La gran llegada 29zrdle

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La gran llegada 29zrdle
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La gran llegada Empty La gran llegada

Dom Jul 10, 2011 9:24 am
El tiempo fue amable y nada grave sucedió en la ausencia de Enrar, los días trascurrienron y al final ambos individuos junto con Hershel, llegaron a la ciudad que anhelaban. Después de dicha llegada, el peli azul salió de aquel majestuoso barco con expectativas de futuro, con un objetivo claro y conciso, no volver jamás a dejarse controlar y cumplir su sueño de ser un reconocido marine, a dejar de buscar la mujer que le traicionó y no volver a su hogar, a la esfera de su sufrimiento.

Hershel, vente conmigo, anónimo, yo preguntaré sobre dónde está el cuartel y necesito buscar una tienda donde comprar las cosas, en una hora volveré de nuevo al barco si sigues aquí podremos seguir conversando, si no, pues un placer haber tenido un encuentro ¿De acuerdo? –Expresó con decisión mientras se alejaba junto al pelirrojo- Con lentos pasos y el rostro cubierto caminó por la zona en busca de algún distrito donde encontrar y recopilar información sobre ciertas cosas. Hershel, pues así se llamaba su alumno, le seguía a todas partes entusiasmado cual niño pequeño.

A ver si encuentro un lugar donde pueda ser informado… no sé qué hacer… ¿Podré seguir con mi doble personalidad por mucho tiempo?... es complicado el recopilar información como si de un detective me tratara y ser un padre para Hershel… que extraña es la vida y a la vez que paradojo es el destino que nos aguarda… -Reflexionó Enrar mientras caminaba por los escombros de la loguetown- Pero… ¿Qué veían sus ojos? Al fondo del camino que se había formado en la ciudad se pudo ver algo extraño para que estuviera en aquel lugar, Enrar divisó lo que parecía un puesto de rameen, una taberna simple y roñosa mas eso, un taberna al fin y al cabo. Parecía barato y acogedora, ¿Por qué? Porque no podría ser caro estando en uno de los lugares más pobres de todo la ciudad. Era un local pequeño, perfecto para poder recopilar información sin ser reconocido y mucho menos obligado a actuar.

Mmmm… lo más normal es que apenas haya gente y mucho menos bandidos… a unas malas se borra las pruebas de mi estancia en el lugar y listo… –Pronunció el extraño individuo mientras miraba de forma espeluznante el lugar- Maestro… llevamos días sin probar bocado… tengo hambre… -Expresó el infante mientras parecía oírse rugidos procedentes de su estómago- Que remedio… habrá que alimentarte… mira que eres una molestia Pelirrojo –Comentó con un tono de voz burlón y algo arrogante-
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Lun Jul 11, 2011 6:29 am
Todos los demás pasajeros dejaron el barco a solas que nuevamente recibió a Enrar en el puerto totalmente vacío. Hershel admiraba el mar y el pistolero le acompañaba con calma. Finalmente reapareció el excéntrico marine quien se despidió de él de un modo relativamente firme. Él a su vez le contestó de manera vaga, como de costumbre.

- Te aseguro que no será así... Un gusto Hershel. Cuídate de tu maestro y su "amigo". Bye bye. ~ -

Aún se tomaba a broma la bipolaridad de Enrar y no disimuló en absoluto aquello. Entonces los miró a ambos partir y entrecerrando su ojo siguió con la vista a Hershel. Nuevamente su visión se nubló y la figura de una linda pelirroja alejándose de él le borró la sonrisa del rostro y lo obligó a desviar su mirada.

- Me pregunto donde estarás y como la estarás pasando... -

Habló consigo mismo antes de abandonar el velero. Algunos minutos después ya se encontraba caminando entre las calles de Loguetown recordando el par de pendientes que lo habían llevado a dicho lugar. A pesar de caminar con ligereza, seguía teniendo recuerdos agridulces de su pasado mientras comparaba al noble chico alumno de Enrar con la chica pelirroja que seguía apareciendo en sus sueños constantemente.

