[Pasado] Un día perfecto para pescar un poco.

Hace dos años...

Era una mañana pacífica en el Puerto de la Aldea de Fuschia, hogar desde hacía unos años del joven Seishin que se dedicaba como cada mañana a pescar algunas piezas de comida para el restaurante que regentaba junto con su joven mujer. El moreno caminaba tranquilamente por la calle tarareando algunas canciones mientras saludaba a los más madrugadores del lugar que se asomaban por sus balcones o ventanas para admirar el paisaje - ¿Qué pescaré hoy? ¿Qué era eso que me pidió Yasmine ayer por la noche? Uhm... No lo recuerdo bien... ¡Arg! ¡Maldita memoria! - Pensaba el cocinero mientras se alejaba del centro de la aldea y se acercaba a la zona del puerto, que no era demasiado grande al constar únicamente de un muelle donde había dos pequeñas barcas y tres botes – No han salido hoy a fanear los chicos, vaya... - Susurró con una expresión de desánimo dibujada en su rostro, ya que tendría que pescar desde el muelle al recordar lo malo que era manejando cualquier clase de navío por pequeño que fuera, cuando se acercaba hasta el extremo más alejado del muelle y se disponía a preparar su caña.

Turismo, el joven recluta había llegado a la villa junto con una dama poco usual, el tiempo había determinado que el joven peli azul se enamorara de una de las doncellas del lugar donde trabajaba como agente de seguridad. El amor le había envuelto en un aura de felicidad y ni el más triste llanto podría borrar la sonrisa de su rostro. Un pequeño bote controlado a remos llegó hasta la pequeña villa, este quedó atrancado en el puerto y lentamente se pudo divisar los dos sujetos que se encontraban en aquella pequeña embarcación. El primer golpe de vista que recibió Enrar le cautivó los sentidos, parecía ser una villa muy simple, una característica prominente de aquella aldea soñolienta era una montaña grande en su fondo. La ciudad parecía ser algo desconocida, pues pocos individuos la componían.

Los primeros pasos de los enamorados les llevó por las calles de la ciudad, pocas tiendas se podían observar mas no era ese el motivo de su visita, el recluta quería encontrar un lugar de residencia donde vivir feliz y sin muchas preocupaciones, cuidar a su futura esposa y criar hijos como el mejor. ¡No puedo esperar para empezar una nueva vida! –Le susurró la esposa de Enrar a este mismo- Seguidamente un delicado abrazo se formó en aquellas calles tan estrechas y terrenales, el joen depositó su diestra en el lado diestro del rostro de su amada y depositando un tenue beso le expresó su cometido. Yo tampoco puedo esperar, buscaré a alguien que nos pueda facilitar información, espérame aquí –Alegó el peli azul sumido en una empalagosa despedida-

Dejando atrás a su amada, el marine se alejó de las calles desiertas en las que se encontraban y por falta de conocimiento sobre el mapa de la villa, el joven llegó hasta el muelle. Pocas personas se podían ver en el lugar mas parecía estar equivocado pues un hombre se encontraba allí mismo. Su salvación se había mostrado y con rapidez, el recluta se acercó a aquel sujeto. Disculpe, ¿me podría ayudar? Acabo de llegar a la Villa y poco conozco de esta… -Expresó con total educación y cordialidad-

A los pocos minutos de comenzar con la pesca una voz reclamó su atención, parecía tratarse de un forastero por lo que decía y porque nunca lo había visto por el lugar – Claro... ¿Qué es lo que buscas o necesitas? - Preguntó Seishin mostrando también su lado más amable, después de colocar su caña en un pequeño hueco que había en la madera del muelle para descansar sus manos y además poder ver bien a la cara al peliazul que requería de su ayuda – Vaya pintas tienen los jóvenes forasteros de ahora – Pensó tras echar una visual de arriba a abajo al espadachín, disimuladamente, al levantarse recordando los tiempos en los que tenía esa edad... Demasiado había cambiado desde ese momento.

