Una llegada un tanto extraña 29zrdle

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Una llegada un tanto extraña 29zrdle
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Miér Jun 01, 2011 6:50 pm
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Un barquito, pequeño y fácilmente manejable, se aproximaba a la costa. Madera, algo podrida, pero no pasaba nada, pronto atracaría en una isla y podría aplicarle las reparaciones pertinentes. Llevaba usando ese bote autónomo desde hacía varios años y siempre había salido adelante. Además, ella de momento no necesitaba más, y disfrutaba del sol calentando su rostro mientras se bronceaba. Era una gozada. El sol en su piel, la brisa marina meciendo sus cabellos y acariciando su rostro, el agua marina humedeciendo los dedos de sus pies... ¡¿El agua marina humedeciendo los dedos de sus pies?! Eso, definitivamente, no era bueno.

The Huntress se incorporó ágil como un felino y compuso un rostro de desconcierto y absoluto pavor cuando contempló como, por un hueco entre dos listones de madera, se filtraba el agua. Sin prisa pero sin pausa, el botecito se iba inundando, y era cuestión de tiempo que acabase por irse a pique sin remedio. Pensó deprisa, reelaborando el plan y dándose cuenta que para su pesar el bronceado tendría que esperar. Agarró lo primero que encontró, una botella por la mitad de ron. Si la rompía, podría obtener un recipiente que sirviese para achicar el agua. Pero tirar el ron... No había otro remedio, así que dio el trago más largo de su historia y apuró todo lo que pudo la botella. Luego, la agarró del cuello y golpeó con ella la baranda de tan noble navío. Un estallido de alcohol y cristal se sucedió, y Diana logró la herramienta deseada.

Sin dudar un segundo, agarró un trozo medianamente grande de cristal y lo lanzó contra una cuerda que amarraba parte de la vela, lo que reducía la velocidad del barco un tanto. La precisión fue total, y el proyectil de vidrio rasgó la soga y permitió que la vela se izase completamente. Navegando al máximo de la capacidad, y aunque consciente de que el agua se filtraba demasiado rápido para ella, empezó a sacar el agua. Finalmente, cuando ya se hubo inundado todo, subió al travesaño.

En el puerto, la gente miraba sin saber qué decir. Una muchacha pelirroja, subida sobre el mástil de su "galeón", avanzaba hacia el muelle con la cabeza levantada, sacando pecho. A su espalda, un bonito arco negro y un carcaj llenito de flechas. En su mano, una bolsa con los berries que poseía. Finalmente, llegó a la zona de atraque y, con un simple pasito, puso pie en tierra. No se molestó en amarrar su barco, pues sabía que nadie se lo llevaría. Y si lo hacían, primero tenían que sacarlo del barco. Cuando alcanzó el muelle, apenas sobresalían veinte centímetros de mástil. Diana se alejó de allí satisfecha de sus dotes como navegante.


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Jue Jun 02, 2011 2:35 pm
El sol comienza a surgir por el horizonte, en lo que se divisa un pequeño navío enmarcado en aquel brillo dorado de su manto cubre la salinidad del agua que rodea la isla en eso se puede ver como un joven portando un ropaje bastante ajustado a excepción de un sobretodo algo grueo y de tonos oscuros con una capucha que parecia estar en la parte superior del mismo, en sus manos lleva unos guantes igual de oscuros con la contraparte del mismo con un estrella de cinco puntas en cada uno, con los detalles de aquella ropa ajustada se puede apreciar a mayor detalle, el buen estado fisico y atletico que se encuentra el joven que al parecer viste una camisa de tono azul marino y unos pantalones negros además de unas botas de estilo marino, tambien se nota en el cambio luminico la tes caucasica del joven que parece caminar sin preocupación alguna, unos ojos azules como el mar y una cabellera rubia que llega al hombro en eso se nota como emite un leve susurro -Asi que esto es el pueblo del famoso Montblanc Noland- al finalizar tales palabras, se puede percibir que es quien es conocido como el Eterno Fulgor quien camina en aquel puerto de estilo medieval, en eso mueve su rostro de diestra a siniestra pudiendo observar la silueta de una femina que parece llamar su atención mientras un leve soplo del viento hace mecer aquel sobretodo que ese lleva de la misma forma que a su cabellera, redirigiendo su andar se acerca a la misma y le cuestiona con un tono lleno de curiosidad -Disculpe, ¿Este es el reino de Lvneel?- con un tono bastante interrogativo de su parte pues no sabía mucho de los distintos lugares y era una necesidad de aprendizaje.
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Jue Jun 02, 2011 3:33 pm
No pasó mucho tiempo hasta que un individuo desconocido, llamémoslo "Individuo desconocido #1", se acercó a nuestra querida cazarrecompensas pelirroja. Diana ya se hallaba buscando lo que le importaba: un bar. Los bares eran para ella simplemente perfectos. Podías encontrar esos benditos carteles con caras y cifras que suponían trabajo y pasta al completarlo; así como alcohol en el cual invertirlo. Además, algunos tenían incluso una diana, lo que le permitía entrenar con los dardos al tiempo que desplumaba algún iluso que no sabía que competía contra The Huntress. En resumen, dinero y diversión, diversión y dinero... ¿Se podía pedir más? Bueno, por pedir... Pero no era lógico hacerlo, más cosas que un bar pocos lugares las ofrecían.

Volviendo al asunto previo con "Individuo desconocido #1", el chaval parecía pedir indicaciones de dirección. ¿Que si estábamos en Lyneel? North Blue, castillos... ¿Dónde si no iban a estar? ¿En Gondor? Reprimió el impulso de responderle con un comentario sarcástico, pues por su mente pasaba una idea mucho más productiva, una idea que pasaba por un bar, pasaba por diversión y dinero. Bueno, más que ganancias, ausencia de pérdidas. Sonrió al varón mientras se echaba un mechón hacia atrás, para que no le molestase estando justo en su cara.

-Así es, Lyneel. -respondió mientras asentía.- Hogar de muchas cosas, y la mayoría tan falsas que no merece la pena ni contarlas. Lo que no he visto es que sea hogar del grog, no he encontrado una sola taberna desde que he llegado. -dijo mirando hacia todos lados, aún buscando un bar en el que saciar la sed del esfuerzo realizado en la travesía.- Tienes pinta de ser bueno ayudando a gente a buscar un bar, ¿me echas una mano? -dijo sin cortarse ni un pelo.

