Visita a los lugareños 29zrdle

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Miér Ago 24, 2011 10:57 am
Su paso resonó sobre la tierra, el joven pirata que cubría su cabeza con una negra boina y su cuerpo con una gabardina del mismo oscuro color ahora se hallaba en la entrada de aquella triste y prácticamente desolada aldea. Mirara donde mirara tan solo encontraba pequeñas cabañas construidas con madera y paja, sin duda la más ruinosa de las pobrezas había arrasado esta ciudad en el pasado.

¡¡¡Eeeeeeh!!! ¡¡Que salga ahora mismo el alcalde o el líder de la aldea!!- Exclamó el pirata gritando a pleno pulmón de forma que se le había podido oir a lo largo de toda la aldea. Tras esto vio como varios hombres se presentaron ante él con lanzas y antorchas- ¡¿Vosotros sois los que habéis robado todas mis cosas?!- Exclamó con cara de enojo el pirata; a lo que los ciudadanos respondieron con un simple- Sí. - Al unísono. Ante semejante sinceridad el pirata les miró indignado y algo atacado de los nervios- ¡Pero no os delatéis tan fácilmente! Dios ¡Como ladrones dais pena!

Ante la actitud tan contradictoria y extraña que estaba tomando el pirata los aldeanos pasaron de estar algo atemorizados con el forastero a estar completamente confusos. Más este luego aclaró su actitud con unas honestas palabras- Mirad, sé que la pobreza y el hambre pueden hacer a un hombre robar para sobrevivir pero debéis elegir a quién robar. Yo por ejemplo soy un pirata, un ladrón de primera clase, pero sólo robo a los ricos, a ellos les sobra y a mí me falta ¿Qué hay de malo en equilibrar la balanza? La cuestión es que necesito que me devolváis mi barco y mis cosas. Os daré una parte de la comida y las cosas que hemos recolectado si lo necesitáis pero no podéis quedároslo todo, tengo que cumplir mi sueño y para eso necesito mi barco y algunas cosas con las que sobrevivir mientras surcamos el Grand Line.

La declaración del pirata era algo confusa. Aquel muchacho o era tonto o era el santo más grande que había pisado aquel caótico mar; no sólo no pretendía darles una lección a modo de golpes a los que le habían la robado las cosas sino que encima pensaba darle una parte de sus alimentos y de sus enseres para sacarles de la pobreza y ayudarles a mejorar su deprimente situación actual. Ante semejante oferta los nativos quedaron desconcertados sin mediar palabra al no saber qué responderle a aquel extravagante pirata; mientras tanto este tan sólo se dedicó a cruzarse de brazos y esperar una respuesta con una alegre sonrisa esbozada en su rostro y manteniendo sus ojos cerrados en todo momento.
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Miér Ago 24, 2011 5:23 pm
Ante la desconfianza que sentían frente a la extraña oferta que les hacía el pirata considerando el que nadie se había dignado a ayudarles y a sacarles de su pobreza desde que tenían uso de razón; uno de ellos disparó una flecha en dirección al pirata exclamando- ¡No intentes engañarnos, los piratas no comparten su botín!- Desmond, con un veloz envite de su brazo diestro interpuso la palma de su mano en la trayectoria de la flecha, causando que esta chocara contra una especie de muro de fuerza invisible que no solo la rompió ante el impacto sino que la repelió arrojándola en pedazos al suelo.

¡¿Qué demonios ha sido eso...?!- Exclamaron asustados; sin embargo uno de ellos algo más informado aclaró un tanto impresionado- ¡Es Haki! Nunca había visto en persona ese poder pero he leído sobre él, dicen que muy pocos consiguen despertarlo y menos aun dominarlo.- Ante semejante aclaración los lugareños comenzaron a retroceder con lentos pasos sobre el pavés- ¡Entonces este tipo debe ser muy fuerte!

