Paz en soledad...o mas bien paz en compañia...

Tras el casual encuentro en el puerto de la ciudad Kyo avanzo por el pueblo rodeándolo pues no gustaba de mezclarse mucho con la gente, quería un lugar un poco más tranquilo, fue así que llego hasta lo que parecía un sitio lleno de naturaleza, una montaña que daba un toque de belleza sin comparación, parecía solitaria casi como si nadie viviese en ese lugar, unos cuantos animales salían de los arbustos de vez en cuando indicando que la fauna y la flora eran tan vivas como la misma villa que se encontraba cientos de metros en la lejanía. Kyo se apresuró hasta llegar a un árbol, este era grande y frondoso, no quiso probar sus frutos pues ahora mismo no tenía hambre, simplemente se recargo con el tronco y dirigió su vista a la villa en las lejanías –Vaya, este lugar es más hermoso que esa villa llena de aldeanos, bueno no podría culparlos después de todo deben ganarse la vida de alguna forma-

Cerro sus ojos para intentar descansar un momento pero escucho un sonido extraño y se levantó casi como un conejo de un salto, observo en todas direcciones y de pronto agacho la cabeza observando una pequeña lagartija la cual por unos instantes pareció observarle de igual manera, pasaron unos segundos en donde ambos se miraban, la lagartija saco la lengua y la guardo casi al instante, acto que Kyo repitió en una escena casi caricaturesca, pronto se inclinó y tomo a la lagartija con cuidado dejándola sobre la palma de su mano –Hola amiguito…o amiguita, como estas, sabes me espantaste no debiste hacerlo, pero qué diablos estoy haciendo le estoy hablando a una lagartija y más aún estoy esperando a que me responda…- exclamo levantándose pero aun manteniendo a la lagartija en su mano la cual no parecía asustada y se quedaba en su posición sin moverse.

-Pero qué diablos!!!!!- grito Kyo cuando la lagartija le respondió y dando un salto atrás la dejo caer al suelo mientras temblaba de nervios, tardo unos segundos en recuperarse y pronto se inclinó en el suelo hasta quedar frente a frente con la lagartija quien aún se mantenía en el lugar –Oh lo siento, es que yo…bueno tu sabes, nunca había conocido a una lagartija que hablara, es algo impresionante siempre pensé que las lagartijas no hablaban…entonces debo muchas disculpas cuando era niño las molestaba a cada rato- exclamo rascándose la cabeza sin dejar de mirar al animalejo que estaba frente a si –Disculpa si te molesto con muchas preguntas pero es impresionante, dime, ¿cuántos años viven las lagartijas?, deben ser pocos, digo con tantos niños tirándoles con resorteras y demás travesuras dudo que tengan una vida muy larga, aunque bien podría equivocarme, o disculpa por dejarte caer también fue un accidente- Kyo tomo a la lagartija nuevamente y la coloco frente así sosteniéndola con cuidado mientras esta solo parecía escucharlo sacando de vez en cuando su lengua –Es extraño, sabes cualquiera que me viera verte de seguro me juzgaría loco je-

Observo a su alrededor para verificar que no había nadie y después en un tono de voz más confiado comenzó a reír de manera hilarante –Vamos háblame como es ser una lagartija, que les gusta hacer, como se divierten, siempre las veo por ahí arrastrándose y subiendo árboles, supongo que han de tener sus propios centros nocturnos, pero más importante que eso tengo que hacerte una pregunta…tu eres hombre o mujer, mira no me gustaría violar tu intimidad pero sería más molesto que yo mismo lo verificara, o al menos eso pienso- espero la respuesta de la lagartija mientras se recargaba en el tronco del árbol.

-Ahm si supongo que si te debemos una disculpa, o más bien todos los humanos le deben una disculpa, pero nunca imaginamos que hablarían si formularan una petición de seguro alguien lo tomaría en cuenta aunque no puedo asegurártelo, mmm debe haber alguna forma de ayudarte- exclamaba Kyo mientras se rascaba la cabeza pensando en algo para ayudar a la lagartija, de pronto escucho como si algo se quebrara y elevo su cabeza –Pero que rayos…- lo último que pudo observar fue como algo caía encima de él dándole un golpazo en todo el cuerpo aplastándolo y sacándole el aire al momento que dejaba ir a la lagartija la cual por el estrepito provocado salió corriendo –No mama no quiero sopa lo siento…- exclamaba medio noqueado Kyo al momento que se recuperaba lentamente del golpe.

