[Pasado] ~ Inicios y Raza ~

Mientras tanto en algún punto de la Isla Gyojin un despertador suena una y otra vez durante varios minutos sin recibir respuesta alguna, de pronto de entre las sabanas se asoma una enorme mano azul la cual coge el despertador y lo lleva debajo de estas, no pasaron ni dos segundos cuando las ropas de cama salieron volando y un exaltado Gyojin esta de pie sobre la cama.

-¡MALDICIÓN, ME QUEDE DORMIDO!-

Grita Bartholomew, mientras sale corriendo hacia el baño, en el trayecto toma un pantalón que esta tirado sobre una silla, el cual se lo va poniendo mientras avanza con dificultad, luego se dirige hacia la cocina, directo al refrigerador, de donde saca un gran pedazo de carne y se lo hecha a la boca, para que inmediatamente después salir corriendo de la casa dando un estrepitoso portazo.

-¡Maldición, maldición, maldición! otra vez llegare tarde, de seguro Seirey ya debe haber llegado-

refunfuñaba el joven Bartholomew mientras corría lo mas rápido que podía por las calles de la Isla Tritón, una cara soñolienta, su cabello despeinado, una de sus trenzas a medio hacer y un pedazo de carne a medio comer la que sostenía en su mano derecha, delataban que recién se había despertado. De forma algo torpe por su estado el joven Gyojin esquivaba a las personas que se le cruzaban, y al cabo de unos minutos llega a su destino. Y tal como pensaba el Gyojin su compañero ya había llegado al lugar, y se encontraba parado ahí con cierto dejo de melancolía en su ser.

-Eehhhh disculpa, tuve un grave problema cuando venia hacia acá, un emmmmm viejita, si eso una viejita emmmmm quedo atrapada en una de estas cosas…. Tu sabes que son peligrosas, y bueno la tuve que ayudar y por eso me atrase-

Con esa pésima mentira Bartholomew intentaba engañar a Seirey de que el retraso no era su culpa, al mismo tiempo que se peinaba un poco y escondía su trenza medio deshecha en su espalda, donde su compañero no la pudiera ver, para luego disimuladamente revisar con su mano izquierda si había subido el cierre del pantalón.

Seirey no tardo nada en descubrir la mentira del joven Gyojin, sin embargo, Bartholomew no mostró nerviosismo alguno ante la estudiosa mirada de su compañero, sus negros ojos no mostraban expresión alguna y una burlesca sonrisa adornaba su cara, Pero Seirey era muy astuto y de todas formas lo descubrió [claro, ¿como se me olvido?, no hay chicas en este distrito] pensaba el gyojin mientras escuchaba como su compañero dejaba a la luz su pésima mentira para luego recibir como reprimenda un pequeño zape en la cabeza.

Luego de esta situación el compañero de Bartholomew se alejo hasta llegar a su posición inicial, el semblante de Seirey se había vuelto serio y miraba de forma analítica a Bartholomew mientras adoptaba una posición defensiva y profería unas cuantas palabras al joven Gyojin.

-Si Sei-Kun, estoy listo-

Respondió Bartholomew mientras adelantaba su pierna izquierda, flectada sutilmente las rodillas y sus brazos adoptaban claramente una posición defensiva, sin dejar de mirar cada uno de los movimientos de su compañero de entrenamiento, para luego decirle de forma desafiante.

-demuéstrame que es el Gyojin Karate, Sei-Kun-

El joven y entusiasta Gyojin mira y escucha atentamente todo lo que su compañero dice y hace, asiente a cada palabra con un movimiento de cabeza. Pero de pronto su provisorio maestro lanza un puñetazo de tal forma que una brisa golpea el cuerpo de Bartholomew, esto deja sorprendido al joven Gyojin por unos segundos, pero la voz de Seirey pidiéndole que repita el mismo movimiento por lo menos unas 10 veces, le hace salir de dicho asombro, en sus negros ojos se puede ver un brillo especial, casi depredador, sumado a su especial sonrisa hacen que en su rostro se vea un alo casi psicopático.

-Ya veo, así que esto es el Gyojin Karate, es asombroso, y pensar que solo estas en un nivel básico, ya me imagino como seria a niveles mas altos - Le dice mientras se pone en posición.

- Ahora es mi turno - Dice Bartholomew, e inmediatamente después empieza con lo solicitado con su compañero.

