El alzamiento del Caos. 29zrdle

Unirse al foro, es rápido y fácil

El alzamiento del Caos. 29zrdle
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Ir abajo
avatar
Invitado
Invitado

El alzamiento del Caos. Empty El alzamiento del Caos.

Miér Ago 31, 2011 5:00 pm
Shimotsuki, buen renombre tenía esa isla, pues le avalaban todos los grandes espadachines que habían nacido allí, o al menos entrenado en dicha isla, habían salido curtidos de tal forma, que se volvían espadachines a temer. Kratos, por vicisitudes del destino había llegado en un bote. Un clima apacible, una tarde tranquila... No, no podía seguir mucho tiempo así. Kratos ignoraba los puertos, no tenía tanto nivel de navegación, así que llegó a la playa. Kratos se encontraba tumbado en el bote, con los ojos cerrados descansando. El choque del vehículo de madera con la arena de la playa y su sacudida despertó al pirata, el cual se puso en pie para observar la isla a la que habían llegado. No estaba muy bien ubicado, pero si venía de Loguetown tenía que ser una isla cercana. Cruzó la playa y se adentró en un pequeño bosque. La arboleda del bosque no era muy frondosa. Cierto era que el bosque no parecía ser grande, más tampoco pequeño, digamos que el tamaño sería medio. Las copas de los árboles hacían que las sombras tapasen el espléndido sol que había, dándole un toque más siniestro al bosque. Kratos caminaba con indiferencia, pisando fuerte las hierbas que había bajo él, mientras avanzaba impasible, sin importar detalle alguno que hubiese a su alrededor.

Esto parece Shimotsuki, por descarte. Tequila Wolf no es, no hay rastro de niebla, Logue Town tampoco, pues vengo de esa isla, la isla de Dawn tampoco parece que sea pues no me llega el pútrido olor a basura y cadáveres, y si estuviese en Shellstown ya hubiese visto la base Marine, o a alguno de ellos... Genial, estoy en la isla de los enfermos de las armas blancas

Pensó para si mismo mientras seguía su camino. En medio del bosque escuchó unos gritos. Al principio no pensaba detenerse a averiguar que era lo que sucedía, pero el volumen de esas quejas de tono femenino fueron aumentando hasta el punto de irritar al taumaturgo. Este se dirigió hacía el foco de los gemidos y se encontró a tres figuras: dos masculinas y una femenina. No hacía falta ser muy inteligente para saber que estaban abusando de la joven chica pelinegra, pero poco le importaba eso al cocinero. Uno de los hombres cuando vio que Kratos había llegado, saltó de golpe con agresividad más que nada por la sorpresa que había causado verlo de repente - ¿¡Que-Que cojones haces aquí desgraciado!? - Gritaba uno, alertando a su compañero, que también se giró. Este no parecía tan conversador, y sacó una navaja de su manga, mientras la aproximaba cerca del cuello de la mujer - Aléjate, conozco a la gente como tú... Queréis ser los héroes de la zona rescatando doncellas, así que si quieres que ella viva ¡Retrocede! - Le ordenaba el bandido al pirata. Kratos se quedó un segundo quieto, intentando comprender lo que estaba escuchando.

Tras ese breve espacio de tiempo, Kratos reaccionó. Por fin había entendido lo que le decían, aunque era algo arriesgado decirle esas palabras a él. El cocinero avanzó un paso. El bandido no tembló y acercó más el cuchillo a su cuello, fue entonces cuando Kratos dio una aclaración - No me importa la mujer, mátala, de hecho venía con intenciones de matarla yo - Se sinceraba mientras hacía crujir su cuello. Fue entonces cuando el otro bandido, estando nervioso, desenfundó su revolver y sin apuntar apenas disparó al pecho descubierto del tatuado. La bala estiró el cuerpo del chico hacía atrás, como una punzada, y luego volvió a su posición inicial. La bala volvió repelida al ejecutor, bala que atravesó la piel de la frente y siguió su recorrido. Tan solo dejó una grieta de entrada y salida en su cráneo, mientras chorreaba sangre del caído en batalla. Kratos casi ni se inmutó sobre el acto, mirando al bandido que había matado sin moverse - Uno menos - Dijo con tono bromista, mientras miraba al chico de la navaja. Este se alejó de la joven y empezó a rodear al calvo. Movía la mano en la que poseía su arma de forma amenazante, de un lado a otro con destreza - No... No sé que cojones has hecho, usuario maldito... - Decía con algo de temor el bandido.