-Maldición porque siempre me han de caer cosas del cielo, me gustaría que si me caen cosas del cielo fuera dinero…o de menos alguna mujer pero siempre me han de caer cosas como…- se detuvo al girar su cabeza y ver que era una persona, en ese momento puso más atención y aparentemente logro distinguir que era una mujer o al menos eso parecía lo cual hizo que se apresurara a exclamar –Oh señorita, ¿está usted bien?- se levantó con cuidado al momento que trataba de ayudar a que la señorita se levantara.

La mujer que se encontraba herida comenzó a hablar de manera normal descubriendo que era ella la que había hecho “hablar” a la lagartija, por un momento Kyo se puso a pensar en ello pero tras ver la herida que tenia se agacho un poco acercándose a su pierna –Oye estas sangrando, déjame ayudarte un poco- metió una mano en un bolsillo y de este saco un pañuelo se acercó un poco a su pierna y justo cuando estaba a punto de limpiar la sangre decidió no hacerlo entregándole el pañuelo a la chica –Ah disculpa, creo que me estaba pasando de confianza je- rasco su cabeza un tanto nervioso y se levantó esperando a que ella acabase de limpiarse la herida.

-Tal vez tengas razón, aunque si me cayera una caja fuerte quizás podría esquivarla y de no ser así supongo que ya no me preocuparía por nada lo cual no estaría nada mal- busco con la mirada a la lagartija pero esta ya se había escapado y había desaparecido del lugar sin dejar rastro de su paso a lo cual el joven exhalo levemente –Vaya me caía bien ese animalejo, aunque no pudiese hablar era gracioso…o graciosa, ahora supongo que no lo sabré-

Giro nuevamente su vista a la mujer y se inclinó nuevamente para mirarla de frente –Por cierto yo soy Kyo, es un gusto haberte detenido y es un placer conocerte, ¿puedes caminar?, sino con todo gusto puedo servirte de transporte…aunque ahora que lo pienso, ¿qué hacías en el árbol?, ¿acaso buscabas algo en especial?- exclamaba con curiosidad esperando respuesta a las incógnitas que planteaba.

-¿Macho?, ¿cola más larga?- exclamo algo confundido por las palabras de la señorita quien ya parecía estarse recuperando mientras con cuidado se acomodaba sus ropas, una vestimenta algo extraña al menos para Kyo aunque no importaba mucho en esos momentos, por un par de segundos se quedó meditabundo, pensando a profundidad en lo que le había exclamado y dirigiendo sus oscuros orbes rumbo a la figura femenina mostro un rostro de incertidumbre para exhalar –Eres sorprendente puedes identificar un animal con solo observarlo, ¿cómo lo haces?- comenzó a reír abiertamente expresando que confiaba en ella, o al menos se sentía cómodo hablando con ella, una leve ventisca paso por el lugar elevando unas cuantas hojas tiradas así como una estela de polvo que pronto se perdió sin dejar rastro.

Tras el buen rato centro de nuevo su atención en la pierna de la joven, parecía que no había sido más que un simple golpecillo y que pronto se recuperaría sin problema alguno, ciertamente la broma que le había jugado era muy graciosa aunque por lo visto se había arriesgado de más al subirse al árbol solo para no ser vista, o eso pensaba hasta que ella le mostro porque estaba sobre el árbol, una rama con frutos, los cuales él no había comido pues no tenía hambre, la chica acerco los frutos hasta que quedaron delante de él, ella parecía tener un gran conocimiento de cocina o eso aparentaba por lo cual Kyo simplemente mantuvo su rostro despreocupado y tomo uno de los frutos.

