De vuelta al punto de partida.

Lun Sep 05, 2011 12:17 pm

Cruzar el bosque fue toda una odisea. El joven albino había tenido que hacer un esfuerzo sobre humano para lograr caminar con el dolor de las profundas heridas que decoraban su torso. La batalla había sido un fracaso ¿para qué negarlo? Había perdido estando incluso en superioridad numérica. Como era evidente, en aquellos momentos la frustración de Serge no tenía par. ¿Para aquello había entrenado durante tanto tiempo? ¿Para ser un perdedor le había pedido al doctor Kuki que le otorgara un nuevo brazo? No, aquello definitivamente se alejaba mucho de las expectativas que había tenido al comenzar su viaje. Si no le daba una vuelta de tuerca a la forma en la que estaba haciendo las cosas nunca lograría nada, ni acercarse a la nobleza ni mucho menos mejorar como espadachín. Necesitaba poder, sí, pero no solo eso. Tenía que cambiar el enfoque que le estaba dando a su vida, tendría que comenzar a hacer las cosas paso por paso, sin saltearse nada. Y lo primero, en aquellos momentos, era sobrevivir. Los tajos que Brelaina le había hecho no eran simples rasguños, amenazaban su vida.

Para su suerte, al fin vio un cambio en el paisaje. Entre los árboles comenzaron a colarse rayos de luz, delatando en el proceso que los nubarrones con los que se había llevado a cabo el desembarco habían desaparecido. Continuó avanzando como lo había hecho hasta el momento, valiéndose de su espadón como un apoyo extra y tirando su peso sobre él, hasta salir de la arboleda. En playa quedaban vestigios de la presencia de los revolucionarios, pero pocos eran los que todavía no se habían marchado. Eso le favorecía. Su idea era buscar entre los campamentos abandonados algún vendaje para utilizar. Claro estaba que no era médico, pero ya improvisaría algo. No importaba como, pero tenía que detener el sangrado con algo más que no fuese su brazo.

Se dejó caer sobre sus rodillas a pocos metros de la entrada al bosque. "Vamos, un poco más" se dijo así mismo. Solo quedaban unos cuantos pasos hasta el campamento más cercano. Nada podía garantizarle que fuera encontrar lo que buscaba, pero no tenía más remedio que intentarlo. De otra forma las cosas terminarían mal.

Mar Sep 06, 2011 12:38 pm

Siendo guiado por su compañero animal, el peliazul le seguía el paso como podía, ignorando el dolor que lo amedrentaba, y temiendo que se iba a caer en cualquier momento. Su cuerpo no estaba tan mal, pero él estaba sumamente agotado. Bien, cuántos podían decir que se enfrentaron a un pescado gigante sin poseer un mínimo conocimiento en combate. Se había quemado la cabeza pensando en formas de huir y hacerle daño, y al final pocas de las cosas que hizo tuvieran un resultado favorecedor. Eso sólo le daba una importante lección: debía hacerse más fuerte, lo quisiera o no. Pero por un lado le daba pereza entrenar y esas cosas, quería la solución rápida, el remedio justo entregado en una bandeja de plata. ¿Estaba pidiendo mucho en realidad?

Después de mucho correr el lobo se detuvo, y como Arsenio no vio cuándo lo hizo y salió patinando, cayéndose de bruces en el suelo. –Más te vale que sea algo relevante.- Le dijo al lobo ya que no estaba muy contento de haber tenido que correr tras él. Se levantó, despojando sus ropas de la suciedad del suelo y caminando sin ver al frente. El lobo ladró para advertirle a su amo que había llegado con aquel conocido. Alzó la vista, y no podía decir que estaba muy entusiasmado con lo que veía. El espadachín loco que conoció en la isla karate. No, ya lo había confirmado, su día no era.

Suspiró profundamente. Estaba muy fastidiado como para fingir buen humor, pero como siempre tenía que ser perfecto y amable. Incluso con alguien tan peligroso. Por su apariencia parecía que él no había sido el único en sostener un combate con un Marine, pero mientras que a Arsenio sólo le habían dado una paliza, aquel joven daba la impresión de estar en riesgo de muerte. Las buenas noticias eran que no podría tratar de cortarlo con el espadón en ese estado patético. Se estiró un poco antes de ir donde el albino, además de notar el campamento al que se estaba dirigiendo. –Deja de moverte, te vas a lastimar.- Dijo el peliazul mientras se acercaba, usando una voz amable que ocultaba perfectamente su molestia. Colocó la mano en el hombro del chico y después acomodó el brazo de esté alrededor de su cuello para ayudarlo a avanzar.

