En algun lugar hay que empezar...

Posiblemente la zona más tranquila, sino es que la única, de toda la isla se eucuentra adornada por una gran cantidad de molinos que junto con el verde cesped y el desolado brillante cielo dan una apariencia campestre bañada en tranquilidad equiparable solo a cuentos de fantasía. Pero lejos de toda ilusión este lugar existe y tiene un nombre, la Villa Fucsia donde la gente que trabaja suficiente como para ganarse su comida vive, donde los desperdicios del basurero humano que es la terminal gray no llegan a molestar y donde los nobles de la ciudad principal de la isla no alcanzan a molestar con sus complejos de superioridad. El perfecto lugar para descansar, para relajarte... o para iniciar una búsqueda.

Curioso resulta que en una villa tan paradisiaca existiera una cantina, pero bueno aun la gente laboriosa requiere de un trago de rato en rato. Sin embargo en ese día había un tipo especial de clientela. Hacía poco que había llegado un grupo de embarcaciones mercantes con una gran cantidad de viajeros que habían pagado un "aventón" a cualquier lugar que se pudiese. Normalmente esa clase de tripulantes llegaban solo apra convertirse en materia de poca importancia de la terminal, uno que otro lograba algo y se unía a la banda de criminales de las montañas... pero pocos llegaban a ayudar en algo. Era más una molestia que una virtud, ya que no eran turistas de buena fe.

Así el único edificio con alcohol en toda la serena población se había llenado de personas extrañas, criminales en proceso, ladronzuelos, bribones de poca monta y uno que otro viajero decente. Más de entre toda la manada solo existía un personaje que resaltaba por su peligrosa apariencia pero retractada actitud. Un sujeto alto de negra cabellera y obscuros ropajes que a pesar de tener la perfecta pinta de un hombre de peligro había permanecido sentado en una mesa esquinada del lugar, sin causar problema alguno solo pasando el rato con su botella de ron, una pequeña cantidad de hielos y su vaso de cristal. No era de sorprenderse que de entre todas las personas, este tipo fuese el único al que el dependiente del lugar se le acercaba de buena manera, balbuceando sobre lo que ofrecía la isla, lo lindo de la ciudad y las posibilidades que ofrecía. No se sabía si hacía platica o realmente quería convencer a tan siniestro personaje fuera del lugar.

- Heeh?... Ya me daré una vuelta a esa ciudad a su debido momento. Mientras, traeme otra botella - Respondió seco Jared, con solo sus ojos rojos viendo de reojo al tabernero mientras su mano derecha se limitaba a tomar la botella vacía de la mesa para entregarla sin más.

Los ojos del misterioso sujeto de azabache cabellera volearon aburridos hacia la puerta del lugar tan pronto sus oidos escucharon que esta se abría. Para su sorpresa quien se internaba en el lugar era un personaje más llamativo incluso que él ya que su vestimenta realmente parecía saca de alguna historia fantasiosa. Seguro era imposible esperar que todos los malvivientes del lugar recibieran al recién llegado con más que una burla o una carcajada. Sin darse cuenta, Jared había seguido la trayectoria del sujeto y se había quedado observandole en lo que le servían una botella de ron cosa que hizo que recordara su pedido.

- Eh... ¿Y mi botella? - Cuestiono tan serio que parecía estar de mal humor, al punto de que el tabernero dio un brinco al escuchar la voz del sujeto para así voltear algo temeroso y bañado en sudor hacia el mismo - Ehm... se acaba de terminar... Lo siento mucho... - Alcanzo a vociferar mientras que temblando como si estuviera en invierno dirigía sus dedos acusadores hacia la espalda del recién llegado, aquel sujeto de capa roja y exceso de armas de ridículo tamaño.

- huh? - Enseguida su gesto cambió, sus ojos se pusieron blancos y una vena quedó a punto de explotar en su frente mientras que en una súbita reacción de agresión, cómica desde el punto de vista de cualquier tercero, arrojaba con gran fuerza el vaso en que anteriormente habia estado bebiendo en contra del peliazulado. Esperando que el ataque fuese suficiente, si no para golpearlo, mínimo para llamar la atención.

- Te has acabado el ron que a mi me gusta!! - Gritó en medio de aquella infantil reacción.

El peli-azulado degustaba de aquel delicioso Ron como si no hubiese probado bebida alguna en días, cuando de pronto sintió el desquebrajar del cristal en su cabeza, haciendo que virase en dirección a donde había impactado el golpe, pensando en que su cabeza parecía verse atraída por las botellas y vasos desde tiempos inmemorables, aunque poco le importaba al espadachín, el cual sacudió su cabeza para despojarse de los fragmentos de cristal que se habían alojado entre sus cabellos, al tiempo que clavaba su mirada en un muchacho que parecía estar enojado por que ya no había más de su bebida favorita, por lo que sin perder tiempo, tomo la botella y la lanzo suavemente al sujeto, con poca fuerza, para que la atrapase, ya que quedaba más de la mitad de aquel alcohol y podía pedir cualquier otra cosa que su dinero le permitiese.

Sin embargo, no iba a quedarse callado, por lo que tomo una botella de la barra y la destapo, vertiendo un poco del líquido alcohólico en su boca, para así refrescarse un poco más antes de decirle. - No era necesario romper nada, con pedírmelo bastaba hombre. - Expresó con una media sonrisa el peli-azulado, volviendo a llevarse la botella a sus labios para así tomar un largo trago de tan deliciosa bebida, un whiskey al parecer, aunque no le importaba para nada de que fuese el contenido de la botella, si no que le importaba el sabor que tuviese.

Vaya, su tino no era tan malo pues había asestado el lanzamiento con precisión en la cabeza de aquel extraño sujeto, aunque de cierto modo le parecía extraño que eso hubiera sido tan facil... ese sujeto no tenía pinta alguna de ser debil. Su curiosidad hizo que sus instintos se alertaran y todo su cuerpo se tensara, sus cejas se fruncieron un poco mientras que la seriedad volvió a dominar en todo su cuerpo. Su mente ya se había enfriado sintiendo el peligro que emanaba de aquel extraño peliazul.

Como esperaba, algo voló de regreso pero... la trayectoria, la velocidad, la facilidad de atrapar el objeto. Por puro instinto logro tomar la botella solo para darse cuenta después de que era el resto de la bebida que el tanto reclamaba. Una ligera sorpresa cambió su gesto por unos instantes justo para que las palabras del visitante le hicieran recobrar la postura defensiva, mirandole cada vez más fijo. Sin dudar a dudas el tipo de capa roja había llamado la completa atención de Jared. ¿Como es que entre un grupo de tantos salvajes, existía una persona capaz de recibir semejante golpe sin tener intención alguna de tomar represalia?

- Tabernero... pagaré lo que ese tipo tome - vociferó algo fastidiado mientras hacía una ligera seña con su mano apuntando al de las titánicas armas mientras que lentamente apartaba la silla para levantarse e iniciaba un breve recorrido hasta un asiento aledaño al de su antagonista. Así al estar a su lado dio un profundo sorbo a la botella de ron que tenía en mano, dejándola enseguida en la barra. Todo esto sin quitarle la mirada de encima al de las gafas brillantes.

- Jared Lucerant Veltranis... Y debo admitir que nunca había visto un hombre tomar un impacto de esa manera - Su voz era seria y cortante, casi como retando al sujeto aunque las palabras parecían más una broma. Estaba intentando ser amistoso, a su propio estilo claro.

La reacción por parte del agresor había sido como lo esperaba, ya que este parecía haberse calmado un poco y hasta se había ofrecido a pagar por todo lo que el peli-azulado pidiese, y aquella reacción era la que quería ver el espadachín, ya que en sus planes no estaba pelear, al menos no por el momento, ya que necesitaba refrescarse y descansar un poco, para luego pensar con claridad lo que haría ahora que se encontraba en quién sabe donde, aunque tal vez preguntaría como se llamaba la isla a cualquiera de los del bar, esperando que se burlasen al no saber como se llamaba el lugar en donde estaba, pero claro, no le importaba en lo más mínimo.