-Hmmm, pues la verdad no conozco mucho de frutos, no podría decirlo con exactitud pero se una manera perfecta de averiguarlo- y sin decir más se hecho el fruto a la boca comenzando a masticarlo con toda alegría, tenía un sabor algo extraño pero posiblemente era porque a Kyo nunca le había gustado demasiado la fruta –Por cierto, dices que te llamas Khrysis verdad, un nombre algo peculiar, ¿de dónde vienes?- pregunto abiertamente esperando a su compañera.

Kyo acabo de comer aquel extraño fruto, le había dejado un sabor un poco amargo en la boca por lo cual comenzó a hacer ruidos graciosos con la lengua, sin embargo no pudo abrir bien sus ojos ante el primer comentario de la mujer –Vaya se ve que te gusta mucho aprender de la naturaleza, eso es bueno, la mayoría de las personas olvida a veces que nosotros también somos parte de ella y por ello no le interesa el disfrutarla- de vez en vez la señorita mostraba una mueca de dolor en la pierna que tenía la herida, era natural, aunque era simplemente un leve raspón también dolía y más aún después de haber caído en parte sobre la tierra lo cual debía haber aumentado ligeramente el daño provocado por la caída, el comentario de la fruta fue acertado pues por unos instantes todo se quedó en silencio a lo cual el novato de cabellos oscuros exclamo –Ha supongo, aunque no esta tan mal, quizás solo hay que agarrarle el gusto-

Sin embargo cuando pregunto acerca de su lugar de procedencia la actitud de la joven pareció cambiar un tanto a una actitud seca y cortante, sus palabras eran tan escuetas que no daban a entender mucho de donde provenía ni siquiera por qué había llegado a aquella villa; rascando su cabeza el joven espadachín se quedó en silencio unos instantes pensando si debía proseguir con el tema, no le gustaba ser molesto pero ante el segundo comentario de la chica decidió que quizás era lo mejor tratar de ayudarla, o por lo menos entablar una conversación que no estuviese basada solo en “trivialidades”.

Así con la confianza que le caracterizaba se acercó a la chica y se sentó a un lado de ella observando de frente al árbol donde anteriormente había estado recargado, sus piernas se cruzaron al igual que sus manos mientras sus ojos clavados en el tronco de aquella estructura natural parecían perderse en sus pensamientos –No tienes por qué disculparte, si de verdad no quieres hablar de ello respeto ello, pero quizás entonces yo pueda contarte algo de lo que me ha sucedido a mí, después de todo yo verdaderamente pienso que el dolor es menos si logras expresarlo y compartirlo con alguien, quizás este equivocado pero enfrascarse no sirve de mucho, así que…¿te parece si charlamos de mi vida?- una cálida sonrisa se formó en su tez al tiempo que giraba esperando la respuesta de la jovencilla.

-Vamos descuida- exclamo mostrándose amable y relajado, coloco un dedo en su barbilla tomando una pose pensativa mientras trataba de recordar detalles importantes de su vida, no encontró muy bien como comenzar así que simplemente decidió comenzar a hablar conforme los recuerdos fluyeran en su mente –Bueno, yo nací y crecí en Loguetown, cuando era pequeño me gustaba ese lugar, ahora no podría decir lo mismo, como sea, nunca fui alguien muy interesante, prefería jugar con algunos animales que entablar conversación con las personas, por alguna razón nunca me sentí demasiado a gusto estando cerca de otros niños, me ponía nervioso, supongo que era algo tímido para ese momento, como sea, de los animales aprendí algunas costumbres interesantes, poco a poco sentía que me entendía mejor con ellos, pero llego el día en que tuve que ir a la escuela, tu sabes cómo es eso-

Se detuvo por un momento girando su cabeza para observar de reojo si nadie más estaba cerca, era una especie de tick que había adquirido a través de los años, tras verificar que no había nadie más que ellos prosiguió –En la escuela conocí a muchos de mis amigos, podría decirse que ahí fue donde comencé a confiar en la gente, pero todo cambio un día, mi padre era comerciante, vendía frutas en el mercado local, irónico, a mí nunca me agradaron mucho las frutas, en fin, no era un comerciante acaudalado, pero cuando menos nos iba bien, lo suficiente para mantenernos de una buena manera, un día por alguna razón un sujeto lo asesino solo para robarle unos cientos de berrys que tenía en la caja-