Si podía conseguir que el rubiales le ayudase a encontrar la taberna, podría ponerse ciega a beber, como si no hubiera mañana. Y, si acaso, podría pillar un wanted. Estaba por ver si también podía engañar a "Individuo desconocido #1" para que le invitase a un trago o veinte. Todo estaba por ver, pero primero había que ver el bar...
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Jue Jun 02, 2011 6:22 pm
Notando con milimetrico detalle la fisonomía de la femina y como su expresión parecía estar a punto de estallar de la risa, pero la misma se contuvo para responderle de forma afirmativa a la pregunta creada por este y su mal estilo de navegación que siempre le hacia irse al lugar que no era el indicado si no preguntaba en el sendero, sea tanto en tierra como en el mar por ello le había realizado tal pregunta aunque pareciese tonta y algo bochornosa, este le observa con detenimiento a la dama y no puede evitar mostrar una leve exposición de rubor en sus mejillas, debido al grado de vergüenza que se exponía por parte de el, en lo que atiende a los vocablos de la voluptuosa femina que decian algo sobre una bebida de nombre grog, en realidad era algo que escuchaba por vez primera, pero si hay algo que había aprendido a través de sus viajes es que la bebida es tan diversa como las personas, por lo que inhala y exhala calmado un poco aquel rubor expuesto hasta haberle desvanecido por medio de lso segundos.



En eso sin quitar sus azulados orbes de los de violaceos de la dama le contesta -No se que es el Grog, pero puedo ayudarle a investigar...- tomando un momento para reacomodar su cabellera rubia con el fin de que no le tapase su vista con su mano diestra, para luego finalizar -...es que tampoco soy de este lugar- con un tono lleno de confianza por parte de aquel viajero que parecia un ermitaño.
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Jue Jun 02, 2011 6:55 pm
Sólo mentar el grog ya le había dado sed. No pudo evitar que una sonrisa se dibujase en su rostro cuando él afirmó que desconocía lo que era el grog. Había llegado el momento de hacer una broma tan antigua como la bebida. Los piratas, acostumbrados a cosas como ron, sake u otras bebidas alcoholicas, no solían estar familiarizados con el refinado grog. Así que era de mutuo acuerdo entre los consumidores difundir una receta totalmente falsa del mismo, simplemente por la diversión de ver la expresión en la cara de la víctima. Había llegado su turno de gastar esa broma e "Individuo desconocido #1" sería su primera víctima. Se sentía ansiosa.

-¿No sabes lo que es el Grog? Increíble... -comentó, como si fuese más grave que no saber que uno y uno eran dos.- En fin, te lo explicaré... El Grog es una mezcla secreta que contiene uno o más de lo siguiente: queroseno, glicol propílico, endulzantes artificiales, ácido sulfúrico, ron, acetona, tinte rojo nº 2, scumm, grasa para ejes, ácido para baterías y/o pepperoni. Una mezcla explosiva, ¿no crees? No te recomiendo probarla si no te consideras lo bastante fuerte con el alcohol. -dijo con total naturalidad. Al fin y al cabo, esa era la segunda receta del grog y, en muchos casos, contaba como la oficial.

Tras darle una clase sobre preparación de cócteles, la pelirroja empezó a caminar, sin importarle si el varón rubio le seguía o no. La diversión ya había sido bastante con el grog, así que poco le importaba lo demás. Por si acaso, avanzó a un paso razonable para caminar junto a alguien, de tal manera que si él de verdad la seguía, ni se daría cuenta del detalle. Su mente estaba pensando con lógica, tratando de hallar la ubicación de un bar. Debía estar cerca del puerto, pues los marineros beben, y lejos del castillo, pues da mala imagen... Si a eso añadimos el olor a tasca que provenía del sur... Bingo, "Taberna de Joe" encontrada. Se giró para mirar al rubio.

-Aquí está el bar. -lo llamó, sonriendo despreocupadamente. Era uno de esos momentos en los que simplemente se divertía, entre tarea y tarea.- Humm... No estaría mal que ahora me invitases a un trago... -dejó caer con un pequeño tono cantarín. La seducción era un arma que usada con moderación, valía por unas cuantas copas y algún que otro favor. Si no se abusaba, no daba problemas. De todos modos, ella lo intentó, ya que no tenía ganas de gastar ni un berrie si podía evitarlo. Los podría utilizar para conseguir un pasaje en un barco, renovar su armamento, o beber en otra ocasión...
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Jue Jun 02, 2011 7:19 pm
En lo que comienza a escuchar lo que ella empieza a definir como la bebida de nombre Grog, se percata que es falsa pero este decide seguir el juego pues sabía que el ácido de bateria, es conocido como el ácido sulfurico y que los tintes eran en base de cetonas, asi que muestra una sonrisa como la de quien desconoce en lo que se esta metiendo para hacerle creer que esta cayendo en aquel truco tan mal puesto, asi que responde con un tono inocente -¿Eso es una bebida o una bomba?- comenta abriendo levemente sus orbes azulados mientras prosigue el andar cerca de la femina para poder ver de que se trata la mencionada bebida.

Luego de un largo rato de andar con ella, pueden ver el auncia de una taberna, en lo que la pelirroja voltea a verle y le comenta que debería invitarle el trago este arquea su ceja izquierda y menciona -Y... ¿Qué gano yo a cambio?- parecia que el joven rubio no parecía tan ingenuo al enunciar tales palabras pues el sabía que los tragos pueden crear muchas consecuencias que no se pueden tener a ciencia cierta cuando se inicia con los mismos.
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Vie Jun 03, 2011 9:02 am
Le costaría un poco más beber de gorra. El tipo ese no se dejaba enredar tan fácilmente a la primera de cambio. No obstante, los recursos de Diana no acababan allí, sino que tenía para horas antes de necesitar sacar su arco y recurrir a la intimidación. Y hablando de violencia, ese tipo parecía estar en muy buena forma, lo que le hacía pensar que o bien se dedicaba a un oficio físico duro -herrero, leñador o algo así- o bien se entrenaba para dedicarse al combate. Teniendo en cuenta que también era un viajero, la segunda opción parecía al principio más plausible que la primera. Ahora quedaba descubrir a qué se dedicaba. Marine no era, desde luego, pues no llevaba uniforme. ¿Cazarrecompensas como ella? ¿Pirata? En cualquiera de los casos, no era prudente revelar a qué se dedicaba ella. Tres segundos tardó en pensar una segunda identidad. Tras ello, retomó la charla anterior.

