Un duelo por los tejados.

Luego de pasar por aquel grupo continué mi camino, con mucho cuidado, cuando note por diferentes circunstancia que el hombre pez me seguía, no se molestaba en ocultarse, pero no importaba, continué avanzando y el sujeto parecía no perderme pista entre la multitud, cuando divise un pequeño callejón, estaba tan alerta que apenas me metí pude divisar unos zócalos sobresalientes y el tirante de una casa, la altura es la suficiente como para impulsarme en una pared, tomarme de el borde y saltar hacia un tejado, haciendo algo de fuerza de manos podía subir sin problemas.

Eso fue lo que hice, me impulse en la pared a gran velocidad, inmediatamente se me perdía de vista en la calle principal, hice fuerza y quede a distancia de un salto, atajándome de el techo y con un pie mas la ayuda de los brazos me pose sobre el tejado, agazapado esperando la aparición de aquel sujeto, con la postura preparada y una mano en la espada, atento para una jugarreta a el fisgón que intentaba perseguirme, ¿que quería de mi?.

— Ahora esperemos a que venga, quiero saber que se trae entre manos.— me decía a mi mismo, pensante y alerta dispuesto a todo, hacia tiempo que no practicaba pero sentía el equipo como si fuera de toda la vida, la espada tenia el mismo peso, los guantes eran incluso mas livianos, sin duda esto era calidad de la que no tenia cuando era joven.

El cielo azul se mostraba glorioso, una temperatura agradable, un sol que no asaba la piel de quien estuviera debajo, simplemente dando un calor templado para evitar el frió costero, el olor de la sal de mal en el ambiente era atractivo, me apetecía mucho comer pero me quedaba en la bolsa poco mas de docientos berris, algo podría comprar con eso, de otro modo haría algún trabajo especial para algún cliente o similares, pero mientras esperaba que la situación se diera y que el hombre pez apareciera.

Me quede en el tejado esperando por el gyojin, con la posición firme posición, había unas tejas rotas, de la cual tome con cuidado, al parecer habían estado construyendo, puesto no había muchas tejas sanas, había algunas bolsas de material, a mi alcance, metí la mano en una preparándome para lo que se venia, podía sentirlo, eso me seria muy útil, agarre un poco de eso y mire hacia abajo, manteniendo mi cobertura y mi gran escondite.

Un gran placer estaba recorriendo mis venas, haciendo de ese momento algo divertido, quien podría pensar que un enfrentamiento con un marino por primera vez podría volverse divertido, aun mas con un marino de otra raza, un gyojin, interesante podría ser el resultado si el combate llegaba a darse, si el gyojin era lo suficientemente astuto como para darse cuenta la única salida que podía tener en aquellos momentos.
— Interesante, como si eso fuera a provocarme alguna clase de miedo, solo haces que me den mas ganas de luchar contra ti.— pensaba mientras aguardaba.

La paciencia era una virtud y no podía dar pasos en falso, poco sabia de los gyojin, poco sabia de su fuerza y su capacidad, quizás seria mejor retirarse de forma pacifica antes que luchar, aunque eso no estaba todo en mis manos, también de la persistencia de el soldado de la marina que estaba detrás de mi, sin un motivo aparente, mas que parecer un poco sospechoso, a lo mejor simplemente se cansaba y me dejaba de fastidiar, dándome un rato para comer.

Estaba esperando la subida de el gyojin, alerta y con mucho cuidado, había agarrado algo de unas bolsas de mi costado detras de unas tejas, era arena muy fina y polvo, eso me iba a servir como una especie de cegador parcial después de todo era mantener los ojos abiertos y perder la visión un rato o cerrarlos unos segundos los suficientes como para lanzar un ataque directo, pude notar perfectamente como el gyojin se impulsaba en la pared para caer en el intervalo y saltaba en dirección a el tejado justo a mi alcance, fue entonces mientras estaba en el aire indefenso que ataque.

— Caíste en mi trampa.— pensaba mientras le arrojaba el puñado de arena y polvo directo hacia el, en el aire mientras que desenvainaba la espada con una mano y realizaba un corte directo a su cuerpo, en el aire, muy difícil de evitar, debido a el obstáculo visual del polvo y al estar suspendido en el aire, era una gran oportunidad, no le dejaría subir al techo, estando yo encima y el teniendo que subir estaba en ventaja en caso de darle con el ataque no le quedaba mas que una caída directa a el suelo.

Mientras realizaba el ataque solo esperaba que este llegase a el objetivo con éxito y me diera el tiempo suficiente como para retirarme después de todo era lo que intentaba, que me perdiera la pista y poder continuar con mi camino de errante, en el gran pueblo de Logetown, que rebosaba de belleza ahora de una especie de duelo entre un pirata y un marino, un humano contra un gyojin.