Entonces, tomo otro trago de la botella que había acaparado anteriormente, escuchando las palabras del muchacho que ahora se había acercado y parecía dispuesto a entablar charla con el peli-azulado, haciendo alusión a la calma postura que había tomado el espadachín al ser atacado, a lo que este no tardo en responder. - Sieghart Akechi, y créeme, estoy acostumbrado a ser atacado en cada bar que entro... Sin embargo, me gusta combatir, me gusta sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo en el fulgor de la batalla, pero, solo cuando el combate es necesario, ya que no me gusta derramar sangre en vano. - Expresó con energía y una sonrisa amable en sus labios, la cual fue opacada nuevamente por la botella que llego a su boca para verter un poco más de licor en su garganta, sintiendo como el whiskey cosquilleaba por esta en su recorrido a sus riñones, más sin embargo, necesitaría varios litros más de licor para que sus neuronas y cuerpo se descolocasen.

- Hmmm - Fue la única respuesta que pudo dar el pelinegro ante la respuesta de su nuevo colega de tragos, de alguna manera el tipo llevaba todo su interés puesto que resaltaba de entre todos los sujetos que había conocido. No solo parecía ser fuerte, sino que tenía suficientes principios como para no abusar de ello lo que era un trato muy especial en esos tiempos.

Su boca volvió a ocuparse en la botella que tenía en mano para pasarse dos grandes bocanadas de ron, disfrutando de como su garganta se calentaba rápidamente al sentir aquel brebaje pasar. Tras ello volteó el recipiente y lo movió un poco para estar seguro de que ya no le quedaba ni una gota, una reacción innecesaria ya que en todo caso si hubiese liquido con ese movimiento lo hubiera tirado todo al suelo. Pero no lo hacía con maña de verse tonto ni nada sino de esconder que realmente tenía la mente ocupada decidiendo que más bebería.

- ¿Y que te trae a la isla Dawn?... no es como que su ciudad de "nobles" sea muy famosa turisticamente - cuestionó con un tono casi desinteresado mientras que se daba vuelta para encarar al tabernero señalándole con el pulgar otra botella. Parecía al menos que la cantina sería vaciada nada más por ese par. Sin embargo el verlos ebrios era algo que la gente estaba esperando.

El peli-azulado se terminó la botella que poseía en su mano, tomando por consecuencia otro recipiente de aquel delicioso whiskey, el cual reposaba en la barra en espera a que lo tomase, de seguro un gesto del tabernero o un descuido del mismo. Entonces, destapó la botella mordiendo el corcho con fuerza, como acostumbraba a hacer, para luego soltarlo en la barra y llevar la bebida a sus labios, tomando de está mientras escuchaba nuevamente a su acompañante, el cual había desvelado el nombre de la ciudad en la que se encontraba, Dawn, un lugar del que había escuchado anteriormente, pero que realmente no se ilusionaba en visitar, ya que por lo que había escuchado, era un lugar realmente aburrido y monótono, aunque claro, eso no lo podía juzgar a no ser que lo viese por si mismo.

Poco a poco el licor descendió por su garganta, mientras alejaba la botella de sus labios y dejaba salir un ligero suspiro de satisfacción ante la deliciosa bebida, para luego de esto contestar al peli-negro. - Pues... Te parecerá extraño, pero no tengo idea de como llegué aquí, y tampoco me importa. Tarde o temprano me iré, así que da igual donde este, pero te agradezco que me hayas dejado saber donde me encontraba, Jared. - Finalizó riendo por lo bajo mientras se llevaba la botella nuevamente a los labios, degustando nuevamente de aquel delicioso licor, esperando ver como reaccionaría el peli-negro ante lo dicho por este, ya que de seguro le resultaría extraño el que no supiese como había llegado allí.

- huh? - Se vio algo sorprendido por la respuesta tan casualmente misteriosa de su colega. Tan impensable fueron sus palabras que Jared se vio obligado a voltear nuevamente para intentar descifrar algo en el rostro del peliazulado. Simplemente no podía entender como un hombre podía llegar de la nada a una isla, menos un hombre tan peculiar. Ese sujeto empezaba a ser una especie de enigma envuelto en un misterio. Y a pesar de que toda lógica le indicaba al joven Lucerant el alejarse de tan particular personaje, un cierto aire de familiaridad desactivaba sus instintos defensivos. Curiosidad tal vez, pero no podía estar seguro puesto que no había estado así de intrigado en un buen tiempo.

- Jhm, irte podría ser más dificil de lo que crees. Fuera de los barcos mercantes que vienen cada cierta temporada... solo quedan los navíos personales de los Nobles de la ciudad. Aunque si te interesa planeo robarme una de esas embarcaciones para hacerla mía y de mi banda pirata - Cada palabra era susurrada en un tono tranquilo mientras que físicamente se entretenía indicando con puro gesto de su mano la botella que bebería a continuación. Así tras terminar sus palabras el golpe de su nueva bebida hizo que la atención se centrara justo entre ambos sujetos.

- Podríamos ser socios, tu me ayudas a robar ese barco... y yo te saco de aquí. Para mi es un buen trato - Expresó confiado a la par que con su diestra tomaba la botella de ron, destapándola con sus dientes para después levantarla en dirección a Sieghart en forma de un brindis, esperando que con ello se firmara el pacto.

El muchacho pareció sorprenderse ante las palabras dichas por el peli-azulado, y no era de extrañarse, ya que la situación en si no era para nada normal, teniendo en cuenta que era difícil encontrarse con alguien que no sabía como había llegado a donde estaba, a no ser que fuese un borracho sumamente ebrio. Entonces, las palabras del peli-negro se hicieron escuchar, como una suave brisa, siendo estás vociferadas en un susurro calmado y tranquilo, mientras el peli-azulado tomaba de la botella prestando atención a dichas palabras, ya que algunas de ellas habían captado la atención de este, como lo eran las dos que más destacaban: "Banda pirata". Eso dejaba en claro que era un capitán pirata, por lo que ayudarle no estaría del todo mal.

Habiendo escuchado aquellas palabras, tomo un largo trago de su botella, haciendo que el liquido se escurriese nuevamente por su rasposa garganta, terminándose el licor y dejando el recipiente en la mesa, para así tomar otro mientras el peli-negro volvía a sentenciar unas pocas palabras, las cuales hicieron que el espadachín se levantase de su asiento y se estirase un poco, al tiempo que le decía a su acompañante. - No suena para nada mal... Te echaré una mano, y puedo ser de ayuda para tu banda por un tiempo, al menos mientras navegue en tu barco, Jared. - Expresó con una sonrisa temeraria y algo emocionada, ya que podía sentir el ritmo de su corazón acelerándose ante el pensamiento de robar un barco, de exponerse al peligro y entablar batalla por hacerse con el control del mismo, haciéndole sentir más animado ahora, ya que pensaba que no encontraría nada interesante que hacer en aquel lugar, pero al parecer se había equivocado. Entonces, dejó un par de monedas en la barra y comenzó a dirigirse hacía la salida, cargando aún con su exagerado armamento y esperando que el capitán Jared le siguiese, ya que, sería como su "capitán temporal", y sería el que diese las ordenes.

Notó el interés de su compañero pues era evidente debido al cambio de gesto y la atención que le prestaba. Era como si el sorbo de bebida le hubiera cambiado de sabor solo al escuchar la proposición. Jared estaba satisfecho y se podía notar gracias a una ligera sonrisa que en su rostro se marcaba. Sin más comentario asintió con la cabeza a la oferta de su nuevo compañero de viaje solo pare después levantarse al igual que este y dejar unas monedas respectivas, además de tomar de paso la botella que no había tenido el gusto de terminarse dando una mirada de reojo al tabernero como diciendo "Me llevaré esta para el camino". Este último solo los vio alejarse unos instantes antes de regresar a su labor de mesa en mesa.

- Aunque sabes, creo que entrar a la ciudad será un pequeño problema... al fin y al cabo solo los nobles pueden hacerlo. Claro que... tengo un pequeño plan en mente que podría sernos útil. Escuche que esos ricachones están contratando todo tipo de persona con suficiente capacidad de combate como guardaespaldas. Al parecer han tenido muchos problemas con criminales en las montañas y basura humana en la terminal Gray. Creo yo que esa es nuestro pase de entrada - Le explicó sereno y confiado mientras que andaba a un lado del peliazul. Por lo visto no tenía miedo de que alguien pudiese escucharlo pues no se había molestado en acercarse a su compañero para dar el resumen de sus planes. Y bueno, si Sieghart era tan fuerte como aparentaba, la misión simplemente se había vuelto más sencilla... si así podía decírsele.

Es así como, con un nuevo colega para la travesía, Jared salió de la taberna con la mera intención de entrar a la Ciudad principal de la isla.