-¿Que qué ganas tú a cambio? -preguntó repitiendo sus palabras.- Absolutamente nada, está claro. -dijo con total naturalidad la pelirroja, cruzándose de brazos mientras lo miraba.- En eso consiste la caballerosidad. Yo soy una dama, tú un caballero, es lógico que me invites. Además, estamos en Lyneel, aquí estas cosas tienen más valor que en ningún otro sitio. -arguyó la fémina mientras esgrimía una segura sonrisa. La clave para ser feliz estaba en saber disfrutar de los medios y no del resultado. Por eso, no necesitaba que él hubiese caído en la broma, y tampoco necesitaba que él finalmente la invitase. Se estaba divirtiendo ya, sin ponerse en manos de situaciones probables. Felicidad asegurada.
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Vie Jun 03, 2011 10:50 am
Escuchando las palabras que ella enuncia sobre la caballerosidad, un término al que nunca fue acostumbrado mientras crecia pues todos los monjes, siendo mujeres y hombres eran iguales para el entrenar, asi que solo se limito a esperar mientras muestra una sonrisa en sus labios, extendiendo su diestra a la altura de la faz y la arquea para posar la base de la palma bajo la barbilla tomando una postura pensativa, pues las cosas en este reino parecen ser muy distinto a lo que esta acostumbrado y como viajero lo mejor era tratar de seguir las condiciones de la región, pues no quería causar alboroto de modo inmediato, luego de unos segundos retrae su mano para colocarle extendida normalmente, para vocíferar -De acuerdo, le invitaré el trago- con un tono bastante tranquilo pues no era de los buscaba problemas de buenas a primera como la mayoría de los piratas, aunque su temperamento era algo debatible y la principal razón de porque era conocido como el Eterno Fulgor.
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Vie Jun 03, 2011 3:05 pm
Mision cumplida. No era para ponerse a hacer pose de victoria, pero era para estar satisfecha de sí misma. Ahora podría beber como mínimo una copa sin pagar un sólo berrie, pues los necesitaba todos para conseguir un barco y reparar su arco. Aunque a primera vista pareciese en perfecto estado, la verdad era que la madera estaba algo agrietada y la cuerda bastante gastada. Necesitaba sustituir su arma cuanto antes, y de paso, aplicarle alguna mejora que otra. Había ahorrado algo de dinero y podía permitírselo. Se centraría en mejorar su potencia, lo que le permitiría un alcance mayor. Cuando se usa arco, lo mejor es estar lejos del enemigo para que así no te ataque mientras lo llenas de flechas. En fin, eso luego, ahora a beber.

-¡Perfecto! ¡Pues yo quiero un buen vaso de ron! -pidió a una joven camarera rubia que se acercó. La susodicha vestía un uniforme chapado a la antigua compuesto de una camisa blanca, una falda negra y un corsé del mismo color. Estuvo a puntito de llamarla vaquita por los senos que calzaba la muchacha y le recordó a esos estereotipos de mozas del norte, rubias y pechugonas. Ciertamente aquello era Lyneel. Sonrió a la vaquita con total amabilidad y se giró hacia su noble caballero que tan voluntariamente había decidido invitarla a beber, nótese la ironía.

-¿Y tú qué? ¿No bebes nada? Seguro que tu estómago está todavía asustado del grog. -comentó ligeramente contentilla, pues de un trago había apurado la mitad del vaso, y sumado al enorme trago que había dado antes en su navío... Además, en la travesía había bebido algo, así que era imaginable el estado de la chica. No obstante, tenía la habilidad de mantener una parte de su cerebro despierta en todo momento, al margen del alcohol. Se divertía, pero mantenía sus instintos atentos.
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Vie Jun 03, 2011 3:36 pm
Escuchando lo que ella solicito, este se queda tranquilo mientras nota la camarera quien era algo habitual en aquella nordica región, una rubia de notables atributos físicos, esperando a que la misma trajese su bebida, el le escucha atentamente a la pelirroja que todavía hace locución a la bebida que llama Grog, el le tenia sin cuidado y no le preocupaba en lo más minimo, en eso extiende su siniestra hacia el sobretodo y saca un papel algo desgastado por el tiempo y el uso, lo que da idea del tiempo que el tiene que redacto por vez primera en el y mirando a la pelirroja comenta -Yo prefiero esto- tomando entre su dedo indice y medio aquel papel que daba a entender que tenía una propia formula secreta de bebida que parece agradarle.

Luego de unos minutos llega la albina camarera, justo para entregar la bebida solicitada por la pelirroja y este observando los atributos de la misma con velocidad y detenimiento, exhibe en su rostro un gesto que enmarca leve sonrisa en sus labios, con un aspecto algo macabra y le extiende la mano izquierda a la altura del busto de la camarera para mostrarle el papel diciendo -¿Me puedes preparar esto?- entregando el mencionado papel a la rubia camarera, que solo asiente mientras que con un exaltante gesto de sorpresa que muestra al abrir dicho papel y observar que es lo que tiene escrito, para que con pasos apresurados y algo temerosos dirigirse hacia el cantinero para este le prepare la mencionada bebida misteriosa para el joven rubio.
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Vie Jun 03, 2011 6:33 pm
Ni pajolera idea tenía de lo que pondría en ese papelucho arrugado. Quizás un cóctel o quizás no. Tampoco le importaba realmente, ya que si fuese un cóctel, no sería tan bueno si la gente no lo conocía ya. Al fin y al cabo, el alcohol es una cosa con la que se comercia y se gana dinero. Si se descubre un cóctel bueno, se comercializa y a forrarse con él. Puede que fuese bueno y desconocido, vale, pero en ese caso el rubio era idiota de remate por darle el papel a la camarera tan a la ligera, pues nada le impedía ahora copiar la receta, probar la bebida y si era buena, ponerla a la venta con un nombre raro y listo. A ganar dinero a espuertas. En fin, no era problema suyo.