Mar Sep 06, 2011 2:03 pm

El escape sin duda habia resultado un éxito, el escabullirse hacia otra zona le fue bastante fácil con la distracción ejercida por el torrente eléctrico que habia arremetido de nueva cuenta sobre la isla cual devastada por constantes y potentes ataques comenzaba a ceder, desde diferentes puntos esta misma se veía asediada por ataques de los diversos bandos que ejercían en la batalla campal que se ofrecía en las costas y mares cercanos a aquella locación, mas sin importarle aquello el peli plata continuaba con su marcha, la forma eléctrica que habia adoptado para escapar se termino de divisar en tan solo un parpadeo, su pierna derecha fue la primera que alcanzo a tocar el suelo para emprender camino nuevamente, sus ojos alertas postraban atención a lo que acontecía a su alrededor, un descuido y seguramente terminaría siendo perforado por una bala de Kairouseki o algún embiste cargado con Haki, las pisadas que sus pies efectuaban eran rápidas aunque sigilosas, cualquier despiste y de nueva cuenta se vería rodeado de marines. Aunque claro aquello no le era tanta preocupación dado el poder que residía en el interior de su cuerpo, mas no quería llamar la atención de nueva cuenta de algún Comodoro o capitán del bando uniformado.

Por instantes el caminar se le habia hecho algo eterno, el pasar atreves de alguno que otro arbusto para ocultar su presencia de algún marine perdido se le comenzaba a tornar algo agobiante y sin sentido aun cuando sus sentidos podían percibir con facilidad el olor a la putrefacción de los cadáveres que ahora en mas viajaba por el aire contaminando la zona e impregnándose en sus ropas…-Mierda… esto me dificultara las cosas…-Mascullo levemente intentando ocultar el gesto facial que amenazaba con pintarse sobre su cara, el limpiar sus prendas favoritas le sería un completo fastidio al estar estas aun cubiertas por leves vestigios de polvo y sangre ajena que habia caído sobre este mismo.

Los minutos transcurrían a un ritmo pausado mientras su silueta se continuaba aproximando hacia donde un pequeño claro entre el bosque se avistaba, lugar en el cual con el tiempo entre sus manos emplearía para satisfacer sus propias necesidades tales como desempolvarse y cuidar su aspecto estético. Mas aquel plan no fue tan sencillo como él lo pensaba, puesto que conforme se acercaba el murmullo perteneciente a seguramente un sujeto se escuchaba de manera tenue…-¿Quién está ahí?...-Pregunto de manera estúpida y sin sentido ¿Cuál era entonces el propósito de mantener oculta su presencia si el mismo la develaba?, palabras absurdas provenientes de un sujeto mal equilibrado mentalmente.

Desde donde ahora se situaba sus azulados pudieron alcanzar a divisar la silueta de dos sujetos, uno considerablemente dañado puesto que era ayudado por un peli azul a avanzar, si sus sentidos y mente ahora no le engañaban seguramente ellos buscaban la manera de escapar de aquel lugar; y el les podría ayudar puesto que sus intenciones eran las mismas…-Hey, ¿Están bien?...-Pregunto de nueva cuenta mas ignorando el hecho de si se trataba de piratas o simples uniformados con ropa de civil…-Si buscan una salida conozco un pequeño lugar seguramente deshabitado y que con algo de suerte contara con un bote para que los tres podamos viajar…-Comento, acercándose a ellos con lentitud, estando alerta a las acciones ajenas.

Mar Sep 06, 2011 3:31 pm

Apretó los dientes y frunció el entrecejo, delatando el esfuerza que estaba haciendo para ignorar el profundo dolor que lo acechaba. Logró levantarse, después de todo, sus piernas se mantenían intactas, aunque en cuanto se puso de pie sintió como si la tierra se moviese bajo sus pies. Cada dos por tres su visión se nublaba y sentía su temperatura subir con una velocidad impresionante, era como si el mundo se fuera terminar en un cualquier momento. Movió la cabeza con brusquedad, como quien niega algo, en un intento de despejarse, pero lo único que consiguió fue empeorar el mareo. El sol se colaba por entre las nubes y la humareda liberada desde distintos sectores de la isla, haciendo que de vez en cuando un haz de luz le apuntara a la cabeza como complementando lo mal que ya se sentía.

