BLACK ROAD PIRATES in Loguetown

Cada uno de los tripulantes que viajaban en aquel barco, pasaron la noche a su modo. Había sido una noche tranquila, despejada y templada, perfecta para descansar y dejar que la brisa guiara el navío. Cuando los primeros rayos de sol alumbraron la embarcación se pudo ver al navegante recostado junto al timón, descansando y cubierto a medias con una vieja tela que encontró allí. Parecía estar plácidamente dormido intentando escapar de los molestos rayos solares que insistían en despertarlo – Joder… déjame dormir un poco más – decía a quién sabe quién, y lo último que sintió antes de abrir totalmente los ojos fue una fuerte punzada en su oreja – ¡¡AHH!!... ¿que pasó? – dijo asustado, sorprendido y alertado mirando hacia todos lados, era Kira quién le había mordido la oreja para despertarlo como solía hacerlo casi siempre – Kyuu… - dijo el pequeño zorrito con una expresión inocente la cual le impedía que el navegante se enojase con él tras la mordida – Ohh… ya es de día… - dijo bostezando y estirando sus brazos lo más que podía para terminar de despertarse. Mientras acomodaba un poco su cabellera notó una bandada de aves sobrevolando la nave – Ya llegamos – se confirmó a si mismo, la presencia de las aves siempre significaba la presencia de tierra en las cercanías, y a menos que el rumbo que había trazado estuviese equivocado, cosa que dudaba mucho, ya habían llegado a Loguetown.

El barco navegado por Andrei ancló cómodamente en el puerto de la isla del Alfa y el Omega, el lugar donde la leyenda de Gol D. Roger había nacido y también donde había terminado, terminado literalmente ya que su leyenda se sigue contando aún tras el paso de los años en todas partes del mundo.

Tras anclar perfectamente en el puerto, Andrei tomó aquel bolso que siempre llevaba consigo, no sabía si el resto de la tripulación dormía o si estaban despiertos, no los había visto aún desde que cayó la noche en altamar. Sacó su gabardina blanca y dirigiéndose a unos barriles inspeccionó el agua dentro, estaba nueva aún. Podía usarse, almenos para lavar su cara, y así lo hizo, si la meta de Darrah era llegar al Grand Line, debía conseguir algo primero, con su brújula, difícilmente podría hacer algo en esas aguas. Decidido salir al puertoo y volver con un Loge Posee en su poder antes de que los demás despertaran. Se terminó de vestir y se asomó a la barandilla del barco, observó con detalles aquella herida en el navío de la cual era responsable – De esto también debería hacerme cargo – meditó posando su mano en el barandal cuando algo llamó su atención. Vio pasar un sujeto ¿Sobre el agua? Como contorneando el barco, lo perdió de vista en ese momento, pero inmediatamente Andrei intentó seguirlo desde la cubierta corriendo hacia el lado contrario del barandal - ¿Quién demonios es? – pensaba sacando las conclusiones posibles, si era alguien que intentaba robarles, había elegido muy mal, notó además que el mismo rodeaba el barco observando con mucho detalle – Kira vamos – dijo utilizando una cuerda para llegar al puerto sin mojarse de ninguna forma – ¿Se te perdió algo? – le preguntó el navegante a aquel merodeador que “patinaba” alrededor del barco.

Andrei puso sus manos en el bolsillo, mirando con seriedad al chico de ¿cuernos? a través de sus ojos un tanto rasgados hacia abajo. Kira permanecía en su hombro derecho con el pecho al frente y sus orejas bien atentas a la situación. Esperaba que el merodeador de cuernos hiciera caso a su pregunta o quizás se debería ver en la necesidad de actuar y realmente tenía mucha pereza en hacerlo. Por ahora, era lo único que llamaba su atención en el lugar saber las intenciones de Kozart.


Off// Perdonen el post tan apresurado, pero estoy con dolor de cabeza y no quería irme a dormir sin dejar esto cumplido. Gendo feo ¿Qué haces aquí? ._.

Manteniendo una postura firme aún con sus manos en sus bolsillos, el navegante no podía evitar sentirse curioso por aquellas botas que el merodeador usaba, tal curiosidad era notable por el simple hecho que Andrei observaba las mismas con detenimiento mientras escuchaba las palabras del rubio, parecían dos distraídos intentando mantener una conversación decente pero al mismo tiempo restándose importancia entre si.