De otro trago, acabó con el contenido de su vaso, relamiéndose para saborear el gusto dulzón del ron. Discretamente, echó una mirada al tablón donde se colgaban los carteles de recompensa, y maldijo para sí misma el no ver ninguno interesante. Sí, algunos desorbitados, pero no era lo suficientemente estúpida como para coger unas flechas e irse detrás de alguno de esos tipos que sin duda podían aplastarla con mover un dedo. No, ella era más inteligente y sabía que debía cazar acorde a sus habilidades. Empezar por los más bajos y progresivamente ir subiendo, hasta ser la mejor Cazarrecompensas del mundo. El día en que eso ocurriera, se emborracharía a base de bien. Arg, divagaba, maldito alcohol...

Con un gesto de su mano, llamó a la camarera y le indicó que rellenara el vaso de lo mismo, para poder seguir disfrutando del ron. Tras darle otro trago a su nueva bebida, decidió por fin indagar un poco en su compañero, por ver con quién diablos estaba bebiendo. Esas cosas eran habituales en ella, en ella y en cualquier otra persona con el alcohol como una de sus prioridades. Ahora que había satisfecho sus dos prioridades básicas, podía pensar en lo demás.

-Bien... ¿Y quién eres tú, por cierto? -preguntó sin dar rodeo alguno. Certera y directa, como una flecha.
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Vie Jun 03, 2011 7:52 pm
Esperando con paciencia el trago que le había entregado a la camarera, atrae una silla que se encuentra cercana a el con su mano diestra para posteriormente rodearle y flexionar su cuerpo para sentarse sobre la silla para asi esperar con bastante calma lo que este habia ordenado de modo discreto, no le importaba si lo trataban de hacer comercializar pues no era algo que el le interesará sino era su gusto particular y nada más, en ese momento extiende sus manos se quita con cuidado su sobretodo de oscura tonalidad y colacar al mismo en la parte trasera de su asiento para poder sentirse mucho más a gusto en aquel bar del reino de lyneel.

Observando a la pelirroja como parece disfrutar del ron, un licor que en lo particular no le llamaba la atención pues tenía predilección por otro tipos de licores y cocteles que suelen ser de mayor nivel alcoholico, mientras se pasan los segundos y la albina camarera no trae su bebida, escucha enunciar a la dama que le acompaña en la mesa sobre su identidad, este sin preocuparse en momento por tener que ocultar su identidad le mira con sus orbes azulados fijamente para responder con un tono corto y sin molestia -Me llamo Karl D. Krieger... ¿como te llamas tú?- finaliza cuestionando la identidad de la femina mientras se puede denotar como la exhuberante silueta de la rubia camarera hace prescencia en el lugar con una bebida en un vaso de 3/4, con una bebida de tono chocolatosa, la cual hace que el joven rubio emane una grata sonrisa al ver que es la bebida que manda a preparar y mira a la albina camarera acotando -Gracias, preciosa- con un tono lleno de gusto y amabilidad por recibir el trago el cual extendiendo su diestra, toma el vaso para elevar el mismo a la altura de sus labios y probar un sorbo, no pudiendo ocultarse su satisfacción al tomar su trago.
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Sáb Jun 04, 2011 7:02 pm
Odiaba como pocas cosas en el mundo podría odiar, los nombres largos y complicados. Esos con acumulación de consonantes en lugares en los que cómodamente podría ir una vocal, dándole al asunto un toque más melódico. Pero no, erres por todos lados, antes y después de otras consonantes. Diana tenía la teoría, absurda pero divertida, de que los padres que ponían esos nombres en realidad se estaban atragantando con un hueso de pollo. Sus mejillas se tornaron rosadas, su mano siniestra tapó sus labios en un fallido intento de contener la risa, pues la mujer estalló en una más que sonora carcajada, allí, delante del varón. ¿El motivo? Su nombre, por su puesto.

-Es broma, ¿verdad? Te estabas aclarando la garganta para decir tu verdadero nombre, seguro. -dijo mientras se secaba una pequeña lágrima que escapaba de su ojo derecho. Miró al rubio y contuvo las ganas de retomar esa carcajada de hacía unos segundos, pues realmente le había hecho gracia. A ella le resultaba totalmente inconcebible un nombre así, pues incluso le recordaba al sonido previo de un escupitajo. Pensándolo bien, ¿debía cubrirse la cara? Mejor no. Si le escupía, simplemente empezaría una siempre divertida pelea de taberna.- Yo soy Diana -se presentó.

Lo suyo sí que era un nombre como es debido. Corto, sencillo y fácil de pronunciar. Sí lo que se buscaba de un nombre era que nadie te llamase por él, aquel chico lo había conseguido. El suyo, en cambio, contaba con abundancia de bocales, sin excesivos cambios fonéticos. El paso de la i a la a, como mucho, y una consonante dental antes de una nasal. Fuera de eso, complicación ninguna. Pero es que... Si lo intentaba ahora, dudaba de que pudiera sacar algo que sonase medio parecido.

Miró alrededor, para descubrir como gente se había quedado mirando a la chica tras su risotada. Excelente, había llamado la atención. Si aquél tipo se iba indignado o algo así, podría engatusar a otro para que le invitase a beber, con la excusa de contarle el porqué se había ido el del nombre impronunciable. Todo iba sobre ruedas. Si ahora entrase un marine con una hornada de nuevos Wanteds sería perfecto. O eso, o un carpintero majo que quisiera hacerle un barco, o mejor, regalarle uno. Pero eso era, incluso para su ebria imaginación, demasiado irreal.
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Sáb Jun 04, 2011 7:26 pm
Solo arqueaba su ceja derecha al ver como no podía contener su risa al escuchar como se llamaba por parte de la pelirroja, su expresión se mostraba muy seria pero no parece querer mostrarse en un acto de enfado por como reacciono con ello y en lo que menciona su nombre, este no parecio importarle mientras eleva su trago para sorber un poco del mismo mientras le regresa con su siniestra a la mesa le responde con un tono bastante serio -Te queda algo grande- haciendo alocución al nombre de ella pues en la cultura escandinava, Diana era la Valkirya más despiada de la orden.