Suspiro un poco mientras agachaba levemente su mirada al suelo para después elevarla al cielo con cierta tristeza pero manteniendo en su rostro una leve sonrisa –Nunca entendí porque alguien mataría solo por unos cientos de berrys, después de todo no servirían de mucho en estos tiempos, bueno terminare, mi madre era ama de casa, siempre sabía lo que debía hacerse, pero tras la muerte de papa enfermo y murió poco tiempo después, yo no tenía más familiares y un día mientras estaba solo en la casa llegaron unos cuantos marines, me sacaron de forma brusca y un extraño sujeto me dijo que no se había pagado los impuestos de ese lugar, no sabía qué hacer y pues me mandaron a la calle, el resto de la historia no es nada interesante, solo decir que ahora me dedico a ganarme la vida como sea, en este mundo hay personas buenas y malas, por suerte yo he conocido a muchas buenas, creo que la confianza es parte esencial de nosotros como personas, hablar de todo esto antes me dolía mucho, pero ahora cada vez que lo hago me siento liberado, disculpa si te molesto con estos temas, pero hablo mucho cuando estoy algo nervioso je- termino de hablar esperando la reacción de la joven.

-Pues no creo que un persona sea enteramente buena o mala, yo…simplemente hablo de personas buenas que he conocido, porque las considero así, pero quizás me equivoque, en realidad nunca he pensado a profundidad que tipo de persona puedo ser yo, supongo que algún día lo averiguare, pero hasta que ese día llegue prefiero pensar que solo soy un sujeto tratando de sobrevivir en una época como esta- suspiro levemente y observo a la chica, ella no parecía querer contar su historia, tal vez había sido demasiado difícil, tal vez simplemente no confiaba en Kyo algo totalmente entendible para las circunstancias actuales, o por ultimo tal vez no le interesaba contarla pues no le veía el sentido, fuera lo que fuera el joven de cabellos oscuros podía determinar que ella no era de por ahí, al menos no de esa parte del mundo, parecía venir de algún lugar distante donde las costumbres distaban un poco de las suyas.

-Estoy seguro que algún día todo será mejor, quizás algún día todos podamos entendernos dejando de lado las batallas sin sentido que solo nos perjudican- termino sus palabras dejando un momento de silencio en el sitio, no sabía que más poder decir, la otra chica parecía algo cerrada, pero como en algunas ocasiones se ilumino su mente fue entonces que exclamo con algo de prisa –Oye, no quisiera seguir molestándote pero…tal parece que tú sabes cocinar, ¿podrías enseñarme algunas recetas?, se algunas cosas pero sinceramente me vendría mejor aprender algunas otras recetas de esa manera no tendría que estar comiendo todo el tiempo en lugares de la calle je-

La chica reacciono ante la petición de Kyo, parecía algo distraída pero al menos en se momento le prestó atención al joven, se levantó con cuidado y algo se movió entre sus ropas, de pronto de ellas salieron dos alas, por unos segundos el chico no reacciono, pero después abrió sus ojos y su boca al máximo y se cayó de espaldas, aunque gracias a su posición no obtuvo daños de la caída, se quedó mudo por unos momentos y después la señalo con nerviosismo –No puede ser, eres un ángel!- exclamo con fuerza mientras aun no podía ponerse en pie, sus labios se movían irremediablemente y tras un esfuerzo por calmarse finalmente pudo articular -¿Has venido del cielo para ayudarme?- ciertamente él no sabía qué hacer, nunca se había cruzado con un ángel, tampoco había escuchado hablar de ellos más que en uno que otro cuento infantil, por lo menos esperaba que este ángel fuese de los que ayudan a la gente.

Finalmente pudo tranquilizarse lo suficiente para levantarse y acercarse con un poco de precaución, rodeo a la chica y observo más atentamente sus alas, eran algo extrañas y parecían salir de su espalda, comenzó a exclamar en reiteradas ocasiones –Asombroso..- mientras no dejaba de preguntarse que estaba sucediendo, finalmente se acercó bastante al punto de que su rostro quedo muy cerca de las alas de aquella mujer y con un dedo cuidadosamente intento tocarlas, pero de pronto se detuvo y retrocedió unos pasos.

