[Libre/Preferencia Marines] Otra vez de cero.

A pesar de la velocidad demostrada por la pareja de Marines, quienes se habían dirigido hacia la escena del crimen nada más recibir el aviso por el Den Den Mushi, habían llegado demasiado tarde. Lo que había sido escenario de una batalla no era nada más que una callejuela de lo más tranquila. Había algún que otro resto del combate que se había librado; diversas marcas de arma, alguna que otra mancha de sangre y poco más. Lo único que resultaba realmente llamativo era una cinta carmesí que se mantenía en el suelo. El Teniente, bajo maldiciones, tomó la prenda, que le resultaba ligeramente conocida, y no pudo hacer más que apretarla fuertemente en su puño. Esto empezaba a descontrolarse.

- ¡Maldición!- Se quejó en voz alta el Marine mientras golpeaba con su diestra una pared cercana.- Esto empieza a ser vergonzoso…¿no vamos a poder capturar a unos rateros?

La única pista, si así podían llamarla, era una simple cinta. Lo único que podían hacer era preguntar al Marine afectado…cuya identidad desconocían. Se encontraban sin conocer la identidad y el aspecto de los supuestos criminales…no sabían nada, ¿cómo podían hacer alguna investigación así? Frustrado y algo desesperado el Marine se dejó caer de espaldas chocando con la pared que había golpeado. Aún sostenía la cinta con fuerza.

- ¿Y ahora qué demonios hacemos?- Se preguntó a sí mismo el Marine ya que se había separado de su compañero para abarcar más espacio.

El chico de la bandana en la frente estaba dando vueltas, como siempre, por Logue Town, para más exactitud en el puerto, esperando el día en que se convirtiera en pirata. Mientras esperaba, pensó que lo mejor era ir a por unas cuantas armas, no sea que llegara el momento de irse y estuviera indefenso, así que entró en una tienda y compró cinco puñales, guardándoselos. Al salir, vio a alguien que parecía algo desolado y se acercó a él, a ver que era lo que pasaba.

- ¡¡¡EY!!! - gritó Coday al chico que estaba contra la pared, aunque realmente no estaban demasiado lejos. – ¿Qué es lo que te pasa? Te veo algo decaído… ¿es que te han robado algo importante? - le dijo el chico, callando y esperando la conversación de una persona que no había visto en su vida pero que la trataba como si fuera un viejo conocido.

Tras un buen rato allí poco había sacado en claro el Teniente. Había pedido por su Den Den Mushi refuerzos para colaborar en la investigación. Una decena de Marines, aproximadamente, recorrían la zona de un lugar a otro fotografiando y recogiendo cualquier indicio de los responsables que habían participado en la contienda. Los que no tenían una tarea asignada patrullaban la calle preguntando a los transeúntes en un vano intento por localizar algún testigo de la contienda. No habían encontrado nada. Sus únicas pistas eran un Marine desconocido y una cinta roja. El Teniente observaba el lugar mientras acariciaba la carmesí prensa. La observaba con atención, buscando cualquier cosa que le hiriera recordar la tan familiar cinta que ahora portaba. Una desconocida voz sacó al Marine de sus pensamientos e hizo que dirigiera su mirada hacia el joven desconocido. Quien había hablado era un individuo de más o menos su edad, una altura semejante a la suya y de aspecto delgado. Captó su atención la bandana que rodeaba su rubia cabellera. ¿Ahora todo el mundo usaba accesorios de ese tipo para la cabeza?

- Más o menos…- A pesar de estar en plena investigación nada le prohibía hablar con un Civil. Siempre sería mejor eso que deprimirse aún más.- Estoy recolectando algo de información…soy Oneiros F. Balmung, Teniente de la Marina y actual encargado de Logue Town…es un placer.- La siniestra del Marine fue extendida para dar pie a un apretón de manos y una presentación adecuada. Sería bueno charlar con alguien que pudo ser testigo de la escena…y si no, al menos se relajaría un poco.

Coday pensó por un momento, quedándose con la mirada fija en la mano de ese tal marine. El mundo estaba plagado por marines… menos mal que él no tenía recompensa, sino, sería realmente difícil mantener una conversación sin tener que pelear o huir, ya que, por lo visto, ese marine llamado Balmung no era uno cualquiera, sino que había llegado a Teniente y ese puesto no se le daba a cualquiera. Finalmente, estrechó la mano del chico.

- Encantado de conocerte Bal. Yo me llamo Coday y no tengo oficio definido, ya que voy por aquí y por allá, sin preocuparme por muchas cosas. - fue la descripción del chico hacia si mismo. Luego, continuó. – Y dime, ¿Qué ha pasado? Porque no creo que te hayan pegado una paliza o quitado algo, ya que a un Teniente de la Marina no es fácil hacerle frente. - dijo el chico algo extrañado, esperando la respuesta de su compañero marine.

Sonrió a ver respondido el estrechamiento de mano. Tras unos segundos de agarre fue el propio Marine quien lo deshizo, cruzando sus brazos y observando atentamente al desconocido mientras lo escuchaba. Este se identificó como Coday, un trotamundos sin aparente hogar u oficio. Pasó por alto el que lo llamara únicamente “Bal”, no es que le importara pero prefería un trato adecuado a su cargo. Cargo que el propio Coday recalcó en referencia a su poder. Una exageración, desde luego.