- ¿Mi barco?... Ehh… si podría decirse que en cierta forma es mi barco – dijo con algo de duda, ya que la capitana era Darrah Cohen, luego observó los daños que el chico de cuernos señalaba en el navío – Jaja… no me insultes, eso ya venía con el barco – se sonrió con algo de arrogancia para continuar su justificación – Ningún barco que eh navegado ah sufrido daños por equivocar caminos o chocar con arrecifes, soy un profesional – se encogió de hombros, respondiendo la poca sutileza del extraño con respuestas altaneras sobre la única gran habilidad de la cual no dudaba en demostrar.

Andrei comenzó a rascar su cabello con pereza al notar que las palabras de aquel sujeto eran ciertas, el barco tenía algunos daños más a parte del barandal que se rompió en la pelea, en esas condiciones tarde o temprano sería un problema de navegar. Debían repararlo lo más antes posible para evitar inconvenientes. Aún así estaba al tanto de que precisaban un carpintero y por lo poco que vio en la improvisada tripulación, no había ninguno – ¿Mi carpintero?... ahora que lo mencionas… no tengo uno… - cerró sus ojos un tanto pensativo, sus expresiones perezosas o fatigadas eran muy común en el navegante al momento de hablar, y cada problema que no involucrara mujeres lo tomaba con la misma actitud - ¿Conoces alguno?... le pagaré para que repare el barco – dijo tras pensar en esa posibilidad, abrió sus ojos y miró al chico esperando alguna respuesta favorable.

Aquel muchacho de cabellera oscura, prácticamente negra a primera vista, pero que al mismo tiempo podía distinguirse un tono azulado bajo los rayos del sol esperaba la respuesta del rubio. Mientras tanto miraba con poco disimulo aquellos adornos sobre la cabeza del mismo, parecía que en cualquier momento preguntaría por ellos, pero primero debía concentrarse en el barco. La pregunta del muchacho sorprendió a Andrei y posteriormente le sacó una sonrisa – Eh navegado barcos en peores estados, cuando se tiene un buen navegante hasta una balsa puede llegar a sobrevivir en el inmenso mar – acotó nuevamente con su gran confianza en si mismo, pero con aquellas palabras aún no había respondido a su pregunta, necesitaban de un carpintero pronto, mientras menos tiempos pasaran inactivos sería mejor.

Entonces, como caído del cielo, la profesión de la persona con la que hablaba era justo lo que necesitaba, un carpintero, que por alguna razón inspiraba confianza en Andrei – Perfecto… dime que necesitarás – le contestó sin rodeos algunos – Y dime donde pudo conseguirlo – agregó recordando que nunca en su vida había visto como se reparaba un barco y no tenía idea de donde conseguir los materiales ni cuales eran. Esperaba que el mismo chico le guiara hacia el lugar donde conseguir lo necesario, si era así, el navegante seguiría los pasos del carpintero sin titubear.

Era obvio que Andrei se ofreciera a ayudar con los materiales necesarios, estaba acostumbrado a trabajar toda su vida, fregando cubiertas, limpiando, acarreando objetos, manejando el ancla, cientos de trabajos manuales que en sus viajes como nómade le había tocado llevar para ganar dinero o un medio de transporte hacia sus objetivos. Hoy en día, quizás podría considerar que su vida de lobo solitario había terminado, ahora viajaba junto a otras personas en un intento de formar una tripulación. Andrei ya conocía a la capitana desde antes y tenía confianza en su liderazgo además de una especial consideración hacia ella, por eso mismo ahora quería hacerse cargo de la reparación del daño ocasionado por el en aquella batalla por el navío y de paso ¿Por qué no darle una manita de gato al barco? Sería perfecto navegarlo en su máximo esplendor y capacidad, esperaba que aquel carpintero que estaba frente suyo llegara a la talla de lo que esperaba pudiera hacer con el barco. El navegante disponía de un capital limitado, pero no escatimaría en lograr conseguir los elementos, así hubiera que robarlos.

