[Prólogo] Idealista de ceño fruncido. ~

Logan era perezoso y Aion no pensaba esperar a que éste saliera de sus sueños; había estado sentada mirándolo fijamente mientras divagaba el que haría más al ser presa de su aburrimiento, esta saldria en búsqueda de algo para distraerse un poco, aquel lugar no era de su agrado y las miradas de las personas que ahí habitaban no tardarían en molestar el voluble carácter de la fémina.

Cerca de Logan en uno de los dojos cercanos, se podían escuchar algunos gritos de hombres, parecía que en aquel lugar su entrenamiento era mas intenso, algunas personas se acercaban a mirar curiosas comenzando a tapar la visibilidad de la entrada de aquel lugar; después de unos segundos aquellas personas se movían al ver como uno de los hombres era lanzado por la puerta de entrada de aquel pequeño dojo.

-¡Ja!- Soltó- ¡¿Crees que una espada me detendrá?! Malditos mediocres, no son dignos de
manejar una espada.

De la puerta salía aquella chica que vestía un saco de color blanco con botones dorados y contorneado por una línea de tela del mismo color, una camisa de color azul y rayas negras sobresale por debajo de la primera prenda y por aquella falda de características similares; unas medias de color marrón detallan sus piernas junto aquel listón azul con el detallado dorado y encajes
del color similar y unas botas largas de color negro y tacones largos terminan su traje; su cabello negro caía suelto en su espalda y costados, mientras se podía notar la molestia en su rostro; ésta comenzaba a caminar hacia aquel que la había ofendido por el sólo hecho de acercarse a ella en busca de una cita, aquel chico retrocedía mientras se ponía de pie levantando su espada hacia Aion.

-¿Cómo te atreves a…?- cuestionó sin terminar aquella pregunta.- Te mataré con tu propia arma- le susurró en voz casi burlona. Elevando sus manos a la altura de su pecho tronaba sus dedos en un movimiento rápido indicando estar lista; aun no poseía una espada, mas no temía en enfrentarse incluso contra el mismo diablo, en aquel momento él era solo un estudiante, pero en ese instante era su enemigo.

- Jodida porqueria esta!!!...¿Cómo es posible que no tengan un ron de mejor sabor que esta basura? -

El súbito alarido arraso con el silencio del lugar haciendo que las miradas turbadas de los inquietos clientes del pequeño restaurante se voltearan hacia su derecha donde, en el extremo de la barra, un fornido cazarrecompensas de brillante calva y mayúsculo bigote que portaba un tétrico costurón que racticamente dividía su rostro en dos de manera diagonal realizaba una rabieta de descomunales proporciones virtiendo los restos de una botella de licor en la cabeza de un pobre mesero que no tenía mas que un gesto de humillación plantado en el rostro ante la impotencia que ocasionaba la simple comparación de sus demacrados brazos con de las robustas extremidades tan curvas como sistemas montañosas del colérico cliente.

La gente sin embargo, lejos de buscar ayudar al projimo, decidió dar a un lado la escena e ignorar los problemas regresando a sus asuntos particulares para evitar un enfrentamiento directo abandonando así al pobre y escualido mozalbete que parecía tener deparado un ojo morado y algunos dientes tumbados si bien el destino le sonreía.

Más un recipiente cristalino apareció, como ave de mal aguero, zurcando los aires por unos instantes antes de impactar secamente y partirse en incontables pedazos en la descubierta cabeza del musculoso personaje no solo causando un estruendo que hizo brincar a la mayoria de las personas en el lugar en dilación de lo que sucedería ahora que las barreras de paz habían sido rotas, sino que también causando una herida superficial de la cual sangre brotaba que en el acto cambió el arrogante gesto del ebrio abusón a una expresión de dolor e ira como ningun otro antes visto, simplemente la compostura había sido perdida y aquel antes humano ahora tenía mayor similitud a un toro encerrado en una habitación roja.

- Ey... callate insecto, si no tienes el buen gusto como para disfrutar algo que no es aceite barato entonces simplemente pierdete. Arruinas mi tranquilidad, el sabor de mi trago, el olor de mi aire... y ahora, con esa cara también jodes mis ojos... y realmente odio cuando la gente ME QUITA LA SONRISA -

Musitó indignado un sujeto de elegantes vestimentas que se encontraba sentado con la pierna derecha cruzada elegantemente en el fondo del recinto. Su gesto duro y criminal simplemente contrarrestaba con la distinción de su postura y de la manera en que mantenía la botella de ron en cu mano lista para darle un nuevo trago, más que nada debido a la reciente "perdida" de su vaso.

No esperó respuesta del agredido fortachon y como si nada hubiese sucedido se limitó a levantar su pierna derecha para acomodarla sobre la izquierda dejando su cuerpo regarcarge en el respaldo de la silla placenteramente mientras que su mano derecha, la única parte de su cuerpoe en constante movimiento, era restringida a solo levantar la botella de ron para que sus labios pudiesen tomar de la misma. No tenía intenciones de recibir una respuesta ante su reprimenda como rey que acaba de mandar a fusilar a un subdito por lo que simplemente había regresado a un estado de sosiego, aparenemente olvidando su repentina explosión de ira.

Sin embargo algo llamó ligeramente su interés, así viendo de reojo para no perder la confortable postura que había alcanzado, se encontró con una figura de distinguidos ropajes y llamativo parche en el ojo sin mencionar que su puro tipo sobresalía de entre la clientela común. Normalmente todo hubiera terminado con un efímero vistazo más aquel fino personaje hizo un comentario de mofa hacia el pelinegro que simplemente no pudo ser pasado por algo. No hubo respuesta hablada más solo un gesto furtivo de su mirar asesino que se concentró en la bobalicona expresión de aquel misterioso soldado. Era extraño, parecía no temer a meterse en medio del conflicto por lo que estaba muy seguro de sus habilidades o solo era un completo idiota. Pero hubo otro hecho que resaltó tras un segundo comentario lanzado por el de ojo parchado y fue la clara intención de ocasionar una pelea por mera diversión puesto que había dirigido unas viperinas palabras hacia el enfurecido bruto solo con el objetivo de hacer detonar la dinamita que Jared mismo había cargado.

- No es así... no te hago menos por tener ropa elegante y dinero... - vociferó con tranquilidad al comprobar que él interés de aquel de venenosas palabras iba hacía su persona. Se levantó tranquilamente dejando la botella, ya vacía, en la mesa y dirigiendo un serio mirar hacia el calvo a quien parecía querer tranquilizar.

-...Te hago menos solo porque a mi lado no eres más que una basura - Recalcó con un gesto tan severo que parecía que había recitado un panfleto, simplemente eran palabras que no decía de burla ni nada... firmemente las creía.