Su pregunta fue atendida con verdadera rapidez, parecía tratarse de un mero pero emblemático pescador de la villa. Había tenida la grata suerte de encontrar a un amable hombre al cual poder preguntar y reclamar ayuda, la verdad es que no era fácil entrar en un nuevo lugar y ya entablar una conversación mas si se convertirían en futuros vecinos no cabría duda que debía ser amable y gentil con los pueblerinos. Pues... mi pareja y yo, necesitamos instalarnos en la villa, acabamos de llegar y lo que pretendemos es incorporarnos en este bello distrito. –Expresó mirando fijamente las olas que chocaban contra el muelle- Seguidamente y levantando la vista para posarla en el pescador. Me pregunta si sabría de alguna casa en venta o en alquiler, no poseo mucho dinero por lo que tampoco puedo permitirme un gran hogar –Alegó con sinceridad agitando ambas manos para denotar claridad al tema-

El moreno escuchó con atención la situación del marine así como su pregunta y se quedó un rato pensativo acariciando con su diestra su perilla, como signo de reflexión – Algún sitio libre en el pueblo... Uhm... No recuerdo que se haya ido alguien hace poco pero creo que por un precio económico puedes conseguir una habitación en la posada que está sobre el bar de dos calles más arriba del muelle y si es que tienes algún problema con el dinero puedes alistarte en alguna salida para pescar con algunos marineros... También puedes probar en mi restaurante, siempre viene bien algún camarero más en las épocas veraniegas – Comentó Seishin al joven explicando, tal y como se le venía a la cabeza, las distintas posibilidades que podría tener este dentro de pueblo buscando lo que buscaba – Seguro que tarde o temprano puedes costearte una casa o incluso construirla... Nunca se llega a saber hasta que lo haces, la verdad, como me pasó a mí – Concluyó para tratar de hacer fiables sus consejos, como si estuviera dando a entender que él había hecho algo parecido.

Todo parecía ir en correlación a los acontecimientos, preguntas tras respuestas y dudas resueltas con total facilidad. Enrar había entendido a la perfección en la situación en la que se encontraba, el pueblo no era de una dimensión muy alta como para que se pudiera comprar o simplemente tener una propiedad con suma sencillez. El marine, ante la primera de las respuestas del pescador, quedó pensativo y algo atento a lo que este gentil hombre le explicaba. Ah… entiendo… pues me plantearé lo de la posada, puede que podamos vivir allí durante unos meses y quizá con el tiempo logre comprar algo o como bien ha dicho usted, construirla yo mismo. –Expresó con duda mientras pensaba en las numerosas facturas que podrían costar la posada- Nunca se me ha dado bien la pesca, en la academia de marines no nos enseñaron a pescar jajaja –Alegó con vergüenza al delatar su oficio de marine- Uno de los comentarios del pescador atrajo los sentidos del peli azul ¿Restaurante había escuchado? La verdad es que habían pasado largos días sin comer por lo que en aquellos momentos, el marine podría devorar a un toro con cuernos y todo. Me encantaría poder trabajar como camarero, si me lo permite, me gustaría poder ir a su restaurante –Expresó al mismo tiempo que su estómago rugía ferozmente-

El cocinero se llevó su diestra a la nuca y se rascó un poco la zona a la par que mostraba ciertos signos de vergüenza en su comportamiento, nerviosismo en particular, tras escuchar como rugía el estómago de aquel joven – No está abierto a esta hora todavía, por lo que la cocina está cerrada... Pero si puedes esperar un poco estaré encantado de prepararte algo, hombre – Comentó Seishin dando una explicación bastante lógica para las horas de la mañana que eran pero este era incapaz de dejar a alguien con hambre, costumbre y hábito que le inculcó su mujer con el paso del tiempo. El moreno recogió sus cosas e hizo un gesto con la mano al marine para que le siguiera, había ignorado por completo la profesión que decía tener... Cuando alguien tenía hambre o estaba en problemas daba igual si tenía un oficio o no.