- Madera… ¿podemos usar la de los otros barcos? – preguntó señalando algunos de los múltiples navíos anclados en aquel puerto, lo había dicho algo serio aunque en realidad se trataba de una broma – Olvídalo… hay personas dentro del barco, así que vamos por esa madera entonces – recordando que los viajeros a bordo no habían descendido aún, y si lo habían hecho, Andrei no lo había notado para nada.

Aquel chico rubio el cual se autoproclamaba como un carpintero tenía cambios de facciones y comportamientos muy drásticos, muy a lo contrario de la forma de ser del navegante un tanto más apagada y perezosa, aunque no era que estuviese triste ni nada, simplemente mostraba la emoción de una forma un tanto diferente y extraña.

Se mantuvo cerca del chico, siguiendo sus pasos hacia el lugar donde comprarían las cosas, esperaba que no quedase muy lejos, porque si lo analizaba con detenimiento, cargar madera una larga distancia no se veía para nada divertido, pero si había que hacerlo, lo haría y listo. De repente la pregunta del carpintero en medio del camino le tomó por sorpresa, más que nada su excesiva energía, pero era verdad, no se habían presentado y sería más fácil si cada uno conocía el nombre del otro – Ahhh… mi nombre es Andrei… - y hasta allí quedó, realmente era muy corto, pero era toda su identidad, sin apellido ni sobrenombre, simplemente Andrei. En ese momento una punzada en la oreja del navegante le hizo recordar a su pequeño amigo que había quedado literalmente como un adorno en su hombro, lo había olvidado por completo y ahora el pequeño zorrito se lo recordaba – Auch… ¡NO HAGAS ESO!... - le regaño de una forma un tanto cómica, hasta ahora Kira era el único ser que podía sacar en el navegante diferentes facciones y exageraciones en su rostro, pero como era siempre, todo terminaba en ese simple regaño, el cual no parecía inmutar en nada al animal, suspirando fuerte y conteniéndose nuevamente lo presentó ante el rubio – Y esta bola de pelos en mi hombro se llama Kira – tras ellos el animalito saludo acorde al momento – Kyuu – lo único que sabía decir era aquella palabra y nada más – Ahora es tu turno… ¿Cómo debería llamarte a ti? – le devolvió la pregunta con una leve sonrisa, estaba en cierta forma divertido con la forma de ser del chico y por el acto de su amigo fiel que siempre le levantaba el ánimo.

Off// ¿Debo hacer la compra offrol? ¿Cuánto de madera compro?

Continuaba sentada en la misma posición y en el mismo lugar que había tomado la noche anterior, en sus viajes había aprendido a mantener cierto equilibrio y mantenerse alerta, a excepción de cuando el cansancio se apoderaba de ella y es cunado caía rendida y no despertaba hasta avanzada la mañana, aquel día estaba mas cansada de lo normal, por lo que no noto cunado el barco se detuvo, no fue si no hasta que escucho un par de voces hablar, las cuales llamaron su atención haciéndola despertar.

En cubierta no había nadie no vio a Andrei, pero si se percato de que ya estaban en un muelle, reconoció aquel muelle ya estaban en tierra firme, se puso de pie y camino un poco estirando los músculos, quizá debía esperar a que los demás llegasen de nuevo y estar segura de que pasaba.

Off// perdón por el post corto, cuando regresen me iré a comprar lo que falta en lo que reparar el barco :3

Kozart Legge… algo… el apellido realmente era un tanto difícil de pronunciar y de recordar, mas el rubio aclaró que simplemente podía llamarlo Kozart, para suerte de Andrei que si pudo recordar ese nombre. Tras su presentación solo quedaba una incógnita más, sus cuernos, ¿eran reales? De ser así… ¡genial!, era algo llamativo único y que le daba un toque de estilo al pirata, de ser falsos, estaban muy bien hechos y también sería un accesorio muy vistoso aunque menos impactante si no son propios de cuerpo.

- Igualmente Kozart… - respondió con una sutil sonrisa, no desbordaba de emoción como su interlocutor, pero almenos demostraba que estaba feliz de conocer una persona tan interesante a quien le confiaría la reparación del barco.

