo que dijera, lo realmente importante eran las acciones y aunque hablara muy bien y dijera todo lo que muchas personas pensaban, con palabras no se cambia el mundo y menos ese mundo que aquel joven intentaba plasmar en la mente del rubio. Si de verdad deseaba cambiar el mundo, aspirar a algo mejor, debería pasar a la acción.

- Quien habla más aquí eres tú. - dijo el chico, buscando nuevamente entre la basura, como si su compañero no existiera y fuera solamente un producto cansino de su imaginación. – Si tantas ganas tienes de cambiar el mundo, por muchas y muy buenas palabras que salgan de tu boca, no conseguirás nada. ¿Por qué en vez de hablar y hablar no pasas a la acción? Solo los tontos y los débiles hablan, ya que no saben que en este mundo en el que estamos, quien de verdad consigue algo es quien se enfrenta a los demás, no quien tiene mucha labia. - dijo Coday, esperando una falsa respuesta, ya que, en cuanto calló, volvió a hablar. - Y solo los estúpidos siguen ciegamente a un orador. - terminó el chico de la bandana, dejando tiempo para que su compañero lo asimilara y hablara.

Los comentarios de aquel sujeto no parecía ser del todo certero, solo hacía que rectificar los pensamientos del pirata, la paciencia de este era incalculable por lo que no había problema de que de un momento a otro empezara una batalla. Parece que hablo para nadie, pues no prestas atención a lo que te expongo, te relato la historia y lo que podríamos hacer para salvar el mundo, pareces ser muy débil –Expresó mientras buscaba también en la basura- Su comentario parecía estar sacado de una enciclopedia pesimista, era como si no creyera en la palabra, como si nada ni nadie le pudiera hacer cambiar de opinión. La palabra puede cambiar un mundo, no solo la fuerza es el poder que hace agitar la tierra… tienes que madurar mucho mi joven compañero… -Alegó con total sinceridad mientras posaba su diestra sobre el hombro del muchacho- Los nobles no saben luchar y lo tienen todo ¿Cómo es posible que la gente consiga algo solo con luchar cuando los líderes de este mundo son personas cobardes que no saber hacer nada? Cuando puedas responder a esa cuestión serás capaz de ver lo que veo yo –Terminó de decir a la vez que se colocaba correctamente la bufanda- Tenía la apariencia de un chaval de no más de veinte años mas se sabía que aquel joven de cabello bicolor tenía más de trescientos años. Yo no soy un orador, solo creo en el mismo destino que está escrito… esta conversación está escrita en el gran libro del destino y por lo tanto hagas lo que hagas, habrá estado decidido con anterioridad –Dijo el joven con arrogancia y sutileza-

Al parecer, había un abismo de entendimiento entre Coday y su compañero, sin embargo el chico de cabellos rubios intentaría que comprendiera su posición. – Los nobles lo tienen todo porque tienen a personas poderosas de su lado, las cuales respaldan y ven con buenos ojos todo lo que hacen, por esa razón tienen todo el poder en sus manos. Por eso te digo que hay que derrotar a las personas fuertes, ya que ellos no pueden defenderse. - dijo el chico de la bandana, ahora ya dejando de buscar entre la basura como un pobre y mirando fijamente a los ojos del chico.

- Y el destino… el destino no existe, es una excusa para no aplicar que nosotros tenemos la culpa de lo que nos toca en el futuro. Lo que tú hayas hecho en su pasado repercute directamente en tu presente y a más largo plazo, en el futuro… eso es a lo que tú llamas destino. - dijo Coday, sentándose en el suelo. Parecía que la conversación le estaba empezando a gustar y olvidó todo lo que creía de aquel chico. Al parecer sabía bastantes cosas que él, por lo pronto, desconocía.