Rol Off: Bueno, aquí dejo el tema y sigo por mi camino. Nuevamente, un gusto el rol llevado contigo Enrar... Suerte en tu respectivo viaje. ~
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Lun Jul 11, 2011 8:12 am
Había estado montando desde el otro extremo de la isla, donde un sujeto había robado una reliquia preciada para un mercader de dinero, el cual me había contratado para capturar al bandido, había una prenda de el ladrón lo que hizo que las cosas fueran demasiado fáciles, ya que con ayuda de Bhu conseguí seguir su rastro atravez de el bosque para llegar al centro comercial de Logetown, donde había infinidad de comercios, base de la marina, la cual había visto bastante destruida y barcos, infinidad de ellos.
Así fue como llegue a una taberna de medio pelo, nada elegante, que se podía esperar de un bandido, solo estaba rezando porque no hubiese vendido la reliquia en cuyo caso el castigo seria peor, por lo que me preparaba para lo peor.

Atravesé el pueblo con mi montura la cual iba a gran velocidad esquivando pueblerinos, en un callejón oscuro hice que Bhu esperara, ademas de evitar molestias si alguien se acercaba a fastidiarla ella obtenía alimento y nadie podía culparla, si no la veían.
Entre a la taberna, mirando gente de todo tipo, hasta que uno coincidió con la descripción que me habían dado, cabello negro, ropas oscuras, cicatriz en la mejilla derecha, así fue como caminando de forma disimulada me puse detrás de el y con destreza use toda la fuerza de mi cuerpo para estampar su cara en la madera de la mesa.

— Esto es lo que sacas por robar a la gente, tu cabeza tiene precio en la zona opuesta de la isla, ahora a dormir pequeño diablito.— dije al golpearle en la nuca mientras sostenía su cabeza en la madera con el mango de el látigo, aun sin desenrollar dicho instrumento, revise entre sus bolsillos y en una bolsa de cuero envuelta en telas estaba la reliquia, una gran insignia grabada hecha de oro, al parecer no la querían por lo que valía materialmente, sino por lo que representaba y la historia que tenia.
— ¿El hombre había pagado ya su cuenta?, tabernero.— dije mientras que lo ataba con unas cuerdas para que no escapase de pies y manos, el tabernero medio consternado hizo señas de que no, por lo que arrastrando a el sujeto hasta la barra me senté en una banca.

— Bueno, yo me haré cargo de eso, pero de mientras sírvame algo bien fuerte y algo para comer.— dije mientras que sonreía, estaba feliz de haber cumplido otro trabajo, aunque solo eran bandidos de poca monta, un valor ínfimo si se comparaba con el valor de los piratas, pero aun no estaba lista para ello por lo que debía e esperar y hacerme mas fuerte.
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Lun Jul 11, 2011 8:25 am
La despedía de había creado entre aquel marine y el intrigante y aún desconocido pirata; Hershel desconocía que nunca o no en mucho tiempo no volvería a ver a aquel hombre que tan bien le había caído. Apresuradamente el misterioso muchacho se acercó al recinto, la puertas de este se abrieron con dureza y parsimonia. Una oscura y cubierta silueta se adentró en el lugar junto a la de un pequeño niño. Se sentó en un taburete junto a la barra, quitándose la capucha y el pañuelo que llevaba en el cuello, dejó ver su rostro a los presentes en aquel lugar. Uno de los sujetos de aquel lugar parecía ser el cocinero, un tipo algo moreno para ser procedente de aquella ciudad, pelo grasiento, con un gorro lleno de aceite y la cara llena de granos, características que provocaban nauseas en Enrar, la verdad es que daba algo de grima. El joven, con una cara de repugnancia por lo que estaba divisando, se pensó dos veces si pedir y quedarse o largarse de allí inmediatamente... tras unos instantes de reflexión recapacitó crucialmente y prefirió aguantar el mal trago de ver aquel espectáculo de suciedad y poder así recopilar la información que necesitaba.

Enrar-sama, quiero fideos, fideos con agua… no tenemos dinero para poder pagar algo más caro… -Musitó el niño con lágrimas en los ojos- El cocinero se conmovió ante tales palabras, tanto que lo primero que hizo fue agradecer los comentarios del infante. ¡Qué dejes de llorar Hershel, siempre gaces lo mismo, llorar y llorar –Respondió mientras le soltaba un leve copón- Camarero, espero que la comida la haga con cuidado, porque con esas pintas que lleva, cualquiera sabe.... –Expresó mientras se inclinaba hacia la barra para poder observar con más atención la forma de cocinar del guisandero- Cuando sus ojos ya no podían divisar nada nuevo, estos se quedaron ensimismados ante la belleza de la joven que entró rezagada en la taberna, que ojos, que cabello, que ternura, que labios, que pechos, todas sus características eran estudiadas por nuestro Enrar. !Que pedazo tía!!No se los años que tienes guapa, pero yo te echaba muchos! ¡Con ese cuerpo, yo te hacia un traje de saliva! Yiahahahah –Expresó el mal educado Enrar mientras babeaba cual cerdo en su corral- Aquel sujeto no era el cortés marine que había estado en aquella taberna momentos antes, ahora había vuelto a cambiar de personalidad.