El bandido, esclavo del miedo saltó hacía Kratos a la misma velocidad de la rabia por haber matado a su compañero. Kratos se hizo a un lado, apartándose de la trayectoria del ataque. Y la situación volvió a ser la misma. El hombre de goma señaló con el puño al bandido. Este se quedó quieto, no iba a huir, quería combatir su extraño poder. Kratos retiró su brazo hacía atrás, el brazo se retiró muchos metros hasta que hizo contacto con el tronco de un árbol. Fue entonces cuando el brazo salió disparado hacía el violador. El puñetazo golpeó con firmeza el pecho del bandolero, y lo empujó como siete metros hacía atrás, rompiéndole unas cuantas costillas. Fue empujado muchos metros más, rodando por el terreno hasta que impactó con un árbol y su columna vertebral se repercutió. Kratos recuperó el brazo de ese ataque cuerpo a cuerpo a larga distancia, y se dispuso a seguir su camino cuando una voz, la misma voz que ahí lo trajo volvió a sonar - Esto... ¿Podrías llevarme a casa? Este camino me da miedo... - Kratos no pudo evitar entonces sonreír. Se acercó a la chica sonriente, mientras le ponía una mano en la pierna - Claro, no te preocupes, te llevaré a casa sana y salva, confía en mi - Dijo mientras le agarraba de los tobillos. El cocinero giró sobre su propio cuerpo múltiples veces, y sus brazos se fueron alargando. Cuando la carga ya había cogido velocidad, apuntó hacía arriba y la dejó ir. La chica había sido catapultada hacía el cielo. Al menos no habría peligros en el camino y él no tendría que escuchar sus irritantes gritos. Era algo que les beneficiaba a los dos.

Después de ese lanzamiento se dio cuenta de que le habían hecho un corte en el costado de la muñeca, habría sido cuando golpeó al chico de la navaja. Poco le preocupaba. Dejó la sangre fluir y gotear al suelo, y tras caminar un buen rato logró salir del bosque. Llegó a una zona que más bien parecían dojos de samuráis que casas modernas. Avanzó caminando por el medio de estas cuando, un niño con un traje japonés chocó contra su pierna y cayó al suelo. El niño estaba jugando con otros dos amigos, y no se había dado cuenta de que había un hombre allí. Cuando se levantó medio llorando, el crio miró a los ojos del Pirata. Este le lanzó una mirada fulminantes de las suyas, que provocó que el niño saliese corriendo asustado. El descamisado hubiese ignorado ese hecho de no ser por, algunos minutos después, se volviese a encontrar al niño, esta vez acompañado de una figura adulta, una figura adulta con una espada - ¿Es este hombre quien te asustó, hijo? - Preguntó el adulto en cuclillas al niño. Este asintió con miedo mientras se apartaba a un lado. La gente del pueblo se asomaba a sus casas. Empezaron a hablar entre ellos, prediciendo un futuro negro para el pirata. Poco le influenciaron estos comentarios al chico - No te perdonaré lo que le has hecho a mi hijo, vas a morir - Dijo el samurai con seguridad. Kratos ni se preocupó en resolver el problema.

Si el quería pelea, habría pelea, no podía quejarse de eso. El Samurai desenvainó una larga espada, fina y por lo que brillaba, bastante filosa. Por su curvatura tenía toda la pinta de ser una Katana. Kratos fue avanzando a pasos hacía su enemigo, haciendo que este se pusiera nervioso. No lo mostraba, pero estaba nervioso. Ya estaban a pocos metros cuando el samurai se lanzó hacía el calvo con un corte vertical descendente diagonal desde la clavícula izquierda hasta la parte derecha de la cintura. El corte fue ejecutado sin ningún problema, abriendo toda esa carne. Sin embargo ahora que estaba cerca era el turno de Kratos. Le agarró la muñeca, y le presionó con tal fuerza hasta romperle los huesos. Esos huesos se clavaron en sus propias venas, causando una hemorragia interna de un dolor bastante grave. Le desarmó de su espada, lanzándola lejos de donde se encontraban. Tras eso lanzó un golpe con su mano a la clavícula enemiga, un golpe descendente que lo golpeó con los metacarpianos de su dedo meñique y los músculos hipotenar, causando fisuras y roturas. Esto no haría demasiado daño letal, pero el dolor era considerable. Tras rodillazos, patadas, cabezazos y puñetazos el cuerpo del samurai no era reconocible. Sin embargo su herida era algo seria, así que se dio media vuelta y se fue a un lugar tranquilo.

Dejó un rastro de sangre tras su marcha, pues la herida era seria. Tras unos minutos esa herida parecía haber coagulado por si misma de una forma muy débil. Kratos se había sentado en la pared de una casa alejada, al lado del puerto casi. Podía escuchar toda clase de ruidos, pero ahora prefería descansar en esa tarde. El clima era propio, y el revuelo se había armado. Kratos sin embargo ahora se encontraba fuera de combate, no podría seguir combatiendo con semejante corte en su cuerpo.
Volver arriba
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.