Algo me defiendo, sí.- Enunció el pirata con una amplia y alegre sonrisa en su rostro como si nada hubiera pasado; acababan de atentar contra su vida pero no parecía enfadado en absoluto. Volviendo a cruzarse de brazos este prosiguió la conversación- No pretendo engañaros ni tampoco haceros daño... Yo también he sido pobre, me crié siendo un huerfano sin hogar que tenía que pelear con los perros callejeros por un misero pedazo de comida, sé lo que se siente al pasar hambre.- Los aldeanos dejaron de retroceder, al darles esa información si les encajó un poco más la humildad y la generosidad que estaba mostrando el pirata, no podían estar seguros de que dijera la verdad pero aunque no fuera así sabían que si le plantaban cara acabarían para el arrastre así que lo mejor desde su punto de vista era devolverle las cosas y esperar que este cumpliera su palabra- De acuerdo, te devolveremos tus cosas, espera aquí.- Comentó el que parecía el cabecilla para luego marcharse con unos cuantos y dejar esperando en la entrada de la aldea al Capitán Pirata.
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Vie Ago 26, 2011 11:19 am
Pasaron un par de horas y los nativos de aquella empobrecida y lúgubre isla le devolvieron sus cosas a Desmond. Llevaron gran parte de las cajas a la orilla en la que anteriormente estaba atracado el barco pero se quedaron un porcentaje total de las provisiones, el porcentaje que el generoso pirata se dignó a entregarles sin tener ninguna razón para ello. Cuando estos mencionaron que el barco no estaba donde debía estar y que se lo habían robado el Capitán se asustó un poco pero al comentar los aldeanos que el ladrón del barco había sido un extraño chico-pez una nueva sonrisa se dibujó en su rostro, despreocupándose entonces. Ahora sabía que el ladrón sólo era Yushu que como un buen navegante había conseguido recuperar el Night Carnival para su tripulación.

Cuando los individuos que habían llevado todas las provisiones a la orilla volvieron, el pirata se cruzó de brazos esbozando una sonrisa complacido porque el malentendido hubiera acabado bien al fin y al cabo. Sin embargo el jefe de la aldea se mostraba mucho más agradecido de lo que él esperaba-
Nos has dado comida y bebida en abundancia, con la cantidad que nos has regalado podremos vivir como nunca antes habíamos vivido aunque sea por un par de meses. Estamos muy agradecidos de tu generosidad, Desmond, y por eso queremos entregarte algo a cambio.- Dicho esto el jefe de la aldea hizo un gesto con su mano y uno de los aldeanos trajo consigo una caja alargada de considerable tamaño que acto seguido entregó a su jefe. A continuación al abrir esta caja enseñó al pirata una espada larga; se trataba de un mandoble, más exactamente de una Claymore. Su hoja parecía plata pura, no había sido usada nunca y su filo así como el destello de la luz en la hoja lo demostraban claramente.

Esta es la reliquia de nuestra aldea, a pesar de nuestra pobreza esta espada es la única cosa que tenemos digna de un rey en nuestra isla y queremos entregartela por ser la única persona que nos ha ayudado a salir de nuestra deplorable situación. Quédatela por favor.- Ante aquella propuesta el pirata sólo se limitó a permanecer en silencio y tomar con la diestra la empuñadura de aquella fantástica espada, blandiéndola y haciendo con hábiles giros de muñeca que esta se meciera por el aire provocando aquel bello sonido que se produce al cortar el filo de un arma el propio viento.

Tras probar la calidad del arma por sí mismo miró con una amable y agradecida sonrisa a los aldeanos. Cualquier otro se habría negado a un regalo de tanta calidad pero al fin y al cabo él era un pirata y les había ayudado así que consideró que el hecho de pecar de excesiva humildad para un criminal como él era no le favorecería en absoluto. Además necesitaba un arma como esa si quería enfrentar los peligros que le aguardaban más adelante en el Grand Line-
De acuerdo, me la quedaré, os agradezco el regalo.- Enunció cortés para luego tomar la empuñadura de aquella espada que también aguardaba en el interior de la caja de la que la habían extraído y se la colgó a la espalda, quedando en diagonal com esta y con la entrada de la funda tras su hombro diestro. Acto seguido realizó un habilidoso movimiento de muñeca con el que hizo girar el mandoble sobre la palma de su mano como si apenas pesara y la envainó con ese mismo movimiento en su funda de forma elegante- Pero me temo que ahora debo irme, debo encontrarme con mis nakamas y proseguir con mi viaje, ha sido un placer haberos conocido, chicos.- Concluyó el pirata para luego dar media vuelta y realizar un gesto con su mano a modo de despedida; comenzando a caminar en dirección hacia la orilla. Esperaba que tarde o temprano todos sus nakamas se reunieran allí, quizás Yushu ya había llegado hasta el punto de reunión después de recuperar el barco, si no era así le esperaría sentado en la arena y tomando algo de comer directamente de las cajas de provisiones.
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