Aoi Sora.

-Nombre:Aoi Sora.

-Alías:.:The Black Dream:.

-Sexo:Masculino.

-Edad: 17 años.

-Raza: Humano.

-Cargo:Recluta.

»Facultades:
*Resistencia x2: La Resistencia del
personaje es superior a la de cualquier persona normal, pudiendo
resistir impacto de balas, cortes algo profundos y demás.
*Fuerza x2:
La fuerza del personaje es superior a la de cualquier persona normal,
pudiendo cargar con grandes estructuras e impactar fuertes golpes al
enemigo.
*Audaz: Los personajes con esta facultad, saben alzarse ante las situaciones de desesperación y miedo.

-Agilidad: Provee al usuario la
capacidad de realizar saltos, giros y demás movimientos gráciles en
cualquier superficie, e incluido en el aire al girar y demás.
1 Punto de Creación
-Garras Afiladas: Las personas que
tienen esta facultad son debido a que sus dedos son como las garras de
un felino, pudiendo así desgarrar a sus enemigos con facilidad.
1 Punto de Creación

-Profesión: Luchador.

-Akuma No Mi----
-Debilidades: ----

-Descripción Física:Mide
1.86m, su cuerpo es de una complexión sumamente delgada y a simple vista se podría decir que su fuerza física es prácticamente nula, lo cual, no estaría del todo equivocado. Posee un abundante pelo, que podría incluso ser razón de confusiones de su sexo, si, se le ve de lejos. Su pelo cubre casi toda la parte izquierda de su rostro, es de un color negro absoluto. Sus ojos son de un color grisáceo, y están adornados por unas hermosas bolsas debajo de los ojos, consecuentes a su falta de sueño. Sus rasgos faciales son finos, en lo que se refiere a sus labios, nariz y cejas. Por ultimo su color de piel es en su mayoría clara, sin embargo los ojos comúnmente están rodeados por un borde carbonizado, por la falta de sueño como estaba ya antes mencionado.

Fisico. Imagen.:

-Descripción Mental: Rasgos Psicológicos: La pereza abunda en su espíritu, realmente no respiraría sino fuese porque tiene que o moriría, es demasiado tranquilo y lleva la vida fácil, sin ninguna responsabilidad ni remordimiento, algo claro en contra de la
doctrina común de los monjes y sacerdotisas. Su mayor pasatiempo era mirar el entrenamiento de los recién iniciados monjes y hacerles bromas pesadas y de mal gusto, o bien quedarse mirando hacia la nada. Cabe decir que es un gran observador...Al momento de buscar fallas, imperfecciones o tonterías hechas o dichas por alguno de los monjes, le encanta burlarse de estos y su doctrina, la cual el insiste les llevara a la extinción algún día. Y si bien, Sora nunca demostró gran interés en nada sobre la mayoría de su vida, era debido a que no quería abandonar a su padre, no quería que viera que tan diferente eran ambos, ya que si bien Sora era ya de por sí completamente lo contrario de su padre, lo que realmente pensaba era la otra cara de una moneda. Se interesa por la paz, sí. Pero no cree que un dios realmente nos llegue a dar la paz.

-Meta:"Solo existen dos caras de una moneda, como solo existe el blanco y el negro. No hay nada en medio."-Su meta es traer la paz al mundo, y para ello lo bañara en sangre.

-Historia:


Si bien Sora nació y vivió la mayor parte de su infancia como un nómada común, desde pequeño sintió que su lugar no era con los monjes, su pura alma y manera de vivir, pues desde pequeño le
encantaba la idea de fugarse, jugar bromas a los monjes de alto rango, e inclusive a su propio padre que era uno de los más respetados monjes de aquel templo del norte. Debido al gran cariño de su padre, el templo le permitió hacer técnicamente lo que quisiera, y pues, muchos pensarían que eran un trato inapropiado y mimador hacia un joven nómada, sin embargo, estos lo hacían para evitar un trauma o actos de discriminación en contra del mismo Sora, debido a que nunca supo comportarse como un verdadero Templo. Nada mortal o grave mientras Sora no usase mucho sus músculos. Los monjes y su padre se preocuparon por este “Estado” y pensaron que podría llegar a traer problemas al templo, y aun peor al mismo joven, pues aunque los monjes en entrenamiento estaban siendo educados para ser respetuosos ante todo ser viviente, seguían siendo niños, y al ver a alguien como Sora, lo más probable es que alguno se burlaría lo cual desencadenaría una cadena de sucesos que podrían llevarles hasta la muerte de un niño.


El tiempo paso, y Sora se dedicó a hacer lo que le viniera en gana, jugar a lo largo del templo o quedarse viendo al cielo, en esta época apenas tenía 8 años de edad y pues realmente no se había llegado a preguntar el porqué de que su entrenamiento se retrasara, pues, a vista de un niño pequeño, como podría ser mejor, entrenar todo el día y ser regañado a, hacer…bueno, lo que fuese que el hiciera. El tiempo paso, y cada vez la pregunta comenzó a hacerse más frecuente, los monjes se negaban a responder y le hacían olvidar aquella duda con alguna anécdota interesante o alguna tarea que consistiera en transportar mensajes a pueblos cercanos, incluso su padre, nunca le dijo la verdad por temor a cómo podría llegar a reaccionar. Sin embargo, Sora creció y no técnicamente con un aura llena de vida, pues con el paso del tiempo, comenzó a darse cuenta de su propia condición, esto le comenzó a crear un rencor hacia su padre y todos los monjes en el templo, por el hecho de que nunca tuvieron las agallas para decir la verdad, vaya monjes…


Para el año que Sora cumplió los 16 años, este se había convertido en un renegado aun viviendo en el templo, sin embargo no respondía a ninguna autoridad ni normas, su vida era suya y de nadie más, pues en su cabeza pensaba: “Tuvieron la oportunidad de hacer lo correcto hace años, ya no tienen ese derecho”. El invierno de ese año fue algo abrumador para todo el templo, y varios de los monjes cayeron enfermos, incluyendo el padre de Sora, este fue uno de los pocos que no pudieron contra la enfermedad, los monjes responsabilizaron a Sora, pues este nunca fue a ver a su padre caído, ni le abrazo dándole aquel calor tenue que solo existe entre un abrazo familiar, aquella sensación que según los monjes debió haber sentido su padre para intentar seguir luchando contra su
enfermedad, pero no…Estaba solo, y su amada estaba muy lejos del lugar, su hijo le abandono, y aunque los monjes estaban a su lado, simplemente, no era lo mismo.

Aunque a Sora le dolió en lo profundo de su alma la muerte de su padre, nunca fue capaz de dejar a un lado su orgullo, oh, el orgullo aquella arma de doble filo que todo humano debe cargar encima, ahora Sora estaba solo, y los monjes estaban cansados de su ineptitud, así que amenazaron a Sora con exiliarlo del Templo. El simplemente les miró con unos ojos llenos de odio??...No, era algo raro. Pero en sus ojos se podía ver lastíma, el joven tenía lastima de aquellos que eran considerados los más cercanos a dios. –Que así sea..-Fue lo único que dijo, para posteriormente no voltear atrás nunca más.

El joven se marchó con solo una idea en la cabeza, justicia. No venganza, no sangre, no odio o cosas sin sentido. Pero justicia, él les mostraría a los monjes que no pueden mejorar nada simplemente rogando por ello, si quieres paz… Primero debe haber guerra.