De repente vio aparecer algo. ¿Qué era aquello? ¿Un niño gateando? ¿Una paloma gigante? O acaso sería un... ¿perro? En efecto, y no cualquiera. Conocía a aquel animal, estaba seguro, aunque no lograba recordar de donde exactamente. Sin embargo sus dudas se despejaron al escuchar una voz masculina que precedió la aparición de un joven de cabellos azules. Era el cantante, antiguamente noble según le había contado, con el que se había cruzado en Karate Island. Va, más que cruzado, habían pasado juntos por una aventura bastante desagradable. Que había sido, por cierto, culpa de él si no recordaba mal.

El muchacho lo cargo al hombro, ordenándole que se quedara quieto. Había razón en sus palabras, la verdad era que si seguía intentando caminar la herida se abriría más, poniendo todavía más en riesgo su vida. Si es que podía estar más en riesgo de lo que ya estaba. Pero el espadachín no podía permitir que otros hicieran ningún esfuerzo para ayudarlo, él debía lograrlo solo. -Yo puedo solo- comentó, arisco, para luego comenzar a retorcerse cual gusano hasta lograr por fin escabullirse de los brazos del músico. Cayó al suelo como una bolsa de arena, o aún más gráficamente, como un cuerpo muerto, golpeando el suelo con fuerza. Cualquiera diría que a partir de allí, el peliblanco haría esfuerzo por levantarse, pero eso nunca sucedió. Simplemente se quedó tirado, acompañando la situación de terriblemente incómodo y patético silencio. -Levántame- ordenó con fuerza -mi cuerpo no me responde- complementó, esta vez medio por lo bajo y avergonzado. Era extraño teniendo en cuenta que en realidad no estaba cansado, pero comprensible dada la gran cantidad de sangre que había perdido. Sí, eso debía ser.

Apareció mientras aquello tenía lugar un tercero, está vez si desconocido, no sin antes soltar una pregunta, como poco, estúpida. ¿Quién preguntaba "hay alguien allí" en medio de una guerra? No era difícil darse cuenta de que buscaba salir de la isla, y parecía que estaba dispuesto a darles una mano. Esa era una buena oportunidad, debía aprovecharla. -Nos vamos con él- ordeno al peli azul, con una autoridad y una impunidad que a ojos de cualquiera seguramente daría a entender que tenía poder sobre el joven que lo ayudaba.

Mar Sep 06, 2011 5:01 pm

Le extrañaba la reacción de aquel sujeto, pero a la vez no le parecía nada inusual. Desde que lo había conocido notaba que era un cabeza hueca y nada se podía hacer, además de que el no era su niñero para estarle cuidando. –Como quieras, cabeza de cepillo.- Dijo al sentir que rechazaba su apoyo y comenzaba a andar por sí mismo, aunque no duró mucho tiempo arriba. El muchacho no pudo resistirse y emitió una carcajada, aunque trataba de callarla con la mano. Sabía que no era bueno reírse de las desgracias ajenas, pero había sido muy graciosa la forma en la que su cuerpo había azotado contra el suelo. Lo siguiente no le hizo ninguna gracia. El albino le estaba ordenando que lo levantara. No lo pidió con amabilidad, sólo lo exigió con una voz de mando. ¿Quién se creía que era? ¿Su jefe? Eso jamás. Estuvo tentado a marcharse y dejarlo morir ahí, pero quizá mantenerse a su lado le sería de alguna utilidad. O al menos ese era el pretexto que se repetía en la cabeza, tratando de convencerse de que no lo hacía por temor a que muriera. Es decir, ¿qué le importaba el destino del espadachín? Suspiró con pesadez.-Podrías intentar ser más amable. Ya sabes lo que dicen, se atraen más moscas con miel que con vinagre. – Espetó al momento de elevarlo. Arsenio podía darse el lujo de cargarlo y moverse loablemente, lo que ciertamente no resistiría era otro combate en esa condición. Debía usar esas reservas de energía para huir.