La conversación había pasado al punto de ser graciosa y su vez cómica por parte del comportamiento de ambos individuos. Enrar quedó en silencio ante el comentario del pescador, la verdad es que razón no le faltaba al sujeto, no eran horas lógicas para que un establecimiento de comida se encontrara abierto. Oh, entiendo… sí, esperaré paciente, no tengo prisa alguna y necesito el trabajo –Expresó todo convencido- El recluta estaba decidido en dejar de ser marine y dedicarse a un trabajo humilde y sin peligro alguno. Su pareja sufría mucho cuando este partía a una misión o simplemente era convocado para una recerca, todas aquellas situaciones querían ser borradas de la mente del peli azul, de ahí su interés por el trabajo. Por favor, no tiene por qué darme de comer, solo lo aceptaría cuando tuviera el dinero para poderle pagar, pero me gustaría pedirle un favor… si logro entrar en el puesto de camarero que me puede ofrecer, me gustaría que me pagara en especies, prefiero que mi pareja pueda comer a que reciba dinero… -Alegó con mucho sentimiento e indignación- El pescador pareció querer emprender el camino hacia su restaurante por lo que el peli azul solo tuvo que seguirle. Gracias por su amabilidad… -Terminó de decir al paso que le seguía-

- La gente del pueblo es muy buena, se ayudan entre sí con mucha facilidad... Así que no tendrás demasiado problema cuando te conozcan un poco mejor, después de todo los marines son bien recibidos y admirados por aquí – Dijo el cocinero cuando caminaban de camino hacia el establecimiento por el mismo recorrido que había hecho unos minutos antes y volviendo a saludar también a alguna gente a su paso, esta vez ya había un número mayor de ella por ser algo más tarde – Por lo de pagarte en especias tampoco deberías preocuparte, si queréis podéis acercaros en las comidas nuestras por mí no habría problema... Y mi mujer tampoco tendría ningún reparo, es más creo que sería la primera que os invitaría... ¡Jajajaja! - Comentó Seishin en la caminata al joven de cabello azul que le seguía, haciendo que no se preocupara por nimiedades como las que había comentado.

La tranquilidad inundó al marine, parecía ser que la villa contaba con personas amables y gentiles, Enrar no había tenido demasiada suerte en su paso por las ciudades, muchos ladrones, asesinos en grandes masas y algún que otro desaprensivo que osaba maltratar a las mujeres. Es muy bueno saber eso, tenía miedo de no poder encajar aquí, la gente ve a los marines más que por un agente de seguridad como un simple chivato del gobierno… -Expresó con indignación- Enrar recordaba las numerosas veces que le había faltado al respeto con comentarios muy similares a lo que acababa de explicar. El marine podía observar como aquel pescador era popular por aquellos lares, o simplemente era conocido por la pequeñez del lugar. La gente parece ser muy humilde ¿sabes si hay muchos crímenes por aquí? Es por poder ser de ayuda –Dijo el marine sin pensar siquiera en lo que acababa de decir- El último comentario, pero no menos importante, del pescador alertó los sentidos del marine, parecía no ser un simple humano, derrochaba amabilidad y generosidad, hecho que agradó al marine. Se lo agradezco de corazón… por cierto ¿está casado? –Preguntó con duda- Ese último comentario y pregunta le era muy agraciada al marine, pues este mismo quería poder llegar a casarse algún día-

- Pues la verdad aquí pasan pocas cosas desde hace unos años, nos encargamos de los bandidos o ladrones que suelen aparecer por nosotros mismos – Respondió Seishin a la pregunta del espadachín, en parte tenía razón pues él se encargaba de todo pequeño “problema” que hubiera en el lugar aunque eran casos aislados porque casi todo el mundillo criminal de la edad del cocinero conocía perfectamente su nombre por las cicatrices que había en sus cuerpos – Hay más problemas en el Reino, la verdad... - Añadió el moreno recordando su lugar natal mirando en dirección al mismo sin mostrar ni un ápice de melancolía en su rostro, como sería normal, al solo tener malos recuerdos de aquel sitio.

