[PASADO] Los dias de un vagabundo...

Mugre, hambre…soledad, esos son los recuerdos que ahora recaen sobre un abatido sujeto, sus ropas harapientas le denotaban como una persona de la más baja calaña, un vil vagabundo, sus jóvenes rasgos eran ocultados por la capa de mugre que cubría su rostro, sus ojos oscuros y vidriosos le denotaban como alguien que vivía de sus propios lamentos, sus manos delgadas y escuetas se paseaban de un lado a otro conforme los transeúntes avanzaban por aquella calle de la bella ciudad, una ciudad que antes le parecía hermosa pero que ahora antes sus ojos mostraba la cruda realidad, personas viles y con intereses propios, deshumanizadas, ¿qué había hecho el para merecer tal castigo?, quizás era simplemente cosa del destino, quizás fueron las circunstancias y las probabilidades de su fracaso, todo había salido mal, sus padres muertos, después fue sacado de su hogar por falta de impuestos y ahora había llegado a lo más bajo, vivir de las míseras propinas que personas le arrojaban de manera despectiva, ¿podía existir algo más humillante que eso?, no lo sabía, pero al igual que él había cientos de personas en la misma situación, antes miraba a dichas personas como pobres diablos y ahora él era uno, que ironía.

-Limosna…una limosna por favor- exclamaba con una voz apagada mientras de vez en vez pasaba una persona cerca de su ubicación más por necesidad que por agrado, decidió rendirse al menos por aquel día, no había conseguido moneda alguna y todo indicaba que no lo iba a conseguir en ese día, guardo sus manos en unos viejos pantalones y se levantó del sitio, comenzando a caminar con la cabeza gacha, su camiseta agujerada por todas partes apenas si lograba cubrirlo y unos zapatos viejos casi destrozados eran lo único que protegía sus pies del suelo, hacia un día hermoso, sin nubes y el sol brillaba con intensidad, algunos niños jugaban en un parque mientras unas cuantas parejas de enamorados hacían lo propio sentados en diversas bancas, su vista se clavó entonces en un caballero bien vestido, distraído por los encantos de una bella mujer, por unos segundos avanzo en la dirección que ya se había establecido, pero pronto no pudo evitar girar su vista al hombre de traje elegante, estaba sentado de espaldas a su ubicación en una banca que detrás tenía unos cuantos arbustos, el lugar perfecto para colarse sin problema.

Su mente se nublo de ideas viles y cediendo ante sus demonios comenzó a avanzar en esa dirección de la manera más discreta posible, no había mucha gente y aunque la hubiese mucha de ella deseaba no prestarle atención a una escoria como el, lo cual para lo que estaba planeando le era más beneficioso, con disimulo se dejó caer en los arbustos y comenzó a avanzar por ellos raspándose un poco hasta finalmente ubicarse a espaldas de la banca observando los bolsillos de aquel caballero, sin duda podía alcanzarlos robar algo de lo que tenía y después escapar de manera tranquila, parecía que por fin tendría suerte en el día, o eso creía el, pero por alguna razón el destino se ensañaba más y más con su persona, cuando creía tener todo controlado siempre algo pasaba, esperaba esta vez…no fuera lo mismo.

La chica peliazul de 14 años de edad se encuentra de vacaciones en este momento y su lugar para pasar estos dias es Logue Town la ciudad alfa y omega donde fue ejecutado el rey de los piratas Gold Roger, el dia era completamente soleado sin rastro alguno de nubes, dejando que los fuertes rayos del sol entren en la piel de cualquiera dejandola con un mal bronceado, los vientos leves azotan un poco las hojas del parque dandole una brisa algo relajante para el calor que se siente en este momento.

La peliazul apenas en su camino de la adolescencia camina por el parque con una sombrilla de color rosa con algunos corazones rojos que son de borde para esta sombrilla, ella viste con una camisa larga de color blanco con todos los botones abrochados, tambien tiene una falda de color negro y unas medias del mismo color con unos zapatos de color negro, su cabello es largo con las clasicas ondulaciones que se ase dandole su clasico cabello al estilo ruso. Ella se encuentra en el parque dando un paseo para disfrutar del paisaje antes de pasar hacer algunas compras a la ciudad, solo miro como algunos niños juegan y una pareja sentados, ella tomo dirección donde puede ver a la pareja y los niños jugando al mismo tiempo apartada de unos 15 metros de ellos, justo debajo de un árbol donde no hay ningún arbusto detrás de la banca ya que esto genera una sombra lo suficiente para tapar la banca, una vez sentada solo se queda mirando el momento.

- Hufff, después de caminar por aquí unos minutos ase demasiado calor para ir de compras - Dijo tranquila mientras respira un poco de aire fresco, el viento pasa por su cabello dándole un ligero toque de que se mueve aunque poco e insignificante pero al menos puede pasar un rato tranquilo en lo que baja un poco el sol.

El plan estaba en ejecución, su mano comenzaba a acercarse lentamente al bolsillo del desprevenido, la ausencia de policía indicaba que por fin lo lograría, al menos podría comer bien unos días o si tenía suerte unas cuantas semanas, pero de pronto el destino intervino, una bella jovencita de ropas elegantes como era habitual en esa época llego con una gran tranquilidad sentándose en una banca a cierta distancia de donde se encontraba Kyo, fue así que el dirigió una mirada rápida a la jovencita y creyó que esta lo había visto, pues su mirada por un momento se centró en la pareja, retrocedió rápidamente ocultándose en los arbustos con grandes gotas de sudor en su frente, si esa chica le había visto odia ser acusado, espero varios minutos, poco a poco asomo su cabeza y cuando lo hizo pudo notar que la pareja de esa banca ya se había retirado, todo ese esfuerzo, todo lo que había tardado en intentarlo, todo había sido en vano, ahora estaba sin nada, sin objetivo, sin dinero y aun mas, estaba algo dañado por las espinas de los arbustos, salió de ellos importándole poco si alguien lo veía o no.

