Muy lejos de casa...

Muchos días habían pasado desde que del puerto de Loguetown se había escapado, ayudado por un sujeto llamado Kozart quien junto con su tripulación extraña de la cual no había pedido detalles ni había siquiera prestado atención a ellos se despidió con alegría, se encontraba en una isla y un mar que jamás había visitado, según entendía ahora estaba en la isla Karate, un lugar de reunión para todo guerrero con ánimos de fortalecer el cuerpo y el alma embriagando su físico con arduos entrenamientos desde que el astro rey salía hasta que la madre luna acariciaba los cielos, sus ropas nuevas le hacían más confiado que antes, no entendía del todo como había sido aquel proceso, pero hace varias semanas, en la isla de Dawn él era simplemente un chiquillo inocente, ahora un par de meses después se notaba cambiado, más concentrado en una misión, su actitud parecía un tanto más seca pero a la vez más adecuada y finalmente siempre llevaba plantada una sonrisa alegre –Bien, estoy aquí, no conozco nada de este mar así que supongo es hora de irme informando que otros sitios puedo conocer, después de todo presiento que hoy será un buen día-

Comenzó a avanzar por las tierras desconocidas, la isla no parecía tener nada en especial, al menos en el puerto casi no se lograba apreciar nada, en cierto punto parecía ser un simple pedazo de tierra flotando en el mar, viro varias veces su cabeza en búsqueda de vida pero no logro encontrar el mas mínimo rastro de ella, la arena bajo sus pies era suave y más fina que en otros lugares donde había estado, casi como llamadas por el mar ligeras recorrían a ras del suelo guiadas por el viento creando un espectáculo pocas veces visto más por el hecho de que la humanidad siempre busca grandeza en lo extraordinario cuando la grandeza más bella se encuentra en las cosas más cotidianas.

Ya estaba atardeciendo, no tenía idea de cuánto tiempo había pasado en altamar, pero cuando menos habían sido un par de semanas, el viaje había sido tan extenso como la misma espera de tomar una buena cerveza, cosa que desde hacía tiempo no degustaba, pero en esos instantes se dio cuenta que de nueva cuenta estaba solo, como muchas veces en su aventura, irónicamente mientras se encontraba viajando con aquellos rapases les había escuchado y visto, había con sus orbes disfrutado de su comunión, todos se preocupaban por un bien común, eran casi una familia, quizás por eso algunas tripulaciones piratas eran tan extraordinarias, no por el poder…sino por la fraternidad.

Un dejo de nostalgia se hizo presente en su alma, alma que desde Loguetown buscaba respuestas, ahora más tranquilo no podía siquiera responder las más simples, había salido de aquella isla, incluso de aquel mar con la esperanza de conocer el mundo, pero de que le serviría vagar como alma en pena cual animal rastrero en solitario…la vida ya no tenía las mismas prioridades que antes, ahora su mente en la brillante idea de obtener fortaleza aclamaba con ternura un nuevo destino, la idea de buscar compañeros con quienes compartir sus alegrías y sus penas, sus victorias y derrotas, con quienes poder charlar de temas que acongojan el alma de las personas, ese era ahora su objetivo, así frente a la hermosa escena donde el sol otorgándole su bendición se ocultaba decidió que así lo haría, trataría de encontrar una tripulación o en su defecto buscar una, dejaría de ser un don nadie, para pasar a ser…alguien.

Tras pasar un breve lapso de tiempo mirando el horizonte comenzó a comenzó a caminar de nuevo para dirigirse a la villa de aquella pequeña isla, pero en su camino logro deslumbrar como alguien se movía con agilidad hasta detenerse en una zona no muy lejana de su actual ubicación, por alguna razón el chico se sintió atraída a aquel sujeto, algo en él se le hacía familiar como si le hubiese conocido antes, así que con paso decidido se acercó al sitio hasta estar más cerca de dicha persona, sus rasgos le delataban per lo que más le delato fue encender un cigarrillo cosa que activo los recuerdos de Kyo al máximo soltando una leve risa acercándose por un costado del sujeto –Vaya, cuantas vueltas da la vida he, hace unos días estaba en alta mar preguntándome si algún día volvería a ver algún conocido y ahora te encuentro aquí, una isla a miles de leguas de donde nos conocimos, debo admitir que comenzaba a olvidarme de ti…Yuyiso, pero veo que tu afición al cigarro sigue latente, no es algo que en realidad me sorprende pues conozco bien los efectos de la nicotina en el cuerpo humano-

Aquel sujeto extraño que seguramente no reconocería Yuyiso se presentaba como alguien formal, sus ropas eran ahora modernas y algo extravagantes, unos tenis azules que hacían conjunto a unos jeans del mismo color, una sudadera blanca que cubría su parte superior, unas gafas de sol que tapaban sus ojos así como una gorra oscura que acomodaba su cabello el cual ya no llevaba a forma de cola, sino que lo dejaba suelto mostrando mechones en parte de su frente y más aún en su parte posterior –Oh lo siento, creo que no me has reconocido, soy yo…el tío ese que gano la apuesta…soy Kyo, espero me recuerdes, han pasado unos cuantos meses desde que tuvimos aquella pequeña pelea en búsqueda de ganar una apuesta je- exclamaba con cierta amabilidad pues al menos ello no había cambiado en su actitud, extendió su mano para estrecharla con aquel hombre y así asegurarse que aún le recordaba para finalmente exclamar –Estas muy lejos de casa, ¿qué ha pasado contigo desde Dawn?, a mí me pasaron un par de cosas interesantes aunque ya habrá tiempo para contar eso, supongo que tú también has tenido tus aventuras- espero la respuesta de su compañero.

-Pues yo sinceramente no se ni dónde estoy, solo me han dicho que esta es la isla Karate, deduzco que aquí deben practicar fuertes guerreros y aunque al igual que tu apreciación no he visto nada que haga sobresalir a este lugar entre los demás, a decir verdad me parecía más interesante la isla de dawn e incluso la misma shelltown- respondió rápidamente estrechando la mano con Yuyiso al momento que guardaba ambas en sus bolsillos de la sudadera –Aunque tampoco debemos confiarnos, quizás por aquí encontremos a sujetos de gran poder- exclamo tras un breve lapso de silencio, la brisa marina era refrescante y poco a poco el ambiente enfriaba gracias a la baja de temperatura que comenzaba a anunciar el arribo de la noche, suspiro levemente al tiempo que su compañero continuaba con un par de vocablos tras los cuales espero un tiempo para responder.

-Pues he venido por la necesidad de alejarme de Loguetown, quizás no es el momento para decirlo pero presiento que algo está a punto de suceder en el mar que hemos dejado atrás, la marina está en constante movimiento, cada vez los espacios que nos son permitidos están más al borde de la extinción, puedes llamarme paranoico pero creo que los piratas y algunas facciones rebeldes no dejaran que esto ocurra así como así, presiento que un enfrentamiento se acerca, solo espero no formar parte de el- exclamaba con cierta dejo de tristeza observando a la lejanía donde el sol ya casi se ocultaba por entero para continuamente proseguir –Pues ahora mismo se me ha plantado una idea firme en la cabeza, todo este tiempo he viajado en solitario sin rumbo o sin objetivo, pero tras unas cuantas noches en compañía de agradables personas creo que me gustaría encontrar una tripulación, quizás unirme a una o por otro lado…formar una, si…creo que ese por ahora es mi objetivo…- termino esperando la respuesta de su compañero.

Escucho como aquel sujeto se alistaba de inmediato para formar juntos una tripulación, por unos momentos Kyo elevo su mirada observando el cielo despejado de un hermoso color naranja, era una buena idea, cuando menos para no estar todo el tiempo solo, pero para crear una tripulación había varios problemas, en primer lugar no tenía barco lo cual ya le imposibilitaba darse a conocer como pirata, en segundo lugar aunque ahora tendría el apoyo de Yuyiso no tenía más miembros, una tripulación no la conformaban dos personas, en tercer lugar incluso consiguiendo el barco necesitaba algún navegante o tendría que aprender a navegar por su cuenta, en cuarto lugar no sabía si él era lo suficientemente fuerte como para proteger a su tripulación en caso de algún desastre y por si todo lo anterior fuera poco, ahora se encontraba en un mar que no conocía y que nunca había visitado, con personas que parecían concentradas en fortalecerse más que en armar una banda, eso ya era un último gran obstáculo, reacciono entonces ante lo dicho por el carpintero y con una típica sonrisa afable exclamo –Claro que si, al menos de esa forma podremos compartir ciertas aventuras-

Observo como el chico sacaba varias herramientas para comenzar a construir un refugio, cosa muy rara pues en todo caso era mejor albergarse en una fonda de la isla y pasar ahí la noche, así que rascándose un poco la cabeza por sobre el gorro exclamo confundido –No entiendo para que hacer un refugio nosotros, tardaríamos mucho tiempo en conseguirlo y si una tormenta se aproxima nos dejarían sin posibilidad de terminar el trabajo, además no son caros los hostales por aquí, de cualquier manera aún es temprano, las estrellas apenas si comienzan a despertar, el espectáculo de la noche con dulzura va a comenzar- clamaba con alegría observando el cielo que poco a poco se llenaba de bellísimos puntos resplandecientes como diamantes, una tripulación, vaya cosa más rara, hacia unos días ni siquiera había pensado que conseguiría a alguien tan rápido para seguirle, pero lo había hecho con un viejo conocido, el primer paso estaba dado, ahora con su nuevo compañero esperaba poder encontrar lo que buscaba, iría paso a paso, el primer objetivo era conseguir un barco, quizás robándolo lo cual no era buena opción al menos por el momento, quien sabe, quizás el destino intercedería a su favor una vez más.

-Lo sé, aunque quizás con un poco de práctica, un mapa y una buena brújula seamos capaces de llevar una embarcación sin la necesidad de un navegante pero lo ideal sería conseguir alguno, dudo que aquí encontremos ello, en este sitio solo parecen existir luchadores con el afán de fortalecer sus cuerpos, bueno en cualquier modo encontraremos la forma de salir de aquí, sino iremos a otra isla en búsqueda de suerte, además yo también deje mi pequeño bote de remos, aunque no interesa, era demasiado chico como para poder llevar a más de dos personas en el- exclamaba ante las palabras de Yuyiso quien aun parecía concentrado en crear una choza, la verdad es que Kyo no dudaba de su habilidad sino de la madera, pues en un sitio así conseguir madera no era tan sencillo, sumado al hecho de que la isla no parecía ser un lugar donde los arboles abundasen, pero decidió tener fe en su compañero, después de todo para eso era una tripulación, para tener fe unos en otros.

-Bueno entonces confiare en ti Yuyiso, estoy seguro que podrás hacer una choza antes de que la luna vacié sus lágrimas sobre nosotros, aunque tampoco te sobre esfuerces es malo que tomes tantas cosas a tu cargo, más en una situación como esta donde no sabemos si tendremos que luchar contra algún loco- de pronto una palabra capturo su atención, su compañero le llamaba capitán, algo que le agradaba y desconcertaba a la vez, hasta ese momento no se había imaginado a sí mismo como un líder, pero ahora la idea le parecía bastante buena, por lo cual simplemente afirmo con su cabeza acercándose a ayudar a su compañero en la medida que le era posible arrimándole algunas tablas que encontraba desperdigadas por el sitio, así fue como la noche poco a poco abrazaba más y más a los dos jóvenes quienes varados en una isla extraña buscaban una manera de refugiarse del frio y de los peligros que las oscuras tinieblas traerían consigo –Noto en ti que también te has vuelto fuerte, algo me decía que esa vez en Dawn no sería nuestro último avistamiento, aunque debo admitir que jamás pensé encontrarte en una isla como esta, nunca sabemos que nos tiene deparado el destino hasta que esta frente a nuestras narices, por alguna razón ahora tengo un buen presentimiento, los problemas en las lejanías se extinguen mientras en nosotros una nueva luz de esperanza nace- termino con aquellas palabras casi poéticas mientras le entregaba unas tablas a su ahora carpintero.

Con ingenio ambos piratas se la habían arreglado para desmontar unos cuantos botes aprovechando de ellos la madera terminando finalmente la choza, realmente impresionante al menos para el pelinegro quien no sería capaz de crear algo de esa forma así como así, la luna ya se postraba firme sobre los cielos creando con sur reflejo hermosas líneas de color celeste que danzaban en las olas del mar, las palabras de Yuyiso iban y venían a las cuales aunque atento no les prestaba mayor relevancia, lo que decía tenía sentido, no podía esperar que tuviese el total respeto del otro sujeto si no contaba con pruebas que lo respaldaran, pero sinceramente a cómo veía el asunto una pelea en esos lugares al menos después de tan cansado día no sería lo más conveniente, lo que quería ahora era descansar en un sitio cómodo, reponer energías y ya el día siguiente comenzaría a engranar las piezas de como saldrían de dicha isla en la que se encontraban –Estoy consciente de ello y creo que es lo más justo, después de todo si no puedo demostrar eso no tendría ni la más mínima oportunidad en contra de los demás capitanes piratas…o de la marina- exclamo cauteloso mientras admiraba los cielos.

Ambos se sentaron a las afueras de la pequeña choza improvisada que se había creado con la habilidad de Yuyiso, Kyo tomo un par de provisiones que este le ofrecía y comenzó a comer unas cuantas verduras frescas junto a unas pocas gotas de ron que casualmente venia en una botella, se quitó las gafas de sol guardándolas con cuidado en los bolsillos de sus pantalones, ahora mostraba sus ojos dejando únicamente el gorro en su cabeza –Creo que tienes razón, pero anhelar el poder sin un fin es sentenciar nuestras almas a la perdición, busquemos un fin por el cual luchar, por el cual sentir, serán nuestras palabras preludio de nuestro renacimiento o de nuestro vacío-espero un momento para después reflexionar en las últimas palabras del carpintero a lo cual respondió con serenidad –Me esforzare por ello, sé que puedo hacerlo y con todo lo que ha pasado creo que llego el momento en que finalmente despierte de mi letargo, nuestra tripulación algún día será famosa Yuyiso ya lo veras, somos como estrellas en el cielo, iluminaremos la oscuridad de este mundo…King´s of Sea…que hermoso nombre- finalizo observando los zafiros en la oscuridad del universo, sin haberlo planeado ya había dado nombre a su futura tripulación.

La noche avanzo sumiendo a los dos sujetos en una oscuridad casi total, en un determinado momento Yuyiso simplemente se retiró a la choza para descansar cosa que Kyo haría más tarde, el simplemente se quedó ahí terminando de comer algunos vegetales mientras observaba la luna, sus pensamientos ya no danzaban en torno a una idea futurista o muy alejada, simplemente viajaban en torno a lo que vendría de manera inmediata más sin embargo se cansó de pensar demasiado, tanto así que decidió irse a descansar entrando en la choza, era un sitio rudimentario y pequeño, apenas si existían dos catres separados por un pequeño espacio, al fondo una chimenea apagada pues la temperatura era suficientemente agradable, así que recostándose cómodamente en su sitio de descanso cerro sus ojos y bajo su gorro hasta que este cubría la mitad de su rostro para caer finalmente en brazos de Morfeo.

Un nuevo día, nuevas posibilidades y nuevas aventuras, los cálidos rayos solares entraban a través de pequeñas aberturas en la choza, con pereza el joven espadachín se levantó de su catre para revisar que Yuyiso ya no se encontraba en su sitio, bostezo levemente y salió del lugar mirando el hermoso escenario frente a si, los sonidos del mar provocaban una cálida bienvenida para un nuevo día mas el sol ya en los cielos molestaba con sus rayos la vista del chico tanto así que sacando sus gafas de sol las coloco de nuevo en su rostro acomodándose el gorro de manera correcta, observo a su alrededor en búsqueda de su compañero y un tanto en las lejanías sobre la playa le encontró entrenando o al menos eso daba a entender sus movimientos, comenzó a avanzar hasta la zona para verle más de cerca al tiempo que daba un rápido vistazo alrededor donde no se lograba apreciar a nadie más.

-Buen día Yuyiso, parece que has despertado temprano a entrenar- sus palabras fueron seguidas de un último bostezo para después comenzar a despertar rápidamente –Bien, ahora parece que tenemos mucho tiempo, creo que deberíamos ir por la playa buscando algún navío que podamos comprar o adquirir, después de todo ese es nuestro primer obstáculo a superar- espero la respuesta de su ahora compañero mientras observaba el cielo el cual nuevamente estaba despejado indicando que ese día no habría tormentas por esperar.

Escucho con atención las palabras de Yuyiso y en cuanto termino bostezo nuevamente pero esta vez de manera ficticia para responderle –Si ya me dijiste eso…como unas cinco veces- ciertamente no le molestaba que aquel carpintero tuviera presente ello, pero se le comenzaba a hacer molesto que le preguntase una y otra vez como si de un retrasado mental se tratara, la mañana era perfecta y en una isla como esa de seguro no habría mucha gente con la cual hablar, lo cual era una enorme ventaja pues sería mucho más fácil obtener información útil que vagar de un lugar a otro en búsqueda de pistas falsas, como él y su compañero ya lo habían pensado lo principal seria encontrar una nave, para ello sería bueno socializar con algunos de los ciudadanos en aquel pequeño lugar y conocer si algún navío estaba disponible para ser tomado como futura embarcación del pelinegro.

Sin embargo la cuestión de ir con Yuyiso quien al menos por ahora parecía más centrado en entrenar hacia mellas en él, ir juntos garantizaba que no se perderían al menos no el uno del otro y que en caso de problemas sería más fácil resolverlo, por otro lado significaba ir más lento además de quitarle la oportunidad de entrenar como era debido, fue así que tras meditarlo un par de segundos concluyo que la mejor opción era separarse en búsqueda de información, el punto de reencuentro seria la choza, un lugar bastante apreciable en las playas, así que dirigiéndole una mirada rápida a través de aquellas oscuras gafas exclamo con firmeza –Bien entonces manos a la obra, buscaremos un barco o alguna posibilidad de obtener uno, sin embargo el ir juntos nos resta posibilidades de encontrarle, si nos dividimos ampliamos la zona de búsqueda, tu puedes entrenar pero después me gustaría que investigases por tu cuenta, yo haré lo propio- señalo entonces la choza con la diestra –Aquel sitio será nuestro punto de reunión, llegaremos ahí a más tardar cuando el sol se oculte, por ahora es todo, nos veremos más tarde- finalizo sus vocablos dando media vuelta para comenzar a caminar rumbo al poblado, buscaría información entre los lugareños y quizás trataría de encontrarse con uno que otro sujeto interesante, lo cierto es que contrario a lo que había pensado esa isla parecía muy pacifica, no era que ello le molestara pero cuando un sitio era tan pacifico solo podía ser el preludio de un desastre de magnitudes épicas, además estar en un solo sitio no era su estilo, quería viajar por el mar y conocer nuevos lugares, así que un barco…era su necesidad más fuerte.