– Sí, llevo casado nueve años... Es con mi mujer con quien llevo el restaurante, ella es camarera y cocinera especialista en postres mientras que yo soy el que cocina el resto de comidas – Explicó con una sonrisa en la cara, recordando lo nervioso que había sido el momento de la petición de mano y suponiendo como debería estar el marine en esos momentos – Tranquilo, una vez dices “¿Quieres...” sale todo seguido – Susurró para dar un aporte con su experiencia cuando jugaba a girar su alianza plateada en su dedo. Faltaba poco para llegar al restaurante.

Enrar atendió con cautela lo que el pescador le decía sobre la buena seguridad que tenía la villa, un leve suspiro fue expulsado por este al quitarse de la cabeza las posibles batallas o enfrentamientos para defender la zona. ¿Os encargasteis? ¿No había seguridad en la villa? ¿Lo marines no se encuentran en este distrito? –Muchas preguntas que denotaban la alteración y asombro del marine al ver como los propios pueblerinos se había defendido de ladrones y bandidos- Disculpa mis numerosas preguntas, es que sigo anonadado con que os hayáis defendido solos… se nota que es una villa muy unida –Alegó sonriendo cordialmente- Dejando de lado todas las preguntas, el joven marine quedó dudoso ante el comentario sobre el reino ¿había un reino en aquel lugar? Si lo había era desconocido por este.

¿Reino? ¿Cuál reino? –Preguntó al mismo tiempo que llevaba su vista a la misma dirección que el pescador indicaba- Ahora llegaba el turno de la respuesta más importante de todo el rato, llevaba casado nueve años, un gran tiempo juntos para el peli azul. ¿Nueve años? Dios… eso sí que es bonito, el amor es precioso, yo le quiero pedir matrimonio a mi pareja pero no encuentro el momento adecuado… -Expresó todo avergonzado y sonrojado- Enrar veía a aquel pescador como un ejemplo a seguir, era un hombre simple, fuerte pero felizmente casado.

- Esta es una pequeña aldea casi oculta del gran Reino de Goa, conocido por ser el más limpio del mundo... Aquí se pasa de vez en cuando algún marine y ya está por lo que debemos arreglarnos con lo que tenemos aunque, no por hacerme el héroe ni nada por el estilo, gracias a mi fama de los tiempos mozos he logrado ahuyentar a bastantes personas desagradables – Respondió el cocinero a las preguntas del chico, teniendo que decirle algo que pretendía ocultar como su pasado conflictivo y lleno de combates callejeros, sobre la seguridad del lugar – No pasa nada por las preguntas, es normal que una persona que quiera instalarse en algún lugar quiera saber más sobre el sitio en cuestión – Dijo Seishin nuevamente para no preocupar a Enrar con una sonrisa dibujada en la cara – Por cierto, mi nombre es Seishin... ¿Cuál es el tuyo, chico? - Preguntó el moreno tras presentarse, acercando su diestra al espadachín para realizar el oportuno apretón de manos.

Ambos individuos se acercaban a una zona donde el peli azul parecía envolverse con facilidad, en efecto, ahí había llegado con su pareja anteriormente y, como no, ahí se encontraba ella, sentada en un bordillo de la calle mirando, quizá perdida, a unos niños jugar a la pelota. Enrar pareció perder el norte, como si el silencio inundara la zona y las palabras del pescador no llegaran a sus oídos; nos obstante, pudo sentir todo lo explicado para así poder contestar adecuadamente. Reino de Goa… creo haber leído algo acerca de dicha soberanía. –Expresó el marine rascando lentamente su barbilla- El siguiente comentario no fue de su agrado, parecía ser que la marine no tenía mucho afín a esa villa, algo extraño tratándose de un lugar cercano a la vivienda de los nobles. Sois muy valientes, da gusto saber que no son personas dependientes de la mano justiciera del gobierno, siempre he pensado que ser autosuficiente ayuda a la supervivencia del mundo –Alegó sinterizándose con aquel pescador- Una leve carcajada sumada a una sorpresa por lo que acababa de percibir, expresó lo que aquel marine sentía.

