El embate de los idealistas 29zrdle

Unirse al foro, es rápido y fácil

El embate de los idealistas 29zrdle
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.

Ir abajo
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty El embate de los idealistas

Vie Ago 19, 2011 10:44 pm
Tema de batalla para Piratas



La armada revolucionaria estaba siendo empujada lenta pero eficazmente, no lograban adelantar ni un paso al barrido general que realizaba la marina alrededor de la isla. El frente de batalla se encontraba disperso, ya que al romper la primera línea de batalla, las demás se desorganizaron rápidamente. Ya en la base improvisada de la ensenada, se empezaban a preparar para defender ese punto, ya que debido a su naturaleza cerrada podría servir como base para un contraataque, además que ahí se encontraban sus barcos, única manera de huir, aunque se había corrido la voz de que la marina planeaba un ataque por la retaguardia con sus barcos. El bosque era demasiado peligroso para entrar, ya que un grupo de sujetos presumiblemente agentes del gobierno habían liquidado la mayoría de las fuerzas enviadas a ese punto.

Sin embargo, un grupo de revolucionarios y piratas se habían logrado escabullir dentro de la base de la marina desde un camino oculto cerca de una de las montañas rocosas de la isla. Parecía una antigua mina, quizás utilizada para la construcción, y su salida daba de frente con el campo de concentración donde estaban siendo llevados los nuevos esclavos, al lado del puente en construcción. Esperaban ordenes precisas para entrar en acción y causar el revuelo suficiente para desorganizar las tropas de la marina, y también, el objetivo principal de los revolucionarios, liberar a los esclavos.


Spoiler:
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Vie Ago 19, 2011 11:44 pm
Caos, esa era la palabra perfecta que describía el cruento escenario en donde se daba cita la muerte. Había pasado ya un buen rato desde que el combate del pelinegro con aquel artillero había llegado a una conclusión pacifica, sin embargo al retirarse nunca se imaginó que llegaría a estar en tal peligro. La marina parecía implacable, al menos para Kyo el problema no era la habilidad de los marines comunes, sino la abrumadora cantidad y la perfecta organización que tenían entre sí, casi como una maquina destructora, mientras había llegado a un punto central pudo ver como las líneas ofensivas del bando revolucionario se dispersaban ante la aniquilación de cientos en cuestión de instantes. No tuvo otra opción que correr con un pequeño grupo de piratas y otros miembros del bajo mundo siendo perseguidos por un grupo de marines que disparaban sin mucha precisión pues el camino pedregoso no ofrecían buen asentamiento en sus plantas. Tras correr un poco algunos decidieron hacerles frente girándose sobre si mismos tomando posiciones defensivas tras árboles y demás, cosa que el pirata también hizo desenvainando sus dos armas punzo cortantes. El sonido estridente de los disparos pasando cerca de su ubicación, algunas astillas botando de los troncos de aquellos árboles y los gritos de los desafortunados que eran alcanzados parecía no tener fin. Finalmente cesaron el fuego, seguramente para recargar y fue el turno de aquellos sujetos, en lo particular el morocho salió de su ubicación corriendo a una velocidad extraordinaria alcanzando al grupo en cuestión despachando de manera limpia a dos marines con un corte sencillo en el cuerpo, ataque que si bien no los mataba cuando menos los dejaba incapaces de continuar, prosiguió con un par más de marines que estaban cerca dirigiendo un tajo a forma de medialuna horizontal a sus rodillas venciéndolos.

El resto de aquel pequeño grupo de marines fue derrotado por los otros piratas y revolucionarios para después ser ellos mismos quienes les ejecutaran. Los pocos que aún quedaban ya sea tendidos por un ataque no letal o por otra razón se mantenían aparentemente inmóviles, siendo así que envainando con elegancia sus katanas en aquellas fundas ordinales se acercó a uno de los que había dañado en la parte inferior del cuerpo, la sangre brotaba de su rodilla como si se tratara de un rio de color carmesí, sus quejidos eran ahogados por los disparos que provenían de las lejanías o por los sollozos de sus compañeros ya agonizantes. Un suspiro pesado emano de aquellos labios nipones, para después ser el mismo quien se arrodillara a un lado de aquel marine observándolo fijamente sin decir palabra. Se trataba de un crio, a lo mucho tendría la misma edad que Kyo, pero aparentaba tener unos dieciséis años, de cabello castaño, no muy bien parecido, de más estatura y corpulencia que el capitán pirata, se mostraba como un chico rudo, seguramente entrenado en alguna de las bases de la marina, quizás de Shelltown, una de las más cercanas, por las lágrimas en sus ojos denotaba no haber estado en batallas anteriores, aunque en dicha situación todo ello era comprensible, sabía que la muerte le aclamaba y que solo era cuestión de tiempo para que llegara su hora.

“Quizás pueda sacar provecho de este tipo antes de tener que hacer algo deplorable” meditaba con frialdad el muchacho analizando la situación, afortunadamente las ropas superiores del marine se denotaban intactas en cuanto a heridas o sangre, su chaqueta se encontraba en buen estado y consigo llevaba una gorra misma que hacia juego con el conjunto. Decidió que, dado que dentro de poco ese sujeto no sería sino huesos alimentando la tierra, lo mejor era aprovechar esas ropas, en el sitio había poca presencia revolucionaria, aparte de aquel grupo en el que estaba integrado no se mostraban más facciones, cosa que beneficiaba su plan, si lograba colocarse esas ropas podía seguramente, pasar inadvertido en una gran multitud y como se dijo, siendo un área casi totalmente libre de piratas y escoria, no debería preocuparse por que alguna de estas facciones le atacara por accidente –Lo siento, pero debo tomar prestadas algunas de tus pertenencias- con estos vocablos que fueron extinguidos por el viento tomo la gorra del marine colocándosela de manera regular y adecuada en el cráneo para después con algo de esfuerzo y a base de unas cuantas patadas retirarle su chaqueta colocándosela a modo de “capa” pues era lo suficientemente grande como para actuar de esa función.

El jovenzuelo sintiéndose humillado llenaba de improperios al personaje de orbes oscuros, aunque estos eran simplemente desviados a la nada, sin mirarle por última vez avanzo al tiempo que uno de los piratas le daba fin a la existencia de ese problema, ahora una vez reunidos, aquel grupo rebelde lograba armarse con pistolas de aquellos marines caídos, algunos tomaban sus posesiones, pero solo aquel sujeto de baja estatura se había atrevido a hacerse con un uniforme de la marina. Avanzaron juntos un par de minutos hasta dar con la entrada de una cueva, o eso daba de primera impresión, el sitio en cuestión era cerca de una montaña, un lugar deshabitado prácticamente y oculto a la simple vista. Algunos de los revolucionarios se alegraban, todo indicaba que ellos sabían dónde se encontraban y como si ya tuvieran la victoria en sus manos se sentaban a descansar, cosa que en una guerra sería un error, más debía aceptarlo, él también se encontraba cansado y deseaba reposar un momento.

En medio de aquella reunión silenciosa comenzaron a surgir algunos comentarios, según podía reunir la diversa información circulante de una boca a otra, la marina estaba arrasando con toda oposición, cosa perfectamente visible y entendible, desde su enfrentamiento con aquel hombre llamado Petrov había comprendido que la tarea de salir no suponía ninguna facilidad, todo indicaba que los oficiales ya estaban preparando un ataque a la única vía de fuga además de que según rumoraban en el bosque existían agentes del gobierno, cosa que comenzó a preocupar a Kyo “¿Agentes del gobierno?, rayos, esto es más serio de lo que pude imaginar, me pregunto…” elevo ligeramente su vista al cielo, o a lo que parecía ser el cielo, ahora no era sino una densa capa de humo o de neblina, quien lo sabría “Yuyiso, espero que estés bien, ojala hayas escapado antes de que esto empeore”. Las cosas quedaban claras, regresar no era una opción, o se encontrarían con todo un mundo de marines, o simplemente tendrían la desgracia de enfrentarse a agentes del gobierno, ambas opciones eran malas, alguna más que otra pero a final de cuentas era lo mismo.

Por otro lado, avanzar no era del todo una mala idea, si lograban liberar a los esclavos y lograr que ello hicieran su labor de armar un caos, eso podría servir para el escape, además de que daría la pauta para poder hacer alguna que otra cosa más perjudicial para el enemigo, quizás destruir alguna parte vital para ellos logrando que abandonaran su ofensiva o simplemente retrasándola. Muchas cosas pasaban por su mente, pero por ahora no había más tiempo para descansar, debía seguir avanzando, aunque confianza del todo no tenia, aquella cueva o lo que fuera, podía llevar a alguna trampa, o simplemente serian emboscados dentro de ella, la poca luz que podían llevar con ellos eran unas cuantas lámparas de aceite que algunos de aquellos rapases cargaban, no sería suficiente si llegaban a encontrarse en una dificultad mayor, pero era todo lo que tenían, nadie iba a reforzarlos, eso era más que obvio.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Vie Ago 26, 2011 5:08 pm
La ensenada era completamente atacada por la marina, siendo lo único que los contenía un montón de escombros amontonados que formaban un paso de cuello de botella, donde los combatientes restantes marcaban la última línea de defensa, permitiendoles el ganar tiempo, aunque no podrían resistir mucho más. Los navíos revolucionarios ya se encontraban en posición para defenderse de los barcos de la marina, los cuales estaban ya a la vista.

En cuanto a la avanzadilla que se dirigió en secreto al puerto, se habían revelado ya ante sus enemigos. Iniciaron a quemar varias tiendas de campaña, desde tiendas médicas hasta tiendas estratégicas. Varios esclavos fueron liberados para que ayudasen en el combate, haciendo fervientemente, deseosos de libertarse. Un pequeño grupo, conformado por los pocos marines que se habían quedado a defender el puerto, y los heridos que habían regresado buscando curación, eran lo único que les evitaba tomar el control total del puerto y la construcción, en la cual el revuelo era muy peligroso debido a la cantidad de esclavos presentes. Un grupo extra se encontraba en la mina aún, esperando a que se requiriera su ayuda en la base, y también, para cubrir el escape de las tropas en caso de ser necesario.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Vie Ago 26, 2011 6:17 pm
Avanzo por aquel camino oscuro y solitario, parecía no tener fin alguno, pero, cuando comenzaba a pensar que se quedaría solo en aquel lúgubre pasaje, pudo divisar una luz pequeña pero hermosa, rápidamente sus pasos se dirigieron al nuevo objetivo hasta que logro salir del sitio donde antes había estado recluido. A su paso pudo encontrar un pequeño grupo de rebeldes quienes de inmediato le apuntaron a su cabeza con distintos tipos de armas, algunas de fuego, otras simples armas cortantes, con aquella tranquilidad innata que le caracterizaba simplemente elevo ambas manos en señal de rendición y pronuncio –Soy un pirata disfrazado, si no me creen pueden tratar de buscar alguna identificación- como ya temía, no le creyeron por lo cual le revisaron y tras una serie de preguntas que solo un revolucionario podría contestar corroboraron que era quien decía ser. Ya una vez fuera de la amenaza de aquellos sujetos, observo el campo de batalla no muy lejos del sitio donde se encontraban, todo indicaba que la batalla estaba en su cumbre, algunos esclavos liberados se unían ferozmente a la batalla, mientras más allá, la confusión reinaba en el cuerpo de la marina, se notaba que la defensa era poca, como ya se había previsto.