No fue mucho lo que le llevó recorrer un pequeño trecho de camino hasta llegar al lugar donde comprarían las cosas, había muchas personas, yendo y viniendo cada momento. El navegante simplemente se quedó tras de Kozart observando el panorama y dejando que el chico hablara con el vendedor, el cual muy amablemente se había ofrecido a cargarla – Genial… eso reduce el traba… - ¿Qué?, ¿le había dicho que no?... los ojos del navegante se abrieron de par en par sorprendido por sus palabras, al principio miró la situación con una cara de “¿me estás tomando el pelo?”, pero las siguientes palabras de Kozart cuando le dejó el dinero para el taladro le hicieron dar cuenta de que no hablaba en broma – Okay – dijo con algo de pereza y resignación sacando de su propio bolsillo el dinero necesario para pagar la compra.

- ¿Necesitas ayuda? – preguntó sin dejar espacio a una negación, acercándose a las maderas y a Kozart quien parecía ya haber elegido las mejores, al mismo tiempo guardaba el taladro en su bolso, en frente de Kozart para que supiera que estaba allí, no quería que pensara que se lo intentaba robar o algo, pensaba dárselo ya una vez en el barco.

Con las compras ya hechas y sobre sus hombros, ambos partieron del lugar en regreso hacia el barco, Kira, viajaba cómodamente sobre la madera del hombro de Andrei, como si disfrutara el viaje con placer y despreocupación, un comportamiento muy común del pequeño zorrito. En su regreso, el joven navegante notó una peculiar tienda, no era una de objetos específicos, era una tienda extravagante que vendía diversos objetos raros y antiguos - ¿Puedes aguardar un momento? – dijo bajando la madera de su hombro y apoyándola contra la pared de la tienda hizo seña al rubio de que aguardara solo un instante, había visto en la distancia algo que necesitaba llevar. Entró a la tienda lo más rápido que pudo y fue directo al asunto.

- Buenas… ¿cuánto por el Loge Posee? – preguntó señalando uno muy particular, un tanto diferente a los comunes por su tallado – Solo **** berries – dijo la anciana con una sutil sonrisa, mientras Andrei tomó el pequeño aparatejo y revisó que funcionara correctamente – Perfecto… me lo llevo – dijo sacándo algo más de su dinero para remunerar la compra.

Antes de salir, la anciana que atendía el lugar lo detuvo de golpe – Espera muchacho, se ve a leguas que eres un lobo de mar, y como tal, quizás te interese llevar este otro objeto – dijo sacando de un lugar oculto una extraña caja cerrada la cual ponía en su cubierta un leyenda “Solo para un lobo de mar”. ¿Qué significaba?, Andrei no lo sabía, pero no pudo evitar sentirse atraído por el mismo aunque fuese solo una caja cerrada - ¿Qué hay dentro? – preguntó curioso sin dejar de mirar la caja – No lo se… no eh podido abrirla, la cerradura es algo extraña y difícil de violar – respondió la anciana, parecía una especie de bruja que adquiría los objetos más extraños del mundo y ese en particular le había llegado muy recientemente - ¿Cuánto por ella? – Preguntó nuevamente el navegante – Te la daré solo por **** Berries – el chico al escuchar la cantidad, pensó que era demasiado por una simple caja, pero su detalle de antigüedad era atrapante y quizás su valor era mayor. Tras pagar los Berries solicitados, el chico guardó el Loge Posee en su bolso al igual que la caja y salió de la tienda.

- Lamento la tardanza, podemos irnos – dijo tomando nuevamente su carga y retomando camino hacia el barco.

Off// Lamento no haber posteado ayer, pero no estuve en mi casa en todo el día.

Ya completamente despierta y despabilada de aquel sueño que había tenido, se dispuso a averiguar que pasaba, se adentro en el interior del navío y observo a Kamui dormir plácidamente en el mismo lugar donde lo habían dejado el día anterior, dentro de otro de los dormitorios se encontraba aquella chica de castaña cabellera descansando, por lo visto los únicos fuera del navío eran su navegante y el joven médico.

Entro al baño el cual estaba dispuesto al lado del último dormitorio y se lavo un poco la cara, debía revisar el barco que es lo que faltaba si saldrían en seguida del lugar, por lo tanto luego de terminar de acicalarse comenzó a revisar todos los compartimentos del barco, encontrando un poco de provisiones y algunas cosa como pólvora y cuerdas otras cosas de poca utilidad, sin duda aquellos sujetos no se preocupaban por tener un barco bien equipado. –Mmmm tendré que hacer un gasto grande…- Expresó con pesadez en sus palabras, una de las cosas que más odiaba hacer era hacer gastos y usar su dinero en cosas que no fueran para ella misma, sin embargo ahora debía hacerse cargo de ella y del su nueva tripulación, por lo que entro en la habitación de las chicas y dejo sobre una de las camas vacías sus pertenecías.