Una vez más, aquel joven había expuesto dudas en la mente del pirata, cada oración que aquel expulsaba eran nuevas preguntas en la ardua mente de Kei. Todo lo que aquel rubio le explicaba era cierto, los nobles lo poseían todo por pura fuerza política, el poder controlar el gobierno mundial, con sus agentes secretos, con los ejemplares almirantes de la flota. Todo era posible si se poseía el poder necesario para controlar las grandes potencias mundiales. ¿Cómo se derrota una persona fuerte? Solo somos hombres y ellos tienen todo, el poder de los ideales ha de ser mayor al suyo… -Alegó mientras golpeaba con su diestra en el asfalto- Todo parecía estar en orden con su conversación hasta que llegó el tema del destino, Kei era muy meticuloso con ese tema, sabía que pocos eran creyentes del destino mas tenía la esperanza de que estos estuvieran confusos o equivocados. Una vez, creo que en un sueño, una bella mujer me dijo “¡Actúa en vez de suplicar. Sacrifícate sin esperanza de gloria ni recompensa! Si quieres conocer los milagros, hazlos tú antes. Sólo así podrá cumplirse tu peculiar destino.” No le entendí en aquel entonces mas ahora sé que tenía razón –Alegó para así zanjar dudas sobre su situación sobre el destino-

El chico le volvió a decir nuevamente otra pregunta, a la que Coday le respondió la primera, ya que era la más importante, según su punto de vista. – Sí, somos hombres, pero ellos también lo son y el poder se puede conseguir, de una forma o de otra, lo importante es creer que puedes. - dijo el chico de cabellos rubios en un tono serio y seguro.

- Era un sueño, como bien has dicho. El subconsciente es muy poderoso, en ocasiones nos muestra lo que nosotros más deseamos, ya que así se consigue algo llamado “felicidades”, aunque en realidad no lo sea. Pero cada cual puede decir lo que cree y no tiene porque ser una cosa mejor que la otra. - le dijo el chico de la bandana, esperando una contestación.

Aquella conversación se había convertido en un debate donde el tema principal era discutir sobre el poder de los hombres, si la palabra era más fuerte que el puño, Kei seguía creyente de su pensamiento, sabía que el gobierno era poderoso por su control sobre los altos cargos mas también sabía que a estos no se les podía ganar con simples guerras. Hombres con poder, con influencias… no es tan fácil… ¿Si tuvieras a un noble aquí que le dirías? –Preguntó con interés para saber la respuesta de aquel individuo-
Atendiendo de nuevo a lo que este le decía, parecía estar hablando con una persona no muy creyente en el ámbito del destino. Yo, una vez, soñé que era padre de familia, era adulto y veía morir a mi esposa de anciana y a mis hijos de ancianos ¿eso es que lo anhelo? No todo lo que soñamos es nuestro deseo… -Expresó con determinación y dureza- Por cierto, creo que me llamo Kei Tetsu, pocas cosas recuerdo de mi pasado… ¿Tú nombre es…? –Preguntó para así estrechar lazos entre ambos individuos-

Al parecer, ese chico de pelo negro no desistía en su intento de convencer a Coday y la verdad es que eso le estaba cansando un poco. Al chico de la bandana no le gustaba discutir y menos por algo que parecía tan y tan lejano. Fuera como fuera, debería contestarle, ya que de no ser así, podría tomárselo a mal, aunque tenía intenciones de irse d aquel lugar cuanto antes, por lo que se levantó mientras le dirigía unas palabras a Kei, según decía, se llamaba así.

- Según lo que haga, le haría unas cosas o lo dejaría pasar. No es plan de estar peleando con el mundo día a día. Y lo que tú has tenido, es un sueño, pero un mal sueño, lo que generalmente llamamos pesadilla. Además, si tú ves morir a tus seres queridos, bien sea por edad o por asesinato, ¿Por qué no haces algo para evitarlo? Todo el mundo puede evitar que pase algo, simplemente es querer intentarlo y ponerle todas las ganas que puedas en ello. - dijo Coday mientras pasaba al lado de Kei, aunque antes de irse hacia el puerto, le habló por última vez. – Mi nombre es Coday. - le dijo sin esperar una respuesta.

[OFF: Bueno, yo en este tema ya he terminado. Un placer rolear contigo.]