En ese momento sus orbes azulados parece emanar una gran fríaldad, como el temple de su anatomía, sabía que su nombre era algo complejo para la mayoria pero Karl era después de todo un nombre corto, y ser un D. siempre era el honor de los que muy pocos podían disfrutar, debido a que esa inicial en muchos apellidos era más antigua que la misma creación del gobierno mundial, hace más de ocho siglos cuando finalizo el llamado "siglo vacío" que fue parte de lo que prohibieron el estudio de los poneglyphs, pero el como luchador que había sido enseñado en tantas variantes de artes marciales chinas conocidas, solo hacía refierencia a el valor de guerrero que tenía en su apellido, el cual significaba eso precisamente, guerrero.

Posteriormente retoma con su siniestra el vaso y eleva el mismo hacia sus labios para probar un poco más y hacer que sus labios emanen una leve sonrisa, mostrando el gusto que tenía por aquella bebida en particular, al nivel tal que le hacía olvidar el desagradable incidente que ella proporciono con su burla hacia su nombre.
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Lun Jun 06, 2011 8:14 pm
Vaya seriedad, sí, sí. No parecía habérselo tomado demasiado mal, pero estaba segura de que le había molestado. Entonces, había llegado a un punto fronterizo entre la ira y la indiferencia que no le gustaba nada. Principalmente por lo aburrido que era que ni se enfadase realmente ni que lo dejase pasar sin más. Ni se podía reir ni podía partirle un taburete a un calvo del fondo en la cabeza... Tsk, realmente le hubiera apetecido una pelea de taberna, pero la norma no escrita para salir airoso de todas ellas era "no la empieces tú". Los alguaciles solían llegar y gritar con voz tiránica y autoritaria eso de "¿quién ha empezado todo esto?" Luego, seguía ese silencio sepulcral y una tímida mano, de quién hubiera recibido el primer golpe -si es que estaba vivo y en condiciones de señalar- apuntaba al culpable. El resto se iban de rositas, usando a ése como cabeza de turco.

-¿Me queda grande? -repitió para sí misma, pensando a qué se podía estar refiriendo. Tal vez ese nombre lo hubiese llevado alguna persona importante en el pasado, pero de verdad no tenía ni idea de quién. Su padre siempre le había dicho que, cuando la bautizó así, estaba practicando con el arco y lo primero que le pasó por la cabeza fue eso, Diana. Pero bueno, nunca estaba de más saber algo así, ahora podía decir que llevaba un nombre potente. En cuanto a lo que le quedaba algo grande...- Nah, no lo creo. Soy joven y tengo grandes planes para el futuro. No habrá nombre grande para mí.

Y tras ese alarde de confianza en sí misma, Diana repitió un gesto conocido y pidió otro vaso más de ron a la camarera. Además, le hizo acudir allí para darle algunas indicaciones más y que le preparase un cóctel. ¿El objetivo? El verdadero grog, la bebida por excelencia. Al rato, se lo trajo en una jarra, bien mezcladito y con un color perfectamente saludable. Diana sonrió como una niña y se relamió los labios, mirando la bebida. Dio un lento trago en el que cerró los ojos y sonrió más ampliamente.

-¡Ponga otro de estos para mi amigo! -dijo alegremente, notándose en ella los efectos del alcohol. No tardó mucho en volver la rubia con otra copa de grog. Diana se la acercó deslizándola y sonrió al rubio.- Bebe, "Kal", bebe. No te enfades, o te saldrán arrugas, y entonces no te querrá ninguna chica, y te quedarás sólo; no tendrás hijos y tu fortuna se perderá y se la quedará la Marina. Y no queremos eso. -empezó a decir, quizás demasiado alegremente.
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Mar Jun 07, 2011 4:41 pm
Spoiler:
Las puertas se abrieron bruscamente, la atención se dirigió hacia la entrada de la taberna, donde, con un porte firme y un aspecto bastante antiguo estaba un joven que ataviaba una casaca del S.XVIII y un tricornio como sombrero, típicos de la época. Su pelo rubio se veía blanco con la luminosidad que entraba de la calle.
El gentío de la taberna se giró sólo para ver a aquel "inusual" visitante. Claus se colocó bien el tricornio y con un aire de señor penetró en el bar. Hizo un rápido sondeo de las personas que se encontraban allí, borrachos, sucios, seguramente alguno de ellos...pirata. De pronto se fijó en una muchacha pelirroja que bebía ron junto a otro muchacho, esta le llamó la atención, así que se acercó a ella para conocerla.
No quería ser descortés ni atrevido así que se acercó lenta y pausadamente, mientras que su semblante se mantenía serio y comprometido. Parecía que la muchacha no se dio cuenta de su presencia, así que procedió a hablar.

-Disculpe mi atrevimiento señorita, soy Sir Claus von Schtauffen, capitán de la Marina, me gustaría invitarla a una copa , si es de su agrado por supuesto. Supongo que aquesta belleza no puede encontrarse en todas partes mas cuidado, hay mucho sin vergüenza suelto.

Miró hacia la mujer, con una sonrisa muy atractiva en su semblante, sus intenciones eran claramente puras y sinceras. Entonces le cogió la mano y mirándola a los ojos le dijo:

-Tened cuidado, pues nunca sabréis con quién tratáis, si a sus ojos no es capaz de mirar.
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Miér Jun 08, 2011 1:42 am
Escuchandole con claridad puede notar que la pelirroja no tiene idea de quien era Diana en el mito de la Europa Septerional, que es de por donde habia procedido mucho de sus ancestros, como los antepasados de quienes crearon la tierra de Lyneel, que decian era una viva réplica de esas tierras en la era del medioevo y pudiendo percibir aquel estado de despreocupación por lo que sucede o lo que vendrá, solo un gran y notable ego en sus planes de futuro, cosa que a el no le importaban después de todo el no pensaba ser parte de ellos, pues en los suyos tenia muchas cosas y aventuras que recorren en aquellos mares que era la más importante motivación para el en ese momento.