El embate era inminente, aquellos marines no iban a soportar mucho más en las condiciones actuales, sería mucho si lograban resistir más allá de unos cuantos minutos, cada vez eran más los esclavos que obtenían una oportunidad de ser libres y seguramente no estaban dispuestos a rendirse. Así mismo el ataque interno de los “espías” era devastador, cualquiera con uniforme de marino podía ser enemigo por lo que, incluso entre ellos mismos podían cometer errores y matarse como si fueran enemigos verdaderos. Todo marchaba según los planes ya entregados desde hacía tiempo, pero quedaba una cuestión importante, o al menos importante para el pelinegro quien no se mostraba entusiasmado con aquella aparente victoria, ¿dónde estaban los miembros del gobierno?, era obvio que destrozar la base marine junto a unos cuantos de ellos no sería una victoria, únicamente seria darle una palmadita al ejército, si de verdad querían demostrar que la marina no era tan superior como aparentaba, debían acabar con los enviados del gobierno, una afronta real y total contra el mismo, algo que les diera que recordar el costo de enfrentarse a ellos, bueno eso era en cuestión de aquellos ideales para nada validos en la mente del pirata.

Según sus intereses, debía adelantarse, en este punto hasta los mismos revolucionarios eran sus enemigos, el premio seria encontrar a esos tres costales de oro y hacerse con una buena carta del triunfo para salir de manera triunfal. Con todo esto surgía otro problema aún más grave que el anterior, si aquellos barbaros le encontraban primero de seguro lo tomarían como rehén o simplemente le matarían, ambas opciones impedirían que el llevara a cabo su meta, cosa que no se podía permitir, mas atacarlos seria sentenciarse a muerte, un hombre no podía librar una guerra solo, ya sea que lo aceptara o no debería mantenerse del lado idealista, al menos hasta que fuera conveniente, por ende observando a uno de los otros sujetos quienes mostraban ser guardianes del camino vocifero –Vengo de la otra entrada, no hay de qué preocuparse, al menos no cuando yo vine, los marines aún no saben que este camino existe, pero seguramente con este ataque enviaran miembro del reconocimiento, necesitaremos una buena moneda de cambio, ¿saben algo relevante de este sitio?- el otro hombre, quien no se mostraba para nada nervioso sino más bien feliz respondió con exagerada alegría –Claro, hay rumores de que una de esas ratas gordas esta en este sitio, haya en la base de seguro escondiéndose detrás de sus soldaditos esperando refuerzos- no respondió al comentario y únicamente se irguió comenzando a caminar rumbo a la batalla.

Los estruendos de barbáricas armas de pólvora se hacían más presentes, algunos choques de espada se repetían continuamente, pero lo que más predominaba en el ambiente fantasmal impregnado de muerte eran los alaridos de la desesperación, algunos de imploro a esos dioses que les han abandonado, otros de simples maldiciones contra los malvados y finalmente algunos más que gritaban eufóricos, ebrios de sangre y sedientos de más muerte. Los primeros rastros de batalla fueron presentes de manera casi inmediata, cadáveres a cada paso del espadachín revelaban la brutalidad de la que era capaz el ser humano. No tuvo tiempo de sentir lastima por los caídos, apenas adentrado en la zona de batalla algunos esclavos se lanzaron en su contra con armas de corte, evito con facilidad sus ataques y se mostró como un aliado pues no contraataco, tras ello estos últimos sin medir palabras se lanzaron en búsqueda de guerra. Una suave cortina de polvo combinada con escarcha se mantenía en todo momento presente, acortando la visión a unos cuantos metros frente a la nariz, afortunadamente el hombre podía sentir cada presencia, algunas desaparecían denotando que su vida se había extinguido, pero otras se mantenían indicando que la lucha más que por un ideal era por mantenerse vivo.

“Donde, donde, debo encontrarlo, pero si me apresuro no lograre nada, debo mantener la calma, debe estar en la base, me adentrare en sus filas, el caos deberá ayudarme, espero que no sea demasiado tarde” algunas tiendas cercanas terminaban de calcinarse mientras los heridos se quejaban en el suelo. Fue así que aun sin ponerse en guardia avanzo por el sitio, más adelante estaba su objetivo, la guardia marine al menos en aquella zona no era ya visible, por lo cual quizás se estaban replegando para tomar mejor posición defensiva, se avecinaba un giro en la batalla, para ambos bandos, pues aunque en esta parte de la isla la situación les favoreciera, bien sabía que en la otra la caída era inminente, la batalla naval acabaría por definir el rumbo de una guerra ya de por si avanzada, dentro de poco tiempo la victoria definitiva dictaría su sentencia, lo único que quedaba por ver era para cuál de los bandos.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Lun Ago 29, 2011 12:39 am
Se elevó de su posición y avanzo de nuevo a paso lento, conforme se acercaba a la zona cero observaba los cuerpos gélidos e inertes de los difuntos, algunos quizás con familia, otros quizás con un futuro y otros pocos quizás luchando por lo que creían justo, como aquel sujeto alto llamado Seirey, sus ideales, lejos de ser injustos, inmorales o simplemente extremistas, anclaban más en la razón, una razón que Kyo compartía pero que por obvias razones no se atrevió a expresar del todo. Detuvo sus pasos frente al cuerpo de un marine, de edad apenas mayor, quizás era su primera encomienda y aun así ya alimentaba a los gusanos, o más bien a la dama que teñía de blanco las llanuras del sitio. Se inclinó y lo reviso, no tenía nada de valor, sus heridas mostraban ser de bala, varias en el pecho por lo que cuando menos su sufrimiento fue poco, de su cuello colgaba algo parecido a una pequeña medalla, en ella se encontraba una foto familiar, se trataba del junto a su madre y su padre, además de un pequeño niño, todos parecían felices, todos parecían perfectos. No tuvo noción del tiempo, pero simplemente se quedó ahí pensando, escuchando ya dentro de su mente los sollozos de la pobre madre quien horas más tarde o quizás días, recibiría la triste noticia, simplemente repugnante, todo por una pelea estúpida, todo por mantener firmes ideales derruidos por el tiempo. Sus ojos no mostraban sentimiento alguno, al menos no a simple vista, hacía tiempo encontró la manera de ocultarlos bien, de mantener la calma en situaciones como esa, de excluir momentáneamente sentimentalismos que podían hacerle perder el juicio, más aun así, no dejaba de maldecir la suerte de aquel enfrentamiento.

Se irguió dejando de lado aquella escena macabra y continuo su paso a través del pasillo de la muerte, que repugnancia encontraba en el ambiente impregnado en lamentos del otro mundo, todo era estúpido, los marines y agentes del gobierno luchaban porque así lo ordenaban otros sujetos, los revolucionarios luchaban por demostrar que podían golpear al gobierno y los piratas, hombres como el, luchaban simplemente por el hecho de poder, o quizás por simple avaricia como la suya, avaricia de sacar algo bueno de tanta decadencia, ser renombrado, pero, ¿y todo eso para qué?, ¿para aparecer en un maldito diario?, quizás. Que contradictorio puede ser el humano, ahora los labios del espadachín esbozaban una irónica sonrisa, despreciaba el hecho de aquella batalla y sin embargo se mantenía firme en no retirarse hasta cumplir su objetivo, vaya tontería más grande pero bueno, así era el, desde que lo recordaba siempre había sido así, quizás por esa razón nunca le interesó mucho la opinión de otras personas, o tal vez le interesaba pero trataba de no dárselos a denotar, ni el mismo lo sabía, era bastante ridículo.

Por suerte toda aquella escena melodramática en su mente fue retirada casi de inmediato, ahora frente a si se encontraba una escena de masacre, llego al acto dos de la obra, la pequeña guarnición marine se defendía con todo lo que tenía mientras los atacantes trataban de acabarlos a toda costa, era momento de actuar y dejar de pensar tanto en el asunto, al menos actuar era más sencillo que ocuparse de las consecuencias. Tuvo rápidamente lo que estaba anhelando, un esclavo ebrio de locura se lanzó en su contra, en aquel campo era inútil tratar de razonar, era todos contra todos, algunos espías de los rebeldes disfrazados de marines atacaban incluso a los mismos revolucionarios, ese era el precio a pagar por tan aberrante espectáculo de encubrimiento. El hombre delgaducho que en su contra se abalanzaba intentaba quitarle la vida con un cuchillo, ¿lo podía creer?, un cuchillo contra una katana, mala elección. Simplemente moviéndose a un lado evitando por centímetros la hoja del cuchillo desenvaino su katana y corto de un lado al otro el estómago del pobre diablo haciéndolo caer muerto a la colcha blanca.

Otro sujeto esta vez desde su costado se lanzó en su contra, se trataba de un marine, o quizás un espía marine, quien sabe, la verdad ahora no debía pensar en ello como ya se había propuesto, le estaban atacando ahora con una espada, algo más aceptable, pero el cansancio se le notaba a leguas, tanto así que cuando lanzo su ataque con toda facilidad y con una sola mano interpuso la hoja de su katana chocándola contra la espada, haciendo que ambas manos del marine rebotaran hacia atrás por inercia dejándolo al descubierto y fácilmente siendo atravesado de lado a lado por su arma en la parte de los pulmones. Su vista privilegiada denoto como otro marine le estaba apuntando, así que de un rápido movimiento coloco el cuerpo del ahora occiso frente a si y escucho los estruendos del arma brutal, algunos agujeros se provocaron el cuerpo del escudo humano pero ninguno logro afectarle. Arremetió con tremenda patada al cadáver haciendo que cayera al suelo dejando libre su katana y permitiéndole correr rápidamente contra su enemigo para cortarle de un solo tajo ambas manos y después degollarlo sin causar sufrimiento.