- Es un placer Coday, seguro que has visto mucho mundo, desde luego.- Calló unos segundos, meditando sus próximas palabras.- Ha habido un intento de robo…además han coincidido otros tantos ataques a la ciudad, tenemos el Puerto en obras y otras tantas zonas. Y si estamos así es por mi falta de poder…ser Teniente no es otra cosa que un simple cargo, la fuerza no va siempre ligada al título que se te da, si no todos los Piratas al ser considerados villanos serían “débiles”.- Ciertamente, si hubiera tenido un mayor poder habría atrapado a Riddick, solucionado el atentado del Puerto y castigar a su responsable. Aún quedaba demasiado para eso.- ¿Y qué te trae a la Ciudad del Alfa y el Omega?

El chico escuchó atentamente cada palabra que Balmung decía. Al parecer, él estaba equivocado, ya que el título que se poseía no iba acorde a la verdadera fuerza de la persona, sino a las hazañas que había logrado y al parecer, no habían sido demasiado llamativas… de todas formas, cuando le preguntó que hacía allí, hubo un silencio pesado, que se podía casi palpar… luego de un rato, habló, aunque no era la verdadera razón por la que estaba allí, no podía decir que se quería convertir en un pirata.

- Bueno, pues he venido a comprar algunas armas por si las necesito. Uno no se puede fiar ni de su sombra, ya sabes. Por otra parte, he venido aquí a ver chicas, ya que me han dicho que en ciudades grandes hay muchas. - dijo Coday a su compañero marine, esperando que su contestación no fuera demasiado brusca ni que se lo tomara a mal.

Poco sorprendió al Marine escuchar los motivos que habían llevado al joven trotamundos a adquirir armamento. El tenso silencio que se había formado entre ambos había inquietado ligeramente al Espadachín, pero se había relajado en cuanto Coday retomó la palabra. Cualquier que supiera de armamento acudía siempre a Logue Town. A pesar de que él, como espadachín, prefería Shimotsuki no podía negar la calidad de las armas de la ciudad en la que se encontraban. Las numerosas armerías y la variedad de herramientas que ofrecían los cientos de mensajeros que por las calles había eran de lo más exquisitas. Sus armas también eran de la zona.

- Soy Marine…se bien lo peligrosas que pueden ser estas calles de aspecto apacible. Un arma bien a mano nunca viene mal.- Comentó señalando los katares que llevaba en la parte trasera de su cintura. En cuanto el tema de las mujeres salió a relucir el Teniente no pudo evitar sonrojarse ligeramente.- Bueno…en los Cuarteles no hay mucho ambiente femenino, algo que podría mejorarse pero no se hace y es una gran lata…- Quitando a Brelania no conocía a ninguna mujer más en la Marina, ¿tan triste era su vida social?

Al parecer, el Teniente de la marina tampoco conocía a demasiadas chicas. No solamente habían pocas chicas en el mar, sino que, además, también habían muy pocas en la marina… todo ello, tal vez se debiera a que las chicas tenían miedo de salir de sus casas y abrirse al mundo o, por otra parte, que no quisieran alistar en nada en general y prefirieran vivir una vida tranquila y agradable en algún lugar lejano, esperando una oportunidad para que, en un momento dado, meterse a alguna cosa que le llamase la atención o les gustara.

- No te creas que hay muchas chicas por ahí afuera… en mis viajes, he conocido a pocas chicas… una o dos a decir verdad… no sé si te sonará una tal Paprika. También es de la marina y es una chica, por eso lo digo. - dijo Coday, esperando que a Balmung le sonara el nombre que acababa de decir.

Por suerte para el Teniente, y para su orgullo propio, el joven trotamundos poco contacto había tenido con alguna fémina. Eso dejaba pocas esperanzas al Espadachín de ver alguna Marine más entre las filas del Gobierno…¿es que se quedaría soltero toda su vida? Poco a poco perdía las esperanzas y, como único consuelo, llevó una de sus famosas piruletas a sus labios. Lo dulce le tranquilizaba. La mención del nombre de una Marine no despertó atención alguna en el Teniente. Conocía a muchos reclutas, la mayoría de ellos compañeros suyos, pero poco sabía sobre agentes ajenos a su primer escuadrón y es que solo llevaba de Teniente unas horas y no había tenido mucho tiempo para prepararse. Tiempo que, ahora mismo, comenzaba a ser desaprovechado. Era hora de poner punto y final a la conversación y volver a las tareas propias de su oficio.

- No me suena de nada…no he tenido mucho tiempo para conocer a otros Reclutas, como puedes ver no hay mucho tiempo libre…y ahora estoy abusando de este, así que si me disculpas.- El Teniente se inclinó realizando una reverencia a modo de despedida.- Ha sido un placer conocerte Coday, espero volver a verte por la zona…si sigues sin un buen trabajo podrías unirte a la Marina, no andamos bien de personal y toda ayuda se agradece…en fin. Hasta luego.- Con un simple movimiento de su diestra los Marines allí presentes se dirigieron, en compañía de su superior, al Cuartel de la ciudad. Había un largo trabajo por delante y Balmung no podría librarse. Al menos había hecho una nueva amistad…si es que así podría llamarla en un futuro.

Aquel Teniente de la marina se despidió de Coday y éste hizo lo mismo, aunque hacia Balmung. La verdad es que le había caído bien y era una verdadera pena que el chico de rubios cabellos tuviera que unirse a la piratería… tal vez, la próxima vez que lo viera fuera para que éste le capturase o, en todo caso, detrás de unos barrotes en la celda de cualquier prisión. Una verdadera lástima, pero no había nada más si se era de bandos totalmente contrarios.

- Un placer haberte conocido también Bal. Me gustaría volver a verte algún día, aunque no sé si esto será posible. - dijo el chico, dejando una pregunta al aire. Luego de eso, puso rumbo hacia el puerto, que realmente no quedaba muy lejos de su posición, esperando que el barco de su capitán llegara y así poder convertirse en un auténtico pirata.