En ese momento ve como ella vuelve a llamar a la Rubia y albina camarera, para solicitarle otro trago, a lo que la exhuberante sirivienta de la taberna atiende de manera pronta y efectiva con una bebida distinta al ron que ella parecia estar difrutando anteriormente, puede que se tratase de la bebida que había mencionado antes a el, la cual era llamada Grog, en lo que nota como se relame de placer por la misma sea cual fuese debía ser muy buena o la misma demasiado fánatica de la bebida para actuar de tal modo, en lo que nota que ella hace que la exhuberante camarera le sirviese un trago a el del mismo y le pide con aquellas ansias el beberlo sin siquiera saber que es mientras se mofa de su seria actitud a lo que solo le remite -Mi futuro es muy distinto a eso- para luego extender su brazo diestro y tomar por la asa aquel trago y elevarle a sus labios para sober un buen trago del mismo para luego notar que la bebida era bastante jugosa y apetecible, haciendo que se relama tambien.

Pero en ese momento la paz se vio finalizada al ver como entra al lugar un albino sujeto portando un ropaje bastante refinado y elegante como de aquellos de nivel superior al de Teniente en la Marina, cosa que de por si hacia que sintiese que la bebida podía caerle mal, pues le tenía muy poca paciencia a aquellos uniformados pues solian creerse de lo mejor solo por pertenecer a esa institución, llevando un precepto de justicia que no era más que una mera farsa en la mayoria de sus variantes, mientras escucha como se abalanza a la dama de forma atrevida este solo cierra sus ojos como para no verle y solo limitarse a escuchar lo que aquel que se presenta como Capitán podía ofrecerle, luego de todas aquellas palabras que dijo el mismo de modo tan galante este replica -Si... como hay tantos idiotas que se hablan mucho para nada- tratandose de referirse al mismo marine que parece hablar demasiado para el gusto del joven rubio que solo quería disfrutar su bebida en paz.
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Miér Jun 08, 2011 5:03 am
De otro trago, la pelirroja acabó su jarra de grog, y se relamió los labios. Realmente se estaba hartando a beber, y sin aflojar un berrie. Había tenido suerte al encontrar a ese muchacho rubio, y su talento natural y desparpajo le habían concedido la posibilidad de divertirse gratis. Estuvo a punto de llamar nuevamente a la camarera, mas un nuevo individuo entró en escena. Por su aspecto, elegante; se podía deducir que era o bien noble o bien ostentaba un alto cargo militar. Tal vez las dos cosas. La joven cazadora escuchó sus palabras y la forma en que las decía. Le llamó la atención la parte en la que declaraba querer invitarla. Eso, definitivamente, había sido fruto de la suerte. Recordó lo que su padre le había enseñado y ella había aprendido sobre oratoria, y se dispuso a responder al caballero rubio.

-Vuestros modales os disculpan mejor que yo, caballero. -empezó la mujer- Mi nombre es Diana Farrow, y gustosa aceptaré una invitación de tan ilustre compañía. Y por favor, dejad de elogiarme de tal modo, o mis mejillas acabarán tomando el mismo color que tiñe mi cabellera. -añadió, confiada de haberlo hecho bastante bien para ser improvidado. Dejó el brazo suave cuando él lo tomó y asintió una sóla vez de manera marcada.- Tendré en cuentra vuestro consejo, milord.

Miró entonces al muchacho rubio, que parecía bastante molesto por la presencia de aquel nuevo individuo. Diana, observadora como siempre, se fijó en ese detalle y lo almacenó, para posteriormente analizarlo. Una de dos, o sentía desprecio por el individuo, el señor von Schtauffen, o bien sentía desprecio por el colectivo, la Marina. La primera opción no le llevaba a ninguna conclusión definitiva, pero la segunda parecía señalar a que la profesión de ese tipo era la piratería, o que al menos se oponía al Gobierno. Lo tendría en cuenta, y sin duda tendría sus ojos abiertos. En cualquier caso, ahora lo que importaba era esa copa que el rubio prometía. Adoraba Lyneel. Los caballeros invitaban a las damas a beber.
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Miér Jun 08, 2011 8:27 am
Con un gesto gentil, Claus llamó al camarero y le pidió una mesa para dos. Rápidamente el camarero hizo acto de colocar la mesa, Claus, aún siendo noble hizo ademán de ayudar al camarero, más sus ojos se quedaron prendados con las palabras de aquella dulce e "inesperada" señorita. Cuando el camarero terminó, con su mano derecha cogió dulce y suavemente la mano de aquella dama, y tranquilamente la llevó a la mesa. Con una mirada indicó al camarero que se acercara para apuntar la demanda. El camarero se acercó y listo para escuchar preguntó. "¿Qué desea?" A lo que Claus contestó fina y educadamente, aunque no con soberbia:

-Si no le importa, ¿podría traer el mejor néctar de ambrosía que tenga en este establecimiento?

El camarero se sorprendió ante el pedido, no mucha gente que pasaba por allí pedía néctar de ambrosía, eran más de ron, cerveza y otras bebidas alcohólicas toscas. Claus miró a la mujer y sonrió modestamente. Su mirada brillaba, no era un simple marine, bruto y sin escrúpulos. Se quitó el sombrero al sentarse en la mesa como norma de protocolo, ese día estaba bastante más atractivo que de costumbre. Sus labios se prepararon para decir:

-Si no soy muy atrevido, me gustaría, es más, sería un placer conocer el lugar de procedencia de Vuesa Merced. Llamóme usted la atención, no es muy normal encontrar damiselas de su grado en lugares como este.

Sonrió de nuevo, cada vez más atractivo, con un aspecto soñador y sincero.


Última edición por Claus von Schtauffen el Miér Jun 08, 2011 4:15 pm, editado 1 vez
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Miér Jun 08, 2011 1:32 pm
Escuchando con detenimiento como hace lucir su oratoria para ganarse unas copas adicionales por parte de la chica peliroja que al parecer era lo único que le importaba, beber sin poder pagar un centavo, pero eso ya no era problema para el joven Karl quien con la llegada del joven Capitán de la Marina, quien voíferaba de modo demasiado exaltable queriendo ser tan caballeroso que rayaba de lo sublime a lo ridiculo, en lo que notan como pide el mismo una mesa aparte para ellos, este muestra una grata sonrisa en sus labios al ver que ella solo parece querer observar si el tiene algun rasgo en contra de el mismo por su rango de Capitán, o por el hecho de ser Marine, aunque como buen Pirata detestaba a los Marine y su excusa que ellos alegan llamar justicia y con la misma no importar destruir poblados enteros con sus buques, en el llamado Buster Call como hicieron con la misma Ohara, años antes pero si hay algo que más le enfermaba al rubio era esa actitud de niño bueno y noble que se cree superior a todos solo por querer hablar bonito, era algo que no soportaba en ninguna persona, pues había sido enseñado para vivir con la humildad y el deber de entrenar la mente como el cuerpo a diario.