Este vio los actos heroicos que realizó el joven de cabello lacio, una maléfica sonrisa se dibujó en el rostro de nuestro espadachín y sin más preámbulo agarró a Hershel y lo lanzó hacia aquella mujer, era una simple táctica de distracción mientras este se acercaba al lugar.
Hola, Enrar-sama me ha dicho que te diga que eres toda una belleza… no me mates, por favor –Expresó el infante mientras lloraba desconsolado- En aquel momento apreció Enrar, sentado al lado de la despampanante joven. Hola, perdí mi número de den den mushi, ¿me prestas el tuyo? -Preguntó con interés-
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Lun Jul 11, 2011 4:56 pm
Estaba en el bar, comiendo, mi presa atada e inconsciente en el suelo, aun le faltaría un rato para despertarse, estaba bebiendo una jarra entera de lo que parecía ser una bebida de alta graduación alcohólica, mas de el 50%, a lo que un joven se acerco a mi, al parecer era el lazarillo de alguien que había soldado palabras desagradable hacia mi, a lo que me acerque a el con jarra en mano, el parecía estar interesado en mi, por desgracia el interés no era reciproco ya que me desagradaba ala gente así, el parecía pedirme mi den den mushi a lo que sonreí y me acerque a el.

— Quizás, déjame buscar...— dije mientras que buscaba algo entre mis ropas, sacando finalmente una tarjeta, con mis datos, aclarando que era caza-recompensas en ella, fue entonces mientras que le alcanzaba la tarjeta con una mano con la otra le echaba encima toda la jarra bañándolo por completo, estaba sentado por lo que era imposible que se librara de tal sorpresa, era lo que se merecía por insultar mi honor, como mujer, quien le daba derecho a hablarme así, solo por tener cargo en la marina no iba a dejar que se saliera con la suya.

— No me importa que seas de la marina, no me faltaras el respeto.— dije mientras que me volvía a mi asiento y cargando a mi presa, dejando todo pago en la barra me dirigí hacia la puerta, para entregar el paquete, no me había hecho gracia siquiera había terminado de comer pero la gente como esa no me agradaba ni un poco, es mas hacia que se me fueran las ganas de comer y que lo poco que había comido quisiera salir por el mismo lugar donde había ingresado.
*No me ha agradado tu actitud, me marcho.
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Mar Jul 12, 2011 7:26 am
La mala educación de la mala personalidad del marine había pasado factura, el amor no le habría llegado de la forma en la que este deseaba; aquella muchacha se le acercó con alcohol en mano, el ingenuo y perverso Enrar no entendía lo que sucedería a continuación. ¡No te acerques a las mujeres! Son malignas, crueles y sin corazón… No te nos acerques… -Gritaba en la mente del marine una tenue voz procedente del verdadero peli azul- Su primer comentario no atrajo las sospechas del marine, mas las tendría que haber tenido pues las siguientes acciones de la mal educada mujer no fueron de su agrado. Una cazadora… ni piratas, ni civiles, ni marines… una mezcla de todos ellos, simples escorias Yihahahahah –Exclamó con burla y crueldad mientras se apartaba el húmedo cabello, empapado en aquel licor, para así poder divisarla mejor-

Parecía ser que el marine le había ofendido, no era para menos, pues aquella cruel personalidad no cesaba su duras palabras ni aunque se tratase de una dama. Esta salió del lugar sin inmutarse, lo del ligar no le había funcionado correctamente; ahora quedaría solo ante las risas de los lugareños que se encontraban en la taberna.
¿Qué va a pedir? –Preguntó el camarero mientras se limpiaba las manos con un trapo negro lleno de mugre- Se suponía que las tabernas eran sucias y mugrientas mas aquella sería la que mejor seguía las bases pues peor presentación imposible. Enrar, en cambio, ignoraba por completo la comida, pues lo que aquella mujer le había hecho le había llegado hondo, tanto que ahora había vuelto el verdadero marine, el auténtico y educado marine. Enrar miraba de un lado para otro la carta de comida pues no había nada en absoluto que le pudiera saciar el hambre, nada podía quitar la pena de su interior, el llanto de su corazón. La oscuridad le había envuelto el alma y ya no podía echar marcha atrás. Seguidamente el joven levantó el rostro mirando fijamente al cocinero.