Entonces podría decirse que me encuentro con el hombre más fuerte de la villa… ahora puede contar con un brazo más para la defensa del lugar –Pronunció con convicción- Sus pasos se acercaban o mejor dicho, él mismo los desviaba hasta encontrarse de frente con una delicada y, posiblemente desconocida para el pescador, dama. Enrar, no dejando de lado el tema principal, alertó a aquella mujer para que se les acercara. La verdad es que no es normal, para mí, que la gente sea tan amable conmigo, se lo agradezco… ahora, me gustaría poder presentarle a mi pareja, Farnia. –Alegó al mismo tiempo que su la recién llegada agarraba su diestra y se acercaba hasta la posición en la que se encontraba el pescador- Mucho gusto en conocerle, ya veo que ha conocido a Enrar, espero que no haya sido una molestia… -Dijo con simpatía al mismo tiempo que agachaba el rostro como señal de saludo- Parecía ser que aquella intromisión por parte de la pareja del marine había respondido la pregunta del pescador.

Es verdad, tanto hablar y aun no me he presentado… Mi nombre es Enrar Bean –Expresó todo sonrojado por los comentarios que había expuesto su pareja- Ahora mirando a la dama, el marine todo serio le expresó todo lo que habían hablado el pescador y él. Farnia, el señor Seishin me ha explicado todo lo que necesitamos para instalarnos en este lugar, ahora iremos a su restaurante e intentaré hacer que me contrate como camarero –Expuso con alegría al mismo tiempo que miraba atento al pescador- Seishin, cuando quieras, podemos seguir hasta tu restaurante –Terminó de decir para emprender un posible camino hasta dicho lugar-

- No es necesario ese halago, no soy ni la sombra de lo que era... Mi nombre asusta más que mis puños, esa es la verdad, así que tener alguien joven y prometedor cerca puede ser útil para poder vivir en cierto modo una vida completamente distinta de la que llevaba en aquellos tiempos... ¡Jajajaja! - Explicó con tranquilidad Seishin cuando seguían caminando por las calles de la aldea ambos hombres. Poco después coincidieron con una joven mujer que el peliazul presentó como la novia de este – Encantado, Enrar y Farnia... No me ha dado ningún problema, es un buen chico – Dijo el moreno correspondiendo a la presentación y las palabras de esta con amabilidad – Bueno, vamos al restaurante entonces... - Añadió el cocinero antes de iniciar de nuevo la caminata en la dirección que había tomado desde un principio.

- ¡Espera, Sei-chan! - Exclamó un señor algo mayor que venía corriendo a espaldas del trío, tras haber avanzado un par de manzanas, haciendo que este se diera por aludido y se tornara hacia él – Mi hijo ha salido a pescar y el bote no estaba en buenas condiciones, se necesita gente para ir a buscarlo... ¿Puedes ir? - Preguntó el pobre y asustado anciano tras explicarle el problema que le había hecho ir corriendo por medio pueblo en tensión. Seishin desvió su mirada al marine y su novia por un momento para luego dejarle sus cosas de pesca al primero – Sigue de frente hasta el restaurante que se llama La Mesona, explica todo lo que puedas a mi mujer que se llama Yasmine, no habrá problema y espera ahí que llegaré en poco tiempo – Indicó a Enrar gesticulando libremente por la prisa del momento, evitando decir que le ayudara debido a que este tenía hambre y poco podría hacer en su estado, antes de marcharse a gran velocidad en dirección al muelle.

[Un placer rolear contigo... No me apetecía rolear en el Restaurante, por no desvirtuar a mi personaje que sería bastante distinto junto a su mujer.]