Aquella maleta y su gastada capa, la cual doblo con esmero y cuidado, sin duda un objeto viejo y muy preciado para ella, saco el dinero del bolso y lo guardo en uno de los estuches sobre su cadera, sacando la cajetilla de cigarrillos y encendiendo uno, ni siquiera había desayunado, tenia la mala costumbre de beber y fumar incluso sin probar alimento, cosa que poco le importaba. Salió de nuevo a cubierta y bajar del navío, percatándose de que no muy lejos de donde estaba se encontraba Green junto a un sujeto o al menos eso era lo que alcanzaba a ver, tirado sobre el suelo, y no muy lejos de el otro sujeto pelirrubio y a su lado su navegante.
Al fin daban señales de Vida aquellos chicos, por lo que camino hacia ellos y en efecto sobre el suelo había alguien herido, se acerco a ellos y pudo comprobar que el joven médico le daba auxilio, sin duda se encontraría bien después de ser atendido por el chico. Por otro lado se pudo percatar de algo, aquellos 2 chicos Andrei y el invitado traían consigo madera, que seguramente serviría para reparar el barco. Observo a ambos chicos, con mucho mas cuidado al rubio, tenia algo muy peculiar que sin dudo hizo que su atención se posara en el.

-¿Tienes cuernos?...- Expresó sin delicadeza ni cuidado a modo de pregunta mientras se acercaba a el y dirigía sus manos sobre la cabeza del chico con cierta curia, había visto a algunos animales con característicos cuernos, mas nunca a una persona. -¿son verdaderos?...- Volvió a preguntar, no le importaba si el chico se molestaba con ella por aquel comportamiento poco común que mostraba la artillera. Por un momento parecía que se comportaba como una pequeña niña al hacer esas preguntas e invadir el espacio personal del chico.

-Oye son lindos tus cuernos…- Expresó dejando de tocarlos y guiñando su ojo al joven, para después dirigirse a Andrei y Green. –Por cierto iré a comprar cosas que necesito en el barco, si no se os ofrece nada regreso mas tarde…- Y así como terminó de hablar y observar a los presentes esperando si tenían una petición o no comenzó a caminar de espaldas emprendiendo su rumbo hacia algunas tiendas.

Una sensación un tanto incomoda empezaba a llamar la curiosidad del navegante, desde hacía un momento, había percibido un aumento excesivo de temperatura, no era normal, era algo bastante atípico tomando en cuenta las condiciones meteorológicas en las cuales había amanecido. Comenzaba a preguntarse la causa de tal efecto, recordando en ese momento que dentro de la tienda el ambiente era normal, mientras caminaba aflojó un poco su gabardina dejándola suelta, realmente no era amante del calor, disfrutaba mucho la frescura y por ello tenía la costumbre de andar sin remera. Sus pensamientos fueron dejados de lado por un instante ante la repentina pregunta de Kozart sobre si había un médico en el barco, realmente había uno allí, había subido en el último momento siendo de gran ayuda en el robo del enorme barco, iba a responderle cuando ambos vieron al mismo tiempo a un sujeto desmayado siendo atendido precisamente por la persona en la que Andrei pensaba, Green.

- ¿Como estás Green? – le saludo con normalidad, ahora si pretendía presentarlo ante Kozart como el médico, pero, valla sorpresa se llevó Andrei al notar que no fue necesario decir palabra alguna, ambos parecían ya conocerse desde antes, perfecto, menos energía que gastar, sería su típico razonamiento aunque decir unas palabras no significara gasto alguno. El calor seguía presente en el ambiente y Andrei comenzaba a sudar ya que era el que había estado más cercano a la fuente del mismo – ¿Así que no son solo impresiones mías? – pensó detenidamente, justo cuando su bella capitana hizo acto de presencia en el lugar.