El solo seguir escuchandole hablar era algo que le llenaba de mucho enfado, asi que elevando su diestra llama a la albina y exhuberante camarera, mientras ella se acercaba con aquellos pasos contoneantes que hacen ver como su enorme busto se creaba un vaiven de norte a sur, entretanto extiende su mano hacia el bolsillo de su sobretodo y saca unas monedas de oro para posteriormente al ver que la misma rubia a llegado estirar su diestra y darles aquellas monedas diciendo -Guarda el cambio preciosa- con un tono bastante tranquilo para luego colocarse de pie de aquella silla y emprender su retirada con pasos bastantes tranquilo de aquel bar en el puerto de Lvneel, su siguiente objetivo era el pueblo mismo y ver que podría comprar para el viaje.
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Miér Jun 08, 2011 6:16 pm
Si ella fuese una especie de espadachina, cocinera, o cualquier cosa que se pueda ser y que llevase de serie un arma de filo; estaba segura de que podría cortar la tensión de ese momento con un cuchillo. La actitud abierta del marine frente a las cerradas emociones del civil. La verborrea del uniformado frente al silencio del paisano. Eran como dos mundos diferentes, y entre medias se encontraba ella. Su cabeza miraba de un lado a otro, pensando qué hacer en ese momento. Entonces, pensó con su parte práctica. Por un lado tenía a un desconocido que había pagado ya unas cuantas copas, y por otro tenía a un oficial -con un sueldo fijo- dispuesto a invitarla a otras. Decidido. Diana se puso el traje de damisela y siguió al muchacho del sombrero hasta esa mesa que prepararon para ellos dos. La verdad, no se le daba mal.

Como quien no quiere la cosa, tomó su carcaj con las flechas y el arco, con sumo disimulo y lo llevó grácilmente hasta la mesa, tomando asiento y escuchando las palabras, gentiles y caballerescas, de aquel educado marine. La bebida que pidió le pareció extraña, y dudaba seriamente que fuese equiparable al grog que ella disfrutaba. Tras dar un ligerísimo sorbo a la bebida que la camarera sirvió -pues tocaba comportarse como una dama- sonrió muy ligeramente. Era vino, bastante bueno, pero vino al fin y al cabo. Estaba rico, la verdad.

-Por supuesto, no tengo ningún tipo de especial interés en mantener ocultos los detalles de mi procedencia. Nací... Dios sabe dónde, pero mis primeros recuerdos son de la Isla de Eerie, en el South Blue. Allí pasé la mayor parte de mi vida hasta que mi padre murió, y decidi abandonar ese lugar. -explicó, sin entrar a contar su historia con más profundidad. Lo que le había dicho era cierto, y no había mentido en absoluto. Ahora bien, entre decir una mentira y no decir la verdad existía un límite en el que todo cazarrecompensas debía saber moverse si quería prosperar.- El destino me ha traído ahora a esta isla, de la que parece no podré salir hasta que encuentre un nuevo transporte. Mi barquito se hundió cerca de la costa y, bueno, aquí estoy. ¿Qué hay de vos? -Sus ojos violetas dejaron de mirar a su interlocutor y se centraron nuevamente en su bebida. El color incluso era más elegante que el ron, pero... No sabía muy bien por qué, quizás por su toque salvaje que le recordaba a ella misma, prefería esa bebida. Ahora bien, no rechazaría una invitación ni aunque fuese a agua.
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Jue Jun 09, 2011 5:08 am
El joven capitán probó un sorbo de ese gran néctar, sus ojos se cerraron mientras daba ese pequeño sorbo. Escuchaba atentamente las palabras tan sutiles y que tan bien pronunciadas salían de aquellos labios. El acento con el que hablaba era melodioso. Cuando nombró el South Blue, Claus asintió.
Sin dejar de sonreír, se fijó en que quizás la bebida no fuera del agrado de la señorita. Levantó la cara y con una rápida mirada llamó a la camarera. Esta se acercó rápidamente, y antes de que pudiera hablar, Claus susurró al oído de la camarera algo, obviamenten o lo haría en presencia de Diana, sólo cuando no mirase. La camarera se fue como había venido.

-Siento mucho el fallecimiento de vuestro padre. Mi más sentido pésame. -Dijo el capitán apenado. Sin dudarlo pasó a contestar a la pregunta de Diana.

-Mi historia se remonta a las calles inundadas de Water Seven, mi familia posee una mansión allí como duques que...son.
-Su voz quebró al decir esa última palabra.

- Tras mi educación en las más altas escuelas vine aquí para conocer, aprender más y sobre todo...Aniquilar a todo pirata que se encuentre en el globo.

La camarera se aproximó y cambió la botella, esta nueva parecía aún más ornamental, más cara y más sabrosa. Claus, gentilmente sirvió en otra copa unas gotas de ese néctar. Diana no podía saber que la bebida era un ron un tanto especial. Claus agradeció a la camarera el servicio.
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Jue Jun 09, 2011 6:17 am
Diana apoyó sus codos sobre la mesa y juntó las muñecas de ambas manos, creando una especie de "V" con sus palmas entre la que colocó su barbilla, apoyando así su cabeza. En esta cómoda posición, la mujer escuchó las palabras de su acompañante con atención. Water Seven... No le sonaba a ninguno de los Blue, así que supuso que estaría en el Grand Line, o por ahí. Las palabras "mansión" y "duques" sonaron como una campanita en la mente de Diana, acaparando toda su atención. Eso, en su cerebro, se traducía por dinero, y el dinero era una de las pocas cosas que conseguían moverla. Interesante, sin duda.