-Disculpa es que nunca me había topado con un ángel, de verdad que es asombroso, con razón se nota que sabes mucho, desde el cielo debe ser fácil analizar y observar todo lo que sucede acá en la tierra, ¿no?- comenzó a reír levemente mientras se rascaba la nuca y esperaba una explicación un poco más a fondo de aquella mujer.

-Claro que no pensé eso, es decir, quien podría pensar que un ángel venga del infierno, a menos que fueras un ángel negro o algo así pero no lo pensé, yo solo, digo…- contesto sonriendo nerviosamente ante el comentario de la chica y después aparento toser girando su rostro el cual estaba comenzando a mostrar gotas de sudor “Si le hubiera dicho que lo estaba pensando de seguro me habría matado” regreso su vista a la mujer y ya más tranquilo aprovecho la oportunidad que esta le brindaba de poder tocar sus alas, se acercó con cuidado y las contemplo detenidamente, parecían algo extrañas pero tenían algo especial que hacía a Kyo tocarlas repetidamente –Vaya es casi como una almohada, podría dormir en ellas con toda comodidad, hace tiempo que no tengo una almohada je- se divertía jugueteando cuidadosamente con las alas de aquella señorita hasta que se dio cuenta que podía estarla molestando a lo cual retrocedió de nueva cuenta retomando la compostura.

-Hay algo que no entiendo, si no eres un ángel del cielo entonces de dónde vienes, ¿acaso te caíste del cielo por no poder volar?- preguntaba curioso mientras guardaba ambas manos en sus bolsillos y se mantenía expectante, ciertamente se alegraba de haber encontrado a esa chica, aunque ya había dicho que no había llegado ahí para ayudarle como tal, a él le parecía una señal, como si todo estuviese bien, todo indicaba que esa chica era una buena señal.

-Ah y descuida, no soy tan molesto como para pedirte que me ayudes, es solo que, bueno mejor olvídalo fue una tontería- sus palabras eran fluidas y serenas, quizás la naturaleza que le rodeaba le ayudaba a mantenerse en un estado constante de alegría, además aquella chica al ser un “ángel” le daba más confianza, espero pues la respuesta de la mujer con todo interés.

-Bueno yo no tengo miedo de ti…o quizás si un poquito je- exclamo a forma de pequeña broma Kyo cuando se formularon las preguntas por parte de aquella ángel, no entendía muy bien cómo debía tratarla, después de todo jamás se había cruzado con alguien como ella, su aspecto era humano, como cualquier mujer normal pero sus alas le delataban como alguien no humano, su mente rondaba en varias direcciones, se imaginaba todo tipo de cosas, posibles lugares de donde provenía y demás cosas cuya importancia al menos para el seria relevante pues de ubicarla en una isla podría más o menos conocer sus costumbres, pero al no saber nada de ella se limitaba a tratarla con el mayor respeto que le era posible, la chica de pronto comenzó a sacar varios artefactos de cocina para después sentarse a preparar algo, el joven de oscuros cabellos únicamente se quedó a la expectativa esperando a ver que planeaba hacer aquella mujer.

Pasaron algunos pocos minutos durante los cuales espero a que la mujer terminara, cuando hubo terminado se levantó con un plato en el cual iban varias verduras y que parecían estar preparadas de una manera especial, ella parecía bastante segura de que sabría delicioso de esa forma y como al muchacho la comida regalada jamás le parecía mala sin preguntar mucho más tomo el plato y rápidamente devoro aquellas verduras, dejo con cuidado el plato en el suelo mientras saboreaba aquellos alimentos –Hmmm, tienen un sabor extraño pero…- de pronto sus ojos se agradaron y una enorme sonrisa se formuló en su rostro permaneciendo así algunos segundos.