Giro en todas direcciones, todo era confusión, todos contra todos, algunos marines se mataban entre ellos, quizás por el hecho de no saber si eran verdaderos compañeros o simplemente espías, algunos más trataban de escapar mientras que otros tendidos en el suelo pedían auxilio para después ser silenciados por algún esclavo que sin piedad les arrebata su aliento. En un momento comenzó a sentir algo extraño, aquel sentimiento de nueva cuenta, era como si pudiese sentirlos a todos, desde aquellos que se encontraban inmediatamente a su lado, hasta aquellos que en la entrada de la mina se mantenían expectantes, ¿qué era aquello?, era casi una broma, era casi como si tuviera un sexto sentido, algo que le advertía o le mantenía al tanto de las presencias, cuando alguno moría simplemente desaparecía como si fuera borrado del mapa, que cosa más extraña, tal vez su mente no se mantenía tan firme como él lo pretendía, tal vez estaba volcándose a la locura. Por poco y eso le cuesta una herida pues repentinamente algo cayo a su costado, se trataba de un esclavo muerto por un impacto de bala, giro un tanto su rostro y observo a un oficial disparando, dos proyectiles se dirigieron con rapidez a su persona y con su katana de un simple movimiento hizo rebotar aquellos disparos dañando por consiguiente a otros dos marines cerca que cayeron heridos y rápidamente encontraron fin por parte de los ex -cautivos.

El ofensor se distrajo tanto que siendo atacado por un costado encontró su fin a manos de otro marine, quizás un revolucionario disfrazado. El nipón observo la oportunidad de continuar su avance, un pequeño hueco se había formado en el campo de batalla, algunos miembros ya se estaban movilizando por el sitio y de igual manera él lo hizo atravesando ahora al corazón mismo de la antes base marine, ahí varios reclutas ya había formado sus defensas, con algunos cuerpos de los caídos además de algunas rocas y tablas se encontraban ahora atrincherados disparando a diestra y siniestra. Afortunado como de costumbre los infractores ya se habían encargado de crear un hueco que les permitiera ingresar al pequeño fortín, así que atravesando un campo minado de cadáveres logro adentrarse en la última defensa de aquel sitio.

Despacho con fineza a un recluta de cierta edad quien apenas si pudo ver lo sucedido pues de un corte en forma vertical desde su tronco hasta parte de su estómago hayo su fin. Giro sobre su propio eje avanzando junto a una masa de enloquecidos granujas, ahora tenían cercados a los pobres “defensores de la justicia” ya no tenían escape y replegarse más era casi imposible, ahí encontrarían su final a menos que pudiesen escapar por algún otro lado, situación factible aunque muy poco probable. Los orbes oscuros del morocho giraban de un lado a otro con constancia desesperante, estaba buscando a ese susodicho gato del gobierno, necesitaba encontrarlo, era una necesidad integra más que un simple capricho, de vez en cuando verificaba los cadáveres con el temor a encontrarle entre uno de ellos, pero hasta el momento no se veía alguno que destacase. Era bien cierto que el no conocía a los enviados, pero al menos como los imaginaba, debían ser tipos con algún tipo de atuendo o algo que los distinguiera de toda la broza, algo que les mandara estatus y dominio sobre los demás, algo debían tener para ser reconocidos, la pregunta correcta era…¿qué?.

Avanzo todo lo que pudo hasta dar con otro marine que se lanzó en su contra, se le notaban varias heridas mal vendadas y fue fácil despacharle con un simple tajo diagonal a manera de medialuna abriéndole el pecho y esparciendo su líquido vital en las arenas blancas “Maldición solo aparecen estos sujetos, pero no encuentro a ese desgraciado, ¿será que ya lo han apresado los esclavos?” repentinamente en un giro de su cráneo observo algo que lo estremeció, a lo lejos, oculto tras una pequeña muralla de soldados se mostraba una figura masculina, no pudo apreciar mucho de ella, de hecho ni siquiera sabía si era ese o si simplemente era algún teniente relevante, la cosa era que ahora su atención estaba marcada en esos sujetos, por lo cual comenzó a avanzar en la dirección dicha, pero antes de otra acción unos cuantos andrajosos se colocaron frente a él con rostro de pocos amigos –Oye tú, eres un infiltrado verdad, vamos ven a ayudarnos, ya aquí no hay nada que hacer pronto todos estarán muertos, necesitamos sujetos que nos ayuden a llevar a los heridos- la mirada del pelinegro no se desvió ni un poco de su nuevo objetivo, ni siquiera se dignó a contestar, simplemente avanzo rodeando a los presentes consiguiendo con ello que se enfurecieran –Oye maldito te estoy hablando- vocifero con exasperación el que anteriormente le había dirigido la palabra, intentaba por lo visto asestarle un buen culatazo en la nuca –Deja de molestarme- fue lo único que expreso el muchacho inclinando su cuerpo evitando el golpe y con agilidad girando su katana para después atravesar por el estómago al desdichado –Ya se los he dicho, yo no estoy del lado de nadie y tu estas comenzando a cansarme-

Retiro con efectividad su arma de las vísceras del sujeto dejando caer su cuerpo sin vida, los restantes se abalanzaron sobre este, logrando que mirara con cierta ira a los tipos, ¿acaso no lo entendía?, ¿acaso eran demasiado estúpidos para comprender?, la presión acumulada en su cabeza estaba comenzando a cobrar precio, ya no le importaba mucho matar a esclavos, piratas, revolucionarios o marines, estaba cansado, exhausto de tener que elegir un bando, el simplemente no estaba del lado de nadie, solo estaba de su lado, del lado de su compañero, era lo único que importaba y si ellos estaban dispuestos a interponerse en su camino, entonces ellos eran sus enemigos. Una brisa provocada de manera no natural más un simple instante fue suficiente para que todos cayeran en una pila de cuerpos rígidos, para su fortuna los demás presentes estaban demasiado enfrascados en sus batallas como para prestar atención a lo acontecido.

Su respiración era agitada, las bajas temperaturas le estaban restando oxígeno, aunado al hecho que ahora estaba enfrentando enemigos constantemente, lo entendía muy bien, no se trataba de cuan fuertes eran sus adversarios, en realidad era sencillo deshacerse de todos, lo difícil eras la abrumadora cantidad de los mismos además de la constancia con que se hacían presentes, ahora entendía el término “son como cucarachas” aplicado a la terminología de lo humano. El precio a pagar por aquel pequeño combate fue ciertamente elevado, perdió de vista a su objetivo y ahora no lograba encontrarle por ninguna parte, intento sentir sus presencias como anteriormente lo había hecho, pero no conseguía comprender aun como usar ese “don”.

Lo único que conseguía era observar figuras difuminadas en un caos de colores, todos se movían, algunos desaparecían y otros se mantenían estáticos, pero ninguno se mostraba en grupos, ¿sería acaso que se habían separado o que ya estaban muertos?, que dilema y que cruel podía ser el destino, tanto tiempo esperando por la mínima señal de aquel hombre y cuando pensaba que la había encontrado simplemente no podía dar con él. Avanzo a paso lento, no quería llegar a su límite, además así lograba mantenerse más atento a su medio evitando algún ataque sorpresa “Maldita sea, ¿a dónde se habrá ido?, ¿acaso habrá escapado?, no, eso no parece sensato, ¿por dónde?, están rodeados y además de ser así podría sentirlos alejándose, deben estar por aquí en alguna parte, pero debo encontrarlo rápido, de otra manera estos mandriles me quitaran mi única oportunidad” uno que otro enemigo se atravesó en su camino y fue despachado con limpieza, también como acto de piedad mando al otro mundo a unos desdichados que en el suelo eran consumidos por el abrazo de la muerte blanca.

El tiempo no perdonaba, todo estaba por decidirse, las cosas que realmente estaban en juego para el capitán pirata eran pocas pero muy relevantes, su compañero, su barco, los enviados del gobierno con intenciones sospechosas y quizás la marina, todo ello en conjunto daba la fórmula perfecta para el desastre ya acontecido, como un huracán que destroza todo a su paso, como un monstruo marino que destroza toda esperanza, así estaba sumergido el mundo ahora, un mundo lleno de frio yermo que con brutal presencia rompía y destrozaba el corazón de los combatientes, la locura era solo parte del juego, todos tenían miedo, todos querían salir vivos, costaba creerlo pero en este punto de la historia se quebraban hasta los hombres más calculadores, los errores ya no eran aceptables, todo error se pagaría con la sangre de inocentes.

Algunos estruendos mostraron su presencia ante la caída inmediata de los cuerpos humanos que con malicia habían sido penetrados por el acero vil, ahí, los pocos marines existentes, la casi extinguida raza marine en el puerto demostraba agallas, al menos más de lo común, pero no sería suficiente, se estaban enfrentando a una batalla perdida, solo era cuestión de tiempo para que la construcción y el puerto fueran tomados, después de ello quizás podría idearse un plan de escape, por ahora era nuevamente momento de tomar las armas y sajar de una vez por todas el desarrollo de aquella escena denigrante en el lecho de la amargura. Este era un momento clave en el desarrollo de la batalla, por un lado los liberales, por otro lado los justicieros, ya no era cuestión de principios o de lógica, ya no era cuestión de fuerza o de números, era cuestión de voluntad y resistencia, la resistencia no era solo física sino mental, este era el punto de quiebre, la moneda ya fue lanzada, era momento de ver si el resultado daba cara…o cruz.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Mar Ago 30, 2011 11:23 pm
Ya habían pasado varios minutos quizás media hora, desde que el marine había huido del combate, y el gyojin seguía avanzando, aunque con dificultad debido al constante acoso de la marina, por esto, el gyojin decidió tomar una ruta alternativa, alejada del fulgor del combate, aunque de todas formas en la ruta se podían ver los vestigios de una lucha ya extinta, hace por lo menos una hora.

El caos reinaba en las huestes del improvisado “ejercito libertador” revolucionarios y piratas eran dispersados y aniquilados lentamente por los ordenados y disciplinados marines, los cuales avanzaban lento pero seguro, haciendo retroceder a los idealistas cada vez mas hacia la ensenada.

Bartholomew sabia que si no encontraba a algún aliado pronto, sufriría la misma suerte que los malaventurados marines, piratas y revolucionarios que vieron el fin en este miserable punto del mundo. Por esta razón decidió empezar la búsqueda de aliados, aunque no le gustaba la idea de trabajar con humanos, en esta situación era inexorable hacerlo. Así fue que al poco tiempo, avisto a lo lejos un reducido grupo de 12 revolucionarios armados solamente con derruidos sables y machetes, los cuales estaban siendo arrinconados por un gran número de marines fuertemente armados con fusiles, el pelotón que supuestamente defendía la justicia, por lo menos doblaba a los revolucionarios en cantidad.

Los idealistas, pronto serian borrados del mapa por uno de los muchos escuadrones de la marina, el cual había “arriado” a los revolucionarios hacia un lugar solitario para luego cercarlos con una formación en media luna. Sin dejarle escapatoria los arrinconaron contra un enorme acantilado, por lo tanto solo había dos opciones para los desafortunados revolucionarios, pelear hasta morir, o lanzarse al vacío para terminar con su vida. Por lo visto la segunda no era una opción, victoria o muerte era su lema, y lo enarbolarían hasta que dieran el ultimo suspiro. Rápidamente Bartholomew decidió ir en ayuda de los agotados revolucionarios. De esta manera tomó un enorme tronco de un eucalipto, el cual se encontraba tirado en suelo seguramente producto de alguna batalla, y sigilosamente se acerco por la retaguardia de los marines, los cuales se alistaban para fusilar a los hasta ese entonces desafortunados revolucionarios – ¡Atención! - Gritaba uno de los marine mientras Bartholomew se posicionada a unos 4 metros a las espaldas de aquel grupo, con el largo tronco tomado fuertemente con ambas manos se preparaba para atacarlos – Preparen – Proseguía el marine a cargo de la ejecución - ¡Fuego!- Le respondió Bartholomew con un enérgico grito, al tiempo que golpeaba fuertemente al grupo de marines con el tronco, por lo menos la mitad de los enemigos fueron arrastrados con violencia por el primer trallazo del gyojin, los marines que quedaron en pie sorprendidos se voltean a ver que era lo que los había golpeado, desprotegiendo así su retaguardia, los revolucionarios ni tontos ni perezosos aprovecharon la oportunidad y se lanzaron al ataque, mientras el gyojin seguía apaleando a los marines que se encontraban en el suelo. Rápidamente el grupo de marines era reducido, hasta que pronto solo quedaron 3 con vida, los cuales fueron desarmados por sus enemigos. Los marines se cubrían la espalda unos a otros, tratando de protegerse, entre los 3 sobrevivientes estaba el líder del pelotón. Bartholomew se abrió paso entre los revolucionarios, que se alistaban para matarlos y se posiciono delante de ellos – Tu, dime todo lo que sepas – dijo el gyojin con su característica voz rasposa al mismo tiempo que apuntaba con su dedo al líder del escuadrón – Jamás te diré algo, aunque me torturen - respondió desafiante el humano – pues veremos si sigues con ganas de no cooperar - musito sonriente Barth al mismo tiempo que tomaba a uno de los marine de sus ropas y lo acercaba violentamente hacia el, antes de que el desafortunado humano pudiera hacer algo, el gyojin muerde ferozmente su cuello a la altura de la yugular, la sangre emanaba profusamente y escurría desde la boca de Bartholomew manchando ampliamente su torso, luego de unos pocos segundos, el gyojin arranca horrorosamente el pedazo de cuello, para luego dejar caer el cuerpo ya inerte del malogrado marine. Brutalmente Barth empieza a masticar el segmento arrancado y con una sonrisa burlesca mira al líder del escuadrón – ¿Supongo que no quieres ser el responsable de otra muerte verdad? - le dice jocosamente mientras desviaba la mirada hacia el otro recluta; un pequeño joven, de no mas de 15 años, su cara novel demostraba un profundo temor, sus ojos estaban desorbitados, amplias ojeras los adornaban y ríos de lagrimas recorrían sus mejillas mientras repetía con un hilo de voz casi inaudible - no quiero morir, no quiero morir, no quiero morir….- lo cual era acompañado de un zarandeo repetitivo de la cabeza de adelante hacia atrás. Sin duda el pequeñuelo estaba en shock, su líder lo miro, para luego bajar la vista y resignadamente, y con una voz algo quebrantada decir – Esta bien, te diré todo lo que quieras, pero no le hagas daño – El gyojin sonrío ampliamente al mismo tiempo que con su lengua limpiaba algo de la sangre alrededor de la boca.

-Bien, llama a tus superiores por el intercomunicador, diles que están próximos a la ensenada trasera, que estas posicionado para emboscar a los revolucionarios, y que solo esperas la orden de atacar, también pregúntale sobre si hay refuerzos próximos por si algo sale mal y por ultimo pregúntale cual es la situación general del enfrentamiento…- Bartholomew deja su discurso a medio terminar, para tomar al joven marine por el cuello y luego acercarlo a su enorme cuerpo – ……. Si haces algo mal ya sabes lo que le ocurrirá a este pobre jovenzuelo – Así termina de hablar el gyojin, para luego mirar con una cara desafiante al marine.

El atormentado humano sigue al pie de la letra las instrucciones del pirata, al llamar a sus superiores estos le informan que agentes del gobierno se encuentran camuflados en el bosque, y que están aniquilando a los revolucionarios sin que estos logren darse cuenta de que los golpeo, además unos cuantos escuadrones están a unos 50 minutos de la ensenada los cuales están haciendo retroceder al ejercito revolucionario, le ordenan que por su seguridad y la de sus camaradas se esconda y espere a que estos lleguen, además le informan que barcos de la marina pronto llegaran y emboscaran a los idealistas bloqueándoles la huida por la vía marina, y ellos deben hacer lo propio en tierra, además le informan que de seguir todo como va la exterminación de los revolucionarios es inminente.

Al escuchar lo comunicado por el marine, los revolucionarios comprenden que deben actuar cuanto antes, de lo contrario sus nakamas serian sorprendidos y aniquilados. Uno de los revolucionarios se acerca al gyojin y estira la mano con intención de saludarle - Muchas gracias gyojin, te estaremos eternamente agradecidos, si no fuera por ti ahora seriamos comida de gusanos…. Por cierto me llamo Matías ¿y tu, como te llamas? – Bartholomew lo queda mirando y con una mueca algo incomoda en su cara le da la mano al humano – me llamo Bartholomew Vengance, los ayude por que necesitaba realizar el trayecto a la ensenada trasera acompañado, si voy solo, seré un blanco fácil – le responde al humano para luego soltar al joven marine el cual cae al suelo y gatea hasta el lado de su superior.

- Bien, supongo que lo mejor que podemos hacer es tomarlos como rehenes, así podríamos sacarles más información, cojamos todas sus armas y los utensilios que pudieran servirnos y pongámonos en marcha de una vez por todas, ya que si perdemos mas tiempo la marina barrera con todos – se pronuncio el enorme hibrido, los revolucionarios en su mayoría respondieron con un gran si al unísono, para luego golpear a los dos marines sobrevivientes dejándolos inconcientes, luego, procedieron a atarlos fuertemente, ulteriormente les vendaron los ojos y en último lugar colocaron una improvisada capucha hecha con las chaquetas de los propios marines sobre sus rostros, para que nadie pudiera reconocerlos y así no pudieran dar aviso de su secuestro.

Posteriormente, Los revolucionaron de forma rápida ataron a los difuntos marines a una pesada roca, la que luego arrojaron por el acantilado, para que así toda evidencia de la masacre fuera consumida por el mar, sin antes claro esta, de revisar todas las pertenecías de los fallecidos en busca de algo útil o de valor. Así fue que los sediciosos se apoderaron de 25 fusiles todos equipados con una bayoneta, 6 pistolas, 7 espadas de muy buena calidad, 25 cortaplumas de la marina y variadas joyas, como relojes, anillos, cadenas. Los rebeldes echaron los artículos de menor tamaño como las pistolas, cortaplumas y las joyas a tres mochilas de exploración que traían con ellos, mientras las armas de mayor tamaño fueron repartidas de forma equitativa para que ninguno tuviera que cargar más peso que otro, mientras los revolucionarios terminaban de organizar la repartición Bartholomew tomaba los cuerpos de los inconcientes marines, y los ataba firmemente a un tronco de unos dos metros de largo y unos 40 cm de circunferencia, uno a cada extremo de la gruesa vara de madera, para posteriormente echársela sobre su hombro derecho.

Luego de unos minutos el pirata y el grupo de revolucionarios estaban listos para emprender el camino de regreso a la ensenada, decidieron tomar un ruta un tanto mas larga y difícil debido a la taxonomía del terreno, algo escabrosa y empinada, pero donde no encontrarían obstáculos como agentes camuflados ni escuadrones de la marina – Según nuestras pesquisas anteriores a Tequila Wolf por esta ruta y si nos damos prisa nos demoraremos unos 15 a 20 minutos, los escuadrones de la marina llegaran dentro de 40 minutos a la ensenada, así que intentemos ir lo mas rápido posible, si cruzamos el bosque nos demoraríamos la mitad, pero, como dijeron esos perros, hay agentes del gobierno que eliminan a todo revolucionario que entre en el bosque – se pronuncio Matías,el revolucionario que saludo a Bartholomew anteriormente , y que según lo visto era el jefe del grupo.

- pues entonces tomemos esa ruta, lo importante es no inmiscuirnos en otro combate, además tenemos que pensar en algo para librarnos de esos peligrosos agentes del gobierno, podríamos hacer arder el bosque - dice el gyojin - ¿incendiar el bosque? – Pregunta el jefe revolucionario – Si, incendiarlo, nos libraríamos de los agentes del gobierno y haríamos retroceder a los marines que se encuentran en ese punto, nos proporcionaría una espectacular defensa contra ellos – contesta el gyojin con su rostro lleno de emoción por lo que el considera una buena idea. El revolucionario se queda pensando unos segundos sin disminuir el ritmo con que avanzaban y objeta – ¿y como piensas hacerlo con esta nieve, y si llegara a encontrar una forma de hacerlo acaso no has pensado en que muchos piratas y revolucionarios se encuentran en el bosque y serian alcanzados también por el fuego?- Bartholomew arruga un poco la frente como resignándose a que la idea no funcionaria, pero de pronto su rostro se ilumina con una gran sonrisa, como si hubiera conseguido la solución al problema – pues incluso con este clima podemos incendiarlo, tenemos todo lo necesario, en la base hay botellas de de vidrio, trapos, líquidos inflamables y aceites , todo lo necesario para hacer una bomba molotov, son fácil de hacer y altamente incendiarias incluso con nieve, podríamos aumentar su potencial con pólvora que supongo que también hay en la base y recuerda lo que dijo aquel humano, los agentes del gobierno matan a todo revolucionario o pirata que se infiltre en el bosque, por lo tanto no tienen grandes posibilidades de salir con vida de este, además a veces hay que hacer sacrificios, si ellos mueren serán mártires, y morirán por sus ideales – dijo algo excitado el gyojin por la concepción del plan, sin embargo no recibió respuesta alguna del humano, el cual se había quedado pensativo, luego de unos segundos el hombre rompe el hielo - Si, tienes razón, a veces hay que hacer sacrificios, además tu idea es buena, puede que funcione – dijo el revolucionario mientras le alzaba el dedo pulgar en señal de aprobación, el gyojin solo respondió con una amplia sonrisa mientras seguía avanzando sin claudicar.

