Un reencuentro demasiado apresurado.

Estaba caminando por el puerto, con el dinero que había conseguido de el morenazo que había acompañado hasta el veterinario, podía sentir las huellas de el tiempo por las piedras que pisaba, aquel pavimento creado para los viajeros, el puerto, lugar pisado por piratas, marinos, revolucionarios, gente común, había un millón de historias que contar en cada piedra de el lugar, gente estafada, gente que había conseguido algo, sangre derramada, vidas salvadas, amistades floreciendo, amores separados, era realmente increíble si una se paraba a pensar un momento, quizás demasiado.

Eso me hacia sentir insignificante, poco importante para el mundo, era como si mi existencia e diera igual a cualquier persona y que si yo muriera nadie lo notaria.
— Odio ponerme a pensar así, como puedo quitarme esta amarga sensación.— pensaba con una mano en el mentón.
Mire hacia el cielo y sentí el dinero en mis manos.
— Pues claro, ir de compras, eso siempre me relaja.— decía con una cara graciosa.
Así fue como me metí e una tienda de armas y equipo de viajeros, había de todo, espadas, látigos, hachas, mapas, brújulas, mochilas, así que fui paseando, había unas mochilas muy buenas, impermeables por lo que cogí una de esas, mientras pasaba veía algunas herramientas, bastante buenas si, pero no era lo mejor de la tienda.

Me acerque a el mostrador con la mochila y mire a el vendedor, sonriendo con ternura intentando que mi cara le convenciera de lo que yo quería, buen material y sobre todo a buen precio.
— Buenos días, estoy buscando herramientas de buena calidad no como las que tiene en las estanterías, estoy seguro de que tiene algo mas a mi altura.— decía mientras que le apuntaba con un dedo y rozaba su barbilla.
Al mismo tiempo que dedica eso mostraba algo de dinero.
— Quizás tenga algo para ofrecerte.— dijo mientras que se retiraba hacia el fondo y volvía con una caja de madera, bastante linda, al abrirla había todo tipo de herramientas de buena calidad, la mayoría de ellas con sus detalles en madera, no era cualquier madera eran herramientas con madera de adán y buen acero.

— Hombre, a esto me refería, cuanto pides por esto.— dije sonriente.
— No es algo barato, quizás 4000 berries.— dijo el hombre bastante decidido.
— Quizás podrías bajarme un poquito el precio, ya sabes por saber apreciar la buena mercadería que tienes en tu local.— dije mientras le hacia ojitos, quería engatusar su corazón con mi belleza para ser mas convincente.
— De acuerdo, solo porque sabes apreciarlo, 3500 berries.— dijo mientras que yo colocaba la caja en la mochila.
Fue entonces cuando desembolse el dinero para pagarle, 3500 berries, ni mas ni menos, había buenas herramientas todo lo que un carpintero necesitaba para realizar un buen trabajo, mientras tanto seguía revisando cosas de la tienda.

— La verdad es que no se de que hablas.— dije intentando aparentar que no pasaba nada, mientras miraba un camino libre al que dirigirme corriendo para poder huir de el chaval, había dos opciones, la ventana o la puerta, aunque por esta había entrado el por lo que estaba en el como y podría atraparme en dicho intento de escapar por aquel sector, me prepare para empezar a correr y dar un salto atraves de la ventana, pero este dijo algo que por alguna extraña razón me pareció sincero y amable, como si no le importase que le hubiera robado, por alguna razón me sentía extraña quizás algo culpable por robarle a alguien amable o solo era impresión de el momento lo único que sabia era que esas sensación se iría de u momento a otro con solo esperar.

— Eh... ¿estas seguro e que estas bien?, ¿no te has golpeado la cabeza ni nada verdad?.— preguntaba bastante intrigada, por su actitud, no era normal que la gente se comportara así, normalmente cuando la gente se enteraba de que le había robado o de que no pagaría una deuda solían perseguirme e intentar matarme pero en este caso solo un perdón y una gran sonrisa, intente hacerme la distraída junte mis cosas y abandone el lugar con un paso apretado para desaparecer por el pueblo, el clima en este seguía siendo igual que cuando entre, calmado apacible con gente comprando y vendiendo por lo que decidí ir por la calle principal, no le tenia miedo a nada y era agradable sentir que era libre ahora y podía ir a donde yo quisiera.

Estaba fuera de la tienda, caminando por la calle cuando me parecio ver a unos sujetos con traje, cigarros y algunas espadas, lo unico que atine a ser fue dar media vuelta, los conocía eran mafiosos de Logetown, los mismo que me habían pagado por el prototipo de robot que ahora no existía y formaba parte de mi cuerpo, eran por lo menos 20 hombres, guiados por un gordito retacon, que no superaba el metro cincuenta, con una gabardina en los hombros y un sombrero, no era problema para mi luchar contra dos o tres, incluso cuatro pero veinte ya era demasiado, por lo que empece a correr hasta el negocio de armas en el cual me metí y cerré la puerta con fuerza trancandola.

— Mierda, como llegaron hasta aquí, ese bastardo que me trajo seguro me ha vendido debería de hundir su nave atándolo al mástil, venderme ami eso no es legal, es que ya no hay honor hoy en día...— repetía, hablando solo como una loca, mientras intentaba mirar por la mirilla, los sujetos se posaron a unos metros de la puerta y empezaron a rodear el lugar, la única salida aparente era la de la puerta y quizás la ventana, pero había hombres por las salidas, estaba en problemas y no sabia que hacer, una sola idea se presentaba en mi cabeza y era la de hacer un hueco en la pared y salir corriendo al muelle para escapar a donde fuera, esos mafiosos no me podían atrapar.

— Linda ingeniera, porque no me devuelves mi dinero o me entregas el objeto por lo que pague, no me gustaría tener que lastimarte.— dijo sonriente mientras varios de sus hombres preparaban sus armas, varias de fuego y algunas katanas, ahora estaba dentro de la tienda, con el extraño lastimado y el tendero, que al parecer estaba bastante preocupado por la integridad de su tienda como la de su propia salud, se le veía bastante pálido, estaba apoyada en la puerta sentada con la espalda en esta golpeando el suelo para descargar mi nerviosismo, no sabia que hacer ni a donde ir.

El muchacho de pelo moreno salio fuera, montando una gran masacre a diestra y siniestra, aun con la herida grosera que tenia en su propio pecho, casi como si no le importara, el debía de ser de las personas que no se ocupaban de las limitaciones físicas de su propio cuerpo sino hasta después de tener problemas, forzar por demás el cuerpo de alguien podía causar problemas, por lo que debía de pensar antes de actuar, pero aun así lo que había realizado era digno de admiración y de elogio, había hecho retirar a los mafiosos, pero eso no era mucho, puesto que volverían con gente fuerte, la cantidad de dinero que me habían dado era abultada y lo que querían no era nada simplón, así que el hecho de buscarse problemas estaba mas que asegurado, quizás hasta involucrado en mis propios líos.

Estaba prácticamente sin habla, lo único que atine a decir ante las palabras de el mafioso que los dirigía en ese momento era un saludo cordial de despedida, quizás era mi estado mental algo sacudido pero eso fue lo único que se me ocurrió.
— Adiós, váyanse por la sombra.— dije sonriendo, aunque un poco shockeada por la escena, lo bueno era que no me había visto obligada a utilizar mis armas de ninguna forma por lo que continuaba en la clandestinidad.
Ahora no sabia a donde ir, ya que si me quedaba la cosa se pondría bastante mal, ya que no tendría quizás la misma suerte de que alguien me defendiera de tal manera y me vería obligada a dar uso a mi arma, así que simplemente.

— Bueno... esto... supongo que estas viajando, con el jaleo que armaste seguro que vienen con hombres mas preparados y no se si podre hacerles frente, ¿conoces de algún barquero de confianza o alguien que pueda llevarme hasta otra isla?.— dije sonriendo mientras me acercaba con la mochila a cuestas, no era nada seguro el hecho de poder viajar así como a si, y en el caso de viajar que no vendieran información acerca de mi paradero para no encontrarme en esta misma situación, aun no tenia muy en claro donde me estaba metiendo pero lo único seguro era que debía de marcharme de la isla lo antes posible, así como había abandonado Logetown.

— No lo tomes a mal, no creo que la piratería sea lo mio, no sirvo para luchar ni soy demasiado fuerte, pero no puedo negar que me sentiría bien si me dieras un aventón.— dije sonriendo mientras me colocaba la mochila, estaba dispuesta a tomar cualquier riesgo por alejarme de aquí, ademas no pensaba indexarme a su banda pirata, después de todo era mejor que ser perseguida por mafiosos, ademas de que dicho sujeto parecía ser una buena persona, por lo que su oferta era completamente alentadora, al menos para dirigirme a otras lisa de y de allí tomar otro rumbo.

— Lo único que necesito es que me saques de esta isla, ya tengo demasiados problemas aquí.— decía mientras que enfilaba en dirección al puerto, apretando el paso, la única forma de llegar era en barco por lo que lo mas lógico era ir en dicha dirección.
— Por cierto, cuantos piratas son, no es que tenga prejuicios pero tu sabes se rumorea que son bandidos crueles y despiadados que solo les interesa la riqueza, yo no creo que puedan ser peor que la marina y el gobierno con sus impuestos, ni que los mafiosos con sus amenazas.— dije mientras me ataba el pelo.

— Al parecer me cuentas como alguien de tu tripulación, pero no estoy interesada, en la siguiente isla que arribes te desligaras de mi.— dije intentando dejar las cosas bien en claro, no quería mal entendidos ni anda que se le pareciera, no pensaba convertirme en pirata, al menos de momento, no con gente que apenas conocía, mientras tanto caminaba por el puerto e intentaba mirar y buscar gente que me pudiera reconocer, así fue como me puse una capucha y una túnica, intentando ocultar mi apariencia.

Habia visto a alguien que si me reconocia podia delatarme, a lo que em aproxime con el moreno y lo cogi de el brazo, apoyando mi cabeza en su hombro caminando junto a el, para disimular y buscar algo de covertura, al menos de mi rostro.
— Camina como si nada pasara y no malinterpretes la situacion.— dije mientras sonreia falsamente fingiendo que hablaba y bromeaba con el.

El sujeto había olvidado e como me llamaba y aproveche la oportunidad para conocer el nombre de el sujeto al que le había robado 500 berries, que posteriormente había gastado en algunas herramientas de buena calidad, la vez que le había dicho mi nombre estaba desangrándose y había perdido el conocimiento, quizás por eso existía una laguna en su memoria que no iba a llenarse con facilidad, las cosas estaban saliendo de modo extraño pero mientras estuviera pagada a el nada me pasaría en aquella isla sobre todo porque ahora ocultaba mi rostro y mi manera de actuar en publico.

— Bueno, en vistas e que lo haz olvidado, aunque de poco importaba, mi nombre es Evanna...— dije sonriendo mientras que caminaba y me apartaba sutilmente de su lado, ya que me habían dejado de mirar ya no corría ningún tipo de peligro, había logrado confundirlos por lo que la calma me empezaba a invadir, solo quería llegar a un navío y desaparecer de el lugar.