-Estuvo genial!!- grito con fuerza mientras se levantaba rápidamente y corría con la chica hasta ponérsele enfrente –Eres muy buena cocinera, no sé qué es lo que hiciste con esas cosas pero sabían mucho mejor que solas, ¿acaso eres chef de algún restaurante?- sus palabras eran rápidas y pocas veces dejaban lugar para que la mujer respondiese a los cuestionamientos, pero se detuvo en seco al escuchar las últimas palabras que ella le dirigía -¿Adoptada?- su mirada se enfocó en los ojos de la joven y tras unos segundos de silencio exclamo con toda felicidad -¿Acaso eso importa?, ellos fueron tus padres, estoy seguro que ellos te amaban- su mano derecha entonces fue colocada en el mismo hombro de la ángel con cuidado, Kyo no sabía que esperar después de esas palabras, pero algo era claro, poco a poco aquella joven llamada Khrysis comenzaba a tomar confianza, algo muy bueno, pues al menos así podría conocerla un poco mejor.

-Ah ya veo, que bien que me lo dices, a veces puedo ser algo entrometido en los asuntos ajenos, pero procurare no meterme con tu cocina, no me gustaría ser golpeado…como en otras ocasiones- murmuro lo último de forma casi inaudible mientras retiraba su mano de Khrysis, increíblemente quería seguir comiendo más cosas que ella preparase pero tras escuchar todos sus comentarios decidió que sería mala idea pedirle que le cocinara algo más, por ahora aguantaría lo suficiente con lo que ya había comido, el día avanzaba de a poco, aún era temprano relativamente, hacía poco tiempo cuando en la villa había conocido a un tipo extraño llamado Coday había pensado en la posibilidad de dirigirse a otra isla, pero había surgido su interés por la historia de aquella mujer, sin duda parecía algo extraña, aunque comprensible, ella parecía ser de las personas que buscan libertad y según contaba sus padres la privaban de ella.

-No te preocupes por mí, estoy acostumbrado a comer casi cualquier cosa, bueno me refiero a comidas normales je- sus ojos se desviaron, esta vez no a la villa ni al árbol, sino al cielo, donde unas cuantas nubes habían obstruido el paso de los rayos solares brevemente, guardo de nueva cuenta sus manos en los bolsillos y tras meditar lo que iba a decir exclamo con cuidado –No creo que hayas sido egoísta y dudo que ellos estén molestos contigo…si es eso a lo que te refieres, creo que más bien estarán preocupados, después de todo eres su hija, es normal que los padres se preocupen por sus hijos y tal vez eso los lleva a cometer errores, aunque creo que sería conveniente que les hicieras saber que estas bien, cuando ya no estén será demasiado tarde para decir o hacer algo por ellos, ¿no lo crees?-

Cerro sus ojos por unos segundos obteniendo recuerdos pasados, cosas que había dejado atrás pero que siempre tenía presentes, no quería olvidar, recordar era lo que le daba fuerza, así mismo su rostro siempre apacible y cálido se suavizo un poco más para finalmente exclamar –No sé, quizás una carta, no es necesario que los veas en persona, yo tenía…o bueno tengo planeado ir a otras islas, quizas...aun no se bien a donde me dirigiré, pero, ¿eso es lo emocionante no?, buscar la aventura y conocer nuevos lugares sin mencionar a las personas- miro a la chica mientras una leve sonria salia de sus labios, el escenario se habia perfilado para un final perfecto, al menos por ahora era tiempo de continuar, aquella hermosa jovencita le habia mostrado algo de verdad a Kyo, era momento de volver a su antiguo hogar, Loguetown, mucho tiempo el mismo habia evitado regresar a ese sitio, pero era momento de volver, la isla que una vez le vio crecer le llamaba, asi elevando una mano al viento replico -Te prometo que nos volveremos a ver, ya lo veras, aldun dia nos volveremos a encontrar, hasta entonces...nuestros caminos se separan aqui- y asi con estas ultimas palabras dio media vuelta comenzando a retirarse a un paso rapido, el dia era perfecto para navegar, debia aprovecharlo y realmente planeaba volver a verla, pero por ahora debia arreglar primero sus problemas...el nuevo rumbo...se llamaba Loguetown.

Off:

Spoiler: