Cuando los cerdos vuelen... [Pasado] (?

Hace cerca de un año, después de la terrible situación de la muerte de su Sensei, Darien continuaba su entrenamiento, con la esperanza de volverse cada vez mejor.
Se encontraba fuera de la ciudad, en un lugar al rededor de árboles, él y su katana; atacando al viento, mejorando su calidez de velocidad y reflejos; Rasgando el tronco de los árboles con la cuchilla del arma, continuando con patadas y puños.

Después de 1 hora de entrenamiento, decide sentarse bajo la sombra de un árbol a descansar, esperando a que llegasen los barcos al muelle para irse de intruso en un barco una vez más.
Falta de comida y de horas de sueño provocaron que Darien quedara tendido bajo aquél lugar de descanso, dormido...

Ese día Yami había llegado a aquella isla conocida como Shimotsuki. Ella siempre se las ingeniaba para andar por ahi y por allá, conociendo lugares nuevos, apesar de no contar con muchos reursos económicos. Hacía un año que viajaba sola, pues Kein, el señor que cuidó de ella durante casi 8 años; había fallecido un año atrás. Tras su muerte Yami decidió no permanecer en el lugar donde residia, pues le había prometido y se había prometido a ella misma ser una de las mejores especializada en el campo de la medicina; y para ello debía viajar y obterner mas conocimientos de los que ya le habían sido otorgados; conocimientos que ella recaudaria por cuenta propia.

Paseando por la isla, observó a lo lejos a un chico, de apariencia menor a la de ella según podía notar debido a la distancia; sin embargo, algo que llamó su atención fue aquella espada con la que entrenaba. Se acercó sigilosamente y lo observó hasta que el chico acabo sus movimientos y fue a sentarse debajo del árbol donde ella lo observaba.

Al parecer el joven no se había dado cuenta, pues no le dirigió palabra alguna; tal vez y sea por el hecho de que Yami se encontraba detrás del tronco, ocultando su cuerpo, dejando asomada solamente su cabeza y cuando el chico se acerco simplemente se ocultó por completo.

´´Debo irme´´

Pensaba, mientras en su mente comenzaban a invadirle numerosas escenas en las que el chico de la espada la perseguía por acosadora; pero en realidad no lo acosaba, o si?. NO!, ella simplemente estaba ahí debido a que pasaba y ese chico, le llamó la atención su entrenamiento; sin embargo no quería correr riesgo alguno por lo que se dispuso a partir, tratando de no ser notada; algo que le fue en vano,pues al momento de separarse del árbol, piso una rama seca, causando un sonido revelador de su paradero...

Apenas y se escuchó el ruido de la rama Darien despertó de un brinco, tomando su espada con tal rapidez que en pocos segundos aparece cerca del desconocido, tomándole del cuello y colocando su katana frente a él... Pero... Al momento que logra enfocarle bien la cara resulta ser una chica; Darien sólo se queda en parálisis, su cara se torna rojo carmesí, dejando caer su espada. Él no dice una sola palabra; está más firme que una biga de acero.

Fue inútil el tratar uir, pues apenas se había dado la media vuelta para hecharse a correr, cuando Yami ya tenía en su cuello la punta de una katana. Sus ojos se abrieron por la sorpresa de ver a un chico completamente sonrojado sosteniendola, pero no pasó mucho cuando éste dejo caer el arma.

-Jaajajaja... te pusiste rojo!!!!...-

Decía riendose mientras señalaba descaradamente el rostro del pobre chico, mientras ella se agachaba y apoyaba sus manos en las rodillas para tomar aire mientrass seguía riendo.

-Parece como si hubieras visto a un fantasma, aunque no creo que los fantasmas te sonrojen, más pareciera nunca hubieras visto a una chica...-

Comenzaba a decirle ya un poco mas calmada, mientras Yami se agachaba para tomar del suelo aquella katana y devolversela a su dueño.

-Disculpa, no pude evitar reirme..-

Le ofrecía su arma a la vez que se dibujaba en su rostro una sonrisa mas ligera.

Después de la penosa escena de Darien, y de la burla que recibió recién... Su cara recobró su color original, excepto porque seguía un tanto sonrojado. Con su mirada inclinada hacia los pies de aquella chica, toma su arma, la cual fue devuelta por ella. Con su mano un tanto temblorosa toma la katana de la empuñadura, y la asegura en su funda.
- G... Gra... Gracias... - Dice aún un poco nervioso. Sin mirarle a los ojos.

Darien se mantuvo un rato parado sin decir ninguna palabra; después de todo ésa es su naturaleza.

Tras notar el comportamiento del chico, Yami se dió cuenta de lo nervioso que el estaba, pero porqué?. Lo analizaba con cuidado, incluso cayó en cuenta del hecho de que el chico evitaba todo contacto visual con ella. Era un joven menor que ella, eso sin duda lo había notado por su apariencia; sin embargo, no sabía que tan menor era. Como en un divertido juego por hacerlo sonrojar más, Yami buscó su mirada, agachando un poco su cabeza, buscando la de el, la cual parecía esstar viendo el suelo.

-Te encuentras bien?.-

Preguntó al momento en el que logró ver sus ojos; no obstante, no mantuvo mucho aquel contacto visual, pues sabía que para el chico aquello no era divertido, por lo que simplemente se enderezó y se distanció un poco de el, caminando a las espaldas del joven para luego tirarse sobre una pequeña área de pasto que había cerca de ellos.

-Me llamó la atención tu entrenamiento anterior, dime, quién te enseñó esos movimientos?.-

Preguntó para hacer un poco de conversación y ayudar a que el chico se relajara un poco.