Estaba por retomar la marcha cuando se percató la presencia de alguien más. Alguien se presentaba haciendo una pregunta verdaderamente tonta, pero sólo le prestó atención a la parte en la que les ofrecía ayuda. El albino le dio la orden de irse con él. No puso ningún tipo de queja, ya que sólo quería largarse de aquella isla del demonio. Sólo esperaba que aquel bote fuera lo suficientemente grande para no estar tan cerca de él como lo estaba en ese momento. –Vuelves a usar ese tonito superior conmigo y le digo al lobo que te coma.- Amenazó, dando un vistazo a Duque. El lobo no se había movido de su lugar hasta que su amo le dirigió la mirada. –Muévete o te dejaré atrás, cachorro.- Le advirtió al canino, ya que lo percibía muy despreocupado de pronto, cuando él había sido el histérico que lo condujo al encuentro con el peliblanco. Se giró en dirección al desconocido junto con Serge, viéndolo a los ojos. –De acuerdo, aceptamos. Tú guías.- Le pidió sin más, agarrando bien al albino para que no se le fuera a caer. Aunque tampoco le interesaba demasiado.

Mar Sep 06, 2011 6:46 pm

No alcanzo a siquiera escuchar la pequeña conversación que ambos personajes entablaban, simplemente se dedico a intentar recordar el lugar por el cual habia tocado suelo en aquella isla, aunque analizando de manera constante aquello sería completamente inútil, seguramente aquella costa como el resto de la isla estaba siendo atestado por las diversas fuerzas del gobierno y el escapar seria una tarea difícil para él y sus recién conocidos compañeros, una pequeña mueca de nueva cuenta se pinto sobre su rostro al recordar de manera leve algunos lugares que habia avistado cuando hasta hace algunas horas se habia adentrado a aquella isla…-Lo tengo…-Susurro de manera suave elevando su cuello para divisar hacia el frente, mas aun sonriente y sin prestar atención a los constantes comentarios agresivos que intercambiaba aquella pareja dispareja, el tomar en cuenta sus comentarios le era algo vano, mas aun le interesaba el hecho de que sus manos se encontraban ligeramente quemadas y su hombro algo adolorido, aquellas habían sido las únicas heridas que habia recibido en el encuentro que habia entablado contra el comodoro de la marina y la pronta aparición de la vicealmirante del mismo bando, ningún tipo de herida profunda o que le impidiese el moverse se avistaba por su cuerpo como las que residían en el cuerpo del peli blanco que yacía frente a él siendo sostenido por el peli azul…-Por cierto, mi nombre es K’ …-Comento hacia ambos, emprendiendo de nueva cuenta su andar hacia el interior del bosque mas conduciéndolos por un pequeño claro hacia lo que parecía ser el fin de la arbolada.

-Je… el lugar está repleto…-Comento con un tono de voz bajo asomando la cabeza entre uno de los arbustos que se divisaban en el bosque, sus azulados orbes bajo la presencia de sus naranjadas gafas vislumbraban la presencia de varios marines, quienes prestando atención resguardaban la ensenada, tras estos mismos uniformados varios barcos de diversos tamaños se divisaban, unos más grandes que otros y así consecutivamente. Siendo no únicamente de la marina, si no también perteneciendo a alguno que otro pirata que seguramente por la situación actual ahora estarían muertos. Sin hacer algún tipo de escándalo o similar el pirata no hizo más que elevar ambas manos, apuntando con sus diez dedos hacia aquella zona estos de manera veloz comenzaron a mostrar un leve destello, cual desde donde los marines se hallaban el pequeño relámpago apenas si se divisaba con levedad, tardaron sus dedos apenas un segundo en despedir aquellas corrientes eléctricas hacia los uniformados que allí se hallaban, buscando impactar esas pequeñas lanzas eléctricas a la zona de su pecho justo en el corazón.

-Vámonos, vámonos, vámonos…-Repitió de manera constante adelantándose él para despejar el lugar, despidiendo de manera consciente desde sus extremidades y cuerpo diferentes tipos de ataques eléctricos, unos de manera certera impactando contra los marines que se acercaban…-A ese bote, rápido…-Menciono con un tono de voz algo fuerte, el suficiente como para que sus compañeros le escuchasen, aun estando este haciendo el uso de sus poderes y el de su físico con la intención de arremeter con cuantos pudiese.