Así fue que recorrieron la ruta pactada rápidamente, para la suerte del grupo camino estaba despejado, así que en aproximadamente en 20 minutos lograron llegar a la base revolucionaria, se dieron cuenta que los marines se encontraban a pocos metros de la ensenada, sin embargo el lugar estaba fuertemente resguardado por Revolucionarios y uno que otro pirata que no había salido huyendo, una enorme trinchera había sido Cabada, la cual rodeaba todo el campamento revolucionario, con la misma arena que había sido removida para hacer las trincheras rellenaron muchos sacos los cuales habían colocado junto a una gran cantidad de escombros como escudo haciendo que el paso hacia la ensenada fuera un verdadero cuello de botella, siendo esta una de las ultimas líneas de defensa del malogrado ejercito revolucionario. En las tiendas la situación no era buena, multitud de heridos se debatían entre la vida y la muerte.

Inmediatamente, el humano en conjunto con el gyojin se dirigieron a donde se encontraba el comandante revolucionario. El humano le contó todo lo pasado; que Bartholomew los había salvado de una muerte segura, que lograron tomar a dos marines como rehenes y que por lo demás lograron recavar gran información sobre los planes de la marina, además del plan del hibrido de incendiar el bosque, para hacer retroceder a la marina y deshacerse de los agentes del gobierno que estaban acabando con todos y cada uno de los revolucionarios y piratas que se atrevían a adentrarse en dicho bosque. El comandante revolucionario envestido en una negra capucha, la cual no dejaba ver su rostro, felicita a ambos y le da el fuero para que realicen lo planeado por el gyojin, asimismo ordena a un grupo de 30 personas empezar a construir bombas molotov, también le proporciona 10 barriles pequeños de pólvora de unos 10 kilos cada uno, sin embargo les informa que ya hace un rato gracias a sus vigías lograron avistar a una gran flota dirigirse hacia acá, por lo tanto los hombres ya están alistando lo que será la batalla naval. Luego de terminar la conversación el gyojin les facilita a los marines secuestrados para que los sigan interrogando.

Diez minutos se demoraron en hacer 300 bombas molotov a un ritmo constante de producción de que cada persona lograba terminar una en 20 segundos. Botellas vacías de ron, sake, y otros licores abundaban, líquidos inflamables también habían muchos, incluso utilizaron con el pesar de su corazón el ron, para terminar el cóctel utilizaron diferentes tipos de aceites.

Bartholomew, ya adentro de la trinchera y listo para empezar la ejecución del plan, solicitó que los mejores tiradores se posicionaran a su lado, así, dos expertos tiradores se calzaron a lado derecho del gyojin y 3 al lado izquierdo, los cuales tenían la misión de eliminar cualquier enemigo que apareciera, inmediatamente después de los artilleros, se encontraba una fila de 10 hombres por lado y por cada uno de ellos había un ayudante el cual tenia la misión de prender y luego pasar la bomba a la persona que posteriormente la tiraría.

Solo quedaban unos minutos para que los barcos enemigos, llegaran a la ensenada trasera y Bartholomew con un fuerte silbido daba la señal para que empezaran a lanzar las molotov, inmediatamente después el gyojin tomo 2 botellas, una en cada mano y las lanzo con fuerza hacia el bosque, las bombas salieron a gran velocidad golpeando dos enormes árboles en la entrada del bosque, los cuales inmediatamente empezaron a ser consumidos por el fuego, en el acto, los revolucionarios homologaron la accion de Bartholomew, lazando el cóctel molotov destinado a primera línea de árboles creando una barrera de fuego que dificultaría el paso a cualquier persona hacia la playa , el cielo se ilumino durante unos segundos, y cual estrellas fugases las bombas surcaban las alturas de Tequila Wolf hasta llegar a su destino aleatorio, en donde de inmediato el fuego se comenzaba a esparcir por los excitables ingredientes del cóctel molotov, luego de unos segundos empezaron a verse humaredas y lenguas de fuego que empezaban a ser transportadas por el viento ( el cual venia desde el océano) apoderándose de árboles y arbustos vecinos, rápidamente una segunda ráfaga de bombas fue lanzada, aumentando los focos de incendio en el bosque y pese a la nevazón del lugar, las bombas demostraban ser altamente efectivas en climas invernizos. Los revolucionarios lanzaban uno tras otro vendaval de bombas, al cabo de un minuto gran parte del bosque ardía, el fuego se esparcía vehementemente, sin piedad, abrazando todo a su paso.

Con gran parte del plan ejecutado, Bartholomew se retira de su posición y se dirige a la orilla de la playa, ante el, revolucionarios y piratas, corrían desesperadamente tratando de alistar los barcos para la batalla próxima, la cual seria una dura contienda, la flota de barcos de la marina tenia el viento a su favor, sin embargo el valor y la moral del ejercito rebelde era alta y como se decía entre estas huestes: victoria o muerte.

Bartholomew se quedo parado, mirando el horizonte, en donde se logra esbozar tenuemente la figura de la flota enemiga, mientras las salinas aguas del East Blue acariciaban sutilmente las rodillas del gyojin, el cual se empieza a mentalizar para lo que será una dura lucha tanto en el mar como en la tierra, detrás de Bartholomew una multitud delirante corría en todas direcciones con el fin de ultimar los postreros detalles de la batalla.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Miér Ago 31, 2011 12:43 am
El incendio en las inmediaciones de la ensenada bloqueó el ser rodeados de forma absoluta en esa zona, pero, estaban perdiendo a los tiradores a un ritmo acelerado, y estos, al ser quienes se encargaban de mantener a raya a las hordas de marines, provocaban que las defensas fueran poco a poco cediendo, y ganando sus rivales ventaja. Por el lado derecho de la ensenada, se podía vislumbrar ya al enviado del Gobierno, Duskarr, en la primera línea del avance, empuñando su mosquete y disparando hacia las tiendas de campaña del lugar, con una puntería que aunque no era mala, tampoco llegaba a buena. Pocos minutos más podría aguantar la resistencia con las barricadas, aunque al menos, su función, ganar tiempo, estaba funcionando.

En la cueva, aún esperaban el momento indicado para salir. Tenían ya información de que sus galeras de guerra ya estaban cerca del puerto, por lo que cuando estuvieran entrando en acción, se unirían a los demás. Dentro del puerto, aunque les hacían tener que moverse continuamente, no lograban abatir a las fuerzas defensoras, con Fanfroen, el líder, estando asegurado en una de las tiendas de campaña más cercanas a los barcos anclados, listos para en caso de emergencia, evacuarle. Se encontraba custodiado por al menos 10 guardias armados, con insignias que denotaban que eran oficiales, todos alertas y relativamente nerviosos. Por otra parte, tenían control absoluto sobre la zona de los esclavos, comenzando a movilizarles para hacerles salir del lugar y que huyeran en los navíos que se acercaban, sin embargo, tenían que agilizar el proceso, ya que algunos de los barcos de la marina que se encontraban en el lugar ya estaban intentando destruir la zona de vivienda y la ruta de escape de los esclavos, prefiriendo matarles antes de perderles.

En la batalla naval de la ensenada, las ordenes que tenían los barcos era de defender como pudieran el lugar de manera estacionaria, ya que, si tenían éxito, podrían escapar con vida de esa situación tan precaria. Ahora, solo podían confiar en su habilidad para ganar el enfrentamiento.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Miér Ago 31, 2011 12:37 pm
La situación continuaba favoreciendo a los rebeldes, mas no al pirata. Por increíble que se mostrase la situación, a pesar de la abrumadora cantidad que relativamente eran ahora comparados a los defensores, aun así no eran capaces siquiera de hacerlos escapar como tal, los justicieros únicamente estaban ahora atrincherados cerca de algunos navíos para la situación máxima que sería escapar en un determinado momento de emergencia extrema. Aquello podía ser tanto una ventaja como una desventaja, por el lado de lo bueno, estar atrincherado significaba que ellos no iban a contraatacar solo a defenderse y además que si el enviado del gobierno aún estaba con vida, se encontraría en una de esas casas de campaña que aún se mantenían en pie, ahora, por el lado malo, traspasar la acérrima defensa que habían erigido los marines no sería tarea fácil, incluso para alguien como el que parecía destacar por sus habilidades le parecía bastante peligroso intentar un ataque frontal, incluso un ataque masivo tendría como resultado numerosas pérdidas o cuando menos varios heridos. Definitivamente habría que pensar en algo y rápido, pues todo indicaba que la “retirada” de los esclavos estaba comenzando, en grandes cantidades y de manera desordenada se movían escapando por diversos puntos, desde el camino secreto utilizado anteriormente por el para ingresar al puerto, como otros huecos ya dejados por los oficiales, eso no solamente significaba que pronto se retirarían de aquella isla, sino que en cierta cantidad ínfima de tiempo ya no habría más combatientes en aquel campo de batalla y en ese entonces luchar el solo sería muy poco probable. Esto le colocaba en la encrucijada ya anteriormente identificada, atacar aun con el riesgo de ser herido de forma grave o esperar perdiendo con ello quizás la única oportunidad que podría tener de acercarse a uno de esos sujetos de gobierno.

Mientras sus pensamientos daban vuelo en un lugar relativamente alejado del frente de batalla, un sonido extraño comenzó a hacerse presente en las lejanías cubiertas por grandes cadenas de humo que se elevaban a los cielos sobresaliendo entre la escarcha blanquecina que con adornos celestes cubrían los cielos. Aquel sonido indicaba de manera contundente que la batalla naval estaba por comenzar o que ya estaba en curso, lo extraño eran la humareda proveniente de un costado de la isla, donde si mal no recordaba el espadachín, se encontraba el bosque cerca del sitio anterior donde se había encontrado con aquel hombre alto llamado Seirey. ¿Pero que podía significar aquello?, al menos que el recordara el grupo de infractores en ningún momento había planeado o dirigido palabras de un ataque táctico al bosque, aunque dadas las circunstancias quien lo hubiera hecho era irrelevante, al menos eso brindaba una distracción más y posiblemente ganaría unos cuantos instantes más de distracción, tanto para los valientes que defendían el otro costado de la isla como para aquellos que en el sitio de reclusión ahora comenzaban el desalojo de los libertos.

Pero la cosa no iba a ser tan fácil, nunca era fácil. Mientras se encontraba observando aquella hileras de humo una bulla comenzó a hacerse presente en uno de los extremos cercanos a donde se encontraba Kyo, una panda de esclavos señalaba la lejanía, girando suavemente su rostro pudo corroborar el motivo de tal alarma por parte de los prisioneros, se trataba de tres navíos de la marina, aparentemente equipados decentemente para un combate marítimo, mas aquellas armas de guerra no estaban en dirección a donde la guerra del mar se desarrollaba, sino que más bien parecían encaminados al puerto colocándose cuidadosamente con las miras de sus cañones fijos en distintos puntos del mismo, esto provoco que algunos de los que ya se habían percatado comenzaran a correr a las salidas amontonándose y tirándose unos a otros, los robes del nipón aun calmos simplemente analizaron lo que pasaría “No lo puedo creer, ¿de verdad piensan atacar desde el mar a la playa?, ya veo no es de extrañarse, aunque estos esclavos les son mano de obra prefieren acabar con cada uno de ellos antes que darles la oportunidad de escapar y hacerse miembros del bando contrario, es algo lógico aunque desesperado, pero todo esto no es obra de algún recluta o simple oficial, alguien debió dar esa orden, entonces…esa persona aún está viva y está aquí, debe estarlo, es imposible que alguien de una orden como esa sin estar presenciando el campo de batalla, pero el ataque se concentrara en las zonas pobladas y en las rutas de escape, eso significa que el sujeto que dicto tal orden no estará cerca de esas opciones, eso solo nos deja una posibilidad, debe estar cerca de la costa, debe estar muy cerca de algún navío de escape, no estará a la vista de todos, de estarlo sería blanco fácil, debe estar en una tienda custodiada tanto por fuera como por dentro…lo tengo” .

A veces se sorprendía a si mismo de sus deducciones, en realidad nunca buscaba ser el más inteligente simplemente que en ocasiones, las ideas brotaban de la nada y encajaban como un rompecabezas, eso era algo agradable en ocasiones. Tras deducido el acto teatral a punto de desarrollarse surgió la primera encomienda de su preservación, debía alejarse del barullo de la multitud y por ningún motivo debía tratar de retirarse de aquel sitio, así que, estando cerca de uno de aquellos conglomerados de gente, comenzó a correr al sitio que jamás atacarían aquellos navíos de la marina…la misma trinchera donde se encontraban los escasos marines que aun defendían el puerto, ese era el sitio más seguro y el cual nunca atacarían por más que se juntaran los esclavos, nunca se arriesgarían a matar a un enviado del gobierno y este a su vez jamás autorizaría tal orden, o al menos con eso contaba el muchacho quien tras haberse movido una docena de metros escucho el gran estrepito ya anunciado desde momentos antes. El bombardeo comenzó con brutalidad y precisión nada despreciable en los navíos de ataque, comenzaron centrándose en las salidas, no querían dejar escapar a muchos más de, los que probablemente ya habían sido evacuados por el grupo arbitrario.

Las muertes no fueron tantas en esa zona, pero si causaron pánico en los prófugos que simplemente declinaron de intentar escapar y regresaron al puerto reuniéndose con sus demás camaradas, un grave error a decir verdad y uno que seguramente pagarían con su vida. El siguiente ataque efectivamente fue centrado sobre los conglomerados de personas causando ahora si bajas impresionantes en un par de tiros acertados, los pedazos de carne antes unidos a cuerpos eran ahora meros adornos sobre la escarcha carmesí teñida casi en su totalidad por el líquido preciado dentro del cuerpo humano. La histeria en masa no tardó en dar los primeros signos, ya lo había previsto desde hacía tiempo el morocho, ellos no eran guerreros, ellos no estaban preparados para una cruel batalla en un campo abierto como ese, la libertad era su deseo, pero libertad era una decisión muy diferente a “luchar por su libertad”, claro que esto no se aplicaba a todos los presentes pero era un síntoma generalizado.

Era evidente que muchos de ellos, a pesar del alboroto anterior y de la presencia que relativamente les hacía más monstruosos, no estaban listos para morir en aquella guerra, querían su libertad pero no a costa de morir, esa era la razón del porque ahora en los primeros embates de la marina que con fuerza hacía temblar los cimientos de los rebeldes había logrado desquebrajar el corazón mismo de la voluntad esclava. Tal vez era inhumano, pero el pelinegro simplemente tras la escena continúo avanzando sin prestar mucha atención a las bajas provocadas por los continuas arremetidas de los barcos al puerto, era seguido de varios revolucionarios que también se daban cuenta de que la zona resguardada por los marines era una zona segura. Algunos otros más que fungían como pequeños cabecillas de la resistencia gritaban alertando a los esclavos que atacasen a la última defensa de los oficiales en el puerto, quizás después de ello, podrían tomar alguna que otra nave y defenderse de los barcos que ahora les golpeaban con dureza o simplemente escapar de manera exitosa.

A pesar de todo y de la evidente escena de masacre, algunos esclavos ya perdidos en su propia desesperación decidían correr en direcciones opuestas, algunos lunáticos incluso se sumergieron en las congeladas aguas intentando escapar nadando y eran fácilmente asesinados por la madre de hielo o por algún cañonazo que les hacía alimento para tiburones. Otros en cambio, hacían caso a las instrucciones de sus nuevos “jefes” y tomando las armas regadas por los suelos se dirigían en un ataque masivo a la última defensa de los marines. El capitán pirata reflexiono las cosas y al ver tal arremetida decidió disminuir el ritmo de su carrera quedando en medio de las filas, la razón era bastante sencilla, al menos para alguien con su razonamiento y que poco después logro corroborar con un ataque a las primeras hileras atacantes. Entre las primeras filas de rebeldes y la trinchera justiciera había un hueco de varios metros fácilmente aprovechables por los navíos, de ahí dispararon para romper filas y crear con ello una cortina de humo, para con esto conseguir que los tiradores marines descargaran con todo sus armas imposibilitando el que los primeros atacantes llegasen siquiera a entablar batalla.

Así fue que los hombres que aun defendían el puerto eliminaron a los primeros atacantes sin desgastarse en lo más mínimo, pero dada la abrumadora cantidad no fue lo mismo con las filas intermedias que sin problema llegaron contra ellos chocando armas y comenzando una vez más ardua batalla campal. El primer oponente del jovenzuelo fue un marine quien choco su espada contra la katana del ofensor, el estrepito fue opacado por los gritos de los alrededores y todo concluyo en cuanto el chiquillo desenvaino de manera sorpresiva su kodachi rajando la garganta del recluta y matándolo casi al momento , otro hombre cercano al ver esto se arremetió en su contra, pero el espadachín interpuso su katana en el rumbo de la espada que intentaba atacarle y con la kodachi le atravesó por la zona del vientre causando un daño letal haciendo que el joven marine cayese al suelo tieso.

Los esclavos por su parte trataban de hacer su parte pero al estar poco entrenados, por cada marine que caían se necesitaban tres o cuatro esclavos. Los revolucionarios en cambio sí ayudaban un poco más pero nada que realmente pudiese hacer una verdadera diferencia entre ambos bandos. La trinchera marine era ahora un revoltijo de todo tipo luchando entre sí para sobrevivir, las filas que se habían quedado algo rezagadas fueron erradicadas por los tiros de los barcos. El caos era más tremendo que en la anterior batalla, el espacio era más reducido pues todos estaban conscientes que retroceder de nuevo al puerto abierto seria sentenciarse a un juego de tiro al blanco como patos en día de cacería. Esa fue la suerte de algunos que tras arrepentirse salieron en retirada. Ya no había regreso, ahora se necesitaba vencer a cualquier costo o cuando menos lograr que los marines se retiraran a un navío para abordarlo y quizás tener cierta protección. En medio de tanto problema un jovencillo le disparo a Kyo, afortunadamente su puntería era tan mala que simplemente logro crear un agujero en el uniforme marine que ondeaba a modo de capa y que precisamente lo usaba para confundir la mira de los tiradores. Sus oscuros ojos se centraron en la escueta figura del atacante y corriendo con rapidez le alcanzo para atravesarlo con su katana por el pecho de un lado a otro “Esto se está complicando más de lo deseado, aún nos falta un cierto tramo para alcanzar la posición de las casas de campaña, necesito avanzar más rápido pero toda esta gente dificulta esa tarea”.

-Muere marine maldito- escucho a su espalda mientras un esclavo sollozante le lanzaba un tajo con un hacha de mano, cosa que evito fácilmente y de un solo movimiento de manera diagonal ascendente le retiro el aliento del cuerpo. Este acto no pasó desapercibido por otros esclavos que sin dudarlo se lanzaron en su contra a lo cual tuvo que responder despojándolos de la vida, comenzaba a sentirse iracundo por aquel percance, por un lado deseaba únicamente encontrarse con el sujeto del gobierno, para ello necesitaba eliminar a los marines y no conforme con ello ahora los idiotas esclavos comenzaban a atacarle pensando que era un miembro más de la justicia, aunque no era del todo su culpa, pero ya deberían haberse percatado que él estaba de su lado. Como sea, frente al otro revolucionario recargaba su arma y le apuntaba disparándole al torso, cosa que evito con un simple movimiento de su kodachi rebotándole la bala y haciendo que le atravesara la cabeza matándolo enseguida.

Tras aquel acto repentino dio media vuelta y comenzó a avanzar esquivando algunos esclavos y sus ataques inútiles, llego hasta la posición de unos marines y mientras esto sucedía un cabecilla revolucionario se posiciono a su derecha atacándole con una lanza, apenas tuvo tiempo de reaccionar recogiendo el cuerpo hacia atrás y doblando sus vertebras para quedar de forma diagonal con el sujeto enemigo a quien de dos tajos precisos con ambas katanas asesino sin piedad. No fue planeado, más bien fue un mero acto de suerte y reflejos humanos que le ganaron la confianza de aquellos marines desesperados, no era de extrañar, en una situación así los justiciero necesitaban a todos los aliados posibles y un hombre con uniforme de marine, asesinado a un cabecilla rebelde era un argumento bastante convincente, al menos para ellos. Así pues le dejaron ingresar en las pocas filas que se mantenían a la ofensiva denotándole adentro algunos heridos tratando de recuperarse y otros ya en su último aliento. Haya más adelante se encontraba una casa de campaña de tamaño regular y de adornos algo llamativos, eso significaba que alguien de cierta jerarquía se mantenía dentro, más aun, esa era la única que se mostraba vigilada, si, ese era el sitio, al fin lo había conseguido, por fin se había encontrado con el lugar que desde un principio debió ser su objetivo, el lugar donde seguramente se encontraba el enviado del gobierno, dentro de aquella “tela” podía sentir diversas presencias, no se encontraba solo, una guardia personal seguramente estaba montada a su alrededor a la espera de cualquier cosa.

Llego el momento de tener más calma, de pensar mejor, de evitar actuar de manera imprevista, adquirió por coincidencia la confianza de unos inexpertos, era tiempo de usarla a su favor, así que decidió acercarse a uno de los hombres con más edad del lugar, se mostraba pensativo y hablaba constantemente con otro sujeto de edad aunque no tanta como la del primero. Envaino sus armas para no levantar sospechas y al estar lo suficientemente cerca esbozo un pequeño sonido desde lo profundo de su garganta, provoco con esto que el “líder” girara su rostro hasta el muchacho para después devolverlo al frente -¿Por qué no estas defendiendo el perímetro?- una pregunta cuerda, concisa y por mas intimidante por el tono en el que se proclamaba como un soldado de años –Lo siento señor, pero llevo combatiendo mucho tiempo y necesito un respiro, además tengo información importante que quizás podríamos aprovechar en nuestra causa- estas vociferaciones mostraron elevar una pequeña duda proveniente desde el hombre, quien elevando una de sus cejas dejo de lado al otro sujeto concentrándose más en la figura del hombrecillo quien no denotaba ningún tipo de duda en su mirar -¿Ah sí?, ¿y que podría ser esa información?- espero con ansias la respuesta del joven la cual no le hizo esperar mucho tiempo –Mas haya, cerca de puerto se encuentra una ruta pequeña y aparentemente inadvertida por nosotros, es por ese sitio que están escapando algunos esclavos y donde aparentemente se mantienen a la espera algunas tropas rebeldes- la mirada y porte del hombre cambiaron radicalmente, aunque antes no se mostraba contento ahora parecía mas un demonio que un hombre, ambas manos se colocaron sobre las ropas del joven y con gran fuerza lo elevo un par de centímetros sobre el suelo, lo que ya daba a entender que era alguien bastante peligroso -¿Qué acabas de decir soldado?- aun con aquel acto el pelinegro no se inmuto y llanamente volvió a repetir lo anteriormente exclamado por sus labios.

Le dejo caer para rápidamente tomar curso a la tienda de campaña erigida en las cercanías, fue entonces cuando la línea principal de la marina se rompió definitivamente, ya habían soportado mucho y era evidente que estaban a punto de ser totalmente abatidos, en ese instante donde la distracción fue perfecta. Mientras el oficial marine se encontraba ya frente a la tienda de campaña, el espadachín se movió rápidamente desenvainando sus dos armas punzocortantes atacando por la espalda al anterior sujeto y atravesándolo desde su dorso en manera diagonal acabando así con su existencia, entonces con una de sus piernas le golpeo por la espalda haciendo que su cuerpo entrara pesadamente a aquel sitio custodiado, varios disparos se escucharon de inmediato para ser proseguidos por una exclamación generalizada -¿Qué?- esa fue la pauta de la entrada brillante para el pirata quien de un salto cual gato con ambas katanas estiradas a sus costados ingreso cortando las cabezas de dos custodios en la entrada para así mismo con el impulso de su cuerpo rodar sobre la tierra y levantarse atravesando a otros dos protectores por la parte del vientre, retiro con rapidez sus katanas y las elevo danzándolas frente a su cuerpo desviando dos proyectiles que le habían lanzado otros dos sujetos haciendo que aquellas piezas de metal atravesaran por el pecho a unos marines que apenas se encontraban reaccionando.

Aprovecho el momento y dado el espacio cerrado lanzo su kodachi contra uno de los previamente ofensores atravesándole por la garganta para moverse más ágilmente saltando y de un corte vertical de arriba hacia abajo cortar a otro de los guardias. No había tiempo para detenerse, así que retirándose rápidamente rodo por el suelo escuchando dos estrépitos que pasaban cerca de su humanidad. Llego hasta el otro caído y tomo de nueva cuenta su kodachi para después erguirse dando unos pasos atrás. Frente a él se encontraban solamente en pie dos marines con insignias que denotaban ser hombres fuertes y hábiles, aunque al igual que sus otros compañeros caería como simples bolsas de papa, lo realmente importante era el hombre que se encontraba frente a una pequeña mesa, un sujeto de ropas peculiares y de aspecto muy llamativo. Calvo de pequeña estatura y anciano, no cabía duda, él no era un marine, era la rata gorda que había estado buscando todo este tiempo, por primera vez en un buen rato se formó una sincera sonrisa vacía de malicia pero llena de algo muy diferente a la cordialidad –Vaya, vaya, vaya, que tenemos aquí, al fin le encuentro señor, lamento decirle que yo no soy un marine, es más, desde ahora le digo que cordialmente he venido…a despojarle de su existencia, permítanme presentarme, mi nombre es Kyo Kensato, un placer conocerlo a usted y a sus dos guardias aun en pie- tras el cruce de miradas con el anciano elevo una rápida a los otros sobrevivientes para con elocuencia y serenidad dirigirles –Si escapan ahora quizás no tengan por qué morir, de otro modo me veré en la penosa necesidad de enfrentarlos- la distancia que le separaba apenas si llegaba a los 3 metros, sus armas colocadas de manera defensiva frente a su cuerpo denotaban que un ataque con armas quizás no funcionaria, por fin una de las cartas iba a darse a conocer, este era uno de esos momentos que deciden…el rumbo de las guerras.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Miér Ago 31, 2011 9:44 pm
En fila los cadáveres yacían en el suelo, cubiertos aun por una espesa capa blanca de nieve fría y hermosa, traída por los vientos gélidos del mar cercano, copo a copo desde el cielo seguía cayendo aquella cantidad incontable de nieve que cubría los campos y a los que actualmente chocaban espadas y lanzaban sus balas el uno al otro. Todo había comenzado de a poco y luego, sin tanto cuento, la nieve se dejó caer y con el tiempo lleno el sitio, aquella ensenada de embate de Idealistas, Piratas y Marines por igual, ahora era una carnicería completa. Cuerpos y cuerpos tirados en el suelo, con orificios de balas, espadas enterradas, ya litros de sangre por doquier, manchando así nieve del suelo con un líquido carmesí.

Había pasado ya un tiempo, varios minutos, quizá una hora, desde que Aaron había salido de su combate, ileso, sin cansancio alguno, con sus armas aun en mano, avanzaba de a poco, paso a paso, limitándose a veces a observar sus alrededores, viendo como las personas caían al suelo muertas, sin oportunidad alguna de volver a respirar o ver a sus seres queridos, era triste, de hecho muy triste aun para un pirata, las lágrimas derramadas de marines, piratas y obreros, por ver a un ser delante de ellos caer muertos, y ellos imposibilitados a ayudarlos a vivir de nuevo.

La nieve aun caía ante sus ojos, y de vez en cuando nublaba su visión, aunque claro no del todo. Su habilidad favorita le ayudaba en ese instante, al menos cuando eso pasaba, seguía tranquilo aunque debía cuidarse bien, marines podría estar rondando por doquier y en cualquier momento podía sufrir de una emboscada que le causaría la vida y algo más. Sonidos de disparos y de cañonazos se escuchaban en un campo crítico, y poco fiables, era ya toda una guerra de la cual no pretendía seguir formando parte. –Tedioso, e desperdiciado mis últimos dos años de existencia vagando y sin entrenar, Kyo a de haberme superado ya hace mucho…- exclamo elevando su mirar al cielo.

Había avanzado poco desde el campo de batalla, aburrido emprendió camino hacia un extremo, perdiéndose entre la nieve. Al paso de unos minutos escabulléndose sabe dónde, logró llegar a las aguas cercanas, una embarcación, grande, pirata, claro, el barco donde había llegado, Se escabullo en el mismo y tomo una barca pequeña, dejando una nota plasmada en la embarcación que seguramente retomarían sus amistades y allegados.

“Claramente, ahora no seguiré en esto, debo ir a traer algo, nos encontraremos luego, en Shimotsuki. Espero salieran victoriosos de sus encuentros, creo todos los tuvimos, así que bien nos veremos.
Si en algún caso conocen a una pirata conocido como Kyo, salúdenlo de mi parte, parece nuestro encuentro se verá atrasado un par de días más.”


Tomo aquella barca pequeña y la lanzo al mar, dando un salto se introdujo en ella perdiéndose en los mares…

Nota: Adiós a Aaron en el evento ya casi no me da tiempo como para seguir, así que adiós y hasta pronto. xD
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Jue Sep 01, 2011 10:20 pm
Después de lo que había pasado en su combate el joven pirata se dirigió a un lugar seguro para ver si podría encontrarse con su capitán pero cuando estaba llegando a un lugar tranquilo recordó lo que había planeado con su capitán antes que si llegaban a separarse el se fuera con algunos piratas en el barco a shimotsuki para estar en un lugar seguro y que se calmaran, así que el carpintero se dirigió a donde tenían escondido el barco junto con unos cuantos piratas que también querían salir del lugar ayudándole a dirigir el barco a su nuevo destino.

Mientras se retiraban solo le deseaba suerte a su capitán y que regresara algo en el sabia que este problema no seria mucho para el y pronto lo vería
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Jue Sep 08, 2011 12:34 am
Fanfroen alzó su fusil en respuesta a Kyo, el cual había invadido su tienda de campaña. Accionó el arma de fuego un total de 3 veces, apuntando al torso. No tenía mala puntería, pero, no era la de un tirador experto. Sin embargo, varios guardias notaron el revuelo, y corrían al socorro del enviado del gobierno, no tardarían más que segundos en llegar al lugar.

Los revolucionarios en la base de la marina retrocedían ya, visualizando el plan de destruir la zona de los esclavos con todo lo que eso implicaría, comenzaron a retirarse hacia la costa contraria al muelle, donde unos pocos barcos pequeños y rápidos esperaban para una rápida huida. La masa de revolucionarios y esclavos en el lugar fue disminuyendo poco a poco, a la vez que la marina al mismo ritmo iba retomando el control.

La ensenada había sido ya invadida por los marines. La barricada derecha había sido traspasada, y a partir de ahí, pasaban todos los efectivos, iniciando su lucha contra los revolucionarios, los cuales abordaban a prisa y como podían los barcos que se mantenían en la cosa. Algunos se quedaban atrás para ayudar a sus compañeros a abordar, pero, caían a gran velocidad.
avatar
Invitado
Invitado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Jue Sep 08, 2011 12:17 pm
Tras su “presentación” la contraparte realizo una respuesta previamente vista de alguna manera, por alguna razón antes de que aquel anciano realizara con cierta habilidad su movimiento, en la mente del pirata se formó una imagen, como si pudiese predecir que iba a suceder, cada vez las cosas se ponían más raras, primero la capacidad de poder defenderse como por arte de magia, después la capacidad de sentir a todos los que le rodeaban y no conforme con eso parecía que ahora hasta podía ver el futuro, que tontería. Como sea no iba a quedarse ahí parado a ser un blanco de tiro por lo cual un segundo antes de que los proyectiles fueran disparados se movió a la izquierda, el espacio no era demasiado pero suficiente para poder jalarse a dicho costado quedando ya en un flanco de los tres enemigos. Elevo en dirección horizontal ambas katanas y con habilidad desvió dos proyectiles que iban directamente dirigidos a su persona, otro de los proyectiles únicamente atravesó por un costado su uniforme de marine hurtado. Las balas que había desviado se dirigieron contra el marine que estaba atrás suyo a su izquierda, ambas impactaron en su pecho mientras este quien estaba a punto de disparar caía al suelo al momento que disparaba por acto reflejo acertando en la cabeza de su otro compañero al costado derecho del enviado del gobierno quien con algo de asombro y duda no parecía comprender del todo que había ocurrido, pues momentos antes le tenía en la mira y ahora el muchacho ya se encontraba prácticamente sobre la mesa que tenía frente a si propinándole una patada directa en el costado derecho del cráneo tirándolo de su silla con brusquedad elevando una pequeña capa de polvo a causa de su caída –Vaya esto fue más fácil de lo que pensé- vocifero con total indiferencia.

Sin embargo el anciano no parecía haber sido derrotado del todo pues no había soltado su arma de fuego con lo cual se giró rodando en el suelo y disparo repetidas veces en contra del jovencillo quien nuevamente como si un ángel le enviara las predicciones del destino ya se había movido de un saldo pateando la mesa y colocándola a forma de escudo ocultando su presencia. Los proyectiles atravesaban la madera de aquel artículo mientras el espadachín después de una fuerte patada la lanzaba con fuerza en contra del vejestorio quien dada su edad fue incapaz de evitarla y prácticamente tuvo que resistir el ser arrollado por ella. El impacto había sido medianamente fuerte, tanto así que la mesa se había destrozado parcialmente al golpear contra el cuerpo del enemigo, mas este aun parecía luchar por su vida, pues aun con cierto esfuerzo tomo su arma apunto temeroso al pelinegro que ahora avanzaba pausadamente a su posición acortando distancia. Estruendos fueron emanados de su artilugio metálico mientras uno tras de otro los proyectiles salían muy separados entre sí haciendo que las armas punzo cortantes guiadas por las agiles manos del capitán desviaran aquellas balas sin problema.

-En realidad me alegro que esto haya resultado de esta manera, esperaba algo mejor pero sinceramente prefiero que todo se mantenga como hasta ahora- exclamo ya a menos de un metro de aquel ruco para después inclinarse un tanto observándole más detenidamente, el otro sujeto no emano ningún comentario pero observando una oportunidad de oro coloco su arma entre cien y cien del falso marine, en sus labios se formó una sonrisa para después accionar el mecanismo de disparo, sin embargo ningún proyectil fue exhalado, únicamente se escuchó un “click” que se repitió continuamente mientras la desesperación se hacía presa de aquel hombre de avanzada edad –Alguien como usted debería aprender que las armas de fuego no tienen munición infinita- su katana se acercó hasta el cuello del hombrecillo dejándola a un lado del mismo lista para privar de existencia, pero el acto no se realizó de inmediato, sino más bien hubo una pausa deliberada –Creo que ya lo sabe, pero no puedo dejarlo vivir, sin embargo usted y yo podemos llegar a un acuerdo, si usted me dice donde se encuentran los otros enviados del gobierno le quitare la vida rápidamente, de otra manera me temo mucho que usted y mi katana tendrán que conocerse poco a poco- su rostro no formulaba ninguna expresión, aunque si aquel personaje conociera a Kyo sabría que estaba mintiendo, el no gustaba de la tortura y jamás lo haría, pero esperaba con ello sacar alguna respuesta.

El silencio se alargó unos cuantos segundos, no parecía dispuesto a cooperar y por si fuera poco en las afueras se comenzaba a escuchar una gran bulla, mezcla de gritos eufóricos y de grandes explosiones que sin duda alguna eran los cañonazos que los navíos marines arremetían en contra del puerto en búsqueda de exterminar a los rebeldes y esclavos que aún se mantenían en el sitio. Con su inusual capacidad de sentir presencias el nipón podía claramente percibir que buena cantidad de humanos se acercaba a su posición, de seguro todos ellos eran marines, tenía que salir de aquel sitio lo más rápido posible. Sus ojos sin demostrar remordimiento se clavaron en los del anciano para finalmente pronunciar –Mas hago al diablo cuando me visto de santo, supongo que esta frase le será muy similar, al fin de cuentas es eso lo que usted ha hecho, pero descuide, a donde lo enviare no hay más dolor…- un sonido sordo y suave se produjo mientras a las afueras de aquella casa de campaña se colocaban varios marines con armas de fuego apuntando evitando dejar algún punto ciego, un pequeño grupo con espadas se disponía a entrar cuando repentinamente una sombra apareció todos los demás que formaban el circulo de reten dispararon con precisión atravesando aquella cosa, para cuando se dieron cuenta observaron que se trataba ni más ni menos que de una bola de ropa.

Repentinamente otra sombra apareció aprovechando la distracción y a una velocidad asombrosa paso de largo a todos los marines que estaban en formación circular, todos y cada uno de ellos cayó al suelo emanando desde sus cuellos un líquido carmesí ya conocido. La sombra se materializo al lado de uno de aquellos hombres con espada, se trataba del rebelde quien sin meditarlo un segundo atravesaba por el pecho al desafortunado de lado a lado. Los marines sobrantes, que eran apenas cuatro se asombraron pero decidieron atacar, el primero quien estaba a unos cuantos pasos del morocho le lanzo un corte transversal, aprovechándose de su ventaja simplemente con fuerza movió el cuerpo del marine ahora difunto y el corte le impacto a este último sirviendo como escudo humano mientras con la mano que portaba la kodachi atravesaba por el cuello al atacante. Dejando caer ambos cuerpos se percató que dos sujetos más le venían a atacar de manera conjunta así que colocando ambas katanas en el camino de aquellas armas punzocortantes se defendió con eficacia para después con un movimiento desarmarlos a ambos y de un corte horizontal acabarles.

Sus pupilas se dilataron cuando apenas por centímetros pudo mover su rostro a la derecha recibiendo un corte superficial por parte de la espada del ultimo marine, ciertamente por poco se había salvado, el hombre quien apenas aparentaba unos 16 años lloraba mientras le atacaba de nueva cuenta dirigiendo su katana al rostro, esta vez decidido a partirle el cráneo en dos de manera horizontal obligando al espadachín a reclinar a un costado su cuerpo inclinando todo su torso logrando con esto doblar parcialmente su cuerpo dejando que el corte pasara por sobre su cabeza cortando algunos de sus cabellos “Estuvo muy cerca”. En ese momento justo cuando el niño se preparaba para un nuevo ataque movió con rapidez su katana y le corto de manera vertical todo el pecho, la herida no era muy profunda pero lo suficiente para dejarlo fuera de combate momentáneamente. Un grito desgarrador y de dolor fue exhalado por parte del niño marine quien cayó al suelo tupido de escarcha –Casi me matas, debo admitir que me diste un buen susto- le mando Kyo recobrando su paz acostumbrada envainando su kodachi –Maldito, mataste a todos, todos ellos, te odio- las palabras del joven no repercutían en lo más mínimo por la mente del morocho, quizás en otra situación le habría acabado, pero ahora necesitaba concentrarse en algo importante, algo que debía hacer para que toda esa tontería de guerra tuviera algo de beneficio a su favor –Tengo un mensaje para la marina en general y quiero que tú se los des a todos, escucha con atención, ahí adentro encontraran al enviado del gobierno, o bueno…parte de él, yo fui quien cometió todos estos actos de los que ahora me acusas así que supongo tienes derecho a odiarme, pero asegúrate de no morir hasta que todos lo sepan, de otra forma alguien más podría tomar el crédito por todo esto, mi nombre es Kyo Kensato, soy un pirata- en ese momento envaino su katana ante la mirada furica pero confusa del otro joven –Mi problema no es con la marina, pero aparentemente mientras tenga problemas con el gobierno los tendré con vosotros, así que supongo que habrá que luchar tarde o temprano….que tengas lindo día- y así sin decir más dio media vuelta comenzando a correr a toda velocidad evitando de vez en cuando una explosión por suerte o por habilidad.

Pasaron pocos minutos hasta que logro llegar a la entrada de la mina, pensó en ingresar por ella, pero aparentemente la marina ya sabía de la existencia de la misma, no era buena opción entrar por ese sitio, entonces, ¿qué tal el bosque?, era cierto, se estaba incendiando pero no habría nadie en ese sitio. La multitud de esclavos y revolucionarios se dirigía con abrumadora urgencia a un costado de la isla, pero por los disparos que se escuchaban en la lejanía los oficiales les estarían esperando. Todo estaba decidido, así que se lanzó corriendo en dirección al bosque y antes de llegar pudo observar efectivamente las flamas que emanaban del mismo, sin duda había que estar loco para pasar por ese sitio, suerte que Kyo lo estaba, pues antes de ingresar como tal rodo por el suelo en un arroyo de agua helada mojándose enteramente “Maldita sea, está muy fría” sin embargo esto lo agradecería una vez en el infierno abrasante que se había convertido aquel bosque. Aunque la temperatura era elevada en ese sitio el agua helada que había rociado enteramente su cuerpo y sus ropas le protegía manteniéndolo a una temperatura aceptable. Corría evitando de vez en cuando algunos troncos caídos hasta que finalmente logro atravesarlo enteramente justo a tiempo pues ya estaba seco y sus ropas por poco se habían incinerado.

Cuando pudo notar una parte de la playa desahogada de gente se sintió aliviado, al parecer estaba en lo correcto, cuando él y Yuyiso habían arribado a Tequila Wolf pudo notar algunos navíos ocultos en partes estratégicas de la isla para poder evacuar prisioneros en un momento urgente, así mismo ahí se encontraba un navío revolucionario de tamaño considerable, muchos prisioneros junto con algunos rebeldes preparaban todo para zarpar así que sin perder tiempo le abordo. Inicialmente al verlo todos se tensaron, pues ahora portaba estrictamente uniforme militar a causa de que sus ropas originales las había usado en la distracción del puerto, pero tras explicar algo y sin mostrar intenciones de batalla todos parecieron creerle, más que nada por el hecho de que si no salían en ese momento donde las flotas marines se concentraban más en el puerto y en los galones estarían perdidos. Apoyándose unos en otros lograron zarpar sin problema alguno dirigiendo la embarcación por un hueco producto de la batalla en transcurso. Finalmente estaba fuera de aquella guerra infernal, era momento de reunirse con su nakama, quien esperaba se encontrara a salvo en Shimotsuki, el sitio acordado de reunión por si ambos se separaban. Con un último vistazo a la isla y lanzando la gorra de marine al mar replico apenas audible para sí mismo –La derrota siempre es momentánea- y con una amable sonrisa en su rostro se dispuso a ayudar en los deberes del navío.

OFF:
Contenido patrocinado

El embate de los idealistas Empty Re: El embate de los idealistas

Volver arriba
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.