Suspiro profundamente mostrando su decepción, giro levemente su cabeza y observo a la niña que estaba sentada a cierta distancia, ella también parecía tener cosas que podía robar, pero había un problema, en donde ella se encontraba no había arbustos u otra cosa que pudiese ayudarle, solamente un árbol, tal vez debía aceptarlo, aquel no era su día, pero esa no era opción, el hambre se apoderaba de él, necesitaba hacer algo y rápido, camino lentamente a la ubicación de la señorita y paso a un lado de ella sentándose en el otro extremo de la banca, dirigiendo su vista al suelo, él no podía creer lo que estaba pensando, en realidad estaba pensando en robarla directamente, no había guardias, los niños que ahí se encontraban no podrían hacer nada y sin duda las parejas que ahí rondaban estaban demasiado ocupadas entre sí para poder ayudarla.

Comenzó a temblar levemente, nunca había hecho algo como eso, jamás había tenido que recurrir a la violencia para obtener algo, siempre se las había arreglado para poder obtener el dinero de forma tranquila o cuando menos de una forma que no requería usar la violencia, su mente comenzaba a formular varias incógnitas, pero resistiendo el impulso y adquiriendo valor fue capaz de exclamar con una voz apagada y seca -¿Tú me viste?- no hizo nada más, ni siquiera elevo su mirada, simplemente esperaba la respuesta a su incógnita, debía saberlo pues de ello dependía lo que sucedería a continuación.

Tras unos minutos de relajación mental, la chica se quedo mirando al cielo para luego bajar la cabeza un poco y mirar a un tipo vagabundo que sale de los arbustos donde una pareja estaba sentada ase poco, su aspecto es bastante desagradable, sin duda un loco del pueblo, pero su educación y modales no le permitieron a la peliazul decirle groserias o gestos obsenos para no hacer sentir peor al vagabundo, despues de mirar como aquel tio viene caminando hacia la peliazul, ella se pega a la banca para quedar pegada al extremo recargando su codo izquierdo en el respaldo. Cuando el chico llego a sentarse en el otro lado de la banca solo la peliazul se quedo mirando el suelo apretando su sombrilla cerrada que tiene encima de su falda, tras unos minutos el chico vagabundo le pregunta sobre si miro lo que hizo.

- Joder tío... todo el mundo te miro viendo como salias de los arbustos, dime ¿Te gusta espiar a las parejas o las chicas? - Preguntó con tono sarcástico mientras pone su vista en los ojos del vago, poco después en lo que espera una respuesta alza un poco la ceja derecha para mostrar que el tipo es un ridículo.

La jovencita se mostró irrespetuosa ante la pregunta del vagabundo, pero que otro resultado se podría esperar, después de todo, su aspecto, su misma visión en general era despreciable, podría considerársele con toda facilidad como el escalón más bajo de la sociedad, un vil ladrón o algo peor, sus manos temblaban cual gelatina, sus pensamientos llenos de oscuridad indicaban una tragedia en camino, en ese mismo momento que más daba si todos lo habían visto, no había obtenido nada y el simple hecho de haber estado en los arbustos no era un delito, lo que verdaderamente le sorprendió fue el hecho de que aquella niña creyese que el espiaba a las parejas o peor aún…a las doncellas, ¿por qué haría el algo así?, ¿de verdad aquella niña vivía en ese mundo de fantasía?, ¿acaso el verlo en ese estado tan lamentable no le daba a pensar más que era un pervertido?, quizás era así, aunque conociendo la educación que se brindaba a mujeres de buena clase no era de sorprenderse, para ese tipo de personas el hambre era una palabra desconocida, incluso podía deducirse que aquella refinada jovencita lo daba por sentado, quizás era cierto, tal vez así se veía en verdad.

No respondió de inmediato a la pregunta o más bien, al comentario lleno de sarcasmo que se había figurado por parte de la otra parte, los segundos pasaron y el silencio se prolongó, no es que aquel pobre desdichado no tuviese una respuesta obvia para esas palabras, pero lo que reducía su reacción era aquel pensamiento tan despreciable que se figuraba en su mente, su hambre le empujaba cada vez más a caer en un abismo del cual quizás ya no tendría regreso, trataba de luchar contra el impulso pero no parecía surtir efecto, levemente comenzó a temblar mientras sus dientes poco a poco castañeaban.

Haciendo un esfuerzo supremo logro articular coherentemente una oración –Yo, lo siento pero…pero…por favor…¿podrías darme algo de dinero?, yo no quiero…pero lo necesito, no tengo otra opción- tartamudeaba mientras trataba de contenerse, era su última oportunidad, debía tratar de obtenerlo de una manera correcta, de otra forma no sabía si podría resistirlo, el olor a la comida en las cercanías le hacían aún más daño a su ya inestable balance entre lo correcto y lo incorrecto, giro su cabeza un tanto para cruzar miradas con aquella dama y al mirarla fijamente sus ojos se mostraban desesperados, casi suplicantes, esperando obtener algo bueno, sus opciones se reducían, dentro de poco…no habría nada que perder, sin embargo la jovencita no reacciono, asi que el vagabundo prefirio no hacer mas, sus pensamientos ya de por si nublados solo podian llevar a un desastre, lo mejor para todos seria...que el se alejase.

Off:

Spoiler: