El tesoro olvidado.

Lun Ago 01, 2011 6:07 am

Estaba haciendo una ronda especial para el cuartel de la marina, esta era mi primer marcha nocturna, solían ser aburridas, ya que el movimiento era mucho menor, aunque aveces eso hacia que las ratas salieran, por lo que cuando la noche caía aveces la tranquilidad era destrozada por la escoria, piratas, bandidos, mafiosos, gente de la peor calaña, lo único que sabia era que mi guardia debía ser firme, no podía quedarme dormido, no podía hacer el vago, entre callejones y escondrijos, prostitutas y vagabundos, el olor a sal de mar destacaba bastante, los pasos sobre el suelo de piedra resonaban en la fachada de las casas y comercios volviendo a mis oídos.

Escuche gritos provenientes de la zona mas abandonada de el puerto, pr lo que a toda velocidad, sin pensarlo dos veces, corrí paso a paso con la esperanza de socorrer a quien lo necesitaba, miraba por todos lados mientras corría, cuando divise lo que parecía ser un barco, una carabela para ser mas especifico, esta estaba ardiendo, llama cubrían el lugar, lo que parecía ser una mujer con pintas bastante extrañas gritaba palabras que resonaron en mi cabeza una y otra vez, no podía hacer odios sordos a eso.
— Auxilio, mi hija esta ahí adentro que alguien me ayude.— dijo la mujer, en sus palabras podía notarse la tristeza y la pena, la cual intentaría aliviar.

No fue necesario meditarlo, ya que por instinto me lance a las llamas del barco, intentando no quemarme, aunque el calor era insoportable, esquive vigas en llamas, atravesé algunas puertas siguiendo el llanto de una infanta, hasta dar con lo que parecía ser una oficina, en ella, una joven de no mas de 8 años, abrazada a un pequeño cofre, sin tener la intención de soltarlo, el crujido de la leña ardiendo encima de nosotros me preocupaba, por lo que me saque la chaqueta, aun con el calor que estaba sufriendo, cubrí a la niña y tome el cofre con una mano, la otra rodeaba a la pequeña mientras que le guiaba.

Al llegar a la salida, unos tirantes de la embarcación se cayeron, cerrándonos el camino, lo único que pensé en hacer era bastante incivilizado, quizás era la adrenalina pero agarre un caño que parecía estar bastante caliente con las manos desnudas y destruí una pared lateral como si no hubiese mañana, tomando a la niña como podía, el cofre y salir de ahí, al mirar el barco este estaba destruyéndose poco a poco, las lagrimas de alegría de la mujer al reencontrarse con la que parecía ser su hija eran reconfortantes, mas aun cuando le di el cofre, al abrirlo había una especie de fruta, espiralada y violeta, si mal no recordaba era una fruta del diablo, debajo había mucho oro.

La mujer se acerco a i y me abrazo, a mi me ardían as manos, estaban quemadas, por lo que debería de pasar por la enfermería para que me tratasen dichas heridas, la jovencita hablo con la mujer y esta me entrego dicha fruta, al parecer era en forma de agradecimiento, no podía permitirse que me fuera sin exp`resarme su gratitud.
— No deberia molestarse, la sonrisa de su hija me es mas que suficiente, ademas simplemente estaba haciendo mi trabajo.— dije sonriendo.
— Por favor, quiero que acepte esto como recompensa, si algo le hubiera pasado no se que habría hecho de mi.—dijo dando se la vuelta inmediatamente y marchándose, la niña con mi camperón en hombros, yo una sonrisa en los ojos, mirando a las estrellas.

No pude hacer otra cosa mas que comerme dicha fruta, sabia horrible, pero era lo que tenia que hacer, tras eso sentía mi cuerpo algo extraño pero decidí ir a el hospital de la marina, para que me tratasen las heridas, pero mientras que caminaba sentía mi cuerpo un poco mas ligero, estuve a punto de caerme cuando estire un brazo para agarrarme, para mi sorpresa mi brazo se estiro mucho y quede algo paralizado, así fue como descubrí mi nueva habilidad, por el momento tenia demasiadas preguntas, pero ya estudiaría mas sobre esto nuevo, no podía dejarlo así.