El barco y los piratas

El noble los guiaría hacia el barco el cual era todo lo que se esperaba de la embarcación de un noble. Madera fina utilizada a lo largo de toda la extensión del navío y que además tenía esculturas en alto y bajo relieve que denotaban la pericia del talentoso artesano que había trabajado en ellas. Era evidente que ambos piratas, si es que sabían algo de barcos o de navegación, o inclusive por el mismo sentido común concluirían que era un barco excepcional. El noble los dejó a ambos para que pudiesen apreciar mas el barco, y como les había dicho antes, para que pudieran familiarizarse mas con el, que estarían trabajando en las labores de los marineros a modo de apoyo aparte de sus funciones como guardaespaldas.

Sin embargo el noble no era ningún tonto… ya había hablado con algunos de los guardias cuya única función era cuidar el barco para que los vigilara. Entre ellos un tipo muy recio y estricto que disfrutaba de molestar a los “novatos” en el barco… precisamente aquellos piratas / guardaespaldas sería sus nuevas víctimas. Este se acercó hasta ellos son una sonrisa burlona y con una actitud de evidente superioridad. Antes ya le había dado una bofetada a otro de los trabajadores que a pesar que se veía muy enojado no hizo nada para defenderse… seguro era un tipo muy fuerte.

-A ver holgazanes… no se que les habrá dicho el principito, pero acá mando yo…primero deben darme sus armas inmediatamente y… que esperan para ponerse a limpiar??!!! Háganlo ahora mismo!!-

Le dijo a ambos y tras haber dicho aquellas palabras empujó a Jared con esa misma sonrisa burlona… era obvio que lo estaba provocando… pero la pregunta era por qué. Estaría en los piratas ver como era que reaccionaban ante ese hombre prepotente… se le enfrentarían directamente causando una revuelta que podría ser apoyada por las otras víctimas del capataz a bordo o podrían mantener el perfil bajo y esperar el momento preciso para actuar en lo que realmente estaban buscando. Era solo su decisión.

Finalmente habían llegado al puerto donde una gran cantidad de barcos yacían esperando tranquilamente el inicio de un nuevo viaje. Su recorrido parecía guiarlos a uno en especial en que Jared clavo la mirada para poder apreciar aun a la distancia. Sin lugar a dudas tenía un aspecto único y aun para alguien poco experimentado como él mostraba ser una verdadera obra de arte, claro que la nobleza fácilmente podía reconocer cuando se trataba de un artículo de altísima categoría como en este caso. Sus ojos se deleitaron con la grandeza de la infraestructura con tan solo ver los detalles exteriores, pero jamás pudo imaginarse que con sus pies tocando la cubierta podría sentir la perfección de la madera que era firme pero elegante, fina... seguro brillaba en las mañanas, detalles diversos de rosales y espinas estaban grabados en cada rincón del navío haciendo que se viera más como un pequeño pero exquisito hogar. No tenía dudas... haría de ese SU barco sin importar el costo.

Tan pronto su contratista se retiro del lugar pudo sentir cierta desilusión pues quería darle una lección en persona sobre quien mandaba a quien. Ahora solo tenían que escabullirse y tomar el barco... o no. Con peculiar desinterés alcanzo a vislumbrar a un sujeto de ruda pinta que descaradamente paseaba por el lugar burlándose, ordenando y abusando de los que parecían ser novatos, no había duda de que ellos serían su nueva presa, el problema era que... Jared era listo y controlado... siempre y cuando su ego no fuese tocado más de la cuenta.

Solo entonces pudo esperar lo que seguiría, aquel sujeto se les había acercado y con un tono soberbio hizo lo que cualquier idiota hubiera predicho... los insulto y sin titubeo alguno marco ser el líder del grupo... como una animal marcando su territorio. Para su infortunio siempre que hay más de un macho "alfa" los conflictos afloran sin esperarse.

Ninguna palabra llego como respuesta inmediata, ningún bajo mirar... ninguna muestra de sometimiento. Al contrario, una retadora mirada por parte del pelinegro fue el preámbulo para un sorpresivo movimiento de hostilidad pura. Su mano derecha, que aun no poseía daño alguno, fue disparada a una velocidad sorprendente, más tomando en cuenta que pasaba al ataque sin previo aviso, tomando rápidamente la forma de un machete para intentar golpear con mordaz precisión la garganta de aquel que había osado creerse digno de dirigirle tal tono. Claramente había aprendido de su combate anterior, apuntando a una zona que ningún entrenamiento podía mejorar y el efecto del impacto sería mucho más peligroso que un golpe cualquiera al cuerpo debido al punto seleccionado. Si acertaba la traquea sería impactada con más que fuerza suficiente para cerrarla evitando la buena respiración del afectado obligándolo a caer como un costal indefenso peleando por su vida, ahogándose en su propia saliva como el inútil parásito que era a los ojos de Jared.

- Jamás.... jamás vuelvas a tocarme con esas sucias manos... ni tengas el más mínimo pensamiento, por más húmedo que te parezca, de que tu y yo estamos al mismo nivel - Musitó claramente enfurecido al tiempo que realizaba tan preciso ataque que solo podía compararse con el mortífero ataque venenoso de una cobra... la realeza de las serpientes.

Un ataque completamente inesperado, los nuevos “guardaespaldas” no se habían dejado intimidar por el tipo que los había amenazado sin que habían adoptado la postura completamente opuesta mostrándose agresivos sin importarles revelar sus verdaderas intenciones, quizás ya necesitaban el tiempo y alcanzar su objetivo cuanto antes. El capataz al ver el primer ataque del pirata pelinegro se sorprendió apenas siendo capaz de poder esquivarlo, mas sus esfuerzos no fueron completos ya que logró eliminar alguna de la parte del corte producido mas si, había resultado dañado y lacerado pero ya con aquella impresión encima le fue imposible evitar el ataque propuesto por el compañero peliazul que hizo un doble corte simultáneo a aquel hombre.

El resultado fue terrible para el capataz. Cayó al piso sangrando y de inmediato se creó el caos en tal situación. Muchos arengaban la caída del auto impuesto dictador vitoreando a los recien llegados. Les decían que los apoyarían… los gritos de: “Revuelta!!, Libertad!! Hagámonos con el barco!!” crecieron en el momento mas aquella idea creó también otros comentarios… otros gritos, esta vez de duda llenaron el ambiente: Hey, hey!! No confíen en el tipo del parche, es amigo del capatáz!, y luego otro en respuesta: Cállate, tu quieres al noble como a tu hermano!!. Y así el pandemonio se creó en la cubierta de aquel barco. Gente empezó a pelear entre ella.

Otros se acercaron a los dos piratas ofreciéndoles ayuda, entre ellos un par de muchachos jóvenes con marcas en sus rostros, signos de que los habían golpeado y les ofrecieron ayuda… pero con todo el caos que ocurría a su alrededor, podrían confiar en los muchachos?. De todos modos la figura del noble observaba a lo lejos aterrorizado pero manteniendo la idea de no abandonar su gran navío, ahora… que harían los piratas.

No se había sorprendido del todo al ver que su ataque no hubiese logrado ser tan mortal ya que esperaba al menos que alguien tan "imponente" tuviese suficientes reflejos como para evitar una embestida tan directa. Sin embargo su interés en el altivo domador de esclavos desapareció tan pronto como sintió movimiento a sus espaldas puesto que ya sabía lo que aquella sensación indicaba, la actuación de su colega peliazulado quien ya había mostrado excepcional pericia para el combate. No le cabía ni la más mínima duda de que aquel fastidioso celador caería preso de la temible habilidad del de gafas brillantes.

- Cállense... son muy ruidosos - Gritó en un momento con voz tosca y cortante viendo con un pesado mirar a la gente que ahora aclamaba por los recién llegados aunque de forma caótica y auto-destructiva, estaba claro que no iba a darse rodeos ya que su sangre noble como siempre sobresalía para liderar a la manada como un león que imponía su marca ante los demás. El orgullo que rápidamente esparcía su manto por todo el navío ahogando la débil autoridad que el acaudalado aristócrata había mantenido sobre los pobres trabajadores.

- No tengo interés particular en ninguno de ustedes... Quieren ser libres de culpas, bájense del barco. Pero si quieren aspirar a algo más que limpiar barcos por el resto de sus vidas, si realmente quieren demostrar que tienen algo de valor, háganse a la idea de que en este barco los privilegios no se ganan con dinero, se ganan con espíritu y fuerza - Vociferó soberbio el pelinegro mientras que hacía su camino entre la gente del barco mirando a cada uno de ellos con su fiera mirada para desenmascarar enseguida a los cobardes, aquellos que no pudieran igualar su mirada o al menos enfrentarla directamente.

- Si les preocupa que les hagan algo al bajar, no teman... - En cuestión de algunos pasos ya había bloqueado las escaleras que daban hacía el camarote del noble en la planta alta, desde donde este veía nervioso los sucesos, donde quedó inmóvil dirigiendo una salvaje amenaza visual a quien había osado creerse su "amo" -... No teman, que el castigo de esa basura por creerse superior a mi lo mantendrá lejos de su hogar...muy lejos - Sentenció mordazmente dejando que así la elección de las personas ahí presentes fuera totalmente libre del temor al patricio.

Y los muchachos que se habían ofrecido para ayudarlos fueron casi rechazados por el pirata aunque al hacerlo se dio con un discurso que para muchos fue motivador y para otros tantos eran simplemente patrañas de un tipo con delirio de grandeza. Ahora se mostraba claramente en contra de lo todo lo que el noble representaba y este en su palco superior observaba todo furibundo por haber confiando en unos tipos que acababa de “contratar”, se maldijo al no haber dejado que la turba anterior los matase, los destrozase. En la planta baja la cosa parecía bastante controlada por los piratas que aparentemente habían ganado adeptos con facilidad gracias a la promesa de libertad del yugo opresor del noble.

Ya muchos los arengaban y otros tantos ya se habían ofrecido como navegantes. Un tipo rubio, joven pero atlético se les acercó, se veía amable y parecía que sus intenciones eran claras y coincidían con las del intrépido par de piratas. El tipo se presentó así mismo como Andy Hoff.

-No se a donde quieran ir, pero los puedo llevar… soy navegante. No necesito que me cuiden, se cuidarme perfectamente… pero como has dicho, anhelo libertad y ser el dueño de mi propio destino, no me importa el barco, solo quiero viajar y hacerme a la mar… bueno, ojala consideren mi oferta…, les doy un momento para que lo piensen-

Les dijo apartándose hacia un costado y con solo oírlo y ver su rostro y la manera sentida de aquellas palabras uno diría que era completamente sincero. De pronto un grito se pudo oír dentro de la masa de gente… el grito de “traidor” era lo que se dejó escuchar por un tipo que buscaba embestir al navegante que acababa de ofrecerle sus servicios… llevaba una hacha en la mano y un par de compinches lo habían tomado de los brazos en una cobarde acción de tres contra uno para que no pudiese defenderse. Lo dejarían morir o en cambio podrían proteger al que podria ser su potencial navegante en su el nuevo viaje que tenían que emprender los piratas?. El noble miraba desde lejos todo resignado había perdido el control y en cierto modo debía considerarse afortunado el que no lo habían matado ya.

Spoiler:

OFF: Lamento la tardanza, pero aún esperaba a Jared, él cual se fue del foro sin decirme nada ._.

El peli-azulado observó la situación y comenzó a plantearse a si mismo si salvar o no al muchacho que tenían cautivo los demás "prisioneros" del barco, ya que su acompañante, Jared, parecía totalmente en blanco teniendo en cuenta que no decía ni hacia nada, por lo que este supuso que algo le pasaba, pero no era tan importante como largarse de aquel lugar, por lo cual, se dirigió a donde el apresado rubio, y con un sutil y fugaz movimiento, lanzó un rápido y fuerte corte con su guadaña, la cual detuvo momentos antes de impactar contra los agresores, en un intento de advertirles que si no le soltaban, perderían algo más que su libertad.

Entonces, observó a su alrededor momentáneamente, para luego fijar sus orbes oculares en las escaleras que daban a cubierta, al tiempo que decía con su típica voz enérgica y firme. - Bien, es tiempo de largarnos, y tú, muchacho, navegaras este barco a donde yo diga. - Expresó este sin dejar de observar las escaleras, aún atento a su alrededor, y aunque no estuviese acostumbrado a dar ordenes, comenzaría a darlas en ese momento, ya que Jared parecía un zombie y si quería salir de esa isla, debía ser el "capitán" provisorio de aquella "tripulación".