-¡Uno! - Grito el Gyojin al mismo tiempo que soltó un fuerte puñetazo, primero con el brazo derecho y luego con el brazo izquierdo – ¡Dos! – Grito nuevamente y soltó otros dos puñetazo un poco mas fuertes que los anteriores – ¡Tres! – Grito esta vez, cada par de golpes que lanzaba era mas potente que los anteriores, y los músculos de los brazos empezaban a aclimatarse a la exigencia de su entrenamiento, luego de lanzar el noveno par de golpes, Bartholomew hace una pausa de unos 3 segundos, luego aprieta fuertemente sus puños y tensa los músculos de sus brazos para después gritar - ¡DIEZ! - Bartholomew lanza dos potentes puñetazos tan fuertes como los de su compañero, la sumatoria de ambos golpes hacen que se produzca una brisa levemente superior a la producida por la del puñetazo de Seirey, la cual atraviesa la distancia que separaba a los gyojin haciendo que el pelo de Seirey flamee cual bandera al viento – ¿Que te pareció eso Sey-Kun? clackjajajaja– Pregunta el Gyojin, su faz aun era algo atemorizante, y vislumbraba el lado algo sádico que Bartholomew llevaba dentro el cual se había generado tras años de sobrevivencia, abandono y soledad.

El gyojin Hambriento de de conocimiento ponía una especial atención a todo lo que su compañero le decía y a la vez estudiaba de forma muy detallada cada movimiento.

-Gracias Sei-kun, la verdad es que si, ya capte los preceptos básicos del Gioyin karate, el poder canalizar bien la fuerza se me dio fácilmente - Respondía Bartholomew a su provisional maestro el cual prosiguió con su explicación practica de la siguiente técnica, Bartholomew veia con suma cautela a Seirey, estudiaba cada movimiento para asi poder replicarlo de la mejor forma.

-wooow – dijo asombrado el gyojin al ver como su compañero rompía una roca en dos, para luego asentir con la cabeza al reto impuesto por Seirey de que realizara la misma proeza.

Bartholomew avanzo hacia lo que seria su “saco de box” y al estar ya al frente, empezó a prepararse, hizo una serie de pseudo golpes sin llegar a golpear la roca los cuales tenían la función de aclimatar sus músculos, luego al sentir que ya estaba preparado lanzo un grito - Gyojin Karate: Autentico puñetazo de las cien tejas – al mismo tiempo que lanzaba un furibundo golpe a la roca, la fuerza utilizada era muy similar a la de su compañero Seirey , sin embargo la roca no pareció inmutarse – ¿Que diablos? – Replico un tenso Bartholomew al ver que su puñetazo aparentemente no había sido lo suficientemente fuerte como para romper la roca - que va, lo intentare de nuevo – dijo, ofuscadamente Bartholomew, mientras se ponía en posición y se disponia a asestar otro fuerte golpe… pero justo antes de golpearla un fuerte crujido se escucha emanar de la roca, para luego caer partida por la mitad, sorprendido Bartholomew se hecha a reir – Clackjaja nunca dude de mi fuerza, sabia que esa roca no era rival para mi – alardeaba el gyojin mientras sobaba disimuladamente su mano.

-¿Y ahora que sigue, Sei-kun?- le pregunta Bartholomew con una cara manifiesta de curiosidad, a su compañero de entrenamiento.

Con un dejo de frustración tomaba las palabras de su compañero, pero sin embargo no las recriminaba [Después de todo Sei-kun tiene razón, y como dicen por ahí no puedes aprender a correr antes de aprender a caminar] pensaba el Joven Bartholomew.

-Pues por mi esta bien, entiendo que no me puedas seguir el ritmo Sei-kun y que aya superado tus expectativas, a veces hasta yo mismo me sorprendo de lo fuerte que puedo llegar a ser Clackjajaja – alardeaba el gyojin, tras las alagadoras palabras de Seirey, mientras soltaba sus músculos para evitar desgarros, pronto Seirey comenzó a hablar nuevamente, en ese tono solemne que le caracterizaba, ahora sus ordenes era que Bartholomew le diera un puñetazo.

- Clackjajajaj pues entonces prepárate Sei-kun – decía entusiasmado el Gyojin su sonrisa era amplia como siempre, aunque sus ojos demostraban concertación y seriedad, camino hasta quedar de frente a su compañero, luego apretó fuertemente sus puños mientras se ponía en posición de ataque, tras concentrar la fuerza suficiente, el gyojin lentamente hecho el brazo derecho empuñado hacia atrás hasta que el puño quedo rozando sus costillas al mismo tiempo que su brazo izquierdo avanzaba con la palma abierta, para luego gritar – ¡Aquí voy!- al mismo tiempo que su brazo derecho salía disparado a gran velocidad hasta golpear con fuerza la palma de de Seirey.

El golpe lanzado por Bartholomew era fuerte, sin embargo Seirey pudo detenerlo no sin antes retroceder un pocos centímetros, la diferencias de niveles era poca por esos días, sin embargo con eso le había bastado a Seirey para detenerlo, sin duda el pez roca era muy fuerte, un golpe de Bartholomew pocos lo aguantarían, incluso para algunos Gyojin la fuerza de Bartholomew era desmesurada, sin embargo el lo aguanto estoico sin demostrar debilidad alguna.

Luego de detener el golpe, el Gyojin pez roca empezó a alabar la fuerza de Bartholomew y hablar de sus planes a futuro, con un dejo de melancolía. Sin duda ambos tenían una personalidad muy diferente, mientras Seirey era ordenado, paciente, algo callado y por sobretodo muy gentil, Bartholomew era desordenado, irresponsable, altanero, violento, y un sinfín de defectos mas, aunque no lo hacia con mala intención ni algo por el estilo, su triste pasado lo había obligado a ponerse una coraza, y solo unos pocos conocían el lado protector del Gyojin, entres esos elegidos estaba Seirey, en el tiempo que habían compartido, se habían vuelto buenos amigos, casi inseparables, Seirey tenia la cordura y Bartholomew la cuota de locura, lo que hacia que ambos se complementaran muy bien.

-Así que piensas crear tu propio estilo, eso me parece excelente. Aunque que las demás razas reconozcan nuestra fuerza mmmm eso esta demás pienso yo, los estúpidos humanos no merecen que gastes tus esfuerzos para convencerlos de lo que realmente valimos, nosotros los Gyojin somos superiores a ellos, es como si un tiburón intentara convencer a un pequeño pez payaso de que los tiburones son mas fuertes, no tiene sentido clackjajajaja – dijo a su compañero, mientras caminaba hacia una de las rocas partidas por el entrenamiento, y la acomodaba de la mejor forma para poder sentarse sobre ella para luego continuar hablando – por mi parte mi único sueño es tener fama, ser respetado y temido, en definitiva ser el ser mas fuerte en este mundo - musitaba el joven mientras miraba hacia arriba contemplando todo el ancho mar sobre sus hombros.

- ¿Y tu Seirey, que piensas hacer ahora? - le pregunta Bartholomew a su compañero, bajando su mirada hasta donde este se encontraba.

De modo que te marchas… pues haga lo que haga no podría retenerte, los humanos te volvieron blando y sentimental Clackjajaja, y además desarrollaste un extraño lazo con la superficie, eso podría costarte caro Seirey, si te alejas demasiado de tus raíces podrías perder tu esencia y transformarte en uno de ellos – le dijo el Gyojin a su amigo con esa típica voz grave y rasposa que lo caracterizaba.

- No te preocupes, con mi fuerza no habrá problema del que no pueda salir Clacjajajaja, además, a un futuro pirata como yo, le encanta meterse en problemas - dice mientras sonríe de forma exuberante, para luego volver a mirar el ancho mar que se encontraba sobre sus hombros.

-Bien pues hasta pronto Sei-kun, y prepárate porque la próxima vez no te quedara hueso sano si se te ocurre detener mi puñetazo con solo una mano clackjajajaj – le dice entusiasta el Gyojin, sabiendo que mas que un adiós era un hasta pronto, al ver que su amigo se alejaba una extraña sensación se apodero del Bartholomew quizás era nostalgia, o talvez preocupación por lo que pudiera pasar con su amigo, aunque de todas formas Bartholomew era demasiado arisco como para mantener ese tipo de sentimiento por mucho tiempo en su interior, así que no tardo en ponerse de pie también.

-Bien creo que es hora de ir a comer, estoy hambriento- dijo el gyojin mientras sobaba su barriga al mismo tiempo que empezaba a caminar.

Es así, como ambos amigos separaron sus caminos, uno, se transformaría en un marine, el otro, en un pirata, el destino era demasiado caprichoso como para mantenerlos separados, y no tardaría mucho tiempo en juntarlos nuevamente, y quien sabe en que extraña situación.