Al ver a Darrah, Andrei le saludo en señal de buenos días con una mediana sonrisa, y antes de poder decir nada, notó hacia donde estaban concentrado los ojos de su capitana, en los cuernos del rubio – Oh, oh – pensó un momento mientras hacía en vano un intento de señales a Darrah para que fuese sutil con lo que estuviera pensando, era obvio que haría algún comentario sobre sus cuernos. Y entonces pasó, sin anestesia sin previo aviso lanzó la pregunta como si fuese cosa de todos los días, la curiosidad que el navegante había esperado un tiempo que él consideraba prudente antes de preguntar algo tan personal como lo parecían ser aquel par de protuberancias en la cabeza del rubio, Darrah lo averiguo sin siquiera conocer su nombre antes. La interrogación no terminó allí, ella se acercó a tocar los cuernos sin permiso alguno y esta vez preguntó por su autenticidad causando que Andrei llevara su palma a su frente como “facepalm” – Te pasaste – fue lo único que pensó en ese momento en que extrañamente la temperatura del ambiente aumentaba cada vez más y las cosas parecían ponerse feas, lo notaba por el tono de las palabras de Kozart, ¿Qué pasaría ahora?, era algo que ninguno de los presentes pudo imaginar, excepto la misma Darrah.

Sin decir nada más, la fémina anunció que aquellos cuernos eran lindos con un característico guiño de ella. Sorpresa, incertidumbre, era la expresión del navegante y quizás la de todos los demás allí, era tanto el shock que no pudo prestar demasiada atención a las últimas palabras de Darrah – Ehhh… no nada – dijo con su boca un tanto abierta, para dejar que la rubia se marchara a hacer sus labores, tras ella el médico llamado Green se fue del lugar cargando al extraño inconsciente.

El estado de shock se perdió cuando vio las maderas de Kozart venirse abajo – ¡Oye cuidado! – pronunció apartando rápidamente su pie para que no fuese aplastado, al mismo tiempo la acción causó que el tirara las que llevaba – ¿Kozart? – Preguntó mirándolo algo confuso, ¿estaba bien?, comprobó que almenos no estaba molesto tras escuchar su balbuceo, lo cual hizo que el navegante dejara salir una pequeña sonrisa – Al parecer estarás bien – dijo mientras levantaba las maderas del suelo, y mientras realizaba tal acción le dejó tiempo suficiente para que el carpintero saliera de su propia impresión. Cuando al fin lo hizo, preguntó por la rubia – Es Darrah Cohen, la verdadera dueña del barco, por lo tanto, la capitana – expresó sin detenerse en la labor de levantar los tablones de madera – ¿Puedes ayudarme con esto? – dijo mirando al rubio para notar que un extraño vapor lo rodeaba y un aura encendida le complementaba – ¿Estás bien? – preguntó sin entender porque estaba así.

Se quedó por un momento esperando la respuesta del carpintero sin demasiado éxito, ya que el mismo parecía seguir muy pendiente de Darrah quien se alejaba para hacer algunas cosas, en el puerto, Andrei también por curiosidad miró a Darrah alejarse, preguntándose a si mismo que era lo que necesitaba comprar, no había prestado mucha atención a sus palabras antes de irse, pero no fue por voluntad propia, más bien fue por la situación del momento. Cuando Kozart decidió hablar nuevamente, propuso hacer el trabajo gratis, palabras a las cuales el navegante miró un tanto sorprendido al principio y luego culminó con un a sonrisa – Darrah tiene su encanto – pensó dándole el crédito de la decisión del carpintero solo a ella – Ok, como quieras – dijo sin perder la sonrisa de su rostro.

Realmente, todo estaba saliendo bien, ahora que el barco estuviese reparado, podrían salir al mar nuevamente hacia un destino nuevo y emocionante, Andrei ya tenía lo necesario para surcar las aguas del Grand Line, estaba emocionado por la aventura que les esperaba, en ese momento sacó de su bolso el taladro que había comprado y se lo pasó a Kozart, justo antes de que este le pidiera ayuda para mover el barco. Al principio el navegante miró el navío y puso una expresión de pereza nuevamente – ¿Es necesario? – preguntó con pocas ganas de hacerlo, pero si había que hacerlo, haría el intento de ayudar – Ok, comencemos de una vez – dijo con resignación ayudando y secundando a Kozart en todo lo que hiciera o necesitase, después de todo, el experto era él.