Quiero dos platos de fideos fríos y ya de paso cierta información… -Dijo entregando dos monedas en la barra con sutileza- El camarero se sorprendió al ver tal petición y con interés agarró ambas monedas. Enseguida señor y acerca de la información… ¿me podría decir de que puedo serle de ayuda? –Dijo mientras se limpiaba el sudor de la frente, posiblemente causado por el nerviosismo de encontrarse un cliente con expectativas de sacarle información- Enrar, con una expresión seria y sin mostrar sentimiento alguno, le ignoró por completo.
Primero la comida… luego las preguntas… -Pronunció mientras entrecruzaba sus dedos con una pose misteriosa y a la vez cautivadora- El cocinero se giró hacia uno de los extremos de la barra donde debían estar todos los utensilios de cocina, parecía a simple vista como entre dientes discutía con la sartén porque no estaba limpia... La expresión de Enrar denotaba desconfianza… ¿Qué hombre discutía con una utensilio de cocina? No debería tener mucha información que ofrecerle si parecía tratarse de un estúpido ignorante.

Joder, ¿qué se piensa que las cosas se limpian solas? ¿O qué? madre mía puede ser que me dé un cólico por comer aquí...-Exclamaba Enrar sin quitar ojo del repugnante cocinero mientras este intentaba limpiar la sartén con las mangas de su ropa-
El indecente cocinero seguida a los suyo, la sartén estaba verdaderamente sucia, ya que tardó como cinco minutos hasta que la consiguió limpiar con su propia ropa. El joven suspiró con alivio, el comer algo de una sartén sucia no le provocaba ánimo alguno sino todo lo contrario, repugnancia y nauseas. Elevando el rostro, el marine se puso a mirar y observar el local con intención y curiosidad. En el techo se podía divisar telarañas, sobre todo en las esquinas, rasgo que denotaba la poca limpieza y la escasa ventilación que se producía en el cutre local, por una parte estaba la pared negra, de los fogones debía tratarse, hecho que hacía deducir que la última capa de pintura que había recibido el local había sido en la inauguración.
Valla este sitio parece llevar aquí mucho tiempo… no tiene pinta de que venga mucha gente a comer por aquí, la verdad es que está bastante retirado… -Dijo el joven con ambos ojos cerrados, razonando en su mente imaginado sus deducciones- De pronto sus ojos se abrieron, el olor de la comida había alertado sus sentidos. Cuando el delicioso olor del Rameen se infiltró en su nariz se le olvidaron todos los pensamientos negativos del lugar. El camarero se acercó con la resplandeciente bandeja de comida, los ojos de Enrar se sorprendieron al ver tal obra de arte, cada ingrediente estaba colocado con sutileza y dedicación, aun viendo lo dejado que se encontraba el lugar, sin limpiar, sin pintar… mas la comida no era así. Uoo… para ser un verdadero cerdo, cocina bien… -Pensó con total sinceridad-

Aquí tiene, espero que sea de su agrado y ya que está ¿me podría decir acerca de que trata la información que quiere que le sea dicha por mí? –Dijo el cocinero mientras le servía el plato de fideos- Bueno, dicen que la comida se come por los ojos y ahora mismo la presentación ha ayudado bastante a que sea de un buen agrado, y respecto a la información que necesito, es acerca de si sabe dónde se encuentra el cuartel de la marine… –Dijo con un tono preocupado, iba en busca de su sueño - La expresión facial del cocinero cambió por completo, parecía estar sorprendido por lo que el peli azul le pedía, el sudor recorría su frente. ¿Nervios? Enrar se quedó atento a lo que el cocinero podía contestar, las marcas que tenía el cocinero denotaban nerviosismo y alteración, hechos que ponían atento al joven marine. Para disimular un poco su interés en lo que acababa de preguntar se lanzó al cuenco de comida, éste al tocar la lengua del joven provoco un gran estruendo... Buen provecho, Hershel, come con cuidado que queman… -Terminó de decir mientras se preparaban los dos para comer- Cuando finalizó el festín y aquel camarero le había explicado el lugar en el que se encontraba el cuartel, ambos, Hershel y Enrar, salieron del lugar en dirección cumplir sus destinos.

Off-rol: Tema terminado.
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