-Piratas... -repitió para sí, mientras su mirada se perdía en los inexcrutables mares de su pensamiento. Enrollados, en el fondo del carcaj, guardaba unos cuantos wanted de piratas cuya cabeza valía varios millones y pensaba cobrar. De momento, no le diría nada al caballero frente a ella, no sabía cómo podría reaccionar y, ciertamente, era demasiado arriesgado. ¿Y si se lo decía y se marchaba indignado? Le tocaría a ella pagar esas bebidas y como que se llamaba Diana que parecían bastante caras. Primero, investigaría un poco más.- Ciertamente son una plaga para este mundo, afortunados somos de contar con gente que arriesga sus vidas para atraparlos. -comentó con ambiguedad. La mejor manera de que no te pillen una mentira, es no mentir. Y la mejor forma de no mentir, es decir una verdad a medias. Con esas palabras, perfectamente podría estar refiriéndose a los Marines; pero del mismo modo, también valía para la gente como ella, quien veía a los piratas como poco más que dinero viviente.

Con dos dedos, la sureña tomó la copa que gentilmente él había llenado con una nueva bebida. Esta, por su parte, era de un color dorado más brillante y que a Diana le resultaba bastante familiar. No obstante, era quizás un poco más brillante que las bebidas a las que estaba acostumbrada, por lo que decidió no dar cosas por hecho y lentamente llevó la copa a sus labios, saboreando tranquilamente el licor que contenía. Tras ello, se relamió ligeramente los labios y miró al caballero, presta a agradecer la bebida.

-Un ron exquisito, milord, tiene usted un magnífico gusto. -Nuevamente, un doble sentido, aunque esta vez más difícil de ver y mucho más ególatra. En el bar había otras mujeres, la camarera del gran busto, sin ir más lejos, sin embargo, la que estaba siendo invitada era ella. Se sentía coqueta.
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Jue Jun 09, 2011 6:59 am
Sin duda, Claus se tomó como un halago aquellas palabras: "[...]Gente que arriesga sus vidas para atraparlos[...]". El joven capitán observó finamente como los labios de aquella hermosa damisela, aún de un color carmín debido a la anterior bebida, se preparaban para beber el nuevo licor especialmente traído para ella. Sabía que sería de su gusto. Incluso las bebidas más toscas y salvajes pueden ser tornadas en algo fino y exquisito.
Aquel pomposo capitán sintió como un escalofrío que recorrió toda su espina dorsal, no había tenido contacto con un dama de aquellas características en mucho tiempo. Se dió cuenta de que aún seguía con una sonrisa en su semblante, sus ojos seguían observando aquellas bellas perlas que se encontraban tras esos hermosos párpados.

-No puede ser...-pensó, mientras se fijaba en como cogió aquella copa, como hablaba, aquellas maneras tan exquisitas. El joven capitán Claus von Schtauffen estaba experimentando un sentimiento extraño, mas era de su agrado, aún así no podía dejar que su invitada pensara que era un mero pretendiente descortés.
"Un ron exquisito, milord, tiene usted un magnífico gusto." Palabras que resonaron en el interior de la cabeza de Claus, tardó algo en contestar debido a su estado interior de extrañeza. Antes de soltar cualquier sandez, lo primero que pensó fue: "Sin duda usted es la más bella dama que he conocido."-Retuvo ese pensamiento, no podía decirlo, sería impropio.

-Mi gusto es, al igual que para las bebidas, maravilloso para otros sentidos. No quiero sonar descortés, pero, sepa que aquesta invitada es una joya bien pulida y sin erratas.

Tras estas palabras, una sonrisa bastante atractiva, sin dejar de ser tierna, apareció en el rostro de Claus. Agarró la botella y sirvió de nuevo. Tomó su copa y con un gesto distinguido dio un sorbo a aquel licor. Sus mejillas se sonrosaron tímidamente. ¿Es que estaba enamorado? ¿O era el licor el que hizo aparecer aquella ruborización?
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Jue Jun 09, 2011 1:04 pm
Diana consideró, muy inteligentemente, que tres copas de ron, una de grog y un vino habían sido más que suficientes para un rato. Si seguía bebiendo, cabía la posibilidad de que su mente olvidase sus prioridades y acabase haciendo alguna estupidez. Y no quería hacer estupideces. Cerró unos segundos los ojos y reflexionó sobre sus planes más inmediatos, lo que haría nada más salir de ese lugar. Una buena idea sería ir a una tienda y aplicar unas reparaciones y modifiaciones a su arco, pues de lo contrario no podría acazar a ningún pirata y se quedaría sin ingresos. Luego, quizás pudiera adquirir un arma secundaria para momentos de necesitad, o algo para las cortas distancias. Si le llegaba el dinero, ambas cosas. También debería encontrar un pasaje para salir de Lyneel, pues tenía que hacer bastantes cosas ya...

-Sintiéndolo mucho, debo rechazar este trago, señor. -dijo con toda la cortesía y educación que podía, aunque se le notaba ya la lengua algo pastosa y se le dificultaba un poco el vocalizar. Aún así, y a pesar de que le resultaba más difícil elegir las palabras adecuadas, trataba de mantener la compostura. Sin duda, la decisión de dejar de beber había sido acertada, pues su lucidez empezaba a desaparecer y no quería tener ninguna sorpresa.- No quisiera que el alcohol nublase mi pensamiento, y estoy segura de que no es vuestra intención tampoco. -añadió. Esa última frase al menos creía que la había dicho bien, y era un alivio.

De todos modos, sabía que no bastaba sólo con dejar de beber alcohol, necesitaba también salir de ese lugar. Eso era así por la sencilla razón de que la madera de la que están hechos los barriles es un material poroso que fácilmente absorbe parte del líquido con el que mantiene contacto. Entonces, los olores se propagaban por el aire con facilidad, como que que pasa a una bodega. El aire de una taberna así, involuntariamente emborrachaba a quien lo respiraba, y ella lo sabía. Así, sin más, se aclaró la garganta para manifestarle su voluntad al rubio.

-Creo, también, que me vendría bien respirar algo de aire fresco. Además, he de atender unos asuntos, por lo que abandonaré este lugar. Puede acompañarme, si lo desea y sus deberes no se lo impiden. -dijo calmadamente mientras se levantaba con gracilidad. Puesto que no tenía sentido ya ocultar su carcaj y su arco, nada más ponerse en pie se ajustó este a la espalda, mirando al Marine con sus ojos violetas.
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