[Pasado] Habia una vez... 29zrdle

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Vie Ago 05, 2011 12:00 am
El joven se desperto de un choque, recobrando la conciencia despues de un largo viaje en un bote que no tenia ni condiciones para ser llamado un transporte maritimo. Pequeños agujeros dejaban entrar agua salada que se trasladaba rapidamente y llegaba a la boca abierta del muchacho. Unas gargaras forzadas para despues levantarse de momento y toser, seguido de escupir el agua que dejaba un sabor horripilante en tu boca. Se rasco la cabeza como si eso pudiera ayudarle a recordar, claramente no sabia donde se encontraba, lo unico que recordaba eran los largos dias en alta mar, casi penso en comerse una pierna y usar el estereotipo de la pata de palo. Se levanto haciendo que la madera se hundiera mucho mas, aun asi, a plena vista se encontraba una playa bastante reconfortante. Palmeras ya podian divisarse y personas diminutas como hormigas se veian si entrecerrabas los ojos. El joven ya estaba en necesidad de pisar tierra, con sus brazos empezo a remar para añadirle un poco mas de velocidad al bote que soltaba pedazos de madera mientras mas llegaba. Habian parecido horas y el chico ya estaba en la orilla, saco una pierra afuera y toco suavemente la arena blanca. Era irreal para el, tanto viaje y alfin habia dado con algo. Se tomo su tiempo para disfrutar la arena, al poner los dos pies cayo en suicida hacia la arena, disfruntando cada granito tirando manos llenas de arena hacia arriba mientras que reia como un niño con un nuevo jugete. Su momento de alegria duro lo necesario mientras se levantaba y limpiaba lo que podia de sus ropas humedas. Se quito su chaleco, quedando solo con sus pantalones negros, unas botas del mismo color y un pecho desnudo. No conocia el nombre de esta isla, no era muy buen navegante despues de todo, quizo adentrarse un poco mas, pero no sin antes adiestrarle una buena golpiza a su infierno. Miro hacia atras y empezo a darle patadas por todos lados al infame bote, que ahora solo eran pedazos separados de madera.

Se quito el pelo grisaceo de su frente, ya lo estaba empezando a molestar, aun asi no pensaba cortarselo. La isla tenia un ambiente tropical extremo, la gente se encontraba como el, incluso algunos viejos llevaban calzoncillos nada mas para tapar sus privadas. No tenia idea del porque se encontraba aqui, pero una felicidad en interior de que habia escapado de su pasado no le hacia para nada mal. Trataba de encontrar un proposito y un que hacer en este lugar, sin exito viajo por todos los lugares pidiendo trabajo. Hasta que se encontro con un herrero que superaba ya los 80 años, era facil de desifrar que simplemente necesitaba una mano joven que le ayudara, y la paga era la suficiente para alegrar al chico, asi que sin mas acepto la propuesta del anciano bigotudo. A pesar de su edad, el viejo se mantenia perfectamente, musculos formidables se encontraban por todo su cuerpo, lo unico que lo delataba eran sus escletoricas rojas y parpados caidos de la vejez. Al igual que cejas abultadas y un vigote blanco con pequeños hilos negros. Su espalda tenia una curba sutil, pero notable, y sus manos venosas se encontraban ya gastadas de dar tanto martillo a un pedazo de acero. En resumen, era un viejo musculoso, y ese fue el nombre apodado por el joven.

Junto con el trabajo, el peli largo habia encontrado una choza lo bastante comoda para que viviera uno. La renta era unos digitos menos que la paga de herrero, asi que era lo mejor y lo unico que se podia tener por el momento. Aun asi, el chico estaba conforme, su vida ahora de adulto era encantadora para el, y ya no tenia que pensar mas en el maltrato de sus progenitores, ni a que hora vendria su padre a castigarlo por cosas que no hiso. Esos pensamientos para el era mejor no tocarlos, ya que ira guardada de hace tiempo podia estallar.

El trabajo como herrero ayudante no era algo facil, tenia que tener mucha destreza, ademas de fuerza fisica para cargar los pedazos de metal ardientes que serian luego una espada, o cualquier cosa que pudieras imaginar. Al parecer el trabajo de Herrero era un trabajo muy importante en esta isla, pedidos llegaban a la hora, de personas de la Marina hasta gente con mala cara, que probablemente querian aprovecharse del anciano. Uno de los beneficios de ser Herrero, es que tenias un arsenal de armas esperando por algun loco que quisiera pasarse de listo, y ser ensuciadas con un poco de sangre de aquella persona. Los gajes del oficio eran un poco motivadores para que Monster siguiera trabajando para ese viejo, mas que una vez tubo que sacar cara y probar una de las hojas que hacia el anciano.

Años pasaban y al final el chico decidio quedarse en ese lugar, no era por que le gustaba trabajar para alguien mas, si no por que sentia que estaba atado emocionalmente al viejo, no sean mal pensados, el joven sentia el deber de ayudarle, al parecer volvia a ser humano. Una emocion bastante entristezedora, ya que no queria volver a sentir nada de emociones, queria ser un simple mounstro, de ahi venia su nombre.

Al viejo, para su mala suerte, le habia dado una enfermedad. Ya a sus años era dificil que saliera de ella, y simplemente se esperaba que descansara en paz hasta el fin de sus dias. Pero no fue asi, el insensato anciano siguio con su trabajo, aun ya con la ayuda del leal joven, que en tiempo habia ganado bastante musculatura por el trabajo. El chico le repetia constantemente a su maestro que le dejara a el su trabajo, que el tomaria su lugar, el rechazaba cada propuesta sin nisiquiera pensarlo. El viejo trabajaba en algo secreto, su ultimo trabajo por asi decirlo. Lo que le estaria dando la bienvenida al mas alla. El joven peli largo no le era permitido entrar mientras el viejo estubiera trabajando en tan secreta cosa. Aun asi, el era pagado igual que si estuviera trabajando. Cosa que no le gustaba al muchacho, y era razon de multiples peleas contra el moribundo anciano.

La vida del maestro llegaba a su fin, yacia en una cama, respirando con dificultad de tanto humo tragado de la herreria. El chico siempre fiel a su lado, se arrepentia de no haberlo poder hecho entrar en razon, derramando mas de una vez alguna lagrima. -Se libre, no te quedes atascado en un lugar, y sobre todo, sigue tu sueño.- Se escucharon unas palabras calidaz, cortas de aire, sintiendo que llegaban a su fin. El joven al mirar arriba vio a su jefe con una espada larga en las manos. No necesitaban palabras, ese era la obra final del viejo, la obra final que estaria en las manos del joven aprendiz. Ya las lagrimas salian, un suave gracias salio de sus labios, alcanzo a su bolsillo, y saco las berries necesarias que serian como si la ubiera comprado, 2000, las dejo en el pecho del viejo, tomo la espada y partio en rumbo a su sueño. Nunca mas supo de aquel anciano, pero una cosa sabia, que seria feliz, ya que el estaba utilizando su creacion.
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