El inicio de un nuevo viaje 29zrdle

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Sáb Sep 03, 2011 9:20 am
Cuando se dirigía hacia el centro de Loguetown, Natsumi recordó que aun no había adquirido ciertos implementos que le serían de mucha ayuda a lo largo de su travesía así que, sin demora, corrigió su rumbo y se dirigió hasta el puerto, pues allí, cuando descendió del barco que la había llevado hasta la isla, pudo apreciar una pequeña tienda en que se comercializaba armamento de diverso tipo. Justamente lo que necesitaba en ese momento. El trayecto a su destino fue, relativamente, corto debido a que anteriormente había quedado a la mitad del camino, tanto del centro de Loguetown como del puerto de aquel sitio, por lo que no tardó en encontrarse frente a la tienda anteriormente mencionada, la cual poseía una fachada de madera que a simple vista se notaba bien cuidada y sobre cuya entrada destacaba un enorme cartel de madera con el nombre de la tienda grabada en él.

Veamos si tienen algo que me agrade - se dispuso a entrar en el lugar, pero no logró hacerlo debido a que, de reojo, pudo visualizar a los dos niños que había visto con anterioridad en la tienda que terminó robando. Estos parecían estarla observando; no, en realidad, lo que observaban era el saco repleto de alimento que aún cargaba sobre su espalda. Tal parecía que sabían lo que contenía, ya sea porque estuvieron presentes en el instante en que adquirió ese botín o simplemente porque se habían enterado por los habitantes del lugar, pues sus ojos parecían querer devorarse el enorme saco.

Así que terminaron siguiendome - pensó sonriendo de medio lado, sin que los pequeños fueran capaces de visualizar su rostro.

¡Argh!...esta cosa pesa demasiado. - se quejó retirando el saco de su espalda y dejándolo a un costado de la puerta que daba al interior de la tienda, donde no pudiese llegar a entorpecer el tránsito a la misma. Entonces procedió a masajear sus hombros, fingiendo que el peso había terminado cansándolos cuando claramente no era así - Creo que no tendré más opción que dejar esto aquí y recogerlo apenas salga de la tienda, total por aquí no hay nadie que pudiese llegar a robármelo - se encogió de hombros y se adentró en el lugar sin siquiera mirar atrás. Si esos niños eran tal como lo había sido ella durante su infancia, no desperdiciarían la oportunidad que les estaba brindado y robarían el alimento que con anterioridad había adquirido de manera ilegal.

¡Buenas tardes, señorita! - la saludó el dueño de la tienda. Un hombre de avanzada edad - unos sesenta o setenta años supuso la muchacha -, de complexión delgada, tes grisácea que llegaba al punto de poder compararse con la piel de un enfermo, cabello corto y totalmente blanco a causa de las canas, y orbes azulados cuyo brillo parecía irse desvaneciendo poco a poco - ¿En que la puedo ayudar?

Mmm... - posicionó sus dedos índice y pulgar derechos sobre su mentón mientras recorría con la mirada los diversos implementos de combate que allí vendían. Habían muchas cosas interesantes. Durante unos cuantos minutos intentó decidirse por algo, una misión que resultó verdaderamente complicada, pero con el pasar del tiempo logró decidirse por dos cosas especificas - Dame esos guantes de metal que tienes ahí... - indicó la pared a la derecha del hombre, sitio en que tenía colgadas varias armas; incluida la que había solicitado - y dos granadas de humo - concluyó esperando a que el hombre se dispusiera a coger lo solicitado.

Aquí tiene. - el dueño del lugar depositó el armamento sobre el mesón que se encontraba frente a él y realizó el calculo pertinente para saber la cantidad, exacta, de berries que la peliazul debía cancelar - Son 1.600 Berries - le entregó un papel dejando en claro la compra realizada y esperó pacientemente a que la pirata cancelara el valor calculado con anterioridad.

¿1.600 Berries? - se preguntó a si misma mientras sacaba de entre sus ropajes una pequeña bolsa de tela repleta de dinero. Sin perder el tiempo retiró la cantidad necesaria y volvió a guardar la pequeña bolsa entre sus ropas - Aquí esta el dinero, viejo - le entregó el monto definido, cogió su recién adquirido armamento - guardando las dos granadas entre sus ropas y colocando los guantes sobre sus manos - y sin mediar más palabras se retiró del lugar.

Al salir la luz del sol le dio de lleno en sus ojos, segándola durante un breve periodo de tiempo, y apenas recuperó su capacidad visual normal dirigió sus orbes hasta el sitio donde, anteriormente, había dejado el saco con la comida robada. Tal como lo supuso, este ya no se encontraba ahí. Parecía que los dos niños con que se había encontrado con anterioridad se lo habían llevado, cosa que no le molestó a la muchacha pues su intención, al haberlo dejado ahí, era que precisamente que se lo llevaran.

Bien, como no tengo nada más que hacer aquí... - dirigió su vista hacia un barco mercantil que se encontraba atracado en el puerto - lo mejor será que me dirija a otro sitio - dijo caminando rumbo al barco sobre el que tenía sus ojos fijos. Apenas se encontró frente a él, se subió sin ser vista por los tripulantes y esperó pacientemente a que estos zarparan rumbo a su destino, algo que no tardó en ocurrir, pues, antes del atardecer, ya se encontraban viajando hacía Shimotsuki.
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