Su objetivo fue todo un éxito, puesto que varios marines no pudieron más que divisar tendidos en el suelo el cómo los tres humanos y el animal cuadrúpedo se retiraban de la ensenada ya montados sobre un pequeño barco, cual era ignorando por los marines, postrando estos más atención a la zona de combate en la isla…-Ahora vayamos en búsqueda de algún médico para ti…-Musito empleando su índice para apuntar hacia el peli blanco…-Por cierto, ¿Alguien sabe navegar esta cosa? …-Menciono haciendo alarde de los pocos dotes de navegación que conocía.

Mar Sep 06, 2011 8:38 pm

Avanzaron siguiendo al joven de cabello plateado. ¿K' era su nombre? ¿De verdad? Sus padres no habían dudado un segundo a la hora de escatimar en letras. Sin embargo, parecía ser que el tamaño de su nombre no reflejaba el de su poder. En pocos segundos había acabado con por lo menos diez marines, demostrando en el proceso la naturaleza de sus poderes. Se hacía evidente que había consumido una fruta del diablo. -Vaya desperdicio- comentó aún colgando de Arsenio. Dejó que pasaran algunos segundos, y luego concluyó su frase con palabras cargadas de sarcasmo -no puedes nadar.- Tal vez no fuese lo más destacable de la situación, pero era un hecho innegable.

-Mi nombre es Serge- soltó mientras cruzaban el campo en dirección al bote. Llegaron en poco tiempo, porque el tal K' se había encargado de despejarles el camino. Pero no todo acababa, allí, se presentaba un nuevo inconveniente. El chico-trueno no tenía ni la más mínima idea de como manejar un barco. Serge por su parte, tenía leves nociones de navegación. Había maniobrado barcos individuales varias veces, pero lo había hecho por instinto y necesidad. Y la verdad era que si se ponía pensar, nunca había llegado exactamente al lugar que se había propuesto. -Yo se un poco- intentó levantarse, una pequeña noción era mejor que ninguna, pero el punzante dolor regresó, recordandole que quien mandaba allí no era él, si no su cuerpo, y si a este no le apetecía moverse pues... no se movería. -Olvidenlo, esta mierda de cuerpo no quiere moverse- Se dejó caer. Estaba bastante frustrado, y eso se notaba en sus palabras. -Lo mejor que puedo hacer es darles algunas instrucciones.-

Mar Sep 06, 2011 9:34 pm

No esperaba que ese sujeto tuviera ese tipo de habilidades. Arsenio se sentía tan normal en esa isla. Primero el hombre-pez y ahora un hombre con la capacidad de lanzar descargas de energía. Había escuchado rumores sobre frutas extrañas que concedían poderes, y de hecho había visto a algunos piratas con habilidades especiales durante la invasión de su hogar. Una de esas cosas le sería realmente útil, y conseguir su propia fruta del diablo parecía ser la única opción posible para lo que quería. Gracias a los poderes de su nuevo compañero habían podido abrirse paso hacia una pequeña nave. No era precisamente la forma en la que pensaba escapar pero no había mucho para escoger. Tendría que conformarse y sacar lo mejor de la situación.

Había un problema, al parecer su salvador no tenía conocimientos para conducir un bote. Él sabía un poco, lo básico. Esperaba que esos conocimientos mínimos pudieran serle de ayuda en ese momento. Se pensó por un segundo el hacerle caso a Serge, pero estaba muy herido como para pedirle que le hiciera ese favor. –Tú siéntate y descansa, pierdes energía hablando. En cuanto salgamos de este agujero buscamos un médico. Tengo mala suerte.- Arsenio conocía a un excelente médico, y de hecho había llego junto a él a la isla, pero por una razón u otra parecía que decidió separarse de él. Sin importar el camino que hubiera tomado, rezaba porque estuviera bien. Ciertamente era un día muy extraño. Arsenio preocupándose por otros, era algo que se volvía más frecuente. Quizá el hielo que lo rodeaba comenzaba a derretirse después de una experiencia cercana a la muerte. Desató el bote y puso sus manos en el timón mientras decía: Por cierto, mi nombre es Arsenio.- El bote comenzó andar, y Arsenio también. Temblaba un poco por el movimiento del mar meciendo el pequeño bote de motor. Se apoyó firmemente y siguió conduciendo. Duque trataba de ayudarlo a conservar el equilibrio parándose a su lado. Sólo esperaba que su pésimo sentido de la orientación no les hiciera perderse, algo que no confesaría.- Un navegante vendría bien en estos momentos.- Espetó, mientras el bote continuaba apartándose de la orilla, dejando atrás el conflicto.

[Cerrado]

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